Economía
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Esperanzas y desafíos para América Latina
Hedelberto López Blanch
Rebelión
América Latina comienza el año 2006 con grandes esperanzas pero también con
enormes desafíos por vencer.
Sus esperanzas están depositadas en la nueva ola de gobiernos progresistas que
han asumido al poder en los últimos tiempos y que comprenden que ha llegado la
hora de que las riquezas de sus países deben ser para beneficio de sus
pobladores y no para ser fueran saqueadas y explotadas por transnacionales o
países más poderosos.
La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) ofrece a la región una
alternativa de desarrollo integral que no había sido posible llevarla a cabo
durante decenio por el control que siempre ha ejercido en la zona Estados Unidos
a través de sus capitales y compañías monopolistas.
El ALBA, impulsado por Venezuela y Cuba, abarca en sus proyecciones, muchos ya
puestos en acción, programas de desarrollo económico y social para la gran
mayoría de la población pobre de América Latina que siempre ha sido ignorada y
denostada por la anuencia de los gobiernos de turno.
En ese sentido han surgido los convenios PETROCARIBE Y PETROSUR que posibilitan
a naciones que no cuentan con yacimientos de ese importante combustible,
obtenerlo a precios módicos con bajos impuestos, en momentos que el barril del
crudo ronda los 70 dólares, cifra imposible de pagar para las economías pobres.
Todo el Caribe ya se beneficia con ese acuerdo, mientras que Argentina, Brasil,
Uruguay, Colombia, Paraguay y Bolivia avanzan en la misma dirección.
Con el método cubano Yo Si Puedo, se han alfabetizado cientos de miles de
personas en toda Latinoamérica y en los próximos meses continuará ampliándose a
otros países que se han interesado por aplicarlo.
Miles de jóvenes de la región estudian medicina en universidades de Cuba (ya se
han graduado más de 5 000) y recientemente comenzarán curso similares en las de
Venezuela, para lograr que en un futuro cercano la atención especializada llegue
masivamente a las poblaciones necesitadas.
La Operación Milagro, llevada a cabo por oftalmólogos cubanos y la cooperación
financiera de Venezuela, ha devuelto la visión a decenas de miles de personas en
menos de un año.
Estas son algunas de las realidades que se han logrado alcanzar con la
aplicación del ALBA, pero algunos países de América Latina tiene todavía un
desafío a superar: el Area de Libre Comercio de las Américas mediante el cual
Estados Unidos trata de continuar el control económica y político de la región.
Por medio del ALCA, la mayoría de los productos norteamericanos entrarían a los
mercados latinoamericanos libres de impuestos, al igual que lo harían los de los
países firmantes hacia Estados Unidos. A la vuelta de pocos años, los productos
provenientes de la poderosa nación invadirían esos mercados con la consecuente
quiebra de las pequeñas y medianas empresas para los comerciantes y fabricantes
de la región.
La misma situación ocurriría en el agro donde los millones de campesinos
monocultivadores no podrían competir con la inundación de mercancía proveniente
de Estados Unidos que además ofrece millonarios subsidios a sus productores.
Muchas de las empresas en quiebra, así como las hectáreas de tierra abandonadas
podrían pasar a manos de las empresas transnacionales pues una de las premisas
del ALCA que las naciones firmantes ofrezcan todas las facilidades de inversión
y compra a las empresas privadas nacionales y extranjeras.
Las políticas neoliberales impuestas a la región a finales de la década de 1970
motivaron el crecimiento de una enorme desigualdad entre la población y el
meteoro crecimiento de la pobreza.
El último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de
Naciones Unidas (CEPAL) indica que la pobreza alcanza al 40,6 % de la población
mientras el 16 % sobrevive en la indigencia.
Asimismo, un documento del Programa Mundial de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), observa que las naciones latinoamericanas ocupan los puestos
de mayor disparidad en el planeta, incluso por encima de varios países africanos
que se encuentran entre los de menor ingreso.
Entre los ejemplos se cita a Perú que tiene a más de la mitad de la población en
pobreza (51,6%), ocupa el puesto 79 (de 177) en desarrollo humano según el PNUD,
y el 10% de la sociedad peruana con más riqueza acumula casi 40% de los ingresos
o consumo de Perú. A pesar de desventajas, el gobierno de Alejandro Toledo firmó
recientemente un acuerdo con Estados Unidos para acogerse al ALCA.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) se ha dado cuenta de una realidad que
Cuba y Venezuela han planteado con mucha fuerza en cónclaves y conferencias
internacionales. En un reciente informe de la ONU se expresa que el crecimiento
por sí solo no es la clave para generar una significativa reducción de la
pobreza y agrega que en vez de esa política, los países tienen que enfocarse en
reducir la desigualdad entre ricos y pobres, hombres y mujeres.
En resumen, el ALBA significa la esperanza para América Latina mientras el ALCA
representa el desafío.