La Izquierda debate
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Cuestionamiento, negación, subjetividad revolucionaria o barbarie
Claudio Aguayo Bórquez
Rebelión
El sistema capitalista interpela a los individuos como sujetos. Althusser no se
equivocó en esto. Hay, al mismo tiempo que una opresión y explotación, un
mecanismo de interpelación de los individuos dominados, bajo la forma de
"sujetos". Hace aparecer aquello que es dominación, opresión y anulación de la
subjetividad como producción de subjetividad; aquello que es destrucción de la
libertad como libertad. Y ello mediante la institucionalidad burguesa; los
colegios, las universidades, las fábricas. A esos lugares desde los que se
irradia la dominación capitalista-neoliberal se refería Antonio Gramsci al
hablar de "sociedad civil".
En su trayectoria teórica, Michael Foucault desarrolló un análisis social,
filosófico y ante todo histórico-político sobre qué significa poder. Para
Foucault poder no es "una cosa". El filósofo francés desafió la concepción del
poder como un ente objetivo, ya sea bajo la forma de Estado, ejército etc. El
poder es una relación social, y existe más allá de las fronteras del Estado. Es,
por lo tanto, una inmanencia; está presente en todas las relaciones humanas, ya
sea como saber, poder físico, religión, deseo etc.
Siguiendo la línea teórica de Foucault, el poder capitalista se reproduce a
todos los niveles e interpela, a través del discurso, a los individuos como
seres humanos. Les convence de que son seres humanos. Pero precisamente es esa
humanidad la que arrebata la enajenación capitalista, que Marx denunció en los
"Manuscritos económicos y filosóficos de 1844". El capitalismo es un proceso de
deshumanización del mundo, de pérdida de lo genéricamente humano. Esta pérdida
se efectúa desde distintos niveles; sexuales, culturales, políticos, artísticos.
Sin embargo es preciso reconocer que el fundamento de toda la dominación
(capitalista) es económico. La explotación (extracción de plusvalía) es el
primer momento a través del cual el capitalismo construye seres deshumanizados;
un "ser inerte" parafraseando a Sartre.
El poder, entonces, se mentaliza. Es un poder que está en las mentes de los
individuos, como opinión o sentido común. Lo que nosotros concebimos como
normal, o la "normalidad" (la existencia de ricos y pobres, la dominación sexual
y económica masculina, el egoísmo) es ante todo producto de un largo proceso
histórico de producción de un sentido común. No son "sentimientos" o "males"
inherentes al hombre, sino ante todo fruto de una larga histórica de dominación
y opresión. En esta perspectiva cave reconocer que lo que aparece como
escapatoria a ese poder, muchas veces, no constituye sino otro lugar de la
dominación, otro dispositivo de poder enclavado con el fin de interpelar a los
individuos como sujetos.
La 'vida material' pequeñoburguesa es la síntesis de la cultura burguesa
alienante. En ella se reproducen discursos, prácticas políticas, culturales,
musicales, sexuales, vivenciales etc., que aparecen (o se hacen ver) como
desafíos "libertarios" a la cultura capitalista. Que mejor ejemplo que el
hippiesmo, manifestación característica de estos artefactos tramposos que
(vuelvo a repetir) interpela a los individuos como sujetos. Por que, en efecto,
un hippie no puede hacer ningún daño al capitalismo, ya que sus propuestas son
cuestionamientos superficiales. Lo mismo puede afirmarse de las prácticas
culturales que incitan a buscar en lo personal-existencial una escapatoria a los
problemas humano-sociales. La solución a la opresión capitalista no puede
encontrarse en una salida individual, en una entrega personal, sino en el
trabajo colectivo por la derrota del capitalismo (y en la construcción del
proyecto negativo, es decir, que niega al capitalismo, el socialismo)
Estados Unidos es el país en que esta dominación burguesa, mediante el modo de
vida pequeñoburgués, ha logrado establecer el mayor dominio sobre las clases y
actores sociales (que dejan de actuar) y los individuos. Bordieau y Foucault
señalaron la dominación como la relación de poder (social) en la que ya no hay
escapatoria. En Estados Unidos esta forma brutal y total de dominio se ha
consumado. Es una de las razones por las cuales el capitalismo, como sistema
mutante, asimila el modo de vida estadounidense como un "modelo" o paradigma. El
despertar de ese largo sueño de dominación burguesa debe ser, ante ello,
latinoamericano, o periférico.
El cuestionamiento del capitalismo entonces, no debe reducirse a una cuestión
programática, a una propuesta salarial o económica de la vida social. Debe ser
un cuestionamiento total, que abarque la totalidad de lo social y su componente
fundamental subjetivo. Los sujetos sociales deben avanzar en la figuración
discursiva y social de ese cuestionamiento negador, destructivo del capitalismo.
Ello implica un cambio desde ya en la mentalidad individual, o subjetiva. Ya
nuestro Che lo decía en su texto "El socialismo y el hombre en Cuba"; "Para
construir el comunismo... hay que hacer al hombre nuevo".