Economía
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Tendencias de la economía mundial
Theotonio dos Santos
Rebelión
Se refuerzan en este momento las incertidumbres sobre el comportamiento de la
economía mundial. Algunos economistas apuestan en una continuidad del
crecimiento, otros lo ven incluso reforzarse mientras otros apuestan en una
recesión.. Se aguardan con tensión los datos sobre el mes de marzo y los
llamados mercados financieros viven angustiosas expectativas. ¿Cómo puede ser
que una ciencia económica que se pretende próxima a las ciencias "exactas"
concebidas en el final del siglo XIX sea tan inútil para analizar las coyunturas
históricas concretas?
Este ha sido el tema de nuestros estudios sobre una teoría de la coyuntura. En
realidad el cuadro teórico heredado de las ciencias positivas del siglo XIX no
conduce a un análisis de los hechos históricos. Cuando la teoría científica se
mueve hacia lo concreto ella tiene por objetivo producir recomendaciones de
políticas, "aplicaciones" de las leyes, pretendidamente descubiertas por la
ciencia, a la realidad para obtener resultados concretos según los objetivos de
los actores concretos.
Es desnecesario decir que estos actores, sobretodo en el campo de las ciencias
sociales, son sobretodo el Estado, en algunos casos las empresas y eventualmente
los "individuos" entendidos como compradores y vendedores en el mercado. En este
modelo de ciencia - que es enseñado hasta nuestros días en las escuelas de
economía dominadas por el mainstrean – no hay ningún espacio para el estudio de
los fenómenos históricos concretos.
Aún por que este modelo de ciencia trabaja con la simplificación de los
fenómenos, con su reducción a un número restringido de variables, mientras el
análisis de la realidad concreta está dominado por la necesidad de conectar una
gran diversidad de fenómenos en su movimiento histórico.
Lo interesante es constatar que las llamadas ciencias exactas o naturales han
caminado cada vez más decididamente en la dirección de la complejidad aceptando
el hecho impuesto por nuestra aproximación en dirección al espacio sideral
iniciado por la navegación espacial.
Ya no podemos hablar de un universo ahistórico. El Universo que cada vez
conocemos más detalladamente está en permanente transformación. Y los distintos
estadios de la historia del universo siguen leyes distintas y presentan
ambientes distintos. Algo similar a lo que el pensamiento dialéctico encontró en
el universo histórico humano: no hay una humanidad general arriba de las
distintas formas históricas concretas.
No hay economía en general, lo que hay son formaciones económicas históricamente
determinadas que siguen leyes distintas. Por esto el intento de la llamada
ciencia económica de producir una teoría económica arriba de la historia y de la
diversidad cultural y geopolítica ha sido siempre un fracaso colosal.
Lo extraño es que estos sucesivos fracasos no perturben los tecnócratas que
viven a costa de esta ficción de ciencia exacta. Ni tampoco a los políticos que
muestran creer cada vez más firmemente en la afirmación de la sra. Thatcher de
que "no hay alternativa" a las políticas económicas neoliberales.
Es fundamental constatar también el peso que han ganado en los últimos años los
órganos de realización de estos principios mucho más religiosos que científicos.
(Pero no nos olvidemos que el formulador del positivismo, Auguste Comte, terminó
su vida creando una Religión Positiva).
La religión positiva de Comte era muy arcaica en su simbología. Ella se realiza
en nuestros días en las imposiciones del FMI (esta concentración de economistas
de tercera línea como lo mostró Joseph Steeglitz, del Banco Mundial hacia donde
se dirige el ideólogo más fundamentalista del equipo de Bush. Pero la expresión
más acabada de la Religión Positiva en nuestros días son los Bancos Centrales,
siempre acompañados del adjetivo "Ïndependiente". Ellos son los representantes
de la ciencia económica aun cuando sus errores se multipliquen no solo en sus
previsiones equivocadas sino también en sus intervenciones desastrosas.
Vea se el caso del FED en Estados Unidos. Después de subir la tasa de interés
del 3,5% al 6,5% al año en 2000 para detener una amenaza inflacionaria que nunca
se concretó fue obligado a bajar la tasa de interés al 1% entre 2003 y 2004,
después de constatar los efectos recesivos de su equivocada elevación de la tasa
de interés. Y de hecho la economía estadounidense se recuperó en 2003 cuando se
inició la baja de la tasa de interés.
Pero llegamos a 2005 con una nueva elevación de la tasa de interés que no logró
detener el crecimiento ni los efectivos factores inflacionarios que están en
acción, ahora sí en la economía mundial, como el aumento del petróleo. Pero la
verdadera origen de las tasas excepcionales de crecimiento está en el brutal
aumento del gasto público en función de los gastos militares impuestos por los
fundamentalistas que asaltaron el gobierno de este país. Pero estos gastos son
también uno de los principales factores del aumento de las presiones
inflacionarias. En este contexto ¿como se atreven a presentarse como sacerdotes
del libre mercado y del conocimiento económico universal?
Vemos así que las dificultades para alcanzar un conocimiento puro y científico
de la realidad económica tiene enemigos mucho más poderosos: entre ellos
resaltan los intereses económicos y políticos concretos que se disfrazan de
ciencia trascendental para servir a sus objetivos inconfesables.
Pero no nos dejemos iludir. La solución encontrada por el gobierno Bush para
recuperar la economía estadounidense tiene aún un largo camino a recorrer. Son
muchos los intereses en torno del déficit fiscal y del déficit comercial de los
EE.UU. . Para vender sus productos los grupos militares apoyarán las aventuras
fiscales más peligrosas y comprometen definitivamente el futuro del dólar y del
dominio estadounidense de la economía mundial. De la misma forma China y los
demás exportadores para los EE.UU. está dispuestos a mantener sus superávits en
dólar en títulos de la deuda pública d este país. El límite para estas aventuras
están demarcados sn embargo. Según nuestros cálculos el dólar y el endeudamiento
norteamericano entrarán en crisis definitiva en 8 a 10 años más. Hasta entonces
el euro y otras monedas regionales ya estarán suficientemente fuertes para
arrastrar el dólar a convertirse definitivamente en una moneda local. La
economía mundial tiene pues una dirección. Solo en la medida en que conocemos
esta dirección podemos evaluar correctamente la coyuntura actual.
*Profesor titular de la UFF. Director de la REGGEN.