Economía
|
La filantropía de Wal-Mart
Bill Berkowitz
IPS
Cuando muera Helen Walton, la viuda de quien creó el imperio del comercio
minorista estadounidense Wal-Mart, la fundación familiar podría recibir hasta
20.000 millones de dólares, convirtiéndose en la más grande y poderosa del
mundo. Sus proyectos filántropicos ya motivaron varios estudios.
Antes de morir en 1992, Sam Walton dejó toda su fortuna a su esposa Helen, hoy
de 86 años, y a sus cuatro hijos: Sam Robson (Rob), John, Jim y Alice.
Aunque los miembros de la familia tienen sus propias iniciativas de
beneficencia, la Walton Family Foundation (WFF) y la Wal-Mart Foundation (WMF)
son los buques insignia de las entidades filantrópicas familiares y de la
compañía, la mayor cadena de tiendas minoristas del mundo.
La WFF actualmente otorga más de 100 millones de dólares al año a quienes se
oponen a la educación pública común. La WMF donó más de 170 millones de dólares
en 2004, 90 por ciento de los cuales fueron destinados a través de sus tiendas a
pequeñas organizaciones comunitarias de inspiración religiosa.
El Comité de Acción Política para un Gobierno Receptivo de Wal-Mart destina la
vasta mayoría de sus contribuciones a candidatos del gobernante Partido
Republicano y a grupos de dicha colectividad.
De los 2,1 millones de dólares que el Comité donó en 2004, 1,6 millones fueron
para los republicanos, y menos de 500.000 dólares para el opositor Partido
Demócrata.
En su informe "Los Walton y Wal-Mart: filantropía con uno mismo", el no
gubernamental Comité Nacional para una Filantropía Sensible (NCRP son sus siglas
en inglés) analiza el cruce entre la beneficencia corporativa y las políticas
públicas examinando las donaciones de la familia Walton.
"La importancia de los Walton no radica en cuánto dinero están donando, sino en
cuánto dinero darán en pocos años y a dónde irá ese dinero", establece el
informe.
Los esfuerzos filantrópicos y las contribuciones a candidatos y comités de
acción política se han vuelto un vehículo eficaz para que los ricos se deshagan
de su capital excedente mientras promueven sus intereses políticos y sociales.
En 2004, "las corporaciones y sus fundaciones contribuyeron con 12.000 millones
de dólares de donaciones en efectivo y en especies a instituciones de
beneficencia", afirma el informe de NCRP.
John Walton, fallecido en un accidente de aviación a principios de este año, era
"el activista de la familia, trabajaba para financiar campañas políticas a favor
de subsidios escolares y de escuelas 'alternativas'" y dirigiendo buena parte de
las donaciones de la familia.
Se espera que la transfusión de efectivo a la WFF lleve a un aumento del apoyo a
los candidatos y a las causas conservadoras.
En las últimas dos décadas, Wal-Mart, con sede en Bentonville, en el sudoriental
estado de Arkansas, se transformó en un nombre famoso. La familia Walton
controla casi 40 por ciento del capital de la compañía (4.300 millones de
acciones), valuado en unos 90.000 millones de dólares.
En todo el mundo, las tiendas Wal-Mart venden todo tipo de productos de consumo
a precios bajos en más de 5.000 sucursales (3.400 en Estados Unidos). Sin
embargo, esos precios ocultan el elevado costo que tanto trabajadores como
consumidores pagan en cada comunidad donde se instala una tienda de la red.
En las fábricas proveedoras ubicadas en el exterior, los empleados trabajan más
y cobran menos, mientras sus pares en Estados Unidos, a los que Wal-Mart prohíbe
formar sindicatos, a menudo no pueden costear un buen servicio de salud para sus
familias debido a los bajos salarios que reciben.
Wal-Mart es blanco frecuente de litigios. Actualmente está acusada en el mayor
proceso judicial por discriminación sexual, en una demanda colectiva a nombre de
más de 1,5 millones de mujeres.
Cuando Wal-Mart se instala en una ciudad, muchos comercios pequeños cierran. El
balance de la compañía depende de la absorción de cientos de millones de dólares
de subsidios locales, que pagan los contribuyentes, extraídos de los ya
exhaustos presupuestos de cada distrito.
Un estudio de mayo de 2004 de la organización Good Jobs First (Buenos Empleos
Primero), con sede en Washington, y titulado "Comprando subsidios: Cómo Wal-Mart
usa el dinero de los contribuyentes para financiar su crecimiento sin fin",
reveló que la compañía había obtenido 1.000 millones de dólares de subvenciones
para el desarrollo económico otorgadas por gobiernos estaduales y locales en
todo el país.
Citando estadísticas del Foundation Centre, una entidad que controla las
actividades filantrópicas, el informe de NCRP señala que en 2003 la WMF "era la
quincuagésima primera fundación corporativa más grande, según sus activos, y la
segunda más grande según las donaciones totales". Las cifras incluyen dinero en
efectivo y en especies.
La revista Newsweek informó que la WMF se colocó primera en donaciones totales
en efectivo. Según Wal-Mart, la WMF entregó más de 170 millones de dólares en
2004, casi 60 millones más que en 2002. De acuerdo con las cifras de la empresa,
"más de 90 por ciento" de sus donaciones se canalizan a través de sus tiendas.
Aunque la WMF prohíbe financiar a "organizaciones de inspiración religiosa cuyos
proyectos beneficien principal o totalmente a sus miembros o adherentes", "las
iglesias y otros templos reciben un gran porcentaje de subsidios", afirma el
informe de la NCRP.
En 2003, la WFF ocupó el lugar 63 en cuanto a activos (más de 733 millones de
dólares) y el lugar 25 en donaciones (casi 107 millones de dólares).
La WFF concentra sus donaciones en tres esferas: la reforma educativa, la región
noroccidental de Arkansas, y la región del Delta de Arkansas y Mississippi.
Antes de su muerte, John Walton era "uno de los principales financistas
individuales de la nación" en dedicar asistencia a las llamadas escuelas
públicas por concesión o alternativas y a las iniciativas de subsidios
escolares, establece el informe de NCRP.
"¿Por qué la familia más rica del mundo está tan comprometida con la educación,
y específicamente con las escuelas alternativas, cuando ellos mismos asistieron
a escuelas públicas aparentemente con buen resultado?", pregunta el informe.
"Algunos críticos alegan que es el comienzo de la 'wal-martización' de la
educación, y una movida hacia el lucro educativo, del cual la familia podría
beneficiarse financieramente.
Las "escuelas públicas en concesión o alternativas" son financiadas por el
Estado, pero creadas a medida por una comunidad de padres, autoridades locales y
maestros, tanto en su funcionamiento como en sus contenidos curriculares.
John Walton poseía 240.000 acciones de Tesseract Group (antes conocido como
Education Alternatives Inc.), una compañía con fines de lucro que establece y
administra escuelas privadas, de concesión y públicas".
La WFF otorga más de un millón de dólares a varios de los grupos por las
opciones educativas y por la reforma escolar.
La Children's Educational Opportunity Foundation of America (Fundación
Estadounidense para las Oportunidades Educativas de la Infancia) recibió 10,3
millones de dólares en 2003 y 8,3 millones en 2002.
La WFF también financió a la Black Alliance for Education Options (Alianza Negra
para las Opciones en Educación) una organización afroamericana con sede en
Washington que trabaja "para publicitar y promocionar el movimiento por los
subsidios escolares".
Dichos subsidios son pagados por el Estado a familias de bajos ingresos que
desean matricular a sus hijos en escuelas privadas por razones de contenidos
educativos o religiosos. Pero constituyen, en los hechos, la financiación
pública de la educación privada.
La WFF "financia a grupos de expertos a favor de los subsidios escolares, como
el Goldwater Institute y el Manhattan Institute for Policy Research (Instituto
Manhattan para la Investigación Política)", informó la organización People for
the American Way.
La misma entidad destacó que, "en el frente legislativo, John Walton contribuyó
personalmente con dos millones de dólares para la fracasada iniciativa de
subsidios escolares Michigan, en 2000, así como con 250.000 dólares para la
Proposición 174 de California en 1993, otra propuesta que no tuvo éxito. Walton
también patrocinó una fallida campaña por subvenciones escolares en Minnesota".
Desde su fundación, Wal-Mart se expandió sin cesar por todo Estados Unidos y el
mundo. En los últimos años, su presencia en Washington creció considerablemente.
La firma contrató al primer miembro de un grupo de presión en 1998, en 2000
abrió una oficina en Washington y ahora emplea a seis firmas de cabildeo (además
de la suya propia) y se ha convertido en un importante contribuyente de los
comités de acción política.
"Sólo últimamente Wal-Mart y la familia Walton comenzaron a traducir su vasta
riqueza en poder político", concluyó el informe.
Si se agregan los 18.000 o 20.000 millones de dólares de Helen Walton cuando
ésta muera, el futuro de las fundaciones Wal Mart luce realmente brillante.
* Bill Berkowitz es experto analista del movimiento conservador. Su columna "Conservative
Watch", en WorkingForChange, documenta las estrategias, los actores, las
instituciones, las victorias y las derrotas de la derecha estadounidense.
(FIN/2005)