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Libros sí, Alpargatas también

24 de marzo del 2004

Entrevista a Ramón Chao
"El neoliberalismo está pudriendo la prensa"

Isidro López y Carlos Prieto
Ladinamo

Ramón Chao nació en Villalba (Lugo) el 21 de julio de 1935. En 1955 emigró a Francia donde ha trabajado en radio (es responsable de las emisiones en lenguas ibéricas de Radio Francia Internacional), prensa (es crítico literario de Le Monde y colaborador de Le Monde diplomatique) y televisión.

Además de sus trabajos periodísticos, especialmente en la revista Triunfo, ha escrito numerosos libros, entre los que se cuentan: Guía secreta de París (1975), Un tren de hielo y fuego. Mano Negra en Colombia (1994) o el recién publicado Diccionario (subjetivo) de la globalización, junto a Ignacio Ramonet.

¿Cuáles fueron las causas de que se exiliara en Francia en 1956?

Nunca me exilié, ni me exiliaron. Vine en 1955, con veinte años y una beca del gobierno español (franquista) para realizar estudios superiores de piano y composición. No quiero presumir de haber sido expulsado, ni nada de eso. Fui un niño privilegiado del sistema.

A diferencia de otros usted decidió quedarse en Francia tras la muerte de Franco, ¿por qué?

Sencillamente, porque me encontraba muy bien aquí, casado, con dos hijos, y un trabajo apasionante en Radio París. Además, claro, la situación en España no me alentaba para nada. Me inventé la excusa de que desde aquí podría hacer más por la lucha antifranquista que dentro de España donde, por otra parte, nadie me llamaba.

¿Cómo explicaría a alguien que no vivió aquella época el significado político y social de la revista Triunfo? Siempre digo que Triunfo es irrepetible; producto de una situación muy precisa y de circunstancias excepcionales: una revista hollywoodiana al terminar la guerra civil que evoluciona hacia una posición crítica radical del sistema, y no solo del franquismo sino del capitalismo imperante. Fue una casualidad, pero comprensible:
primero José Monleón empezó a darle un contenido socio-político a los artículos sobre cine; luego entró gente cercana al PC como Eduardo Rico y así, poco a poco, se formó un equipo sólido y que sabía comunicarse con los lectores de forma oblicua para no despertar las iras de la censura. Pero el público sabía leer a Carandell, Vázquez Montalban, Haro Tecglen y otros muchos. Claro que éramos una referencia muy importante, pero a nadie se le pedía cuentas acerca de sus ideas políticas. A mi no me las pidió Ezcurra, el director, cuyo papel fue fundamental, ni yo se las pedí a Ignacio Ramonet cuando le solicité colaboraciones en París. Aunque peque de vanidoso, diré que primaba la calidad.

Cree usted que hoy es posible que en España un periodismo de izquierdas tenga una influencia tan grande como la que tuvo Triunfo en su día? En este sentido, ¿ que diferencias ve usted entre España y Francia?

En esto soy pesimista. Creo que el neoliberalismo está pudriendo el pensamiento: la prensa, sobre todo, y también la edición, el cine... Todo tiene que ser rentable, de una calidad media que la pueda comprender y comprar todo el mundo. Y unos órganos de difusión que aseguren la permanencia de este sistema político financiero. La diferencia entre Francia y España en este aspecto es cada vez menor, pues este sistema político tiende a extenderse por todo el mundo.

Hace unos meses leíamos un artículo suyo en el que se hacía eco de las graves acusaciones vertidas en un libro de investigación -La cara oculta de Le Monde- contra destacados dirigentes del periódico donde usted escribe.

Decía usted entonces: "Yo escribo regularmente en ese periódico y he de remitirme a los hechos, sin quitar ni poner ni ayudar a mi señor". El artículo nos llamó la atención porque es muy raro que en España los periodistas de la prensa nacional, incluidos los que se califican de izquierdas, tomen otra postura que no sea la de cerrar filas en torno a los grupos de comunicación que les dan de comer. ¿Qué le parece esa actitud?
Por supuesto, me parece triste y a la vez comprensible. Las empresas los tienen presos y amordazados. Si no, ¿qué van a hacer? ¿Dónde van a trabajar? Yo tuve la suerte de tener un trabajo estable en Radio Francia Internacional, donde gozamos de una gran libertad. Entonces me era moralmente muy cómodo dimitir cuando no estaba a gusto en una publicación (lo hice tres veces en la prensa española) pero si hubiera estado en España me hubiera sido imposible.

¿Cree usted que se ha creado un mito de la transición que estaría sirviendo de obstáculo para afrontar directamente algunos de los problemas políticos y sociales más importantes del Estado Español?¿Qué papel habrían jugado Triunfo y el exilio francés en la creación de ese mito?

No hay que olvidar que la transición la condujo la derecha, el neo-franquismo, y se ha llegado a donde ellos querían, a un franquismo sin Franco. La emigración, así en general, no creo que tuviera nada que ver, pero sí algunas organizaciones políticas que estaban en la oposición, como el Partido Comunista. Nos engañaron. Yo escribí entonces un libro en colaboración con Enrique Tierno Galván (Después de Franco, España) con el propósito de ayudar a una transición realmente democrática, socialista y republicana. Fuimos muy ingenuos. Era imposible. "Esos muchachos", como decía despectivamente Tierno de la camarilla que tomó las riendas del PSOE, ayudados por la social-democracia europea, sobre todo alemana, lo aparcaron a él en la Alcaldía de Madrid y pudieron llevar a cabo la vuelta atrás. En cuanto a Triunfo, ya estaba fuera de juego debido a las sanciones gubernamentales y a la aparición de revistas y periódicos que parecían responder a los nuevos tiempos.

¿Cómo vivió la campaña de linchamiento contra Fermin Muguruza durante la gira compartida con su hijo -Manu Chao- en los últimos meses de 2003?

Una muestra más de la involución a que estamos asistiendo. Me atrevo a decir que en los últimos años del franquismo no hubiera ocurrido. Lo que me lleva a añadir que ¡con Franco estaríamos mejor! Respecto a sus novelas, se aprecia un evidente interés por los personajes históricos "heterodoxos". ¿Qué es lo que le atrae de ellos? Sí. Heterodoxos fueron Prisciliano, la Bella Otero, Onetti y otros personajes de mis novelas. Debe de ser porque yo también lo soy.

Nunca seguí una línea oficial ni doctrinaria.

Precisamente uno de los personajes históricos que más parece interesarle es Prisciliano de Compostela. ¿Podría explicarnos en qué se basa para afirmar que los huesos venerados por dos millones de peregrinos al año en la Catedral de Santiago podrían pertenecer al hereje Prisciliano y no al apóstol Santiago?

Se podría comprobar sometiendo los restos a la prueba del Carbono 14. Si son del siglo I, pueden ser de Santiago. Si son del siglo IV, hay muchas posibilidades de que sean de Prisciliano. O de un perro, como decía Lutero. Pero la Iglesia se niega a realizar este análisis.

Tenemos entendido que se hace un tatuaje por cada libro que publica. ¿Cuándo tomó esta decisión?

Empecé a hacérmelos hace unos diez años, cuando escribí El expreso de hielo a raíz del viaje de Mano Negra por Colombia. De modo que no tengo tantos, sólo cinco. Son diseños originales de Saura por el libro Después de Franco España, de Wozniak por El Lago de Como, de un grabado del siglo XIX por La pasión de Carolina Otero, que es el último. Me voy a tatuar un Barceló, original también, en cuanto salga un libro que he escrito sobre él.

Ramón Chao, Ignacio Ramonet, Abecedario (subjetivo) de la globalización (Seix Barral, 2004)

Posiblemente este libro, organizado en forma de diccionario e ilustrado por Jacek Wozniak, no pasará a los anales de las monografías sobre la mundialización económica. Tal y como anuncia su título, se trata de un repertorio básico de conceptos e informaciones imprescindibles para comprender la realidad política contemporánea. Pero tampoco es exactamente un texto para novatos. Chao y Ramonet manejan los datos empíricos con moderación pero con mucho rigor e incluso a quienes sepan qué es la OMC o el Consenso de Washington les resultará de interés el tratamiento que hacen los autores de estos temas. En realidad, este Abecedario es una especie de mirada atrás, de recapitulación sobre las distintas preocupaciones que han terminado por alumbrar un heterogéneo movimiento de resistencia global. Especialmente valiosas resultan las sugerencias bibliográficas que aparecen al final de cada entrada. Así mismo, hay que destacar la sensatez e incluso la valentía con la que se abordan ciertas voces como "Terrorismo" o "Black Block".