¿Quién es el terrorista?
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Por décadas EEUU prohibió toda
imagen sobre los daños en Hiroshima y Nagasaki
Se cumplen 75 años del
primer y único uso de armas de destrucción masiva
David Brooks
La Jornada
Tripulantes que lanzaron la bomba atómica sobre Hiroshima
El primer país -y único hasta la fecha- en usar
armas de destrucción masiva fue Estados Unidos; arrojó una bomba atómica sobre
Hiroshima un 6 de agosto y tres días después en Nagasaki hace exactamente 60
años, y el aniversario será marcado con una serie de acciones en los cuatro
sitios de fabricación de armas nucleares en este país y decenas de actos, en
algunos de los cuales participarán sobrevivientes de estos horrores.
Mientras más de mil 800 soldados estadunidenses y decenas de miles de civiles
han perdido la vida en la guerra en Irak, justificada oficialmente ante el mundo
por la supuesta amenaza de armas de destrucción masiva en manos de
"terroristas", víctimas de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos
y sobrevivientes de la bomba atómica en Japón se han aliado para repudiar la
política de guerra en todas sus versiones.
Entre Nagasaki e Hiroshima avanza la llamada Caminata de Piedra (Stonewalk)
donde familiares de víctimas del 11 de septiembre junto con sobrevivientes
japoneses de la bomba atómica (Hibakusha) están jalando, paso a paso, un
monumento de granito en honor "a los civiles desconocidos que han muerto en las
guerras".
Andrea LeBlanc, cuyo esposo murió en uno de los aviones secuestrados el 11 de
septiembre, dará lectura a una disculpa ante la Conferencia Mundial Contra las
Bombas Atómicas y de Hidrógeno que se realizará en Hiroshima: "Nosotros
estadunidenses pedimos hoy una disculpa por las atrocidades del 6 y 9 de agosto
de 1945, contra los civiles de Hiroshima y Nagasaki... Ofrecemos nuestro pesar
por todas las víctimas de guerra y violencia infligidas por naciones sobre
naciones, individuos sobre individuos, y sociedades sobre sociedades".
LeBlanc está acompañada de varios integrantes de la organización Familias del 11
de septiembre por Mañanas de Paz. Otros participarán en decenas de actos
alrededor de Estados Unidos, con algunos Hibakusha, programados para este
fin de semana. Habrá marchas, vigilias y conciertos frente a las cuatro
instalaciones principales de desarrollo y fabricación de armas nucleares en
Estados Unidos: en el laboratorio de Armas Nucleares de Livermore en California,
en Los Alamos, Nuevo México, en el Sitio de Pruebas en Nevada y en Oak Ridge,
Tennessee.
Los actos incluyen desde acciones de desobediencia civil frente a instalaciones
y oficinas militares y del gobierno federal, a invitaciones para hacer sombras
sobre espacios públicos, con luces o con gis, recordando así las imágenes de
humanos incinerados instantáneamente por las bombas atómicas. También habrá
lecturas de cartas de sobrevivientes, procesiones con monjes budistas, obras de
teatro, testimonios de guerra de veteranos por la paz, campanazos, canto y
baile.
Jonathan Schell, autor de libros y artículos sobre la política nuclear, recuerda
que la justificación fundamental para la guerra contra Irak fue de la potencial
amenaza de armas nucleares en manos de Saddam Hussein, con todo y las llamadas
"pruebas" presentadas ante el mundo, incluyendo la refutada acusación de que
Irak obtuvo material nuclear en Níger (de lo cual estalló el ahora escándalo
sobre la divulgación de la identidad de la oficial clandestina de la CIA Valeria
Plame).
Pero lo más dramático, escribió Schell en la revista The Nation, es que
la guerra contra Irak abre otra etapa en la historia de seis décadas de política
nuclear: la inauguración de una nueva lucha contra la proliferación de armas de
destrucción masiva. En lugar de emplear la negociación y los tratados de
desarme, como se había hecho hasta ahora, el gobierno de George W. Bush
determinó que se haría por medio de la fuerza militar.
Los "ataques militares preventivos", declaró Bush, tienen la intención de evitar
que estados hostiles logren obtener y emplear armas de destrucción masiva.
"América actuará contra tales amenazas emergentes antes de que sean plenamente
conformadas", dijo. Con ello, señala Schell, ahora existe la ilusión de que se
podrá detener la proliferación de armas de destrucción masiva a través de las
armas.
Por lo tanto, en este 60 aniversario del primer y único uso de una arma de
destrucción masiva, el mundo se encuentra nuevamente ante la locura de que la
respuesta lógica a la amenaza de la destrucción masiva es la destrucción masiva.
Las consecuencias gráficas del primer uso de estas armas se han ocultado en gran
medida al público estadunidense. Greg Mitchell, de Editor & Publisher y
ex editor de Nuclear Times, escribió recientemente: "en las primeras
semanas después de los ataques atómicos contra Japón hace casi 60 años, y
durante décadas después, Estados Unidos... suprimió toda película tomada en
Hiroshima y Nagasaki tras el bombardeo... Además, por muchos años, todo menos
unas cuantas fotos periodísticas fueron confiscadas o prohibidas. El público no
vio ningunas imágenes en noticieros durante 25 años, y las películas del
ejército de Estados Unidos permanecieron escondidas durante casi cuatro
décadas".
Mitchell entrevistó al militar estadunidense encargado de guardar todo este
material, el teniente coronel Daniel McGovern, quien le comentó que él había
sido informado por gente en el Pentágono que "no deseaban que circulara ese
material ya que demostraba los efectos sobre hombres, mujeres y niños... No
querían que el público en general conociera lo que habían hecho sus armas, en
momentos en que estaban programando más pruebas de bombas".
Pero desde entonces, la mayoría de víctimas en las guerras no son combatientes,
sino civiles; de hecho, según algunos cálculos 90 por ciento de los 35 millones
de muertos en 170 guerras desde la Segunda Guerra Mundial han sido civiles. Más
de 200 mil civiles perecieron en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki hace 60
años.
"Ahora la guerra es contra personas que no son combatientes. Sólo por esa razón
la guerra no puede ser aceptada en cualquier evaluación de cómo resolver
problemas en relaciones internacionales", afirma el historiador Howard Zinn,
quien fue bombardero durante la Segunda Guerra Mundial.
Los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki no se cansan de advertir a la
humanidad que las bombas y la guerra no matan a enemigos, sino a civiles, a
trabajadores, artistas, abuelos con grandes cuentos que contar, y niños que los
desean escuchar, a estudiantes, a novios, a los que desean ofrecer un regalo, a
los que estaban por cantar. O sea, a todos nosotros. Ahora se cumplen 60 años
desde que la humanidad cuenta con la capacidad divina de destruir su mundo.
¿Cuántos años se tardará en tener la capacidad para crear la paz?
"El armamento nunca es protección contra la guerra sino que inevitablemente
lleva a la guerra", afirmó Albert Einstein, al denunciar el inicio de la carrera
armamentista al nacer la era nuclear. En otro momento advirtió: "esperemos que
la abolición de la anarquía internacional existente no tendrá que ser comprada
por una catástrofe mundial auto-infligida, cuyas dimensiones nadie puede
imaginarse. El tiempo es muy corto. Tenemos que actuar ahora si hemos de
actuar".