"Foro
Social Mundial 2005 en Porto Alegre (Brasil)" del 26 al 31 de enero
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Ivette, la niña del Forum Social Mundial
Abel Sardiña
Decenas de miles de personas quedaron impactadas cuando una niña de seis años
leyó en español el texto de apertura oficial del V Fórum Social Mundial (FSM) en
Porto Alegre, pero la mayoría ignoraba quién era.
Su hermana mayor, Irma González, contó hoy detalles de la vida y sufrimientos de
esta niña, hija de René González, uno de los cinco cubanos prisioneros en
Estados Unidos por combatir el terrorismo organizado desde ese país contra Cuba.
La pequeña tenía cuatro meses cuando René -padre también de Irma- fue detenido
junto a sus compañeros en septiembre de 1998, y sólo logró verlo por primera
vez, encadenado de pies y manos, cuando tenía un año de edad.
Luego lo vio en dos oportunidades, la última cuando tenía dos años, pero no
tiene recuerdos de esos encuentros. Sólo conoce a su padre por fotos, por lo que
le han contado de él y por las conversaciones telefónicas que ha logrado
sostener.
'Obviamente eso la ha afectado. Nuestra familia no es una familia normal', dijo
en alusión a la larga separación que les han impuesto por la condena, sin
pruebas, que dictaron contra René y sus cuatro compañeros en un juicio en que se
violaron todos sus derechos, múltiples disposiciones legales norteamericanas e
internacionales.
'Además de que en esta lucha en que estamos por la liberación de los cinco, ni
mi mamá, ni yo, ni los abuelos, podemos dedicarle todo el tiempo que ella
requiere. Lo intentamos, tratamos de que sea feliz, pero no es fácil porque
nosotros no lo somos', agregó.
'A lo mejor Ivette no sabe que le falta el padre, porque nunca lo ha tenido,
pero yo si se lo diferente que sería si él estuviera', dijo y remarcó que
sienten profundamente la necesidad de la figura paterna, así como que ni
siquiera tienen una foto de los cuatro juntos.
Dos días después de la detención de René, a su esposa, Olga Salanueva, la visitó
un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI), quien le dijo que René
estaba acusado de espionaje y la amenazó con quitarle a sus dos hijas menores de
edad si ella no cooperaba.
Esto hace que Ivette, ciudadana norteamericana, no pueda visitar a su padre sin
otra persona que su madre, poseedora de la custodia y a la cual las autoridades
estadounidenses le han negado la visa para que viaje, desde que la deportaron a
Cuba hace más de cuatro años.
Al negarse Olga a colaborar, los fiscales norteamericanos intentaron que lo
hiciera René, para que declarara contra sus cuatro compañeros, con la promesa de
reducirle la sentencia o dejarlo libre.
Ante su negativa detuvieron a su esposa por tres meses y la deportaron.
Similares presiones se ejercen contra las demás familias.
A Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández, también le niegan la visa, y a la
madre de Antonio Guerrero, Mirta Rodríguez, la han hecho acudir en el último año
cuatro veces a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y todavía
no le dieron el permiso.
A los demás familiares les permiten visitarlos sólo una, o a lo sumo dos veces
al año, y esto sometido a una enorme cantidad de restricciones y regulaciones
que crean incertidumbre sobre cuándo podrán verlos.
Irma destacó que hace 11 meses esperan una decisión sobre la apelación
presentada ante la Corte de Atlanta, buscando que a los cinco les celebren un
nuevo juicio, justo, fuera de Miami, o al menos que les supriman los cargos
fundamentales y les rebajen las condenas.
La joven, de 20 años de edad, insistió en que la difusión de la situación de los
cinco, la solidaridad con ellos y los reclamos de liberación son fundamentales
para romper el bloqueo informativo que en torno al caso buscan mantener las
autoridades norteamericanas.