Economía
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OMC en Hong Kong
Camino a un fracaso anunciado
Hedelberto López Blanch
Rebelión
Luego de cuatro años de largos e intensos debates, ya se da por descontado que
la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a efectuarse entre
el 13 y 18 de diciembre en Hong Kong, concluirá sin acuerdos sobre un pacto
global de libre comercio.
Los participantes en la sexta reunión Ministerial de la OMC se dirigen hacia esa
ciudad china con el amargo disgusto de no poder conciliar las grandes
diferencias que afloran entre las naciones ricas del planeta que desean
continuar avanzando en la acumulación de capitales y la gran mayoría de los
países en desarrollo que se niegan a seguir sufriendo las desventajas para sus
pueblos del injusto intercambio comercial.
Después del rotundo fracaso en las negociaciones ocurridas en Cancún, México en
2003, las aspiraciones de llegar a acuerdos justos globales se habían centrado
hacia Hong Kong, pero la realidad es que persisten profundas desavenencias entre
los bandos que tienen muchos capitales y aspiran a más y los que cuentan con
poca fortuna y se oponen a continuar descendiendo.
El previsible fracaso de la nueva ronda es tan esperado que el comisario de
Asuntos Agrarios de la Unión Europea (UE) Peter Mandelson reconoció de que si el
solo hecho de que Hong Kong finalice sin una ruptura entre las distintas
posturas será considerado un éxito y para el próximo año debería intentarse algo
más para sobrevivir.
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y diversos países en desarrollo han
protestado por las fuertes presiones que están ejerciendo las naciones
industrializadas para alcanzar sus objetivos lo que ha motivado que tanto
Mandelson como el director general de la OMC, Pascal Lamy hayan declarado que
aun resulta posible lograr algunos resultados, aunque menos ambiciosos.
A la reunión en China se esperaba llegar con un entendimientos sobre los la
reducción de los subsidios agrícolas que las naciones desarrolladas otorgan a
sus cosechadores, así como la disminución de los aranceles y barreras impuestas
a la compra y venta de productos agrícolas, industriales y servicios. Sin
resolver esas profundas divergencias se hace imposible llegar a posibles
soluciones.
Las naciones pobres que dependen de sus producciones y exportaciones agrícolas
para su subsistencia, que son la gran mayoría de los 148 miembros de la OMC,
consideran que los enormes subsidios que Estados Unidos, la UE, Japón y
Australia otorgan sus cosechadores y que se estiman en más de 300 000 millones
de dólares anuales son una barrera infranqueable para la competencia de sus
productos a nivel mundial.
Al decretarse el libre comercio y la apertura de los mercados la producción y
exportación agrícola en las naciones del Tercer Mundo irían a la ruina y por
ende millones de personas que sobreviven de esas labores.
Numerosos delegados indican que los acuerdos alcanzados en la ronda de Doha,
Qatar, en 2001 ponían como objetivo mejorar la situación en los países en vías
de desarrollo, lo cual, no observa en los documentos.
Más bien, se destaca las presiones de los ricos que afirman reducir los
subsidios si las naciones abren sus mercados para la entrada de bienes
manufacturados y los servicios.
Para realizar un recorte a los subsidios que no pasaría de un 50 %, los
desarrollados exigen que los del Tercer Mundo recorten en 75 % los aranceles
para los productos industriales y en el área de los servicios.
Si esto llegara a ocurrir, equipos electrodomestico, de transporte, electrónicos
y productos alimenticios de las compañías transnacionales invadirían esos
mercados. A la par, servicios medulares para la población como la educación, el
agua, la electricidad y la salud pasarían en muchos casos bajo el control de
empresas privadas lo que afectaría mayormente a las personas más desfavorecidas.
Con esas tensiones y forcejeo tiene lugar esta semana la reunión de Hong Kong.
Prácticamente, Mandelson cerró las puertas a las discusiones cuando afirmó
durante recientes negociaciones efectuadas en Ginebra: "Lo que necesita esta
ronda no son nuevas prouestas agrarias, sino una primera oferta de algunos
interlocutores para productos manufacturados y servicios".
Para la organización británica Oxfam, las débiles economías de Africa, América
Latina y Asia se empobrecerán más si no se suprimen las subvenciones agrícolas
en los países ricos.
Ante las actuales circunstancias no son pocos los que rememoran la denuncia que
realizó en la XI Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en
Sao Paulo, Brasil, el destacado altermundista francés José Bové cuando señaló
que "las reglas de la OMC benefician solo a una minoría de las empresas
transnacionales y desplazan a los pequeños agricultores."
Todo hace indicar que aun esta distante la hora de llegar a acuerdos conjuntos
de libre comercio sin que los perjudicados, como casi siempre ha sucedido, sean
las naciones más necesitadas.