La Izquierda debate
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La segunda transición de los movimientos sociales
El Movimiento Antiglobalización, entre la "nube de mosquitos" y la izquierda parlamentaria
Agustín Morán
La Haine/Rebelión
Quien acuda al mercado de los votos con una propuesta que implique la menor
ruptura con las actuales formas de trabajo, cuidados, ocio, consumo y
descompromiso político, carece de cualquier oportunidad. El mecanismo de la
televisión basura coincide con el de la política basura. La oferta de basura
genera su propia demanda y ante la demanda "democrática" de basura, quien oferte
algo diferente está condenado a la exclusión. Por eso, la única forma de
progreso electoral es sumarse a la degradación, ("centrarse") y reconvertir a
los movimientos sociales con vocación constituyente en una especie de
autooposición, cada vez más controlada por el poder. Este es el caso de la
entrega de la izquierda en la TPE pero también el de la transformación, en el
corto periodo de 3 años (2001-2003), de un movimiento de masas capaz de impedir
algunas iniciativas de la derecha y condicionar a la izquierda capitalista -el
Movimiento Antiglobalización (MAG)[1]- en un simulacro alterglobalizador consist
ente en: 1) una sucesión de foros, jornadas y viajes, 2) sin movimiento de
masas, 3) cada vez más alejado de las luchas sociales, 4) despolitizado y 5)
controlado por colectivos y personas cooptadas (o aspirantes a serlo) por el
bloque socialdemócrata.
Sin el derrumbe del PP no será posible la democracia. Dicho derrumbe es
imposible sin movimiento popular. Pero el movimiento popular solo puede surgir
de la lucha contra los daños de la globalización, es decir, contra las políticas
del PP y del PSOE. La socialdemocracia es un conjunto de corporaciones
políticas, sindicales, académicas y mediáticas, jornaleras de los poderes
fácticos. Por lo tanto, sin construir una izquierda autónoma de la
socialdemocracia y vinculada a las luchas populares, no hay alternativa. En los
últimos 5 años, el bloque socialdemócrata se ha revelado como el peor obstáculo
para la construcción de esa izquierda.
Tras el desmoronamiento de la izquierda radical, una década de dinámicas
sociales, entre 1992 y 2002, permitió una gran acumulación de experiencias a un
conjunto de colectivos y militantes que, desde lo social, conservaron la
voluntad constituyente. Estas dinámicas tuvieron un gran protagonismo a partir
de VI´01, pero fueron definitivamente controladas y derrotadas en II´03. La
necesidad de elaborar y transmitir esta experiencia para la izquierda
anticapitalista es simétrica a la necesidad de ocultarla para la izquierda
capitalista.
Haciendo abstracción del movimiento popular vasco en defensa de la
autodeterminación[2] durante los años noventa se fueron creando redes
antiglobalización entre numerosos colectivos de gran parte del estado español en
base a sucesivas iniciativas político - sociales: "Foro Las otras voces del
planeta" contra el 50 aniversario del FMI y el BM en Madrid IX´94; "Foro
Alternativo a la Cumbre Europea de Jefes de Estado y Gobierno de la UE" en la
finalización de la presidencia semestral española (XII´05); Movimiento
Antimaastrich (1996-2001); y Movimiento contra la Europa del Capital, la
Globalización y la Guerra (VI´01 a II´03)
Las redes antiglobalización, con la presencia de CGT como única organización de
la izquierda tradicional realmente comprometida, se caracterizaban por: a) El
protagonismo estaba en manos de los colectivos que, con un discurso político y
teórico propio, desde contenidos anticapitalistas y muy diversos territorios
sociales, planteaban debates y movilizaciones, tratando de incorporar a los
sectores afines de la izquierda tradicional; b) El vínculo se fue creando a base
de cooperaciones, encuentros, campañas y movilizaciones, algunas muy
importantes[3], con un claro contenido antisistema; c) Una estructura
organizativa horizontal y una gran pluralidad, en la que los diversos contenidos
sociales y políticos se incardinaban en un discurso antiglobalización explícito;
d) La estructura organizativa era de muy baja intensidad y se basaba en dos
asambleas estatales al año, cursos, reuniones, asambleas territoriales y una
secretaría radicada en los locales de Aedenat (posteriormente E cologistas en
Acción) en Madrid, coincidente con la Comisión Internacional de dicha
organización; d) La participación de la izquierda, salvo en la mencionada ILP
por las 35 horas, se limitó al apoyo de la presidencia federal de IU, con
escasas y heterogéneas repercusiones territoriales. Salvo sectores de la
entonces llamada "Plataforma de Izquierdas", antecedentes de la actual
"Corriente Roja", la participación del PCE e IU fue excepcional y muy vinculada
a la voluntad personal de los militantes que la realizaban. IU de Madrid, dada
su cercanía política con las burocracias de CCOO y UGT, boicoteó la cooperación
con el Movimiento Antimaastrich en dicha campaña.
En Madrid, el Movimiento Antimaastrich se apoyó en redes como la Plataforma
Cívica por los Derechos Sociales (1995-1998), creada en 1995 y luego dinamizada,
a partir de 1996, por varios colectivos sociales tras su abandono por quienes la
fundaron (IU, PCE y los CRITICOOS). También mantuvo amplios puentes de
comunicación con el CSO El Laboratorio (1997-2001), con la experiencia de
"Rompamos el silencio. Siete días de lucha social" (1998, 1999 y 2000), con el
proceso de refundación de los colectivos de Lucha Autónoma (1998-1999-2000), con
la "Plataforma de debate contra el Paro" dinamizada por Comunidades de Base
(1998-2000) y con "Precarios en Acción" y su antecesor "Grupo de trabajo contra
la precariedad" (1997-2000), a través de colectivos que participaban activamente
en los diversos procesos. En Madrid el movimiento antiglobalización incluyó, o
cooperó, con prácticamente todas las dinámicas sociales existentes fuera de lo
institucional sin perder el diálogo con los sectores combativos de la izquierda
tradicional. Esto explica la potencia con la que irrumpió a través de un modelo
participativo y horizontal en otoño de 2001 a escala de todo el Estado. El
Movimiento Antiglobalización ya era visible a nivel internacional por sus
contracumbres[4] cuando en España, el Banco Mundial se vio obligado a cancelar
su reunión en Barcelona en VI´01 por la amenaza del primer movimiento de masas
antiglobalización del Estado Español que, pese a dicha cancelación, realizó las
movilizaciones que tenía previstas.
La primera asamblea estatal del movimiento antiglobalización en Madrid (Orcasitas
6, 7 y 8 IX´01) convocó a todos con un modelo de Areas Temáticas[5] que debatían
sus experiencias, contenidos y proyectos y las volcaban en un plenario en el que
se legalizaba la pluralidad y la complejidad del MAG y se decidía la agenda y
los lemas compartidos para el periodo siguiente. A partir de aquí, un mes
después de los atentados del 11-S-01, irrumpió la guerra contra Afganistán, como
un elemento multiplicador de la campaña contra la presidencia española de la UE.
Pero también irrumpió la socialdemocracia a través de sus sindicatos, ONGs y de
grupos filiales dentro de los movimientos sociales.
La violencia que originó la lucha entre fracciones de IU-PCE, se saldó con clara
ventaja para el sector socialdemócrata. El movimiento, víctima de estas luchas y
de sus propias burocracias fue unificado, a trancas y barrancas, en la Asamblea
Estatal de Zaragoza en XI´01. Gracias a ello consiguió convertir el semestre de
presidencia española de la UE en una etapa de enormes movilizaciones contra la
Europa del Capital, la Globalización y la Guerra, tanto en extensión, (
participaron casi setenta localidades del estado español), como en intensidad
(400.000 personas en Barcelona en Marzo´02) y fuerza política (una huelga
general, el 20-VI-02, contra un decreto del PP recortando el seguro de
desempleo, impuesta por el movimiento a CCOO y UGT). Con ello, quedo demostrado
el potencial de participación social oculto y administrado por la izquierda
institucional.
En IX´02 se intentó reactivar, sin éxito, la Asamblea Estatal, estructura
unitaria representativa del MAG. Sin embargo, la agresión a Iraq potenció el
movimiento, ya sin referente político y organizativo, en una única dirección:
"No a la Guerra".
A pesar de todo, la inercia del MAG era tan grande como el fascismo proyanqui
del PP. Las intrigas del PSOE, IU, CCOO y UGT, creadores del divisionista "Foro
Social de Madrid", para evitar el protagonismo de los colectivos y redes
anticapitalistas y anti OTAN que llevaron la iniciativa en el periodo anterior,
no pudieron evitar el éxito de la Marcha a Torrejón el 19/I/03 como síntoma de
que la opinión pública, desbordante de rechazo a la participación del gobierno
español en la guerra de Iraq, requería una respuesta organizada. A partir de
aquí el PSOE intervino a través de todos sus medios lanzando el movimiento para
acosar electoralmente al PP. Pero dos meses después, tras movilizaciones de
masas sin precedentes y sin ningún resultado visible de las mismas, abandonó una
forma de lucha cargada de amenazas para el PP, pero también para él mismo.
NOTAS
[1] " El Movimiento Antiglobalización en su laberinto. Entre la nube de
mosquitos y la izquierda parlamentaria". VVAA. Ed. Catarata. 2003
[2]La excepcionalidad del movimiento popular vasco-único movimiento popular con
vocación constituyente en el estado español-, reside, tanto en su carácter de
masas, como en su fuerza electoral y su fuerza armada. Estos rasgos explican su
sostenimiento y arraigo a pesar de la represión que se abate sobre él, pero
también su aislamiento del resto de movimientos sociales del Estado. La
presencia de dicho movimiento en todas las etapas del MAG a través del Area de
Libertades abrió la posibilidad de una relación directa – no mediatizada por el
poder político y mediático entre la autodeterminación del pueblo vasco y la
autodeterminación de trabajadores, mujeres, consumidor@s, ecologistas,
inmigrantes, etc.
[3]El punto culminante de esta cooperación fue la Iniciativa Legislativa Popular
(ILP) por "las 35 horas de jornada laboral, sin rebaja salarial y en cómputo
semanal"y por una Renta Básica, que agrupó en 1998 a: IU, Criticoos, CGT, USO,
Confederación de STEs y Movimiento AntiMaastricht (MAM). Esta campaña supuso la
unidad de acción de muchas redes de la izquierda anticapitalista y la izquierda
tradicional contra la degradación del trabajo, en torno a contenidos
inaceptables para la socialdemocracia. De hecho, CCOO y UGT lucharon con todas
sus fuerzas, sin conseguirlo, para evitar que se visualizara una fuerza capaz de
arrebatarles el monopolio de las movilizaciones de los trabajadores y
trabajadoras a escala estatal. Sin IU, no habría sido posible, durante 1998 y
1999, una campaña de esta envergadura. Pero sin los contenidos aportados desde
el MAM, no se habría trazado la raya entre el reparto del empleo que propuso la
ILP y el reparto del paro y del trabajo basura que defien de la izquierda
cómplice.
[4]Seatle (XII´99), Washington (IV´00), Praga (IX´00), Niza (XII´00), Goteborg (III´01)
[5]Movimiento Obrero, Agroecología y Consumo Responsable, Antimilitarismo,
Educación y Menores Excluidos, Libertades, Inmigración, Contrainformación,
Ecología y Feminismo.
Este texto forma parte de "Globalización, alterglobalización y crisis",
publicado en La Haine.