Economía
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Nicaragua
El primer reto para Ortega será el Programa Económico con el FMI
Giorgio Trucchi
Rebelión
En diciembre de 2006 finalizó el Programa Económico firmado por el gobierno saliente del presidente Bolaños y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ese Programa estabilizó la macroeconomía del país y permitió una sustancial reducción de la deuda externa, pero, al mismo tiempo, no pudo cambiar la dramática situación de pobreza en que vive la mayoría de la población nicaragüense e impuso una larga lista de condiciones para poder tener acceso a nuevos préstamos.
A escasas tres semanas de asumir el cargo de Presidente, Daniel Ortega
se ha reunido con una delegación de alto nivel del FMI, encabezada por el
señor Anoop Singh, director de dicho organismo para el hemisferio
occidental, para iniciar conversaciones de cara a la negociación del 5º Programa
Económico.
En una breve conferencia de prensa, el representante del FMI comunicó a
los periodistas que la delegación tuvo una buena plática con el Presidente
electo, en la cual Ortega presentó los objetivos de su futura administración y
de su política económica.
"El Presidente –dijo Singh– está heredando una situación económica equilibrada,
y nos ha dicho que está comprometido con mantener esta estabilidad y bajos
niveles de inflación. Nos explicó sus objetivos para trabajar en pro de la
reducción de la pobreza y del desempleo, y nos presentó las acciones que se
implementarán para que todos los sectores del país compartan el crecimiento
económico".
El alto funcionario del FMI declaró estar de acuerdo con estas
intenciones, porque la reducción de la pobreza es necesaria para la estabilidad
económica. Agregó también que la delegación no se presentó con una agenda fija,
sino para ver el punto de vista del futuro gobierno y cómo piensa orientar su
política económica.
Sobre estas declaraciones, y más en general, sobre la actitud de las políticas
implementadas por el FMI, la Coordinadora Civil (CCER) hizo público su
posicionamiento ante la visita de la delegación de dicho Organismo financiero.
Según el economista independiente y miembro de la Coordinadora Civil, Adolfo
Acevedo Vogl, "Cualquier persona que visite la página Web del FMI
relativa a Nicaragua, va a encontrar que el Directorio de dicho organismo ya dio
a conocer públicamente las exigencias que pone para iniciar las negociaciones
con el nuevo gobierno.
¿Qué es lo que está pidiendo? Mantener una estricta vigilancia sobre los
salarios del sector público, principalmente en Salud y Educación. Esto tiene que
ver con las exigencias de congelar la masa salarial del Estado, que puede crecer
sólo conforme a la inflación proyectada. Al FMI le preocupa que los
aumentos salariales de estos sectores puedan originar un ‘efecto demostración’
sobre los trabajadores del sector privado, lo cual significaría que estos
trabajadores podrían entusiasmarse y emprender luchas para aumentos salariales.
El FMI teme que se pueda con esto elevar el costo promedio de la fuerza
de trabajo del país y que Nicaragua perdiera su principal atractivo para la
inversión extranjera".
Pero esta es sólo una de las múltiples exigencias impuestas por el FMI.
"La otra exigencia –continuó Acevedo– es la reforma al marco regulatorio del
sector eléctrico. En primer lugar pide que exista un proceso de ajuste
automático de las tarifas de la energía eléctrica, conforme a las variaciones
del costo internacional del petróleo. Actualmente, Unión Fenosa (la
transnacional española que controla la distribución de la energía) debe
solicitar los ajustes de tarifa al Instituto Nicaragüense de Energía (INE),
que se pronuncia tomando en cuenta también otros parámetros como, por ejemplo,
el cumplimiento de normativas de calidad del servicio prestado por la Unión
Fenosa. Ahora están pidiendo que los aumentos de tarifa sean automáticos.
Piden, además, eliminar la regulación al márgen de beneficio que las empresas
generadoras de energía obtienen en el mercado".
Otro punto muy controversial que quiere imponer el FMI es la reforma de
la Seguridad Social. Con esta reforma se quiere imponer el aumento de la tasa de
cotización, de la cantidad de años de trabajo y del número de cotizaciones para
poder jubilarse y reducir el porcentaje del salario con el cual calcular la
pensión que se va a recibir.
"Sin lugar a dudas –terminó Acevedo– la condición más fuerte que el FMI
quiere imponer es la implementación de la Ley de Equidad Fiscal, que implicaría
siete reformas a la Constitución de Nicaragua. Lo que se está pidiendo es la
eliminación de la autonomía que la Constitución otorga a las municipalidades y a
las universidades. Esto es gravísimo, porque va a desaparecer uno de los logros
más importantes del proceso de descentralización.
Quieren eliminar la asignación del 6 por ciento del Presupuesto General de la
República (PGR) a las universidades y el 4 por ciento al Poder Judicial,
y también eliminar la asignación presupuestaria para Transferencias Municipales.
De esta forma, el presupuesto de las universidades y municipalidades será
aprobado por la Asamblea Nacional, como el de cualquier Ministerio. Una septima
reforma que pide el FMI es la eliminación de la potestad constitucional
de la Asamblea Nacional para modificar partidas de salarios y servicios de la
deuda pública del Proyecto de PGR remitido por el Ejecutivo. El hecho más
grave es que se deberá ajustar la Constitución a las condiciones del FMI
y no el contrario, como debería ser. Además, todo el marco de política fiscal se
va a subordinar al pago, en tiempo y forma de la deuda interna, y esto va a
restringir la posibilidad de inversión pública en capital humano y en
infraestructuras básicas".
Según la Coordinadora Civil, Nicaragua tiene un problema educativo
extremadamente grave. Sólo el 17,5 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 19
años alcanza una escolaridad de 10-12 años. Más del 80 por ciento de los jóvenes
que están a punto de entrar al mercado laboral tiene menos de diez años de
escolaridad y la mayoría, tiene sólo cinco años.
Si los jóvenes de Nicaragua entran a trabajar con un nivel tan bajo de
escolaridad, están condenados por el resto de su vida a sobrevivir por debajo
del umbral de la pobreza y de la pobreza extrema, encontrando ocupaciones
precarias, informales y con ingresos muy bajos. Estas condiciones impuestas por
el FMI restringen la inversión en capital humano, en vivienda, en
infraestructuras básicas, en educación, y de esa manera restringen también la
posibilidad de que este país recupere una posibilidad mínima de desarrollo
futuro y de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En este contexto, la sociedad civil pide ser escuchada y tomada en cuenta por el
futuro gobierno al momento de negociar nuevos Programas estructurales.
Según Georgina Muñoz, enlace de la Coordinadora Civil, "Desde que en 1990
comenzaron los programas económicos con el FMI, los gobiernos no tuvieron
capacidad de negociación. En este sentido, insistimos en la vocación de nación
que debe de tener el futuro gobierno frente al crecimiento desmedido de la
pobreza en el país. Hay que consultar a las organizaciones expertas, a
los analistas, a los economistas para sacar un un programa que verdaderamente
contribuya al bienestar de Nicaragua. Sentimos que esto no se ha hecho.
Cada vez que planteamos nuestra críticas y presentamos nuestra propuestas, nos
escuchan, pero no nos toman en cuenta".