Por herencia de mi padre me considero un socialista libertario. La influencia
anarquista se fue dando porque leí mucho cuando escribí el libro de Di Giovanni,
entonces me encausé más todavía, principalmente Bakunin me llamó mucho la
atención, y Kropotkin también. Y después, por supuesto, el contacto con los
anarquistas en mi investigación.
Para el común de la gente los anarquistas expropiadores eran vistos como
guerrilleros, como en la década del ´60. Además, la policía los ponía como
enemigo público número uno. De hecho, los anarquistas no estaban muy de acuerdo
con los expropiadores, por cuanto ellos querían llevar la idea adelante y cuando
venía la represión, venía para todos: para los intelectuales, para los
pacifistas, para todos. Entonces, por ello se profundizó la división en el
anarquismo y vino la decadencia, que terminará en realidad en los años ´20. En
el ´30 todavía se mantiene algo, pero ya va desapareciendo la gran fuerza del
anarquismo, que se manifiesta en las dos primeras décadas del siglo XX. Entonces
uno admira la decisión, la valentía de todos estos grupos; además muchos de sus
atentados le resultaron muy simpáticos al pueblo. Por ejemplo, cuando volaron la
estatua de Washington como venganza por la muerte de Sacco y Vanzetti. Todas
esas cosas fueron realmente gozadas por cierta parte del público trabajador.
Pero, claro, aumentaba la represión en forma increíble y fue así como se
destruyó el movimiento anarquista. Después quedó ya un movimiento limitado a las
bibliotecas, un grupo de intelectuales y la FORA, pero el peronismo termina por
matar el anarquismo.
Siempre estaba esta cosa de creerse ellos los que tiene la razón. Hay ciertas
cosas que uno podría comprender. Por ejemplo, es indudable que los socialistas
manejaban mucho la política, se mezclaban mucho con el radicalismo, pactaban. Y
eso los anarquistas lo veían muy mal, lo veían como un enorme oportunismo. Y
afirmaban que así se derrotaba totalmente al movimiento obrero y que jamás se
llegaría a la revolución. Igual que los gremialistas sin partido, que empezaron
a ser cada vez más y después fueron mayoría. Aparte, los anarquistas hacían las
huelgas pero no reconocían a ningún funcionario, entonces iban los socialistas y
firmaban el convenio. Cuando había sido todo el esfuerzo de los anarquistas. Es
decir, fueron muy fieles a sus principios, y tal vez para buscar la unidad y
hacer la revolución con que ellos soñaban tendrían que haber participado más en
el movimiento conjunto. Después ya con los comunistas eran enemigos absolutos,
porque claro, aquello de la dictadura del proletariado. Ellos no podían soportar
la dictadura, o el mando de Lenin o de Trotski. Además, un gran porcentaje de
los anarquistas se transformaron en anarcobolcheviques, porque la revolución
rusa fue saludada en todas partes del mundo. Fue una revolución muy bella la
rusa, y repercutió en todo el mundo, eso le quitó mucho a los anarquistas.
Después, claro, ya vendrá Stalin, las purgas, y los hechos les darán parte de la
razón a los anarquistas.
Los expropiadores eran hombres muy jugados. Hay cosas muy heroicas, y yo creo
que las rescaté, estoy contento de haber rescatado todas esas historias, y de
haber conocido a los del grupo de Severino. Los que no fueron muertos, que
estaban escondidos. Recuerdo que hacía reuniones en casa, venían 16 o 18
anarquistas del grupo de Di Giovanni y se veían, se pegaban abrazos, lloraban. ¡Carajo!,
habían intervenido en 58 asaltos, era tan lindo aquello. Y ahora han muerto
todos. Se fueron muriendo uno a uno, ya estaban todos encima de los 70 años. Y
estaban muy agradecidos porque el que los volvió a unir era yo, que tenía una
casa en Martínez con un fondo grande, y hacíamos asados debajo de los árboles.
Ellos se sentían muy bien. Recordaban todos los asaltos de Severino, que son
maravillosos. Está el de Obras Sanitarias, que va con Roscigna en dos autos.
Resulta que en los bosques de Palermo estaba haciendo ejercicios la policía
montada, y cuando escuchan los tiros del asalto vienen corriendo. El auto de
Roscigna sale rajando porque se venía la policía, y el segundo auto, donde
estaba Severino, no puede salir porque le matan al chofer de un balazo. Entonces
Severino, que no sabía manejar, le dice al de atrás: "Viejo, ponete vos y manejá".
Y no sabía manejar, y le dicen al otro y tampoco sabía. ¿Cómo se van a ir a un
asalto y ninguno sabía manejar? Y se venía la caballería, y Miguel Roscigna, que
era un crack, cuando vio que el otro auto no aparecía, se volvió. Había que
tener huevos para hacer eso. Entonces se bajan rápido los tres y se suben a esos
zócalos que tenían antes los coches y huyen. ¡Pero cómo van a llevar un solo
chofer para el asalto! Eran tipos increíbles.
(#) Es escritor, historiador y periodista. Autor de «Los anarquistas
expropiadores» y «Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia», entre
otros.