Economía
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Argentina
La desigualdad, la inflación, la salud y la educación son los nuevos temas de moda entre los académicos. Pero los políticos les prestan poca atención.
¿Con qué frase empezará un investigador económico su primer día de trabajo?
Respuesta: "¿Desearía agrandar la bebida y las papas fritas por un peso más?".
El chiste fue tomado de un blog de profesores de economía. La falta de fondos
para los estudios es un factor de preocupación recurrente entre los académicos,
y más en el ámbito local. Con todo, los economistas argentinos se las ingenian
para producir una cantidad de investigaciones nutrida y diversificada.
Los 120 trabajos presentados para discutir en la XL reunión anual de la
Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), que se realizará en La Plata
entre el 16 y el 18 de noviembre, abren una ventana interesante para ver
en qué están pensando los investigadores locales. "Se podría decir que se trata
de una muestra bastante representativa de lo que se está discutiendo, en el
sentido de que los trabajos presentados abarcan un rango temático e ideológico
amplio", dice Daniel Heymann, economista jefe de la Cepal.
Comparando el menú de papers del 2005 con respecto al de años anteriores,
se advierte un crecimiento del interés por temas como la desigualdad, la
inflación, la salud y la educación. Un campo que cedió mucho terreno es el
fi nanciero: al contrario que en la precrisis, sólo hay trabajos sobre temas
bancarios desde la óptica de...¡la historia económica!
También se muestra el ascenso de los sectores ganadores de la devaluación, como
el agro y el turismo, con estudios que los tienen como centro de análisis.
"El temario refleja bien los campos de trabajo de la profesión, que en general
responden a las necesidades de la sociedad", dice Omar Chisari, profesor de la
UADE y presidente de la AAEP.
En la pasarela
En los Estados Unidos y Europa hay un criterio objetivo, aunque imperfecto, para
evaluar la investigación económica: la cantidad de trabajos publicados en
revistas académicas ( journals ) prestigiosas, y las menciones que se
hacen a estos estudios en trabajos de otros economistas. "Casi toda la carrera
como académico se juega en este terreno", dice Sebastián Ludmer, un argentino
que trabajó junto al premio Nobel John Nash en la Universidad de Princeton y que
actualmente es profesor de la Universidad de Chicago.
Jorge Streb, de la UCEMA, opina que el criterio de medición en base a
publicaciones "no es infalible, pero es más objetivo que una evaluación hecha
por la propia universidad". La Universidad Di Tella, por caso, sustentó buena
parte de su campaña de comunicación el año pasado difundiendo que sus profesores
estaban publicando en revistas internacionales de peso.
Pero para muchos economistas argentinos, la validez de este criterio está en
duda. Primero porque aquí no hay un "mercado" de publicaciones académicas
tan aceitado como en los países ricos, y segundo porque, en el caso de que un
trabajo local llegue a ser publicado en una revista del exterior, no está claro
que el reconocimiento de un journal estadounidense garantice que la
investigación sea pertinente para la muy distinta realidad argentina.
Esclavos y difuntos
¿Hacen caso los políticos a las conclusiones de los trabajos académicos? Mucho
menos de lo que los economistas querrían, de acuerdo a las fuentes consultadas
para esta nota. A Streb le gustaría que en la Argentina hubiera algún organismo
parecido al Consejo de Asesores Económicos del Presidente de los EE.UU, gracias
al cual académicos de primera línea están en contacto directo con los
hacedores de política.
Heymann reconoce que "es difícil esperar que un formulador de políticas lea
papers , y además eso está lejos de su función". Pero sí existen otros
mecanismos de transmisión de las ideas académicas, más formales o
informales. Y aquí Heymann cita una frase célebre de Keynes: "Los hombres
prácticos son a menudo esclavos de algún economista difunto".