La Izquierda debate
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El hecho maldito del país burgués
Daniel De Santis
La América que da frutos sin trabajo y sin cultivo, será poblada por
ociosos y por esclavos, explotada por otros ociosos usurpadores... Dichosos los
pueblos que tienen por morada un suelo pobre, ellos serán como la Prusia, como
la Holanda, como la vieja Inglaterra en Europa y la nueva Inglaterra en América.
Todo está compensado bajo el sol: el suelo pobre produce al hombre rico.
Juan Bautista Alberdi
En los días en que Néstor Kirchner estaba asumiendo la presidencia de la nación
escribí una breve nota polémica con el proyecto que delineaba el kirchnerismo en
su fase naciente. Por varias razones ese texto no fue publicado, una de ellas
fue que mis compañeros no acordaron con su contenido. Nunca supe si las críticas
eran porque el texto era muy kirchnerista o muy antikirchnerista. Debido al
nombramiento y asunción de Felisa Miceli como Ministra de Economía, creo que la
polémica cobra nueva actualidad por lo que me he decidido a publicarlo como
introducción al análisis de algunas características estructurales del
capitalismo en la Argentina. Decíamos en mayo de 2003:
¿Quiénes pueden realizar un proyecto nacional?
Casi al finalizar el reportaje de Página 12 del sábado 17 de mayo (de
2003) Cristina Fernández, esposa del Presidente Kirchner, afirmaba, contundente:
"Si uno mira para atrás, el gran déficit de nuestra generación, en los años ’70,
fue cómo hacer un capitalismo en la Argentina. La sociedad no quería una
sociedad socialista sino un capitalismo a la argentina, que en nuestro país tuvo
el nombre de peronismo". (Ocho días más tarde, al asumir la presidencia, Néstor
Kirchner reafirmó este concepto enunciando la necesidad de la construcción de un
"capitalismo nacional").
Al leer el reportaje nos dijimos: aquí está la confesión que nos releva de la
prueba. Sólo se trata de agregar una lista de críticas que justifique nuestra
oposición al nuevo gobierno. A poco de seguir pensando comprendimos que habíamos
reaccionado como izquierdistas. Pero como la militancia revolucionaria de muchos
años pesa más en nuestra formación, inmediatamente cambiamos el enfoque y nos
dijimos: estamos frente a un nuevo escenario, más propicio para la lucha por las
conciencias de los hombres y mujeres de nuestra patria.
En los años ’70 cuando debatíamos con los compañeros de la FURN (Federación
Universitaria de la Revolución Nacional), que integraban el presidente y su
esposa, que adherían a las ideas de la Tendencia Revolucionaria del peronismo,
nosotros, desde el marxismo revolucionario, tratábamos de demostrar y
demostrarles que su consigna "Socialismo Nacional" en realidad contenía la idea
de un capitalismo nacional. Esto originaba extensas discusiones, las que mucho
no esclarecían porque al no asumir conscientemente, los militantes del peronismo
revolucionario, los contenidos últimos de su propia propuesta, todo quedaba en
una cuestión de fe. La definición actual corre esos velos, lo que facilita el
debate.
Representa un avance aún mayor, por su repercusión en la conciencia colectiva,
el hecho de que se diluya la controversia de la última década: mafia vs. anti-mafia
o, corrupción vs. honestidad. Esta disyuntiva dificultaba la crítica al
capitalismo de la actualidad. Es necesario dejar en claro que, en última
instancia, la corrupción no es más que el sueldo "por izquierda" que están
dispuestos a pagar los monopolios por los servicios prestados por los
funcionarios. Como Ménem, vía el peronismo, era el mejor medio para realizar el
trabajo sucio esa paga fue cuantiosa.
Ambos cambios permiten plantear con mucha más claridad los términos del debate.
¿Es posible, con las herramientas del estado capitalista, realizar un
capitalismo con rostro humano, o un capitalismo nacional, o un capitalismo a la
argentina? Planteadas así las cosas, la situación nos obliga a superar el
consignismo