COMPAÑERAS
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Soja y Trata
La Voz de La Verdecita
Desde el colectivo La Verdecita suman su mirada sobre la violencia y
desigualdad de género. Analizan cómo el modelo sojero agrava la situación de
vulnerabilidad de mujeres y niñas. También denuncian la falta de voluntad para
encarar la problemática de la violencia contra las mujeres como una política de
Estado.
Enredando
Foto; www.laverdecita.blogspot.com
De norte a sur de la Argentina (y del continente) la soja viene arrasando con
todo. Para constatarlo alcanza con mirar a nuestro alrededor: campesinos
desalojados de sus tierras, pueblos fumigados, cultivos autóctonos extinguidos,
desertificación de los suelos, y la lista sigue.
Como una aplanadora, la diosa transgénica del momento levanta tierra, la mata, y
con su paso expulsa a cientos de comunidades a vivir en la miseria. Su llegada a
todos los rincones del país es promovida por grupos económicos transnacionales,
y acompañada desde sectores del poder político que favorecen el desarrollo del
monocultivo de soja.
Desde el colectivo La Verdecita observan que hay una relación directa
entre la problemática de la Trata con dicho modelo. "En los territorios
devastados por el modelo sojero se hace más evidente el fenómeno de la
apropiación de la vida y los cuerpos de las mujeres. El modelo sojero no sólo
produce la contaminación de nuestro suelo y expulsa a las poblaciones rurales
hacia las periferias pobres de las ciudades, también agrava la situación de
vulnerabilidad de mujeres y niñas", señalan.
"Basta con mirar los márgenes de los hegemónicos y famosos caminos de la
producción para encontrar las postales de miseria y olvido apenas iluminadas con
las luces de las whiskerías donde los cuerpos de las mujeres son sometidos,
violados y explotados comercialmente no sólo por los varones, sino por todo un
sistema ideológico y de negocios naturalizado y validado por la sociedad",
relatan en las conclusiones del III Encuentro Latinoamericano de Mujeres
Urbanas y Rurales por la Soberanía Alimentaria, realizado en la granja
agroecológica La Verdecita en octubre del año pasado.
"Por eso las luchas por la soberanía alimentaria y la soberanía sobre nuestro
cuerpo implican recuperar la capacidad de producir lo que comemos y alcanzar la
autonomía y el pleno ejercicio del derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. En
consecuencia necesitamos: comunidades seguras para las mujeres y derechos
sexuales y reproductivos", destacan las compañeras santafesinas.
Acciones
A la hora de buscar la mejor forma de instalar social y políticamente el
tema, el colectivo de mujeres ha implementado variadas estrategias que van desde
los escraches, movilizaciones, marchas al monumento de Carlos Monzón,
conferencias de prensa, formación de operadoras barriales en prevención, redes
interinstitucionales, cartillas y afiches; a la elaboración consensuada de
protocolos de atención con agentes de salud, la intimación a autoridades para la
aplicación de leyes y tratados internacionales.
"Pero parece que nunca es suficiente, el poder patriarcal hay que combatirlo
creando una contra hegemonía que, a esta altura y a la luz de las estadísticas
de feminicidos, nos exige pasar a una ofensiva para exigir al Estado los
recursos para refugios, campañas, etc. Es necesario instalarlo a través de una
campaña nacional como se hace con el dengue o la gripe A", analizan desde
organización.
Con tono preocupante denuncian la falta de voluntad para encarar la problemática
de la violencia contra las mujeres como una política de Estado. Han hecho llegar
las denuncias y reclamos a todos los ámbitos de la administración posibles.
"Hemos intimado al ministro de Seguridad a que tome medidas como la auditoría de
los libros de comisarías, subcomisarías y dependencias judiciales, a los efectos
de relevar la actuación de los agentes en la recepción y tramite de denuncias y
constancias realizadas por las mujeres como la instrumentación del Protocolo de
Atención".
"Venimos exigiendo al poder Legislativo la reforma de la Ley Orgánica de
tribunales para crear un juzgado de competencia y jurisdicción exclusiva en la
materia violencia contra las mujeres y la creación de hogares refugios en todas
las jurisdicciones. También, la creación de una oficina atendida por mujeres
capacitadas en un radio no mayor de cien metros de tribunales en cada cabecera
departamental. Y hemos solicitado a la Corte Suprema de Justicia la auditoría de
los juzgados a efectos de relevar las intervenciones realizadas en los casos de
violencia contra las mujeres y la actuación de los fiscales", comentan cada
acción realizada, con la fuerza propia de un grupo de mujeres dispuestas a
defender la vida.