COMPAÑERAS
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1910: El Estado y la lucha de las mujeres
Ester Kandel
El centenario
Ante la proximidad del centenario de la Revolución de Mayo, los socialistas
pensaban que los trabajadores tendrían que hacer un estudio sobre su situación,
así como en Europa M. Bertillon la realizó sobre las condiciones de vida de los
obreros franceses, alemanes y británicos, y a la vez reiteraban su desconfianza
al Departamento Nacional del Trabajo por considerarlo "una burocracia inepta,
perezosa y superficial (La Vanguardia, 11 de junio de 1909).
Una ciudad desentonada
Mientras la clase gobernante se disponía a festejar, los trabajadores luchaban:
• contra carestía de la vida, pidiendo aumento salarial,
• por la cobertura por maternidad
• contra el trabajo infantil.
• El movimiento de mujeres organizaba el Primer Congreso Femenino Internacional
y debatía sobre la emancipación de las mujeres.
Al cumplirse el Centenario, la ciudad de Buenos Aires se encontraba muy agitada
por reclamos gremiales y un cuadro social de pobreza. El trabajo infantil era
cerca del tercio de la fuerza laboral.
Acercándonos a los protagonistas de la época mediante fuentes que testimonian
hechos y debates ocurridos hace casi un siglo, nos encontramos ante los
intereses de los que detentan el poder, las propuestas y acciones de los
afectados.
Ante el oprobioso sistema capitalista, los enfrentamientos de los trabajadores,
tanto anarquistas como socialistas eran diarios. Estos últimos denunciaban la
acción estatal. En La Vanguardia del 18 de agosto de 1910, la clase gobernante
"en materia social.: "La política mezquina y menuda, de intrigas y contubernios,
acapara su energía y tiempo. El mundo del trabajo no entra en sus preocupaciones
y sólo en circunstancias dolorosas vuelven los ojos hacia las aspiraciones y
necesidades de la gran masa que moldea el progreso de la nación (…) "larva, que
no se desarrolla por culpa de la ineptitud o de la indiferencia del parlamento y
el gobierno".
La feroz represión de la semana roja no amedrentó a los trabajadores para que en
mayo de 1910 llamen a luchar por sus reivindicaciones de salarios y mejores
condiciones de trabajo, participando de la agitación gremial los carpinteros y
anexos, ebanistas, torneros de madera, escultores en madera, aserradores y
anexos, albañiles, galponistas y escaleristas, cortadores de calzado,
aserradores, talabarteros, herreros, bronceros y anexos, pintores, loceros y
sastres. Con estos últimos, tomaron parte numerosas mujeres, especialmente en
los talleres Norte de Gath y Chaves.
El gobierno de Figueroa Alcorta sólo esbozó algunas promesas de modificación de
la legislación laboral.
Con motivo de los festejos del centenario de la Revolución de Mayo, los
anarquistas y varios gremios preparaban una huelga general con el propósito de
derogar la ley de Residencia, la libertad de los presos por cuestiones sociales
y la amnistía para los infractores a la ley de enrolamiento militar. La
respuesta del gobierno fue el estado de sitio y una represión brutal. J. Oddone,
dice: "La sanción de la ley de Defensa Social, la represión brutal que le
siguió, las continuas persecuciones a los obreros, los arrestos, las
deportaciones, las clausuras de diarios y periódicos y de locales obreros,
produjeron general indignación en la clase trabajadora."
El crimen del trabajo infantil.
Aunque era un grave problema social, el trabajo infantil se consideraba natural
desde el inicio de la revolución industrial, motivo por el cual se exigía su
prohibición en Europa desde 1848 . En nuestro país, fue parte de las
reivindicaciones de los organizadores de la conmemoración del 1º de Mayo de
1890.
Se violaba la Ley 5291, con la complicidad policial, institución que tenía a
cargo recibir las denuncias, y en cambio usaban argumentos mentirosos como el de
que los niños, no iban a trabajar a las fábricas y talleres, sino que
acompañaban a los adultos.
El control obrero implementado por los socialistas para exigir el cumplimiento
de la Ley de Trabajo de mujeres y menores, (Ley 5291) en vigencia desde abril de
1908, registró a fines de 1910 más de cien violaciones. a diferencia de la
inspección ad-honorem del Departamento Nacional de Trabajo que no detectaba
ninguna. Desde La Vanguardia se consignaban, el nombre del taller y/o fábrica,
el propietario, la dirección y la infracción pero las denuncias en su mayoría
caían en saco roto pues el destinatario de las mismas era la policía, que bajo
la dirección del coronel Falcón primero y luego por el coronel Dellepiane,
incluidos los comisarios de las distintas seccionales, en general, las
desestimaban , favoreciendo a los patrones.
Tal era la situación que el 8 de octubre La Vanguardia, publicaba la declaración
de protesta, del Comité Socialista sosteniendo que el gobierno actual "condenó a
muerte, esta ley".
"Por más empeño, por más actividad y exigencias que haya desarrollado el comité
obrero, nunca pudo conseguirse el imperio efectivo de la ley. Por una cruel
ironía, los mismos encargados de aplicarla, han sido siempre los primeros en
tolerar que se viole e incitar a los patrones a desconocerla. (…) Por eso el
Comité cansado de gestionar su cumplimiento ha resuelto llevar a cabo una
agitación pública, para protestar contra el jefe de policía, y contra los demás
inspectores que escarnecen una ley benéfica, altamente humana."
Acerca de la emancipación de las mujeres
En mayo de 1910, el Primer Congreso Femenino Internacional convocado por mujeres
universitarias, promovió la discusión sobre la igualdad de derechos civiles y
jurídicos entre hombres y mujeres y el cuestionamiento a la subordinación de la
mujer casada que imponía el Código civil. También el acceso a la educación, a la
ciencia, la protección de las obreras, abogándose por el derecho a la cobertura
de la maternidad, la abolición de la trata de blancas
Entre las participantes se encontraban Julieta Lantieri Renshaw, Cecilia
Grierson, Elvira y Ernestina López, Alicia Moreau, Petrona Eyle, Juana Begino,
Paulina Luisa, Beén Sárraga, Fenia Chertkof, Corlina Muzilli, Elvira Rawson
Las actas publicadas en 1910 registraban estas reivindicaciones:
1. La mujer al contraer matrimonio no perderá los derechos que la ley acuerda a
los seres mayores de edad (…)
2. La madre podrá ejercer sobre sus hijos la misma autoridad y tutela que el
padre (administración de bienes, etc).
3. En todo caso será permitida la investigación de la paternidad.
4. El padre o la madre natural que ejerza la patria potestad tendrá la
administración y el usufructo de los bienes de sus hijos (…)
5. La mujer casada podrá ejercer toda profesión lícita y la administración así
como de los que ganara con su industria y profesión (…)
6. la mujer, sin necesidad de autorización del marido podrá girar sobre sus
haberes, tener libreta de banco y ser socia de cooperativas y de socorros
mutuos.
7. la mujer divorciada, en todos los casos podrá disponer del total de sus
bienes.
El debate sobre la emancipación de las mujeres ya se había iniciado con la
corriente anarquista en años anteriores pero con motivo de este evento, Carolina
Muzzilli (1889-1917)" analizó este tema, como socialista, en las páginas de La
Vanguardia del 26 y 27 de septiembre del mismo año, en un tono polémico: "se
nota un florecimiento de sana discusión entre las mujeres." Pero a renglón
seguido problematizó algunas afirmaciones sobre la emancipación económica de la
mujer: "ya que un grupo de feministas aseguran que para llegar a la emancipación
de la mujer es necesario que ésta se emancipe económicamente por medio de un
título académico, viene al caso hacer una pregunta: ¿Han pensado en la
emancipación económica de la inmensa falange de mujeres proletarias? O es que
sólo hacen feminismo for sport? Yo llamo feminismo de "diletantes" a aquel que
sólo se preocupa de la emancipación de las mujeres intelectuales. Y como éstas
ya tienen casi asegurada su independencia económica, sólo les resta pedir las
mejoras inmediatas inherentes a su condición social, lo que no hacen siempre."
Con una mirada desde la lucha de clases y con justa razón, afirmó: "Para llegar
a la emancipación de la mujer, es necesario trabajar para arrancar de la fábrica
malsana a la mujer madre y futura madre, es necesario elevar sus condiciones
actuales por otras de trabajo más humano y cultivar su cerebro a fin de que
vislumbre el porvenir del proletariado, permitiéndole esto, tomar parte en la
lucha de clases. Entonces, sólo entonces, podremos decir que hemos delineado la
lucha feminista". Denuncia la superexplotación, con jornadas prolongadas en los
talleres y fábricas que se continuaban con el trabajo doméstico.
Fenia Certkoff, dirigente del Centro Socialista Femenino, también participante
del congreso femenino con una estrategia de transformación social, se ocupaba
del cumplimiento de la Ley de trabajo de mujeres y menores, de la falta de
cobertura por maternidad de la mujer obrera como un verdadero problema pues no
estaba contemplado en la legislación vigente (Ley 5291). Desde LaVanguardia del
10 de septiembre de ese año, denuncia que "la madre , 8 días después del
alumbramiento vuelve al trabajo y deja a su criatura durante más de 4 horas
seguidas sin su alimento natural. Es una crueldad a la que se somete a la madre
y a la criatura". La propuesta inmediata se limita al cumplimiento de la ley
para que "se establezca una pieza donde las obreras madres puedan amamantar a su
hijos durante 15 minutos cada 2 horas". También señala la contradicción entre
las recomendaciones médicas de amamantar cada dos horas y el modo imperante que
se cumplía, varias horas después.
El Estado del doble discurso
Cuando analizamos el complejo entramado de intereses, propuestas, debates y
acciones y acontecimientos que enmarcaron la incorporación de la mujer a la
industria y sus condiciones de trabajo, nos acercamos a la valoración
contradictoria del trabajo de la mujer en esa época, cuando la maternidad y las
tareas domésticas eran la misión principal y se la sometía a grados de
explotación que comprometía su vida.
Asimismo las campañas contra el trabajo infantil son meras declamaciones y es
por eso que parangonando la expresión actual El hambre es un crimen, que se
refiere a la exclusión en la que se encuentran miles de niños/as, podríamos
decir sobre el trabajo infantil de principios de siglo XX: El trabajo infantil
es un crimen.
El Estado, en el sistema capitalista, con la sociedad dividida estructuralmente
entre una clase apropiadora y explotadora, que ejercen el poder como señala A.
Borón a través de una compleja cadena de mediaciones deposita en manos de los
capitalistas el control de la economía, la política, la cultura y de
prácticamente todos los sectores de la vida social. Y es precisamente esa
posibilidad de instituir un orden a través de un complejo sistema de mediaciones
lo que garantiza que el dominio de los capitalistas (con sus aliados y sus
representantes políticos e ideológicos) pueda, bajo ciertas circunstancias,
asumir un ropaje exterior ‘democrático’.
La intervención estatal era incipiente a principios del siglo pasado. La ley
5291 (1907) que regulaba las relaciones laborales de l trabajo de mujeres y
menores, fue producto de una ardua disputa entre los intereses de los/as
trabajadores/as y la patronal, aliada al gobierno. La obtención de plusvalía
absoluta, encubierta bajo distintos argumentos, se oponía a la jornada de 8
horas, 6 horas para menores y descanso posparto para las mujeres. La inspección
obrera, iniciada a partir de abril de 1908, fue la continuidad, en otro terreno,
de la lucha iniciada en el ámbito parlamentario.
La participación de las mujeres en 1910 en los ámbitos laborales, políticos,
académicos y eventos públicos, fue un hito en la lucha por el logro de la
igualdad de oportunidades entre varones y mujeres.
A cien años de estos acontecimientos, nos encontramos con un Estado que no
termina de aceptar, en los hechos, que las mujeres debemos decidir sobre nuestro
propio cuerpo y garantizar tampoco la igualdad de oportunidades entre varones y
mujeres en el ámbito laboral.
El debate sobre la verdadera emancipación de las mujeres sigue vigente.