Argentina: La lucha continúa
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Caos y Anarquía
"No miremos, pues, nunca atrás, miremos siempre hacia adelante, porque
adelante está nuestro sol y nuestra salvación; y si es permitido, si es útil y
necesario volver nuestra vista al estudio de nuestro pasado, no es más que para
comprobar lo que hemos sido y lo que no debemos ser más, lo que hemos creído y
pensado, y lo que no debemos creer ni pensar más, lo que hemos hecho y lo que no
debemos volver a hacer."
Mijail Bakunin
Hugo Alberto de Pedro
En los últimos tiempos se ha impuesto el tema de que en la Argentina se ha
instaurado un estado de "caos y anarquía". Por cierto que es una gran verdad,
que si la pretendemos analizar correctamente no podemos dejar de confirmar
algunas realidades.
Si desde el Estado sólo se implementan planes de miseria para que millones de
desocupados y hambreados deban quedar atados a sus designios y prebendas, para
terminar manejados por punteros en lugar de crear fuentes de trabajo que es lo
único que dignifica al hombre. Debemos confirmarlo.
Si no existe un solo ámbito político que no se encuentre sospechado de
contubernios con los sectores concentrados del poder económico y financiero.
Debemos confirmarlo.
Si toda la clase política sigue armando sus estrategias para mantenerse en el
poder a cualquier precio y sigue dispuesta a entregar sus ideales y bajar todas
las banderas. Debemos confirmarlo.
Si todavía no se ha logrado que la Justicia actúe con todos sus medios para
conocer la verdad y el destino de miles de desaparecidos. Debemos confirmarlo.
Si los supuestos representantes sindicales se han convertido en representantes
de los intereses de las patronales, y siempre les han dado la espalda a los
trabajadores y siempre los han traicionado. Debemos confirmarlo.
Si los grupos económicos más poderosos siguen obteniendo rentas impensables en
otros mercados mundiales y se niegan a permitir que la distribución de la
riqueza se lleve adelante con justicia social. Debemos confirmarlo.
Si el aceitado sistema financiero y bancario continúa recibiendo los beneficios
de las políticas del Estado y réditos exorbitantes después de haberse robado
gran parte de ahorro nacional y transferido los costos a todos los habitantes.
Debemos confirmarlo.
Si los organismos internacionales de crédito pueden seguir fijando las pautas
económicas y financieras del país, no perdiendo oportunidad para condicionar al
gobierno de turno. Debemos confirmarlo.
Si las empresas privatizadas y las que obtuvieron concesiones públicas no están
dispuestas a cumplir con los pliegos licitatorios y únicamente se preocupan por
aumentar sus extraordinarias ganancias y enviarlas al exterior. Debemos
confirmarlo.
Si las fuerzas de seguridad están compuestas en su mayoría por elementos
corruptos y asesinos. Debemos confirmarlo.
Si en un Estado que se vanagloria de ser católico, apostólico y romano no
existen voces que salgan de las máximas autoridades religiosas para pedir más
humanidad, solidaridad y justicia social en nuestras tierras. Debemos
confirmarlo.
Si los medios de prensa, pluri y multimediáticos, responden a los intereses que
los financian y sostienen, mientras tergiversan las informaciones. Debemos
confirmarlo.
Si millones de habitantes no tienen ninguna posibilidad de salir del estado de
indigencia y pobreza a los que fueron llevados con las falsas promesas de los
partidos políticos mayoritarios. Debemos confirmarlo.
Si una sociedad ha sido empujada hacia la seguridad individual, la de countries,
barrios privados, edificios de máxima seguridad, alarmas por doquier; o sea al
aislamiento y la segregación. Debemos confirmarlo.
Si la mayoría de los niños y jóvenes son sometidos a las más crueles condiciones
del modelo neoliberal capitalista. Debemos confirmarlo.
Si la educación nacional después de décadas de abandono y destrucción está en el
más bajo nivel histórico. Debemos confirmarlo.
Si la salud pública no llega a la población con eficiencia, ni brinda las
seguridades sanitarias mínimas. Debemos confirmarlo.
Si los gobiernos siguen negando la posibilidad de construir una verdadera unión
de los pueblos latinoamericanos y siguen negociándose en las diferentes cumbres
la manera de sostenerse en el poder. Debemos confirmarlo.
Si el "sálvese quien pueda" se ha impregnado, hasta límites altamente inhumanos
y egoístas, en vastos sectores de nuestra sociedad que sigue negando la triste
realidad que están padeciendo las mayorías. Debemos confirmarlo.
Estos son, en consecuencia, los ejemplos de caos y anarquía.
16 de julio del 2004