Economía
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El Sur vuelve a perder en el FMI y el Banco Mundial
Los países en desarrollo se retiraron de las reuniones bianuales del FMI y el Banco Mundial con escasos triunfos, pues el Norte industrial, que domina ambas instituciones, logró imponer una agenda en beneficio de sus propios intereses, según expertos.
Emad Mekay (*)
IPS
Los puntos sobresalientes del orden del día fueron las propuestas de reforma del
FMI (Fondo Monetario Internacional), la lucha contra la corrupción emprendida
por el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, y un nuevo plan de
inversión en energía.
Las preocupaciones de los países pobres, como la asistencia y la cancelación de
deudas -que fueron prioridades de las últimas reuniones-, no tuvieron mayor
espacio en las deliberaciones de las juntas de gobernadores del FMI y el Banco
Mundial en Washington.
''Comparado con los cambios reales del año pasado en términos de aumento de la
asistencia y de cancelación de deudas, las reuniones de la primavera (boreal)
fueron una real desilusión'', dijo Max Lawson, asesor político de la
organización humanitaria Oxfam Internacional.
El Comité Monetario y Financiero Internacional, órgano de dirección colectiva
del FMI, aprobó el plan denominado Estrategia de Mediano Plazo, que asigna a la
institución mayores facultades para desarrollar su función de ''vigilancia
multilateral''.
Eso significa que este acreedor multilateral cumplirá con más ahínco su misión
de controlar los actuales desequilibrios de cuenta, los superávit de algunos
países, los déficit de otros y las brechas comerciales.
El FMI, cuya credibilidad y legitimidad son cuestionadas por países en
desarrollo, estará ahora encargado de elaborar informes sobre amenazas a la
estructura económica planetaria, como los altos precios del petróleo y las
dificultades del sector financiero.
Esta función beneficiará a los países ricos, en especial a Estados Unidos, que
reclama a otras naciones e instituciones multilaterales presión sobre China para
que aprecie su moneda.
El gobierno de George W. Bush espera que eso abarate el dólar y, por
consiguiente, la producción estadounidense. Al mismo tiempo, encarecería las
exportaciones chinas. Todo eso elevaría la competitividad exportadora de Estados
Unidos y contribuiría a reducir su abultado déficit.
No parece factible que las naciones en desarrollo saquen alguna ventaja del
cambio de roles del FMI.
El Comité también pidió al director gerente del FMI, Rodrigo Rato, que afinara
los detalles para reformar la ponderación de los votos de los 184 países
integrantes de la institución para ''reflejar su cambiante peso económico
internacional'', lo cual dará mayor poder a países como Corea del Norte y China.
Rato deberá someter ese plan a la próxima reunión bianual conjunta del FMI y el
Banco Mundial, que se celebrará en septiembre en Singapur.
En este aspecto, el propósito parece un intento de impedir que las naciones de
Asia oriental se aparten del Fondo y se liberen de su influencia.
Esto ayudaría a las potencias industriales que quieren sostener intacto el peso
del FMI sobre los países en desarrollo, pues éste ha actuado como uno de los
canales de su influencia económica global.
El FMI ''fue el gran policía de un muy poderoso cartel de prestamistas, y hoy
casi ha colapsado como tal para los países de ingresos medios y no es muy
relevante para los de bajos ingresos'', dijo Mark Weisbrot, vicedirector del
Centro para la Investigación de Política Económica, con sede en Washington.
''Por tanto, se busca volverlo nuevamente relevante para que haga lo que
realmente importa al G-7 (el grupo de las siete mayores potencias industriales)
y a Estados Unidos'', añadió.
''Creo que la reforma del FMI es más que nada esperar a ver qué pasa, pero
también actuar en defensa del interés de las naciones desarrolladas, y buscar
una forma de contemplar mejor el creciente poderío económico de Asia oriental y
la necesidad de lograr una institución global que refleje la realidad global'',
sostuvo Lawson.
Pero observadores de larga data del FMI y del Banco Mundial afirman que el daño
hecho a las economías de las naciones pobres difícilmente ceda mientras el Fondo
siga exigiendo metas de inflación y de déficit fiscal excesivamente estrictas a
los países que solicitan préstamos.
La organización internacional de desarrollo ActionAid afirma que esos límites
impiden a los países contratar maestros y personal de salud que necesitan
desesperadamente, para evitar que el pago de sus salarios ejerza presiones
inflacionarias o eleve el déficit público, lo cual los deja sin atención
sanitaria ni educación.
''Esto significa que naciones soberanas se ven impedidas a diario de decidir
cómo gastar su dinero'', dijo Rick Rowden, analista de política internacional de
ActionAid.
''En vez de rendir cuentas a las necesidades de la población, los gobernantes se
ven atados a demandas estériles de funcionarios no elegidos más preocupados por
mantener baja la inflación que por enviar a los niños a la escuela'', dijo
Rowden.
Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales aprobaron un nuevo
marco de procedimientos para inversiones del Banco Mundial en proyectos de
energía, diseñado para promover el mayor uso de fuentes limpias y más eficientes
en países en desarrollo y combatir los efectos del cambio climático.
Tal como en pronunciamientos anteriores sobre el asunto, el documento exhorta a
las naciones pobres a privatizar sus recursos y empresas de energía,
vendiéndolas a compañías del sector con el pretendido fin de resolver sus
necesidades energéticas.
El Banco suele ser criticado por orquestar el traspaso global de bienes públicos
de los países en desarrollo a las corporaciones de países ricos o a las elites
nacionales que les son funcionales.
Las organizaciones de control señalan que el Banco recomienda al mundo la
adopción de tecnologías de carbón no probadas, energía nuclear y grandes
centrales hidroeléctricas como soluciones al recalentamiento global, prestando
poca atención a las fuentes renovables.
''Las necesidades de los pobres que son menos responsables del cambio climático
son sacrificadas una vez más a favor de un modelo energético y de desarrollo que
sirve primordialmente a los ricos'', sostuvo Daphne Wysham, del Instituto de
Estudios Políticos, con sede en Washington.
Esta entidad y otros centros de estudio independientes favorecen un cambio de
prioridades hacia las fuentes renovables y programas de seguridad energética
centrados en las comunidades.
Otro asunto que marcó las reuniones fue la insistencia de Wolfowitz en su nueva
cruzada contra la corrupción.
Si bien ese propósito obtuvo cierto reconocimiento de las organizaciones no
gubernamentales críticas del Banco Mundial, el funcionario fue sorprendentemente
cuestionado por representantes europeos, para quienes Wolfowitz dedicó
demasiados recursos al combate de la corrupción en desmedro de la reducción de
la pobreza.
(*) Periodista IPS en Washington DC.