La Izquierda debate
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De la resistencia a la ofensiva, ruptura, rebelión y revolución: nuestro carril al socialismo
Pável Blanco Cabrera
Rebelión
En los años anteriores se acumulo una experiencia positiva de lucha contra el
sistema capitalista en todo el mundo, en América Latina y por supuesto en
México.
El estudio y sistematización de este ciclo permite un conjunto de lecciones
orientadoras en el marco de una crisis sistémica estructural del capitalismo en
edad senil, del imperialismo y de los distintos bloques que lo conforman.
Frente al dominio del neoliberalismo las respuestas fueron primero
desarticuladas. Resistencia a las privatizaciones, al remate del sector estatal
de la economía, a las privatizaciones que arrasaban con lo público; resistencia
a las desnacionalizaciones y la trasnacionalización. Propuestas imperialistas
como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte contaron con gran
consenso en su implementación pues la gran maquinaria de dominación mediática
ocultaba el carácter colonialista y asociaba esa iniciativa a la modernidad.
Nuestras voces aisladas alertaban de las obvias consecuencias del Laisser
faire, laisser passer, de la mano invisible del libre mercado, del
capitalismo salvaje. La alteración del tejido socioeconómico aumento la pobreza
dramáticamente, la desigualdad, resurgieron viejas enfermedades y el número
directo de muertes consecuencia del sistema capitalista aumento tanto en los
puestos de trabajo, como enfermedades directas por las condiciones laborales; en
proporción directa aumento la resistencia. En el momento en que Carlos Salinas
de Gortari obtenía los más altos grados de popularidad de su gobierno en México,
cuando sus programas populistas y su política de privatizaciones y reformas
constitucionales que destruían las conquistas de la Revolución Mexicana eran
vistas positivamente por más del 50% de la población, cuando el mexicano común
tenia la percepción de grandes cambios, cuando la noche era más obscura, un
relámpago centelleo en Chiapas, el día que entro en vigor el TLCAN, el día que
para el neoliberalismo significaba la coronación de su proyecto anexionista que
arrancaba en México pero que se extendería a toda América; desde la selva
Lacandona irrumpía el EZLN y la voz del Subcomandante Marcos mostraba lo que no
era evidente por el control mediático a los ojos de las masas, anunciando la
sublevación al capitalismo, al imperialismo y reivindicando una forma de lucha
fuera del carril de la dictadura con fachada democrática.
Al principio la resistencia fue desarticulada, pero conforme aumento el embate
del neoliberalismo se fue coordinando, al tiempo que sobrevino el rearme
ideológico. Veamos tan solo el ejemplo mexicano: la Revolución mexicana en su
ruta de desarrollo independiente, algo que fue caracterizado por los estudiosos
soviéticos como vía de desarrollo no capitalista, llego a tener el 70% de
la economía bajo control estatal; cuando el neoliberalismo se impuso en 1982
inicio un proceso de desnacionalización que privatizo en 17 años 1150 empresas
de vital importancia para el desarrollo, hasta que en 1999 como resultado del
ascenso de la lucha de masas fue frenado el proceso de entrega del patrimonio
nacional a las trasnacionales.
Desde 1997 donde fue claro que las resistencias avanzaban y por ejemplo con la
utilización de las nuevas tecnologías de comunicación, permitieron una respuesta
a la Ronda del Milenio de la OMC y ya todos sabemos que esas protestas
fueron un éxito y que hoy Seattle esta ubicado como un momento clave en el
cuestionamiento a la globalización capitalista y que el joven arrojando una
piedra contra el Mc Donalds personificaba el malestar creciente a la
dinámica de explotación y dominación del sistema imperialista. De esa en 1999,
siguieron infinidad de revueltas que propiciaron múltiples iniciativas de lucha,
por ejemplo de Foro Social Mundial, pero sobre todo revelaron lo que no era
evidente.
En América esas manifestaciones tuvieron concreción en la heroica lucha de las
FARC-EP; de los estudiantes de la UNAM organizados en el CGH y los obreros
mexicanos que unidos pararon la entrega de la educación superior y los
energéticos a los monopolios norteamericanos y europeos; en Venezuela triunfo
electoralmente una alianza popular que llevo a la presidencia a Hugo Chávez y
sentó las bases para ese proceso de liberación conocido como la Revolución
Bolivariana. La Protesta social se desato lo mismo en Argentina, Perú, Bolivia,
Chile, Ecuador, El Salvador.
Lo que es común a esta rebelión generalizada al capitalismo y sus consecuencias
es que la forma principal de las luchas no fue la utilización del carril de la
institucionalidad burguesa, esto es la dictadura de fachada democrática, sino
las movilizaciones masivas tumbando gobiernos, varios en un corto periodo como
en Argentina y manifestando formas innovadoras de la organización popular. Los
limites y retrocesos se encontraron en el espontaneismo y la ausencia de un
programa de ruptura que aseguro la recomposición momentánea de la hegemonía
sistémica con salidas electorales de la denominada "centro-izquierda" o
progresismo, a saber, gobiernos a los que les es permitido un cierto margen de
asistencialismo, medidas sociales mínimas, a condición de que no alteren los
compromisos económicos fundamentales con el FMI, el BM y mantengan las políticas
desmanteladoras de las conquistas sociales de la clase obrera alcanzadas con las
luchas anteriores.
Así encontramos que a la rebelión indígena-popular de Ecuador le siguió como
consecuencia un gobierno que la traiciono totalmente y se entrego sumisamente a
los brazos del imperialismo. Si bien Lucio Gutiérrez es un caso patético, lo
objetivo es que una cierta izquierda institucionalizada en aras del
posibilismo, del realismo, gano gobiernos en buena parte de América
gestionando el capitalismo y defraudando los potentes movimientos de masas que
les sirvieron de base.
En ese modelo se gesta la apuesta del capital trasnacional y las oligarquías
locales para contener la rebelión. El proyecto más cínico es el planteado para
México y que es conocido como pacto o acuerdo de Chapultepec, en el que de
manera transexenal los grandes ricos están decidiendo el rumbo que debe seguir
el candidato que gane para garantizar sus intereses, continuar las
privatizaciones y avanzar en el remante de la soberanía e independencia
nacional. El acuerdo de Chapultepec es al mismo tiempo una respuesta a la
esperanzadora ola rebelde que recorre el país por convocatoria de la VI
Declaración de la Selva Lacandona lanzada en Junio del 2005 por el EZLN.
En los hechos se ha configurado por la burguesía un sistema político perverso
que obliga al que transita en ese carril a asimilarse y ser parte orgánica del
engranaje de dominación, desde el sistema electoral y sus prerrogativas, hasta
acuerdos que regulan, arbitran y más aún indican lo que debe de pasar. Así hoy
ya no tiene valor si gana el PRD, el PRI o PAN, pues absolutamente todos tienen
ya el programa a ejecutar en su gobierno. Por ello el sistema debe ser golpeado
en la fuente de la reproducción de su hegemonía y consenso que es el proceso
electoral.
Contra todo pronostico y cuando ya parecía todo decidido un polo de las fuerzas
clasistas y radicales, con una nueva forma de hacer política recorre el
territorio logrando que las resistencias se reconozcan entre sí, uniéndose e
identificando la causa de sus problemas. Frente a la fragmentación social, el
parcelismo, el individualismo, la división que facilitan la represión y la
captación se esta levantando la identidad de una lucha radical contra el
sistema.
Desde el Primero de Enero La Otra Campaña construye una alternativa abajo y a la
izquierda, convocando a todos los explotados y parias. Ha revelado un sureste
desconocido que es ya la base de la rebelión nacional, y que por cierto es
objetivo principal del próximo gobierno con el plan transismico continuidad del
plan puebla-panamá. En la Otra Campaña se están reconociendo los obreros y los
pueblos indios, las mujeres y los jóvenes, los trabajadores del campo y de la
ciudad, los desempleados y los intelectuales; se esta reconociendo la izquierda
revolucionaria. Todos juntos estamos descubriendo aquel planteamiento de Marx de
que el capital viene al mundo chorreando lodo y sangre por todos los poros, que
la explotación y la apropiación privada es la responsable de la injusticia, la
pobreza, la muerte, el desempleo, la exclusión. Que la pobreza como se
escribiera en Los Anales Franco-alemanes no es naturalmente creada sino
artificialmente provocada.
Y vemos que la injusticia no es una estadística, ni el trabajador un código de
barras, que la lucha y la dignidad, que la rebelión y la revolución tienen el
rostro del damnificado del Stan, del opositor a la alta tarifa eléctrica, de la
mujer sin tierra, del trabajador informal lo mismo triciclero que comerciante,
de la mujer o el jóven base de apoyo zapatista, del defensor cultural o del
ejidatario que se aferra a la lucha de Emiliano Zapata, del pescador que tiene
que lidiar todos los días con el intermediario, del Cancún de abajo que es el
dolor y la sangre que soportan esa vitrina que es un centro turístico donde solo
el rico tiene acceso; de los originarios de Chichen Itza que confrontan la
privatización de la cultura; del artesano que hace sombreros en Bekal, de los
luchadores agrarios en Candelaria, de los sin tierra, sin techo, del magisterio
comprometido, de los trabajadores subcontratados, de la amplia gama
multicultural que suscribe la juventud que es reprimida, perseguida por no
someterse a la absurda, sofocante y represiva atmósfera del régimen; del colono,
del ambientalista, de la trabajadora sexual, del medio alternativo, y sobre todo
de la clase obrera, que cobra conciencia, rompe con el charro y el
corporativismo; en fin esa rebelión desde abajo, creciente y con potencialidad
histórica en la que todos juntos con un gran ¡Ya basta al capitalismo! Luchamos
por terminar la explotación y la tragedia que provoca el sistema capitalista
para que emerja una patria nueva, una sociedad justa con libertad, democracia y
bienestar. La Otra Campaña no busca gestionar el sistema administrando la
crisis, busca destruir al sistema capitalista y esa es hoy la base común de
unidad de esta gran rebelión que sacude al país.
Tiene razón el marxista Meszaros al plantear que la ofensiva socialista tiene
actualidad histórica al estar el sistema capitalista en crisis, en bancarrota.
Al mismo tiene razón su planteamiento de que una estrategia defensiva termina
por diluirse en el aparato del sistema dominante. Tiene razón al rescatar la
idea del bolchevismo que confronto a la II Internacional oportunista por el
hecho de su estrategia gradualista, que consistía en ir sumando parlamentarios
en cada proceso electoral pensando que la mayoría es un proceso de acumulación
institucional y no la alteración del orden establecido para que brote una nueva
forma de organización social con los valores de fraternidad, solidaridad,
internacionalismo y bienestar social de las clases subalternas. Lo que la
experiencia demuestra es que el parlamentarismo, la institucionalidad reproduce
los consensos de la clase dominante, que reproduce la dominación burguesa.
Volvamos sobre nuestra experiencia: en 1999 sin un solo parlamentario la clase
obrera y los estudiantes derrotaron a Zedillo y la carta de intención del FMI
que especificaba que ese año la electricidad y la educación superior deberían
pasar a manos de los monopolios vía la privatización; y es que en México la
centralidad de la política salió de las deslegitimadas instituciones del carril
sistémico y esta colocándose en las movilizaciones: esa es la experiencia que
sirve de base a la línea política de los comunistas.
En Septiembre del 2001 se monto una gran provocación, equivalente a la quema del
Reichstag para desatar una guerra mundial, con el nombre de doctrina de los
ataques preventivos. En una profunda crisis estructural de carácter terminal el
capitalismo en su fase imperialista se puede enmarcar en aquella idea que Rosa
Luxemburgo tomara de el autor de El origen de la familia, la propiedad
privada y el Estado e intimo camarada de Carlos Marx, para desarrollarla en
su libro La crisis de la socialdemocracia, conocido también como el
folleto de Junius para mostrar los horrores de la Primera Guerra y vale la
pena citar:
"Federico Engels dijo un día; ‘La sociedad burguesa esta situada ante un dilema:
o pasa al socialismo o cae en la barbarie’…El triunfo del imperialismo lleva a
la negación de la civilización, esporádicamente durante la duración de la guerra
y definitivamente si el periodo de las guerras mundiales que comienza ahora se
prosigue sin obstáculos hasta sus últimas consecuencias. Es exactamente lo que
Federico Engels predijo una generación antes que la nuestra, hace cuarenta años.
Estamos situados hoy ante esa elección: o bien el triunfo del imperialismo y
decadencia de toda civilización y, por consecuencia, como en la Roma antigua, la
despoblación, la desolación, la tendencia a la degeneración; o bien victoria del
socialismo, es decir, de la lucha consciente del proletariado internacional
contra el imperialismo y contra su método de acción: la guerra. Este es un
dilema de la historia del mundo, un o bien o bien todavía indeciso, cuyos
platillos se balancean ante la decisión del proletariado consciente. El
proletariado debe lanzar resueltamente en la balanza la espada de su combate
revolucionario. El porvenir de la humanidad y la civilización depende de ello".
Fuente: lafogata.org