Economía
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Los países del Este de Europa podrían convertirse en el segundo foco de la crisis financiera
Argenpress
La situación económica y financiera está empeorando en los países del este de
Europa, donde los riesgos bancarios, la retirada de capitales extranjeros, la
caída de las exportaciones y la devaluación de las monedas amenazan con desatar
una nueva crisis financiera.
Esta cada vez peor situación tiene como base la alta dependencia de los países
del este de Europa del capital extranjero y de las exportaciones, y sus altas
deudas externas.
En los primeros años después de la ampliación de la Unión Europea (UE), los
países del este de Europa experimentaron un rápido desarrollo económico. Con su
robusto crecimiento económico, las nuevas economías en auge comenzaron a atraer
una gran inversión de los bancos de Europa occidental, creando así una "fiebre
del oro" en la región.
En 2007, los mercados emergentes del este de Europa atrajeron la mayor cantidad
de inversión extranjera, adelantando a Asia en este aspecto. Durante ese año,
365.000 millones de dólares del total de 780.000 millones de dólares de
inversión global extranjera fueron a parar a los países del este de Europa, con
la mayor parte de los fondos utilizados para adquirir productos financieros como
bonos bancarios.
Sin embargo, las fuertes inversiones de Europa occidental se han convertido
ahora en una maldición para las economías de los países del este de Europa
debido a la actual crisis financiera.
Para intentar poner fin a las crisis económicas y financieras nacionales, muchos
países de Europa occidental han retirado sus inversiones de Europa del este,
causando una seria huida de capitales, y provocando así un riesgo sistemático
para los mercados del este de Europa.
Además de la fuerte dependencia de los fondos extranjeros, la dependencia de las
exportaciones también está pasando factura a las economías de Europa del este.
Debido a la brusca caída de la demanda externa, especialmente la demanda de
Europa occidental, las exportaciones, que fueron una vez el motor de las
economías del este de Europa, se han hundido.
Lo que es más, la gran deuda externa acumulada durante la época de bonanza se ha
convertido en un motivo más de preocupación.
Durante la buena época, los países del este de Europa elevaron los tipos de
interés, pero no supieron evitar que las empresas y los individuales nacionales
pidieran préstamos en monedas más baratas durante esos momentos, como el franco
suizo o el euro, lo que dio como resultado unas enormes deudas externas.
Se estima que el año pasado, la deuda externa de todos los países del este de
Europa superaba el 50 por ciento de su producto interior bruto (PIB) total, al
contrario que muchos otros mercados emergentes.
Los altos déficits comerciales y las pobres reservas de moneda extranjera son
otros motivos de preocupación. Según las estadísticas, la tasa media de déficit
comercial en ciertos países del este de Europa ascendió hasta el 9 por ciento de
sus PIB en 2007 desde el 2 por ciento registrado en el año 2000, mientras que la
tasa se disparaba hasta el 18,5 por ciento en varios países del Báltico.
Debido a la retirada de capitales extranjeros y a las pesimistas perspectivas
sobre la economía, todas las principales monedas del este de Europa se han
devaluado. Desde el verano pasado, el valor del zloty polaco cayó cerca del 33
por ciento frente al euro, mientras que el forint húngaro se hundió un 23 por
ciento, y la corona checa un 17 por ciento.
Esto ha situado a los países del este de Europa en una situación aún más
complicada. Por una parte, para evitar la huida de capitales extranjeros y
aliviar la presión de la depreciación, los gobiernos tienen que elevar los tipos
de interés de las monedas de sus países, pero por otra parte, para impulsar las
economías nacionales, también son necesarios ciertos recortes de los tipos de
interés.
Otra de las repercusiones de la devaluación de sus monedas es la aparición de
préstamos en monedas extranjeras, lo que conlleva unos mayores riesgos
crediticios. Y por ello, los analistas advierten que los países del este de
Europa se podrían convertir en un mercado de préstamos de alto riesgo para
Europa y en una de las mayores amenazas para la estabilidad financiera de la
eurozona.
Agencias de calificación de riesgos como Moody's Investors Service emitieron
recientemente una advertencia de que el sistema bancario del este de Europa se
está volviendo cada vez más vulnerable a la crisis económica, debido a un
entorno operacional cada vez más hostil en la región, lo que se debe a su vez a
la larga y brusca recesión económica unida a la vulnerabilidad de las
macroeconomías.
Como los bancos de Europa occidental han invertido sólidamente en los países del
este de Europa y poseen una gran cantidad de bonos, cuando el sistema financiero
del este de Europa se hunda en la crisis no habrá modo de que los bancos
occidentales puedan escapar sanos y salvos.
Por ello, hay motivos para temer que si no se toman medidas efectivas, los
países del este de Europa se pueden convertir en el segundo ojo del huracán
económico, lo que podría tener graves repercusiones en toda Europa.