La Izquierda debate
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La clase media
Francisco Umpiérrez Sánchez
Rebelión
"La clase media es la fuente de gran parte de los idealismos y extremismos de
este mundo"
La clase media como medio para evitar las revoluciones. Es una idea muy vieja,
de Aristóteles, que la existencia de una extensa clase media permite a los
Estados evitar las revoluciones. Actúa como un colchón, como un amortiguador,
entre la extrema pobreza y la extrema riqueza. Esta idea ha penetrado tanto en
la conciencia ordinaria, que la mayoría de la gente cree que un país va bien
cuando hay una extensa clase media y que va mal cuando ésta no se ha formado o
ha mermado. En esta concepción va implícito que entre la riqueza y la pobreza no
deben haber diferencias abismales, pero también va implícito que la existencia
de ricos y pobres es inevitable. En esta concepción el pobre no es redimido, no
se contempla su pérdida de condición de pobre, sino su mejora en su condición de
pobre mediante la caridad pública. Dicho de otra forma: en esta concepción va
implícita la idea de que siempre habrá ricos y pobres. Sucede además que la
clase media, tanto en su ser social como en su mentalidad, está presente de
forma mayoritaria en todos los campos de la vida social. Este estado de cosas,
la existencia de una extensa clase media con carácter omnipresente, es un rasgo
esencial de las sociedades capitalistas avanzadas. Circunstancia que nos permite
concluir que el freno a la revolución, a los cambios radicales, se manifiesta en
todos los campos de la vida y en todas las formas de la práctica social.
La lucha ideológica de la izquierda radical contra la clase media. De lo dicho
en la idea precedente podemos obtener otra conclusión: no es cierto que la clase
obrera haya dejado de ser revolucionaria, sino que el predominio de la clase
media impide que la clase obrera adopte un papel revolucionario. Si la
existencia de una extensa clase media impide que se puedan producir
revoluciones, lo impide tanto en el terreno de la práctica como en el terreno de
las ideas. De ahí la necesidad que tiene la izquierda radical de luchar
ideológicamente contra la clase media. La necesidad de esta lucha no es nueva.
La clase media equivale a lo que los marxistas siempre han identificado como
pequeña burguesía. Y quien lea detenidamente los textos de Marx y de Ilích
Ulianov, observará que una gran parte de la crítica ideológica contenida en esos
textos está dirigida contra la pequeña burguesía.
La clase media como fuente de los extremismos. Aunque la clase media niegue la
revolución y esté en contra de la visión radical del mundo, no obstante, de ella
proviene gran parte de los extremismos presentes en la lucha de clases, tanto el
de derecha como el de izquierda. Por un lado, la clase media tiene un miedo
atroz a perder sus cómodas condiciones de vida y se asusta de cualquier
movimiento social que pretenda un cambio radical de las relaciones económicas.
De ahí proviene su tendencia extremista de derecha. Por otro lado, la clase
media se llena de desesperación cuando no se producen los cambios sociales que
le hagan mejorar su situación en la vida, se ciega, ve en todos a un enemigo y
dispara en todas direcciones. De ahí proviene su tendencia extremista de
izquierda. Miedo y desesperación son dos rasgos psicológicos extremos de la
pequeña burguesía. Y la historia de los partidos comunistas y de la construcción
del socialismo está plagada de errores de izquierda, esto es, de errores de la
clase media.
La alianza de la clase obrera con la clase media. El llamado centro sociológico,
sector que representa el censo electoral más numeroso y que si disputan los
partidos de la derecha y los de la izquierda reformista, está constituido por la
clase media. Y creo que un partido de la izquierda radical debería igualmente
ganarse a la clase media si quiere conquistar la hegemonía. No debe verse como
una contradicción proponer abrir un frente ideológico de lucha contra la clase
media y al tiempo proponer que la izquierda radical se gane la confianza de la
clase media. Es necesario tener claro el futuro y la izquierda radical
supuestamente lo tiene: no se pueden conciliar la extrema pobreza con la extrema
riqueza y para acabar con la extrema pobreza hay que acabar con la extrema
riqueza. Pero para llegar a ese futuro es necesario contar con la clase media.
La clase media y el tope máximo al ingreso personal. Es una idea que expresa la
mentalidad de la clase media aquella que denuncia que los ricos son cada vez más
ricos y los pobres cada vez más pobres. La izquierda radical debe llevar esta
idea a sus consecuencias últimas: la solución no está en hacer más extensa la
clase media, sino en liquidar los dos extremos de la relación: la extrema
riqueza y la extrema pobreza. La inquietud y la preocupación que vive la clase
media ante la posibilidad de que los extremos de la riqueza y de la pobreza se
polaricen y se enfrenten en sangrienta lucha, como empieza a ponerlo de
manifiesto la inmigración en los países de Europa occidental, sólo se disiparía
si se pone un tope máximo al enriquecimiento personal. Pienso que una gran parte
de la clase media sería partidaria de ponerle un tope máximo al ingreso
personal. Todos reconocen los excesos y despilfarros de los grandes ricos. Y
todos serían partidarios de poner frenos a esa indignante inhumanidad.
Revolucionarios y extremistas. A los revolucionarios hay que restarles
determinados predicados, como los de destrucción, guerra, encarcelamiento y
muerte. Estos predicados deben aplicársele a los extremistas. Se confunde al
revolucionario con el extremista. El revolucionario quiere cambiar de raíz las
relaciones económicos sociales, pero sabe que para lograr ese objetivo debe
existir un partido de vanguardia que conquiste la confianza de las mayorías
sociales. Mientras que un extremista quiere lograr los objetivos revolucionarios
por medio del sectarismo y del terror, mecanismos de lucha que alcanzan no sólo
los "enemigos de clase" sino a sus propios aliados. Como el extremista es
incapaz de conquistar la confianza de las mayorías sociales, porque habla
ignorando los intereses de dichas mayorías sociales, las cataloga de
contrarrevolucionarias. Y así se aisla aún más de las masas y ahonda en su
desesperación. Pero pongamos un ejemplo concreto. Dado que la televisión es un
poderoso medio de educación de masas, debe estar en manos públicas. Es necesario
acabar con la televisión privada. Pero para acabar con la televisión privada
debe existir un partido político que haga suya esta meta. Y este partido debe
ganar alianzas para lograr este objetivo. Un aliado podría ser la Iglesia
Católica. Sin duda que muchos postulados éticos de una izquierda radical
coinciden con postulados de la Iglesia Católica. Aquí la radicalidad de
objetivos se manifiesta en la liquidación de la propiedad privada en un
determinado ámbito de la vida, y la moderación en los medios empleados se pone
de manifiesto en el objetivo de ganarse la confianza de las mayorías sociales y
en la alianza con la Iglesia Católica.
La unidad idealista del bien y del mal. La clase media quiere vivir feliz, sin
grandes preocupaciones, haciendo una vida cómoda. Sabe que hay graves problemas
en el mundo que hay que resolver, pero piensa que no es su culpa y que bastante
hace. No quiere que la responsabilidad sobre los grandes problemas de este
mundo, como el de la infinita pobreza, recaiga sobre sus espaldas. Quiere vivir
ligera, sin grandes cargas que le agobien, para así disfrutar de los grandes
placeres de este mundo. Por eso quiere una televisión superficial, banal, de
puro entretenimiento, que no vaya al fondo de los problemas. No niega que a los
pobres hay que ayudarlos, pero no hasta el punto que la entristezca y le impida
ser feliz. El postulado ético de ayudar a los pobres no debe impedirle el
postulado ético de ser feliz. Y la clase media ha hallado el modo de combinar lo
triste y lo feliz, el sufrimiento con el divertimento: para ayudar a los pobres
del mundo celebra festivales musicales. Toda una unidad idealista del bien y del
mal.