Economía
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El hambre y la miseria son condiciones necesarias para mantener el desarrollismo
enfermizo de los países autodenominados desarrollados
Hendrik Vaneeckhaute
Rebelión
Los estados ‘occidentales’ suelen referirse a ellos mismos como
‘desarrollados’, y catalogar al resto del mundo, como mucho, como estados ‘en
vías de desarrollo’. También se suele suponer que el modelo actual del libre
mercado capitalista trae más desarrollo.
Pero analizando la situación del Planeta y la evolución socio-económica de los
mismos estados occidentales, no se puede negar que algo va bastante mal. Las
desigualdades aumentan de forma insostenible, los derechos laborales y sociales
son cada vez más recortados en nombre del libre mercado, el cambio climático
deja sentir las primeras –aunque todavía suaves- consecuencias, la salud de la
población sufre claramente de un estilo de vida poco saludable, la violencia
física y síquica dentro de la sociedad aumenta, etc. ¿Si las sociedades
occidentales realmente fueran desarrollados y avanzaran en ello, por qué hay que
trabajar cada vez más en condiciones peores para poder comprarse una vivienda?
(Para la gran mayoría de las personas, ya hacen falta dos sueldos y un préstamo
de al menos 30 años para poder pagarse una vivienda, cuando hace 20 años, con un
sueldo era suficiente.) ¿Si realmente estamos avanzando, por qué los coches, los
electrodomésticos y otros aparatos duran cada vez menos?
Hablar de desarrollo es bastante complicado, porque no es un término
científicamente medible. Lo que es desarrollo para unos, no necesariamente lo es
para otros. El IDH, Índice de Desarrollo Humano, elaborado por el PNUD es un
indicador muy discutible de lo que es o debe ser considerado como desarrollo
humano. Parece más elaborado para confirmar la tesis de que los estados
occidentales son desarrollados y siguen avanzando en ello, que ser de verdad un
índice de desarrollo.
El IDH mide el grado de escolarización, la esperanza de vida al nacer y la renta
per cápita de los estados. Cada uno de estos factores cuenta una tercera parte y
son calculados sobre la base del promedio estadístico. (Si dentro de un grupo, 1
persona posee 10 manzanas, y las otras 9 personas no poseen ninguna, según la
estadís¬tica, en este grupo hay 1 manzana per cápita.) El IDH por lo tanto no
toma en cuenta la desigualdad en ingreso, y si lo hiciera, un estado como EEUU,
bajaría drás¬ticamente en este listado del desarrollo humano según el IDH. Por
ejemplo, en un cálculo basado en las cifras del año 2000, se muestra como EEUU
baja de la 6ª a la 18ª posición si tomamos en cuenta la desigualdad
En el Estado Español la renta per cápita es de 19.472 dólares (cifra del 2000).
Pero, el 10% más pobre de la población, solo dispone del 2,8% del ingreso,
mientras el 10% más rico dispone del 25,2%. La renta per cápita para el 20% más
pobre de la población sólo es de 7.223 de dólares. Comparando con un país como
Eslovenia, considerado ‘menos desarrollado’, vemos que el 20% más pobre de la
población dispone de un ingreso más elevado que en el Estado Español: 7.849
dólares.
Pero también si hablamos del grado de escolarización, podemos preguntar¬nos si
las escuelas tal como existen en el mundo occidental y cada vez más presionadas
para que se privaticen, son garantías de un desarrollo integral de la persona
que incluya lo creativo, lo emocional y lo espiritual.
Para hablar del nivel de desarrollo de los diferentes estados, me parece que
existen otros indicadores más relevantes que los utilizados por el PNUD. La
lista de indicadores que sigue no pretende ofrecer ningún ranking de estados más
a menos desarrollados, ni ofrecer ningún modelo matemático. Sólo pretende
contribuir a que se piense.
Criterios para medir el desarrollo de una sociedad.
1. La convivencia dentro de la sociedad
En una sociedad con un alto nivel de desarrollo humano, podemos tener la
expectativa de que las personas conviven de una forma pacífica, sin miedos, sin
un nivel de agresividad que condicione la vivencia diaria. Unos buenos
indicadores para medir la convivencia dentro de la sociedad pueden ser las
estadísticas sobre la posesión de armas, la violencia y la delincuencia, el
grado del miedo, el número de guardias privadas por habitante y las cifras de la
población en la cárcel.
A finales del 2001, en EEUU cerca de 6,6 millones de perso¬nas, o uno de cada 45
estadounidenses se encontraba en la cárcel o en libertad condicional. Desde
entonces las cifras de población carcelaria han seguido aumentando.
Según los datos de la población carcelaria en la Unión Europea del año 2000, los
3 estados europeos con más personas encarceladas, tienen dos veces más perso¬nas
encarceladas, y la desigualdad dos veces mayor que los 3 estados con menos
personas encarceladas. (Ver nota al final.)
2. La convivencia con las otras sociedades
Una sociedad con un alto grado de desarrollo debería ser capaz tener buenas
relaciones con las otras sociedades. Las capacidades diplomáticas como dialogar,
negociar, no-provocar, etc. serán siempre apreciadas y reducirán hasta un mínimo
las posibilidades de generar enemistades. El uso de actitudes como amenazar,
presionar hasta intervenir y bombardear, en las políticas exteriores son
claramente señales de poco desarrollo.
El estado que más utiliza estas técnicas, es EEUU. Pero no hay que olvidar que
los estados europeos suelen hacer uso de estos mismos métodos pero de una forma
más sutil.
3. El desarrollo económico.
Una sociedad con un alto grado de desarrollo económico tendría una capacidad de
auto-organizarse (al margen de intervenciones jerárquicas del estado) y
generaría los productos necesitados de una forma que tanto los productores como
los consumidores se sienten satisfechos. El papel de un estado desarrollado
debería limitarse a asegurar que el desarrollo económico se produce de una forma
equilibrada, impedir desajustes de poder (multinacionales frente a consumidores
individuales) y sobre todo orientarse a que el desarrollo económico sea
totalmente sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Aunque en una sociedad
realmente desarrollada, la misma población dispondría de una madurez suficiente
para hacer frente a estos problemas.
Una determinada región cuya economía no es capaz de organizarse para producir
los bienes y servicios necesarios para la población de una forma sostenible, se
puede considerar como económicamente subdesarrollada. Este subdesarrollo se
expresa de dos maneras: puede ser que la economía no produzca suficientes
productos y servicios para satisfacer las necesidades de la población, o que sí
los produzca de forma suficiente pero con un desgaste de energía (y una
contaminación) no sostenible. Igual de subdesarrollados se han de considerar las
economías de África subsahariana, como las de EEUU y de la Unión Europea.
Otras síntomas de subdesarrollo son las intervenciones del estado como las
subvenciones (siempre son señales que no existe un equilibrio en el desarrollo
económico) o el estimulo artificial de la economía, y las no-intervenciones del
mismo estado cuando no se respetan principios fundamentales como el cuidado del
medio ambiente, el pago de los costes reales de un producto, el desequilibrio de
poderes económicos, etc. Indicadores matemáticos son la siniestralidad laboral,
la explotación y la precariedad laboral, los sueldos mínimos insuficientes para
vivir de una forma digna, la desigualdad económica, la tasa de paro elevada,
etc.
Los estados que muestran un claro subdesarrollo económico en este sentido son
precisamente EEUU y la Unión Europea. Son los que más protegen sus propios
mercados agrícolas con subvenciones y aranceles. Son los estados cuyas economías
son las menos eficaces, dado el hecho que utilizan las fuentes de energía de una
forma completamente insostenible y los que contaminan de una forma que afecta al
conjunto de la Planeta. EEUU es uno de los estados del mundo que menos tratados
internacionales de derechos laborales y sociales ha firmado. En EEUU, 50
millones de estadounidenses (el 16% de la población) viven sin seguro médico, y
unos 40 millones (el 12,7% de la población) viven con unos ingresos que no son
suficientes para vivir de una forma digna.
4. El nivel de salud integral de la población.
Una sociedad avanzada y plenamente desarrollada tendría una población que vive
de una forma sana. Más allá de las cifras de muertos por hambre, malaria o SIDA
en los países del ‘Sur’, también se podría tomar en consideración otras
enfermedades y muertos, productos de otro tipo de subdesarrollo. Accidentes de
tráfico, obesidad, anorexia y bulimia nerviosa, adicción al consumo, al alcohol
y a la cocaína, enfermedades cardiovasculares y muchos más, indican un estilo de
vida poco desarrollado.
En Europa, cada año, mueren más de 55.000 personas en accidentes de tráfico y
3.500.000 quedan heridas. Según la Comisión Europea, 370.000 personas mueren al
año en la Unión Europea de forma prematura a causa de la mala calidad del aire.
Un estudio de la Comisión Europea llegó a la conclusión que el 33% de población
(el 46% de los jóvenes) presenta un nivel alto de adicción al consumo
irre¬flexivo o innecesario, problemas graves de compra impulsiva, o una evidente
falta de autocontrol económico.
EEUU, junto con el Estado Español (estudios hechos en Madrid y en Navarra
indican que un 4% de las chicas entre 15 y 18 años padecían o habían padecido un
trastorno del comportamiento alimentario) son los dos estados con mayor
incidencia del trastorno del comportamiento alimentario (principalmente anorexia
y bulimia nerviosa).
EEUU, junto con el Estado Español (un 16,1% entre menores de 6 a 12 años de
edad), son los dos estados con mayor tasa de obesidad infantil.
EEUU, junto con el Estado Español (el 2,6% de la población) son los dos estados
en el mundo con un grado más alto de adictos a la cocaína.
5. El nivel de democracia del estado
En una sociedad democrática, es decir dónde el pueblo decide sobre todos los
aspectos de su vida, la participación en la gestión diaria de la sociedad debe
ser directa. Cuantas menos personas participan, o más ‘lejos’ se toman las
decisiones, menos desarrollada es de considerar esta sociedad. Los indicadores
pueden ser, la participación en las elecciones (en EEUU, sólo el 20% de la
población eligió a su presidente), el número de diputados (cuanto menos per
cápita, menos accesible estará), el número de referéndum, el número de asambleas
generales para toda la población de una zona, etc.
Las decisiones importantes, que afectan a la vida diaria de la población
mundial, actualmente no se toman en órganos con un grado mínimo de democracia.
En la Unión Europea, ningún parlamento decide ya sobre la política del mercado
interior (competencia exclusiva de la Comisión Europea, un órgano
no-democrático), ni sobre la política monetaria (para los miembros del euro) que
se decide en el banco europeo (un órgano no-democrático), ni siquiera sobre la
política del comercio internacional (cada vez más competencia de la OMC –un
órgano no democrático). La Unión Europea se convierte así cada día más en la
dictadura perfecta en la cual unas pocas multinacionales toman todas las
decisiones.
A escala mundial está ocurriendo lo mismo: la OTAN, el Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacional, el Consejo de Seguridad de NNUU, etc. son organismos
internacionales fuera de cualquier control democrático, pero que toman
decisiones que significan literalmente la vida o muerte de la mayor parte de la
población mundial. (Cabe recordar que por ejemplo el parlamento español no tiene
capacidad decisiva sobre las decisiones tomadas por estos organismos
internacionales).
6. La justicia y la aceptación de las normas básicas
Una sociedad desarrollada es altamente consciente de la necesidad de unas normas
básicas de justicia global. Este sentimiento profundo de justicia implicará
también un alto grado de solidaridad.
EEUU y Somalia son los únicos miembros de NNUU que no han ratificado la
Declaración de los Derechos de los Niños. EEUU también es uno de los estados que
menos tratados internacionales sobre los derechos sociales y laborales ha
firmado. Además, de los tratados firmados, es el estado que más incumple y viola
éstos tratados. En ese momento, EEUU es un estado que aplica de forma
sistemática la tortura, mantiene varios territorios ocupados, mantiene cárceles
secretas y campos de concentración, aplica de forma sistemática la ejecución
extrajudicial, alberga a terroristas condenados en otros estados, incumple
prácticamente todos los tratados sobre las armas de destrucción masiva,
mantiene, experimenta con y utiliza armas químicas, protege (con el uso del veto
en el Consejo de Seguridad) a otros estados que violan de forma masiva los
Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, etc.
7. El cuidado del entorno medioambiental
Una sociedad desarrollada, por puro instinto de supervivencia, cuidaría el medio
ambiente y aseguraría el futuro de las siguientes generaciones. Algunos
indicadores podrían ser los de contaminación (por ejemplo metros cúbicos de
gases con efecto invernadero) y de desgaste de materia prima (metros cúbicos de
madera, toneladas de petróleo). La Huella de Pie también es un buen indicador.
Si elaboramos un IDH-sostenible, aplicando la Huella de Pie al IDH del PNUD,
resulta que los dos estados menos desarrollados son EEUU y Singapur. (Aplicado
en una selección de 52 estados. Ver nota al final.)
EEUU es el estado que más contamina, y que más recursos naturales desgasta. Es
tan insostenible su forma de vivir (y por ello tan subdesarrollado) que supera 7
veces lo admisible para una sociedad con un desarrollo sostenible. Si los
habitantes de la India y de China, consumiesen sólo la mitad de lo que consumen
los estadounidenses, la explotación de los recursos naturales (como por ejemplo
el petróleo, o la madera para hacer papel) tendría que duplicarse. Si en la
actualidad, esa explotación ya supera lo sostenible a corto plazo, el desarrollo
(entendido como el estilo de vida estadounidense o europeo) simplemente es
imposible. De hecho, se hace todo para que la mayor parte del Planeta siga
empobreciéndose y sigue eternamente en ‘vías de desarrollo’.
8. El gasto militar.
El gasto militar es un buen indicador general del nivel de desarrollo de un
estado. Cuanto más se (des)gasta en armamento, menos desarrollado es. Estados
realmente desarrollados actuarían de una forma inteligente, tanto para la
organización interna de los pueblos que viven en ellos, como para la convivencia
con los estados vecinos. Un estado desarrollado no necesitaría un ejército para
reprimir a sus minorías, o para mantener de forma artificial unas instituciones
o fronteras, ni para defender poderes basados en injusticias o desigualdades de
riqueza perversas. Ese estado desarrollado, también viviría en paz con sus
vecinos, porque les respetaría en sus decisiones internas, ni les amenazaría, ni
les colonizaría, ni les impondría tratados injustos de comercio, etc.
Cabe recordar que el gasto militar significa que estos medios financieros no
están disponibles para asuntos sociales, ni para la cooperación solidaria. Cada
euro o dólar desgastado en investigación militar es un euro o dólar que no se
gasta para la investigación para paliar las principales enfermedades en el
mundo, como la malaria, o simplemente para asegurar que cada persona disponga de
agua potable, la alimentación básica y una educación mínima. También es
importante recordar que el ‘sector’ militar es uno de los mayores contaminadores
porque ni siquiera existen normas y reglas de respeto el medio ambiente. Además
cada recurso natural utilizado para la fabricación del material militar no está
disponible para las futuras generaciones.
La perversidad en el corazón mismo de las sociedades occidentales.
La perversidad como síntoma del subdesarrollo occidental ha llegado a tal nivel
que se ha dejado en manos de unas pocas multinacionales, sólo preocupadas por
sacar el máximo beneficio financiero sin ninguna norma ética, la libertad y el
poder de decidir sobre la vida y muerte de la mayoría de la población mundial.
Son las multinacionales que deciden quienes tienen el derecho a recibir
tratamiento médico o quienes no. Según Intermón, DOS MIL MILLONES de personas en
el mundo no reciben el tratamiento medico adecuado por culpa del precio de los
medicamentos establecidos desde los monopolios otorgados por los gobiernos a las
multinacionales.
Y como si fuera poco, en los últimos meses, una multinacional ha recibido la
patente (y por ello el monopolio) sobre una semilla de maíz del tipo ‘terminator’.
Eso significa que es una variedad de maíz estéril. Los campesinos no solamente
serán obligados a comprar cada año las semillas, sino, por el efecto comprobado
de la contaminación entre diferentes cultivos, la semilla terminator irá
contaminando cultivos nativos de maíz, con el peligro de exterminar las especies
nativas de maíz. Reconocer el patente (y permitir el uso de la semilla)
significa en realidad que los gobiernos (de por ejemplo Europa y EEUU) han
otorgado a una empresa el derecho de determinar quién podrá alimentarse y quién
no podrá.
Estados en vías de Subdesarrollo.
Si miramos al mundo actual, y a los estados que más recursos desgastan en
material y organizaciones bélicas, vemos que se tratan de estados muy
subdesarrollados. No son capaces de organizarse económicamente, sin explotar, ni
dominar a otros estados. Sus economías son tan retrasadas e ineficaces que ni
son sostenibles en el tiempo, ni autosuficientes, además provocan un daño
ecológico tan grave que se está poniendo en peligro la existencia misma del
actual sistema natural planetario. Además del subdesarrollo económico, estos
mismos estados son desiertos, socialmente hablando. Carecen de un tejido social
espontáneo, con las estructuras familiares tan rotas que una vez mayor, los
patriarcas y matriarcas que no disponen del dinero suficiente para pagarse una
plaza en un asilo, son condenados a morir en la soledad. Se han convertido en
dictaduras perfectas, dónde los habitantes viven en un estado de adicción y en
un mundo ilusorio, adoctrinados a través de los medios de diversión que les
absorben durante 3 o 4 horas diarias (como mínimo).