Economía
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Venezuela, Cuba y Bolivia
Rafael Morales
Canarias Ahora
Los acuerdos suscritos en La Habana entre Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo
Morales representan un paso adelante en la construcción de la Alternativa
Bolivariana de las Américas (ALBA) frente al Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) inspirada por Estados Unidos, en franco retroceso a pesar de los
acuerdos bilaterales de libre comercio (TLC). El primero plantea un proyecto de
integración latinoamericana. El segundo representa el intento gringo de hacerse
con los recursos y el mercado del Sur bajo las normas neoliberales, es decir,
sin fronteras molestas a su expansión ni oposición política. Se trata del choque
frontal entre las aspiraciones históricas de Bolívar y las de Monroe.
El ALBA apenas cuenta con una brevísima experiencia. Sus mentores ya tienen
alguna conquista que ofrecer como el intercambio de petróleo venezolano a
precios preferenciales por el trabajo de médicos y maestros cubanos. De ahí
nace, por ejemplo, que el pasado 28 de octubre la UNESCO declarara a Venezuela
como Territorio Libre de Analfabetismo. O la presencia de jóvenes venezolanos en
Cuba, cuya cantidad en estudios de medicina alcanzará los 9.000 a fin de año. Al
incorporarse Bolivia al ALBA, obtiene esa misma solidaridad al margen de la
competencia del mercado mundial. No sólo en materia petrolera sino además en la
campaña de alfabetización y en cero aranceles para la exportación de algunos de
sus productos a Venezuela y a Cuba. Hay planes de formación de empresas mixtas,
mecanismos de compensación para las desigualdades de los intercambios y créditos
dirigidos a distintos proyectos productivos.
¿Muy poco comparado con la magnitud y el poder de los tratados de libre comercio
inspirados por Washington? Pues no. Muchísimo como principio de integración
latinoamericana. Nada está escrito sobre su futuro, pero simplemente demostrar
que los intercambios comerciales pueden establecerse según las necesidades de
los pueblos y no en función del mercado libérrimo (que sólo beneficia a los
grandes buitres del Norte y a sus amigos del Sur), representa el fin del mito
según el cual la única economía posible en nuestro tiempo pasa por la
competencia entre los tiburones y las sardinas. O aquel otro que indica el
crecimiento económico a cualquier coste como condición para la distribución
equitativa posterior que jamás llega.
El Comunicado final de la cumbre en La Habana dice lo siguiente: "Los
mandatarios coinciden en la opinión de que sólo una nueva y verdadera
integración sustentada en principios de ayuda mutua, solidaridad y respeto a la
autodeterminación, puede dar una adecuada respuesta a la altura de la justicia
social, la diversidad cultural, la equidad y al derecho al desarrollo que
merecen y reclaman los pueblos". El conjunto de acuerdos firmados entre Chávez,
Castro y Morales pueden encontrarse, vía Internet, en el diario cubano Granma,
en la edición correspondiente al 30 de abril. Dicho queda.