Economía
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La tercermundialización del "primer mundo"
Diego Urioste
Rebelión
Theodore Levitt, director de la Harvard Bussiness Review, decía que "los
científicos y las tecnologías han conseguido lo que hace mucho tiempo
intentaban, sin éxito, los militares y los hombres de estado: el imperio global…
Los mercados de capitales, productos y servicios, gestión y técnicas de
fabricación, son ya, todos ellos, globales por naturaleza. Es el Global
Marketplace. Esta nueva realidad aparece en el mismo momento en que las técnicas
avanzadas transformaron la información y la comunicación".
Se trata de la globalización financiera, el supramercado que todo lo engulle. En
los últimos tiempos, sobretodo desde la caída del muro de Berlín, las
transacciones financieras han superado a las estrictamente productivas. Es
decir, las operaciones especulativas han rebasado a las comerciales, mercantiles
y de bienes y servicios. Hablamos pues de una economía sustentada en la
alteración constante y artificial del precio de unos valores inmateriales en un
marco sin límites, global. Tras la máscara del cientifismo y del racionalismo,
no hay nada más que un sistema mantenido en base a la confianza humana, pues la
seguridad de las finanzas depende al final de la fe humana. Cuando no hay
confianza en un sistema financiero, este quiebra estrepitosamente porque no está
asentado sobre una economía real ni productiva, sino en la eterna especulación
de valores. Un castillo de naipes cuya base es la frágil confianza. Psicología
de masas para intereses de unos pocos. [1]
La globalización financiera exige, por lo tanto, medidas políticas para no tener
impedimentos ni límites en su plan de extensión y acaparamiento total de todo
tipo de mercados. La existencia de estados soberanos e intervencionistas es el
mayor enemigo del proceso aparentemente imparable de la financiarización de la
economía global. Por eso su principal objetivo es el de menguar los estados a
través de la liberalización, que se eleva a la categoría de dogma contemporáneo.
Vendieron (y siguen haciendolo) la liberalización como el crisol de las
corrientes modernizantes, el culmen de la razón y el último eslabón histórico
del hombre [2]. Los recientes episodios de financiación pública de la deuda
privada no responden a otra cosa que a la necesidad de liquidez de los mercados
financieros ante su crisis, prueba evidente de la sumisión política antes este
poder económico.
La exigencia política es pues la liberalización total, paradigma supremo de
nuestra época. Liberalización del comercio, las finanzas, las comunicaciones, el
trabajo, la sanidad etc. El orden político resultante es, en palabras de
Fernando Soler "un orden unificado, mundial, en el cual, se dice, el
Estado-nación que hasta ahora habíamos conocido sufre importantes mutaciones,
hasta el punto de que estaría abocado a su misma desaparición. Es decir, sin la
generalización de las políticas de liberalización, sin la continua
desreglamentación y los masivos procesos de privatizaciones y sin la imposición
de políticas supranacionales establecidas por organismos independientes de los
propios estados, la globalización financiera no habría podido llegar a
concretarse en los niveles en que lo ha hecho"[3].
Esa liberalización ha pretendido monopolizar el simbolismo de la democracia. De
este modo, aquel que esté en contra de la privatización total será tachado de
antidemocrático. Philip Allott dijo que "la democracia y el capitalismo son
sistemas más totalitarios que el nazismo o el estalinismo" [4].
La eliminación total de las fronteras económicas ha llevado a desparición de las
soberanías políticas y nacionales, es decir a la uniformización global.
Prácticamente en todo el mundo se come la misma comida, se viste de la misma
forma y se escucha la misma música[5]: es el mundialismo, de caracter
socio-cultural y consecuencia directa de la globalización económica.
Los comercios se extienden, las distancias se acortan, las riquezas se
concentran. En 1970 los países del tercer mundo representaban el 40% del
comercio internacional, veinte años después esta cifra había caído al 25%, las
previsiones para el 2020 son poco más de un 5%. Pero esta desigualdad no sólo se
incrementa entre países del primer y tercermundo. La propia ONU reconoce que el
número de pobres se ha duplicado desde 1974 porque "la pobreza no deja de
aumentar tanto en los países ricos como en los pobres": la tercermundialización
del primer mundo[6]. Según Soler "las clases dirigentes no son ya las mismas, ha
nacido una hiperburguesía internacional que vive rodeada de un lujo cada vez
mayor y suplanta a la élite vinculada al Estado y a las industrias de base
nacional. Los detentadores del poder son ahora los agentes de los propietarios
de las acciones. Una burguesía inversora reemplaza a la antigua burguesía
productora y controla cada vez más los media, forzando las tomas de decisión e
instaurando un control social casi omnímodo". Es la manipulación de las masas
[7], empresas de difusión de ideas y creadores de opinión pertenecientes a esas
mismas élites, que a su vez dirigen y controlan a los partidos políticos [8]
En el símbolo y principal difusor de este modelo económico, Estados Unidos, las
cifras del Buró de Censos revelaron que uno de cada ocho habitantes vive por
debajo del umbral de pobreza, lo que equivale a 36,5 millones de personas en un
país de casi 300 millones de personas censadas. El buró de Censos añade que en
EEUU hay 5.000.000 más de pobres que hace seis años, y que el ingreso promedio
es de 1.000 dólares inferior al que había en el año 2000, "sin contar con la
gran depreciación que ha tenido el dólar en los últimos años"[9]. Según The New
York Times, durante ese mismo periodo el único segmento de la población cuyos
ingresos aumentaron fueron los del 5% más rico del país. Es decir, la supuesta
bonanza económica del capitalismo liberal afecta negativamente al conjunto de la
población, empobreciendola, y sólo repercute positivamente a los más ricos entre
los ricos. Una economía al servicio del 5% de la población apoyada y sustentada
por sistemas supuestamente democráticos.
En Europa la pobreza (ingresos inferiores a los 2 dólares por día) afecta al 21
% de la población, mientras el 5% sufre a causa de la inseguridad alimentaria,
señaló Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO) [10]. Según Diouf, los factores que
han contribuido al aumento de la pobreza en los últimos quince años han sido la
eliminación de los sistemas de planificación centralizada y su liberalización y
la disminución de los programas sociales en beneficio de las privatizaciones. El
Eurostat revela que un 16% de la población europea malvive o sobrevive en la U.E.[11].
El sistema actual, que se encuentra en un proceso de crisis tanto de liquidez
como de confianza, es un régimen económico que no sólo no ha sido capaz de
mantener el nivel de vida de las clases medias mientras enriquecía a los más
ricos, sino que los ha empobrecido y ha incrementado las desigualdades. La
peligrosidad social de esta crisis debería alimentar una masa crítica que
pidiese como mínimo cambios políticos y económicos (como en casi todas las
crisis, de donde han nacido nuevas ideologías y revoluciones), pero este sistema
se ha fortalecido tanto en cuanto a métodos de difusión de opinión e imagen, que
ha sabido socializar su crisis hasta el punto que para la población no es fácil
diferenciar entre su crisis y la de "ellos". Además hasta ahora son los propios
provocadores de la crisis (capitalistas y políticos) los que se muestran como
única solución al problema. Por lo tanto la oposición a este sistema queda
prácticamente anulada, desactivada.
[1] "La Fe Moderna de la Edad Contemporánea", apartado "La "Fe Moderna" en el
sistema de la Edad Contemporánea" (28-09-2007)
[2] Francis Fukuyama, The End of History and the Last Man, 1992
[3] Fernando Soler trabaja en el departamento de Filosofía en la Universitat de
Valencia
[4] Entrevista a Philip Allott publicada en el diario El Mundo el 9 de Junio de
2007, también en el artículo "El totalitarismo de la democracia y el
capitalismo, Philip Allott" que publiqué el mismo día.
[5] George Ritzer, La Mcdonalización de la sociedad: un análisis de la
racionalización en la vida cotidiana, 1996
[6] ¿Proletarización de la clase media?
[7] Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Sociedad de Masas y Comunicación, Nº 7
de la revista argentinaContratiempo
[8] ¿Votas o enriqueces? La financiación de los partidos políticos , 27/02/2008
[9] Hedelberto López Blanch en La pobreza de EEUU y Europa, artículo publicado
el 04 de Diciembre de 2007 en la revista San Borondón.
[10] En la página de la FAO hay un índice de artículos de Jacques Diouf, en este
enlace.
[11] En el portal del Eurostat se puede acceder a las estadísticas que este
organismo produce.