La Izquierda debate
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América Latina: realineación política e imperio
James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Carlos Sanchís
Introducción
La historia de la construcción del imperio de los EE.UU. en América Latina
ha combinado una gran cantidad de flexibilidad política junto a principios
económicos sumamente rígidos. Washington en sus tratos políticos los ha llevado
a término, a gran escala y durante más de dos décadas con una gran variedad de
regímenes, los cuales a los observadores menos conocedores parecerían sumamente
pragmáticos. Durante los últimos 15 años, presidentes de ambos partidos
norteamericanos han establecido lazos fuertes y relaciones positivas con
"nacionalistas" en Argentina ( Menem, peronista), "socialistas" en Chile
(Partido Socialista, del presidente Lagos), "populistas" en Ecuador (presidente
Gutierrez), "laboristas" (presidente Da Silva, en Brasil). La clave para
entender esta clara contradicción es reconocer que las etiquetas políticas,
reflejados compromisos políticos pre-presidenciales o pasados, fueron totalmente
irrelevantes para la conducta operacional de estos políticos una vez tomaron el
poder (o incluso cuando ellos estaban haciendo campaña por el mismo).
Washington se preocupaba menos por las posiciones políticas pasadas, las
etiquetas "radicales" presentes o el trasfondo social popular del presidente
latinoamericano que con sus compromisos contemporáneos de colaborar con las
políticas de construcción imperialista siguiendo pautas socio-económicas
neo-liberales y en pro de la política exterior del imperio.
La clave de la ascensión a la presidencia de estos políticos ex-progresistas y
de sus partidos son su abrazo a la clave de los postulados económicos y
políticos de la construcción del imperio americano: la continuación y
profundización en la privatización y la desnacionalización de las empresas
públicas nacionales, la eliminación del control al comercio y a las inversiones,
el pronto, y completo pago de la deuda externa, la garantía a largo plazo de las
relaciones de propiedad existentes (sin tener en cuenta la corrupción de la
transacción original), la irreversibilidad a largo plazo en la extracción de
recursos sin importar ahora lo desfavorables que estos sean para el país de
origen (ver el Informe del Banco Mundial del 2004).
La colaboración, asimilación y promoción por los ex-progresistas del imperio
reforzando las estructuras económicas y políticas no fueron suficientes. Los
ex-progresistas abrazaron las prioridades de la política exterior del imperio;
en las áreas del comercio regional y de los tratados militares. Washington no
fue molestado en lo más mínimo por la ocasional exhortación retórica
inconsecuente para con los "países desarrollados" sobre pobreza y hambre y los
percibe correctamente como gestos simbólicos para el consumo internacional. Ni
los fabricantes de las políticas imperiales fueron perturbados por las
diferencias ocasionales en los aspectos particulares de negociaciones
comerciales; al final Washington entendió que tendría que hacer algunas
concesiones a sus colegas de la elite en el estado cliente.
Mi tesis es que la adaptación flexible de Washington y el apoyo vigoroso de los
partidos ex-izquierdistas y de presidentes han sido una fuerza poderosa en el
sostenimiento y expansión del poder económico y militar imperial en América
Latina ante los devastadores resultados sociales y económicos de dos década de
políticas neo-liberales.
La combinación de flexibilidad política y la rigidez económica imperial ha
provisto de una válvula de seguridad inconsecuente para el descontento popular
mientras se estrechaba el control imperial americano sobre la riqueza, los
recursos, los mercados, la mano de obra y las bases militares.
La Naturaleza de la Flexibilidad Política
A través de la flexibilidad imperial, quiero decir que los artífices de las
políticas de los EE.UU. no son contrarios a trabajar con ex-izquierdistas,
ex-guerrilleros, populistas demagogos, o incluso "anti-neoliberales" -
proporcionando su gobierno los intereses de las multinacionales norteamericanas,
pagar la deuda externa y aplicar los dictados del FMI. Quienes hacen las
políticas americanas están menos interesados en las políticas del pasado y los
orígenes de clase, de lo que lo están con las políticas presentes y futuras y
con los compromisos estructurales. Washington apoya golpes militares e
intervenciones del ejército contra regímenes que se oponen a la política
exterior imperial de los EE.UU. (Chávez en Venezuela) o que se nieguen a llevar
a cabo el programa privatizador del FMI (Arístide en Haití). Al mismo tiempo
apoya regímenes electorales como el de Toledo en Perú, Lagos en Chile, Gutiérrez
en Ecuador, Lula en Brasil, Fox en México y otros. En Colombia, Washington
trabaja estrechamente con los escuadrones de la muerte paramilitares y con las
fuerzas militares que asesinan a los antagonistas al electo presidente Uribe.
Estas no son políticas "contradictorias" sino que reflejan una clase de análisis
imperial claro y coherente, donde se definen amigos y enemigos en los términos
de estrategia militar, intereses políticos y económicos.
Ha habido varias " reordenaciones " en las tácticas políticas americanas desde
la Segunda Guerra Mundial:
Post-fascista 1945-48
Washington combinó el apoyo a los regímenes electorales y a las coaliciones de
centro-izquierda en Costa Rica, Guatemala y Chile con el apoyo a los clientes
dictatoriales tradicionales (Somoza) y la oposición a los nacionalistas
populares en Argentina.
Guerra fría 1948-60
Washington cambia dictaduras militares, golpes y regímenes civiles de extrema
derecha represivos (Paraguay, Perú, Venezuela y Cuba).
Revolución cubana 1961-63
La Alianza para el Progreso combina apoyo a "políticos reformistas electorales"
contrarevolucionarios (Venezuela), golpes (República Dominicana) e invasión
militar (Cuba).
Fase I - Contra-revolución 1964-71
Hay golpes de extrema derecha en Brasil, Bolivia, Argentina, y Ecuador y régimen
civil represivo contra la insurrección (Colombia, Venezuela), anti-comunismo
reformista (democristianos de Chile).
Fase II- política contrarevolucionaria 1972-1982
<Éstas son las políticas de represión profunda con regímenes terroristas en
Chile, Argentina, El Salvador, Nicaragua, Uruguay, Brasil y Bolivia.
Consolidación del Imperio: Parte I Reordenación política 1983-1994
Hay una forma de cambio que decae regímenes militares hacia regímenes
electorales neo-liberales conservadores en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay,
Bolivia, etc.; ahondando la intervención militar en Nicaragua, El Salvador,
Guatemala, Granada, y Panamá; y la alineación continuada con regímenes civiles
represivos en Colombia, Venezuela y Ecuador.
De las Neo-colonias a las Colonias: Parte II Reordenación política 1995-2005
Se caracteriza por la conversión del centro-izquierda a las políticas pro
coloniales en Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay y Chile y golpes
militares e intervención en Venezuela (2002, 2003 y 2004) y Haití (2004).
Comentario sobre la Política Imperial de los EE.UU.
Primero, no hay posiciones tácticas políticas uniformes, varían con el
particular periodo político internacional y, lo más importante, con los niveles
de clase y las luchas nacionales en cada país.
Segundo, dentro de cada periodo hay variaciones importantes en la política
imperial norteamericana que depende de la situación política en cada país.
Tercero, las reordenaciones políticas de la política estadounidense están
determinadas por las oportunidades dentro de América Latina (dependiendo del
nivel y clase de lucha nacional y por la correlación de fuerzas) y la
disponibilidad de alternativas viables en pro de los EE. UU.
Cuarto, el cambio de regímenes civiles electorales a las dictaduras en los años
40-50 fue conformado por las necesidades de la Guerra Fría de sumisión absoluta
a la política exterior norteamericana, demanda alta de recursos baratos y la
capacidad de los excedentes de las empresas norteamericanas convertidas en "
multinacionales".
Quinto, la reordenación parcial y breve en políticas reformistas electorales en
los primeros 60 llevando a la retirada del apoyo a tiranos vulnerables como
Trujillo y apoyando a los democristianos en Chile, Belaunde en Perú, mientras se
retenían lazos estrechos con los militares y futuros golpistas y que fue una
contestación al desafío revolucionario cubano y a sus fuerzas aliadas en América
Latina.
Sexto, la "Flexibilidad Política" acabó a mediados de los 60 con la masiva
concentración hacia la guerra total en Indo-China y el fortaleciendo de la
opción militar: golpes en Argentina y Brasil, la invasión del República
Dominicana y la ofensiva contra los movimientos populistas-nacionalistas a lo
largo del continente.
Séptimo, el fracaso parcial de la estrategia electoral en los inicios de los 70
bajo la presión de las luchas de masas llevada sobre todo por el abrazo de
Washington a regímenes de terror masivo en Chile, Argentina, Bolivia, Salvador,
Guatemala y Uruguay. Hubo una reestructuración total de la economía, el estado y
la sociedad para conformarlos al modelo neo-liberal.
Octavo, en perspectiva histórica la misión de los regímenes militares era
asesinar a los líderes de los movimientos de masas, domesticar a los opositores
electorales y cambiar los parámetros de la política, la economía y la sociedad.
En ese sentido los regímenes militares, a pesar de su brutalidad y tenacidad
para retener el poder, fueron vistos por los fabricantes de las políticas
imperiales como instrumentos hacia la meta estratégica de transformar sus
economías en los satélites americanos y negociar el retorno de la política civil
electoral dentro de los nuevos y rígidos límites económicos dictados por
Washington, Wall Street, el FMI y la elite de los negocios locales y de la
banca.
Noveno, Washington diseñó la transición con éxito de los regímenes militares
dictatoriales a regímenes electorales neo-liberales que completarían la
restauración colonial. La reordenación de Washington tuvo lugar en conjuntos
específicos de circunstancias donde los procesos electorales fueron manejados y
los partidos y políticos en competición estaban completamente bajo la hegemonía
norteamericana. Donde la hegemonía no existió, Washington mantuvo la estrategia
militar hasta que acuerdos y circunstancias favorables se dieran; como en
Nicaragua y El Salvador.
Décimo, Washington tuvo éxito profundizando y extendiendo sus políticas
económicas imperiales a lo largo de América Latina en los 80 y a mediados de los
90 y los resultados fueron sumamente favorables: record de beneficios, pagos de
intereses, privatizaciones de sectores económicos estratégicos y penetración en
el mercado.
El deterioro de las "primeras oleadas" de regímenes neo-liberales y el
resurgimiento de movimientos de masas, insurrecciones populares y el
derrocamiento de algunos de los regímenes clientelares más fieles de Washington
llevaron a "reordenaciones secundarias" - el cambio de Washington de los
regímenes civiles de extrema derecha a regímenes ostensiblemente de
"centro-izquierda", quienes sin embargo, incluso antes de tomar el poder, habían
dado férreas garantías para ir más allá y ahondar su apoyo a los intereses
estratégicos norteamericanos. Las "tácticas políticas flexibles" del Imperio,
sobre todo en tiempos cambiantes, han repartido soplos ásperos sobre todo en los
movimientos de izquierdas. Primero en el periodo de "transición" de los
regímenes militares, Washington tomó la iniciativa y cultivó a políticos de
centro-izquierda, académicos, ideólogos y periodistas para servir como los
nuevos instrumentos para ahondar el control colonial.
Las fundaciones imperiales fueron sumamente activas reclutando y financiando,
promoviendo y diseminando los escritos y discursos de los "nuevos demócratas" -
quiénes enmascararon su abyecto servilismo colonial con doctrinas de
"pragmatismo", "democracia" y "ciudadanía" y de lo " inevitable de la
globalización." Las Fundaciones Ford y Rockefeller, el Diálogo Interamericano,
la Escuela Kennedy , el Centro Kellogg y organizadores de otros centros
sirvieron como correas de transmisión y plataformas para integrar a los nuevos
políticos coloniales e intelectuales en el Imperio.
Inevitable, las políticas coloniales y el pillaje de las tesorerías públicas por
los vasallos locales llevaron a una nueva ola de inquietud. En algunos casos
Washington no estuvo listo para intervenir y le faltaron alternativas para
sustituir la rebelión de las masas. Me estoy refiriendo a los levantamientos del
2000 en Ecuador, de diciembre del 2001 en Argentina y de Bolivia en octubre del
2003 . En el país más estratégico, Brasil, Washington, con su "aparato
extraoficial" liberal y los representantes formales en las grandes instituciones
financieras, pudo establecer fácilmente su hegemonía sobre una administración Da
Silva mayormente voluntariosa e inesperadamente servil. La "adaptación" de
Washington a los nuevos presidentes pseudo-izquierdistas ha sido otro ejemplo de
asegurarse que los intereses fundamentales eran garantizados mientras toleraban
o incluso promovían sus reglas políticas.
Al contrario de muchos en la izquierda, en América Latina, Europa y América del
Norte, Washington se repartió mediante políticas retóricas y descuidada
demagogia electoral y obtuvo la clase y el núcleo imperial de la política de
Lula, Toledo, Gutierrez, Kirchner, y Mesa: ¿Pagan o no pagan la deuda externa a
los EE.UU. y a los bancos europeos?; ¿respetan o no respetan la privatización de
las industrias estratégicas?; ¿promueven o no ellos las nuevas privatizaciones?;
¿ mantienen o no mantienen sus mercados abiertos a los exportadores
extranjeros?;¿ apoyan ellos o no el dólar contra el euro manteniendo sus
reservas en dólares?; ¿ aprueban o no aprueban normativas laborales, pensiones y
legislaciones sobre salario mínimo, regresivas?
¿ firman ellos y acatan los acuerdos del FMI e imponen programas de austeridad y
leyes fiscales regresivas?
Una vez aplicados esta clase de criterios y hallados regímenes acomodaticios,
Washington certificó sus coloniales credenciales "democráticas" y toleró su
ascensión al poder político. Los regímenes certificados procedieron a llevar a
cabo los compromisos hechos al imperio, para mayor sorpresa de la izquierda mal
informada y superficial, impresionada con el "trasfondo social" y la demagogia
de los políticos de centro-izquierda.
Los Nuevos Clientes: 2004 - un Año de Infamia
Washington ha registrado éxitos extraordinarios consolidando su control
económico e incluso ahondando su estrangulamiento sobre América Latina durante
los últimos 5 años (1999-2004) a pesar de varias rebeliones populares y de la
caída de varios regímenes clientelares. Los acuerdos comerciales de libre
comercio,' ALCA' ya están en vigor o a punto de ser firmados por la mayoría de
los países andinos (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile), los pagos de la
deuda han excedido los records pasados, sobre todo en Brasil y México, las
fuerzas militares norteamericanas han aumentado y han extendido su presencia a
lo largo de la región (con la excepción de Venezuela) y, lo más importante,
Washington ha tenido éxito afianzando a un ejército latinoamericano y una la
fuerza policial comprometida en la ocupación y represión de un país
anteriormente independiente (Haití) subsecuente a una invasión norteamericana, y
secuestrando y forzando al destierro a un presidente electo (Aristide).
La historia anotará el 2004 como el Año de la Infamia, no sólo para los crímenes
y pillaje perpetrados por los EE.UU. sino por la colaboración activa y
consecuente de un nuevo grupo de clientes gobernantes de la mayoría de los
países más grandes de América Latina.
Antes de que nosotros procedamos a discutir y analizar esta muy desfavorable
configuración de fuerzas, su devenir y sus lecciones, Debemos confrontar ciertas
realidades desagradables sobre la izquierda. Durante la totalidad del proceso de
construcción imperial, una mayoría sustancial de la izquierda estaba
sistemáticamente equivocada en sus valoraciones y fidelidades. La Izquierda dio
la bienvenida a la victoria de Lula en Brasil casi unánimemente antes y después
de su elección, cuando quedaba suficientemente claro con tan sólo un mero
vistazo a la prensa financiera, a los acuerdos del FMI y a las declaraciones
realizadas por los más altos diseñadores de la política imperial, que Lula era
un partidario comprometido con la agenda estratégica de Washington. Las sitios
de izquierda en la red publicaron algunas de las ultrajantemente distorsionadas
y mal informadas cuentas favorables de Gutiérrez en Ecuador, Mesa en Bolivia,
Toledo en Perú y una hueste de otros "presidentes de pueblos". Como consecuencia
de los fracasos de la izquierda estos nuevos clientes de Washington pudieron
ganar el poder, abrazar la agenda estratégica de Washington, mientras que al
menos quedaba temporalmente divido, desorientado y desmoralizado un sector
sustancial de los crecientes movimientos de masas. Los líderes de la izquierda
tienen su lugar en este Año de la Infamia, aun cuando son los pobres urbanos y
rurales los que están pagando el precio.
Los principios de Washington en el éxito en afianzar a los nuevos gobernantes
clientes han tenido lugar mediante un control cuidadoso pero firme y dirigido,
de los políticos electorales victoriosos.
Mientras la mayoría de la izquierda lo ha enfocado exclusivamente en la
militarización norteamericana de la región, las imposiciones del FMI y del ALCA,
han ignorado el proceso político que ha hecho posible en gran medida los eventos
mencionados. Y cuando escribimos de los grandes cambios políticos nos estamos
refiriendo a las elecciones de un nuevo conjunto de regímenes políticos
clientelares en casi todos los países estratégicos de la región. El énfasis en
los "éxitos electorales" de Washington no significan subestimar o despreciar el
papel continuando de la violencia militar y el del chantaje económico-político
en la política imperial norteamericana, centrados en los éxitos del imperialismo
vía proceso electoral, nosotros queremos resaltar la importancia y el éxito de
esta táctica esta vez y en este particular momento.
Brasil bajo Cardoso y Lula, ha sido éxito más grande en la reciente historia
imperial. Cardoso empezó el proceso de desmantelar el edificio de la economía
del estatalismo nacional, vendiendo las más rentables empresas públicas,
abriendo los mercados financieros a los grupos extranjeros y disminuyendo los
estándares del nivel de vida. Los presidentes elegidos "radicalizaron" el
proceso de pillaje y apropiación imperial, transfiriendo decenas de miles de
millones de dólares a los acreedores, que promueve una excelente y rentable
especulación a gran escala, las exportaciones agrícolas y las ganancias mientras
disminuyen los gastos, los sueldos, el empleo y la distribución de la tierra.
Brasil tomó la primacía promoviendo el ALCA, desintegrando América Latina entre
una subordinación "light" y una "fuerte". Lula proporcionó el contingente armado
más grande y la dirección militar a Haití, protegiendo el régimen títere
norteamericano y reprimiendo la masiva resistencia anti-colonial. Brasil bajo
Lula ha proporcionado presencia física y legitimidad a la meta estratégica
norteamericana largamente buscada de una "fuerza militar interamericana" capaz
de intervenir para sostener los intereses estratégicos norteamericanos. Hoy es
Haití, mañana puede ser Venezuela o cualquier otro país que desafían a los
clientes imperiales americanos. Permítanos dejar completamente clara la
importancia de Brasil, Argentina y el papel del ejército de Chile en Haití: ha
ocurrido después de que Washington interviniera contra un presidente
legítimamente elegido que fue secuestrado a punta de pistola. El ejército
latinoamericano entró en Haití después de que escuadrones de la muerte con un
notorio entrenamiento por los EE.UU y grupos paramilitares invadieran el país en
alianza con los marines norteamericanos y procedieran asesinar a los líderes
populares por todo el país. Las fuerzas brasileñas enviadas se han unido a los
gángsteres haitianos asesinando a los partidarios de Arístide en todos los
grandes suburbios de la capital con el apoyo político del delegado de la ONU, el
anterior ministro chileno de exteriores Gabriel Valdés. Da Silva, Kirchner y
Lagos, la crème de la crème electoral de América Latina, han asumido
enérgicamente el papel de gendarmes del Imperio y han sentado un precedente
político y orgánico para las intervenciones imperiales futuras.
Lo que esto significa es que esos políticos electorales se han convertido en uno
de los instrumentos más importantes para derrocar a presidentes popularmente
elegidos que pueden oponerse a algunas de las políticas de Washington. La
colaboración de políticos electos con los instrumentos más brutales y violentos
de la construcción del imperio levanta preguntas importantes entre los
antiimperialistas sobre los procesos electorales, y especialmente sobre
políticos electos. Igualmente importante que el "papel principal" de Brasil
respaldando metas estratégicas norteamericanas como gendarme latinoamericano, el
ALCA, la estrategia de exportaciones de agro minerales y el resto de las
políticas que complementan los intereses imperiales norteamericanos, ha llevado
a Washington a considerar el ascenso a "estado internacional" de Brasil, dándole
un papel prominente en foros internacionales y en casos específicos un
'sociedad' para aprovechárse de países más pobres y más pequeños de la región.
El secretario de estado Powell, sugirió que Brasil pudiera ser digno de un lugar
en el Consejo de Seguridad de la ONU, después de que demostró su "conducta
responsable" promoviendo el ALCA, y defendiendo a los títeres norteamericanos en
Haití. Igualmente importante, la gran multinacional de la energía de Brasil,
Petrobras, se ha ha unido a la embajada norteamericana en Bolivia y a las
multinacionales europeas resistiéndose a cualquier esfuerzo hecho por la inmensa
mayoría de bolivianos por aumentar su porción de las ganancias de la energía de
su país. Petrobras tiene el apoyo total del régimen de Lula.
En Bolivia los EE.UU. pudieron superar la breve amenaza propuesta por el
levantamiento popular del 10-17 de octubre de 2003 apoyando la asunción de
impulsar al vicepresidente Carlos Mesa, después del vuelo de su predecesor
Sanchez de Losada. Este funcionamiento delicado ha sido posible gracias a la
conversión de líder campesino, Morales de Evo, a la política electoral y su
apoyo político a Mesa. El triángulo Mesa-Morales –Embajada de los EE.UU. aseguró
que la continuidad y la consolidación temporal del régimen de Mesa y la victoria
electoral subsecuente del referéndum del hidrocarburo que reafirma que las
multinacionales controlan los recursos de energía estratégicos de Bolivia. Mesa
procedió a animar a Morales para dividir a la oposición y ellos se unieron
obligándose a defender el sistema electoral elitista contra la nueva forma
participativa de "democracia de la asamblea" prácticada en los barrios urbanos
de El Contralto, Cochabamba y La Paz, las asambleas de los obreros en las
comunidades mineras y de las de campesinos dedicados al cultivo de coca y de los
campesinos sin tierra en el campo. Una vez Mesa tuvo éxito dividiendo la
oposición de masas se volvió contra Morales y lanzó una ofensiva máxima contra
los cocaleros, erradicando la planta de la coca, de acuerdo con los mandatos
públicamente pronunciados de la Embajada Norteamericana. Las tácticas de la
Embajada hacia Morales combinaron promesas a "el respeto el proceso electoral" y
amenazas de apoyo de EE.UU. a un golpe militar si Morales expresaba solidaridad
con los movimientos de masas. Incitado por su visión de un "futuro dorado" como
un presidente electo, Morales encajaba en el perfil de un cliente ideal para el
imperialismo - un "carismático" líder de origen popular con una larga historia
de dirección en la lucha de clases, un ambicioso y móvil ascendentemente
político pequeño-burgués demostró su buena y presuntuoso voluntad para ir más
allá de los aliados de clase por abrazar a los nuevos políticos de clase media
encumbrados en la Presidencia y en el Congreso.
En Argentina, Washington combinó el apoyo a los Peronistas de la derecha
tradicional y los ' nuevos liberales' y, fallando , abrazó el heterodoxo y más
ecléctico ' nuevo peronismo' de Kirchner. Esto último ha sido lo más exitoso del
Pentágono en disminui, dividir y debilitar al movimiento "piquetero" de los
obreros desempleados. A través de la combinación sutil de fondos especiales y la
co-opción Kirchner ha incorporado una sección sustancial del movimiento a su
llamada política "transversal"; qué sin embargo permanece firmemente en manos de
los leales Peronistas de Kirchner. Kirchner ha sostenido el cumplimiento y pleno
pago de la deuda externa todos los prestamistas exceptuando a los teitulares de
bonos privados, él ha puesto a parte el 3% excedente del presupuesto para
cumplir con las obligaciones de la deuda, respetando todas las privatizaciones
de sus predecesores, permitiendo a las compañías petroleras de propiedad
extranjera obtener inesperados beneficios, promoviendo el sector agro-industrial
a costa de los pobres del mundo rural, y se ha resistido con éxito a los
esfuerzos de obreros y empleados públicos por recuperar el sueldo y la capacidad
adquisitiva perdidos durante la crisis. En política exterior, Kirchner ha tenido
eminentemente éxito proyectando una postura de "independencia" del FMI, mientras
ha ido firmando y llevando a cabo acuerdos (menos las medidas más extremistas
que arriesgarían su unión política estratégica). Kirchner ha apoyado el ALCA
proporcionando el poder de afianzar concesiones para la elite del agro-negocio.
Más significativamente, Kirchner ha unido el nuevo proyecto americano para la
colonización, enviando a las tropas a defender a los EE.UU., el régimen títere
establecido en Haití y para reprimir a las masas haitianas antiimperialistas que
protestan por la invasión y ocupación norteamericana.
Está claro que Kirchner es un cliente heterodoxo, con un grado de independencia
relativa de los EE.UU. basada en la necesidad de Argentina de promover su elite
de la agro-exportación y proporcionar algún grado de protección a sus
industriales nacionales. Es más, el esfuerzo de Kirchner por construir un nuevo
aparato político conducido por neo-liberales y apoyado por líderes sociales
populistas, le obliga a que combine liberalismo macroeconómico con
microeconómicos proyectos del bienestar.
Ante ualquier diferencia ocasional entre los EE.UU. y Kirchner, está claro que
él ha logrado una de las condiciones primordiales para la dominación
norteamericana; ha desmovilizado los movimientos y ha puesto el país fuera de la
' zona' de peligro de un levantamiento popular contra el sistema neo-liberal
construido durante los noventa. El reavivamiento de crecimiento fuerte, en gran
parte como resultado de un estampido de artículos el doble crecimiento
industrial y digital chino, le ha proporcionado recursos suficientes a Kirchner
para aumentar el gasto social e incrementar y proporcionar un aumento de las
pensiones y del salario mínimo. Crecimiento sustancial paliativos sociales,
líderes sociales co-optados y eficaz ' retórica nacional-populista" han
empapelado la continuidad fundamental de la política Argentina, particularmente
su papel subordinado en el Imperio norteamericano.
Entre los ' nuevos clientes, los casos peruanos y ecuatorianos ilustran la fácil
"venta " de superficiales "populistas" a una débil, oportunista y desorientada
izquierda; qué a su vez proyectó la imagen de "Presidente de los Pueblos" a sus
partidarios de masas. En Perú, el movimiento del anti-Fujimori era rápida y
fácilmente convertido a los cauces de política electoral. Dentro de esa arena,
los anhelos de Toledo a remolque de los intereses de EE.UU., a sus profesores en
Stanford, a sus jefes al FMI se presentó en traje de campesino y apuntó como el
"exitoso" muchacho brillante. Toledo una vez elegido fue adelante con la agenda
de Washington de privatizaciones, de-regulación, pagos de la deuda y
exportaciones de sector primario. Toledo apoyó cada iniciativa colonial desde el
Plan Colombia al ALCA, contra la inmensa mayoría de la población. El nuevo
cliente de Washington, sin embargo se sumergió en continuados escándalos de
corrupción que debilitaron su efectividad en llevar a cabo la agenda de
Washington. No obstante, en el momento crucial de la "transición" de una
deteriorada dictadura y el movimiento de masa creciente, Toledo dio una
actuación magnífica manipulando imágenes populistas para encauzar el descontento
popular al territorio seguro de la elite de la política
electoral-parlamentaria-presidencial.
Finalmente Washington encontró en Ecuador un mismo "disponible" y fácilmente
comprable cliente en Lucio Gutiérrez, un antiguo oficial militar que por
chifladuras de la historia se encontró en la dirección de un levantamiento
indio-campesino en el año 2000. Bautizado el "el candidato del pueblo" por la
izquierda, fue respaldado por los principales partidos políticos (Pachakutic,
MPD) surgidos de los movimientos sociales (CONNAIE y otros) y de los sindicatos
principales (petróleo, el de los obreros eléctricos etc.). Después de complacer
con la vacua retórica populista usual y las promesas electorales vacías,
Gutiérrez viajó a Washington para garantizar la agenda de Washington en el ALCA,
Plan Colombia, la base militar de Manta, la privatización de petróleo y otros
problemas de importación a Washington. A cambio él recibió el certificado de
Washington de buena conducta. En menos de 2 meses, el presidente Gutiérrez
empezó a llevar a cabo la agenda "Washington". Los ministros pequeño burgueses e
izquierdistas, secretarios y otros funcionarios menores se quedaron hasta que
les obligaran con el tiempo a que se retiraran de la Administración, pero ni
antes de que ellos tuvieran totalmente desencantados a sus seguidores de masas,
la credibilidad perdida entre muchos y facilitado el papel de Gutiérrez como un
cliente colonial de Washington.
Conclusión
Los "nuevos clientes" de Washington son de gran importancia táctica para un
tiempo de crisis imperial, fallo del sistema y conflicto de masa. Los "nuevos
clientes" de Washington tienen varias diferencias significantes de los clientes
anteriores. En el primer lugar, ellos no tienen la misma trayectoria política;
en muchos casos son "forasteros", que no han sido parte del gobierno o de la
clase gobernante. Uno piensa en el contraste entre Gutiérrez, un pequeño burgués
ex oficial del ejército burgués y político ' rebelde' contra el ex-presidente
Noboa, un millonario hombre de negocios; Carlos Mesa, un rico profesional de
clase media contra su ex-presidente y predecesor Sanchez de Losada, un
millonario capitalista; Lula Da Silva, pequeño funcionario del Partido de los
Trabajadores durante mucho tiempo, ( ex -obrero del metal) contra el próspero
político de clase media Fernando Cardoso. Washington ha reconocido que entre
esos probables clientes se incluyen desde el pequeño burgués móvil y ascendente
a aquellos ya en la elite. Washington ha fortalecido su poder imperial al "abrir
la puerta" a los nuevos reclutas de abajo, aceptando al más astuto, ambicioso y
cruel en su clase gobernante colonial a cambio de seguir la agenda pro-imperial,
neo-colonial implacablemente. El caso es que éstos "nuevos clientes" han ido más
allá de los "clientes viejos" en la agenda neo-liberal y han dirigido sus países
cruelmente en el marco colonial. Da Silva había superado a Cardoso, de lejos,
poniendo el sobrante del presupuesto para cubrir las demandas de los acreedores
extranjeros, la privatización extendida a toda la infraestructura principal e
incluso entregó derechos de exploración de petróleo a las multinacionales (
Shell, Exon) de áreas de la empresa nacional, Petrobras, que las han
identificado como poseedoras de billones de barriles de petróleo.
La conducta extrema pro imperial de los "nuevos clientes" es el resultado de su
deseo de demostrar a su imperial señorío que ellos han roto de verdad con su
pasado izquierdista/ populista y con sus aliados de masas anteriores, que están
completamente en línea con las políticas imperiales e instituciones. El
despliegue ostentoso de la identificación con la clase gobernante se encuentra
en los numerosos entornos de las personas de negocios que acompañan a los nuevos
clientes en sus viajes al extranjero. Por ejemplo, Lula invitó a 400 banqueros,
comerciantes, gente del agro-negocio, a los dueños de minas e industriales en
sus viajes a Asia y a Europa. Complementan sus políticas pro imperiales,
comprometiendo en barrer ejercicios retóricos en foros internacionales, expresan
preocupación sobre la pobreza pero se olvidan de unir la pobreza con la riqueza,
y el poder a las políticas pro imperiales que siguen.
La re-alineación de Washington con los " forasteros" es un movimiento
cuidadosamente calculado, basado en el análisis serio de la dirección en la que
sus nuevos discípulos se están moviendo, no en donde estos estaban en el pasado.
Están impresionados más por sus nuevas alianzas con las elites que por sus
alianzas pasadas con los movimientos sociales. Anteriormente todos ellos eran
impresionados por acciones concretas tomadas con respecto a sus intereses
estratégicos - en la economía, alianzas geopolíticas e instituciones del estado.
La política de reordenación de Washington está mucho más cerca de un análisis de
tipo marxista (marxismo para la clase gobernante) que del diagnóstico
superficial, mal informado de los académicos de la izquierda, periodistas y
líderes de movimientos sociales que abrazan a éstos " forasteros " en base a los
recuerdos del pasado, retórica electoral locuaz y la inspiración de ilusiones.
La Izquierda tiene que estudiar política imperialista para re-aprender política
de tipo marxista – esta vez sólo en interés de los obreros urbanos,
desempleados, indios, campesinos y mujeres trabajadoras.
Los éxitos imperiales reclutando a los nuevos clientes ocurren en algunas
circunstancias concretas. Primero esto, ocurre en la arena electoral donde los
"costos" de compromiso "abren" el cliente potencial a la seducción financiera.
Segundo, tiene lugar donde el movimiento o el partido se centra en una sola
personalidad o en el culto de la personalidad. Es más fácil "comprar" a un solo
individuo y su corrillo de la elite que a las asambleas democráticas populares.
En tercer lugar los que hacen las políticas imperiales pueden tener éxito con
nuevos clientes que ejecutan organizaciones muy verticales que les permiten
imponer la forma del giro reformista a las nuevas alianzas pro imperiales.
El imperialismo no tiene ninguna alianza permanente con éstos ' nuevos clientes
como no retuvo sus lazos a los "clientes viejos". El imperialismo tiene
intereses permanentes expandiendo el imperio y enriquece a su clase gobernante,
extendiendo su poder militar, dominando a sus competidores. Cuando y si, más
pronto o después, los nuevos clientes alcanzan credibilidad por la capacidad de
implantar políticas imperiales, Washington ejercerá su flexibilidad una vez más
; se involucra devolviendo al gobernante/ legislador establecido la
clasificación o reclutando un ' forastero nuevo'. La re-alineación de '
forasteros' con "propio" normalmente tiene lugar una vez la crisis de dominación
imperial se ha superado y el sistema imperial se estabiliza. Los " nuevos
clientes" así harán todos los esfuerzos para asimilarse en la clase política en
base a sus lazos con las instituciones imperiales. Sin embargo una vez ellos
pierdan su "capital político"; la habilidad de controlar a sectores sustanciales
del populacho, ya no tienen más valor alguno estratégico para los diseñadores de
la política del imperio; se convierten en desechables.
La percepción de los "nuevos clientes" de sus nuevos compañeros imperiales es
bastante diferente. Creen que han forjado una alianza estratégica, una relación
de funcionamiento duradera a largo plazo. Asumen un nivel alto de reciprocidad;
de apoyo mutuo en base a "intereses comunes". Casi siempre quedan rudamente
asustados cuando su apoyo político entre las masas se deteriora y la "mirada
imperial" de sus compañeros se dirige hacia un cambio de alineaciones, hacia los
clientes viejos en las clases de elite o la contratación de un nuevo
"forastero".
Despreciado y desconfiado por sus antiguos aliados en los movimientos de masas,
abandonado por sus aliados "estratégicos" del imperio, el "forastero" convertido
en nuevo cliente, perderá su prominencia política y se hundirá en el olvido y
aceptando una beca en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de
Harvard, o un puesto menor en la OEA o adquiriendo residencia en Miami con su
riqueza mal conseguida donde aprenden a jugar al golf o toman lecciones de
tenis.
25 Octubre 2004