COMPAÑERAS
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Perú: El conflicto amazónico y el papel de las mujeres
Zoraida Portillo
Especial de SEMlac
Las mujeres se han convertido en protagonistas de primera línea en el
conflicto amazónico que mantiene enfrentado al estado peruano con las etnias de
la selva de este país.
La única persona dentro del gabinete de Alan García que ha tenido el gesto de
renunciar, por estar en desacuerdo con el tratamiento que el gobierno viene
dando al conflicto, ha sido la Ministra de la Mujer, Carmen Vildoso.
En contraste, otra mujer, Mercedes Cabanillas, dirige el ministerio del Interior
desde donde se ordenó el operativo de desalojo de los nativos en el nororiente
peruano, el viernes 5 de junio, que dejó un saldo oficial de 34 personas hasta
el momento. (ver: "Perú: Desconcierto impera entre nativos tras masacre").
La Defensoría del Pueblo, entidad que realiza denodados esfuerzos por atender
los derechos humanos de ambos bandos y averiguar el número exacto de víctimas,
también está dirigida por una mujer: Beatriz Merino y, la Fiscalía de la Nación,
que debe investigar los sucesos ya mencionados, también tiene como jefe a una
mujer, Gladys Echaíz.
Por el lado de los nativos, una diminuta mujer de la etnia yine, Daysi Zapata,
ha asumido la representatividad de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la
Selva Peruana (AIDESEP), debido a que su presidente, Alberto Pizango, se ha
asilado en la embajada de Nicaragua. Finalmente, quienes tocan puertas y buscan
desesperadamente información sobre sus familiares desaparecidos durante estos
enfrentamientos son desconsoladas mujeres nativas.
Una renuncia digna Inmediatamente después de su renuncia, Carmen Vildoso recibió
una andanada de críticas de parte de voceros del partido gobernante, del cual
ella no es miembro. Jorge del Castillo, ex primer ministro, llegó a calificarla
de "cobarde" e "incapaz", poniendo en tela de juicio su gestión, lo que de
inmediato fue refutado por diversos sectores.
En declaraciones a la prensa, Vildoso aclaró que renunció porque el ejecutivo
trató los problemas de la amazonía con 'incomprensión', sin tomar en cuenta las
advertencias que el interlocutor de las etnias amazónicas, Alberto Pizango,
había advertido con anterioridad sobre la posibilidad de un enfrentamiento
armado, porque los nativos estaban dispuestos a defender sus tierras con su
vida.
Posteriormente a su renuncia, la periodista Rosa María Palacios, en su programa
de TV Prensa Libre, reveló que el Instituto Nacional de Pueblos Andinos y
Amazónicos (INDEPA), adscrito al Ministerio de la Mujer y mediador natural en el
conflicto, estaba dirigido por un alto militante del partido gobernante, Miguel
de Loayza, quien utilizaba esas oficinas para sus asuntos partidarios.
Aunque la ministra dijo desconocer la filiación política de Loayza, sí señaló
que el INDEPA nunca se pronunció ni sobre los decretos legislativos causantes
del conflicto ni sobre éste. Una de las primeras acciones de la nueva ministra
de la Mujer, Nidia Vílchez, quien fue trasladada del Ministerio de Vivienda, ha
sido declarar en reorganización a INDEPA.
Sin embargo, los observadores no creen que Vílchez vaya más allá, puesto que
ella es también militante del partido de gobierno.
Ministra del Interior: no fue mi culpa Por su parte, la Ministra del Interior,
Mercedes Cabanillas, ha dicho que no renunciará y ha tenido frases
desafortunadas contra Pizango, del que dijo debería tener 'cadena perpetua' -lo
que según fuentes de la AIDISEP habría precipitado su asilo en la embajada de
Nicaragua-, y contra una congresista de la oposición a la que le preguntó "¿Qué
hace una vendedora de gas en el Congreso?".
Sin embargo, ha intentado hacer un descargo de su responsabilidad sobre los
sucesos del viernes 5 de junio. En declaraciones al diario La República señaló
que el operativo policial de desalojo no fue ni de su conocimiento ni del
Presidente de la República, sino una decisión del comando policial y que ni
siquiera conocía al detalle el informe de Inteligencia sobre el lugar.
Pero, si con esa entrevista Cabanillas pretendía tomar distancias del cruento
desalojo, inmediatamente un sector de la prensa y los analistas le han recordado
que los ministros son los responsables políticos de los actos que competen a su
sector.
En respuesta, Cabanillas ha dicho que quienes la critican pretenden desacreditar
su probable candidatura presidencial en 2011. Es un secreto a voces que
Cabanillas es una de las mejores opciones del partido gobernante para hacerse
nuevamente con la presidencia de la república, dada no solamente su condición de
mujer sino el ascendiente del que gozaba entre las mujeres antes de estos
sucesos.
Pero, a decir de muchas feministas, con estos actos Cabanillas no ha hecho sino
revelar lo que ocurre a muchas militantes políticas: que su accionar es
típicamente masculino y dista bastante de una perspectiva de género.
Razones estrictamente humanitarias Diametralmente opuesto ha sido el
comportamiento de la Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, quien desde el primer
momento dispuso el traslado de defensores a la zona en conflicto, donde la
Defensoría no tiene oficinas.
"Nunca hubiera querido tener que hablar con los nativos, con los policías y sus
familiares... ha sido una situación muy dolorosa", reconoció durante una reunión
con los corresponsales extranjeros en la que SEMlac estuvo presente.
Ella se trasladó a Bagua al día siguiente de los sangrientos enfrentamientos.
"Nuestra obligación es prestar apoyo para que se esclarezca la verdad de los
hechos, la evaluación de lo ocurrido no nos corresponde", afirmó cuando se le
preguntó por la cifra tan baja de nativos muertos, cinco, pese a haber más de
cien nativos heridos de bala y denuncias de muchos desaparecidos. La relación de
muertos, heridos y personas sin reubicar ha sido colgada en la página web de la
Defensoría (www.defensoria.gob.pe) y se va actualizando conforme se reciben
nuevos informes.
A quien sí corresponde la evaluación de lo ocurrido en Bagua y otras localidades
de la selva peruana es a la Fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, quien sin
embargo ha preferido guardar un perfil bajo frente a los enfrentamientos. Desde
que se conocieron las primeras informaciones, Echaíz fue requerida por medios de
prensa nacionales y extranjeros, SEMlac entre ellos, pero sin resultado.
Recién el sábado se reunió con representantes de la Asociación Interétnica de
Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), a los que garantizó una investigación
"con total autonomía y de acuerdo a ley".
El llanto de las nativas "Estoy aquí como mujer, con la conciencia limpia para
recuperar los cadáveres de mis familiares y de mis paisanos, y llevarlos a
enterrar allá adentro, en su tierra, eso para nosotros es muy importante...".
Con estas palabras, Nélida Calvo se dirigió a las autoridades de Bagua, a fin de
que le brinden facilidades a ella y a otras mujeres wambisa para buscar a sus
fallecidos.
Como ella, decenas de mujeres de diferentes etnias han iniciado un doloroso
peregrinaje ante las defensorías, los hospitales, la morgue y las iglesias de
las zonas nororientales del país en busca de sus compañeros. Muchos llevan
ausentes de sus comunidades desde el inicio del conflicto, el 9 de abril, y no
se conoce su paradero.
"Para las mujeres esta es una tarea doblemente difícil. En primer lugar porque
muchas están llegando por primera vez a los centros poblados fuera de sus
comunidades, no conocen el idioma, tienen sus propias costumbres, y en segundo
lugar porque para cualquier ser humano la búsqueda de un familiar desaparecido
es algo desgarrador", dijo a SEMlac Felipe Buendía, antropólogo que trabaja con
comunidades awajuns.
El número exacto de víctimas es algo difícil de determinar para las autoridades,
dirigentes indígenas y periodistas. Los rumores sobre fosas comunes han sido
desvirtuados uno a uno, sin embargo, más difícil de probar -o de descartar- son
las versiones sobre nativos arrojados al río por la policía.
"Si un cuerpo es arrojado a un río de la selva, las probabilidades de que su
cuerpo aparezca son remotas porque existen muchos animales que darían fácil
cuenta de él, como las pirañas, los caimanes, etc. a lo que se añade que el
cuerpo puede ser varado en la inmensidad de la selva", dijo a SEMlac Lucero
Schmidt, enfermera oriunda de San Martín, departamento de la selva peruana.
Por su parte, Cecilia Vignolo, defensora adjunta de Derechos Humanos de la
Defensoría, confirmó que los rumores de nativos tirados al río o incluso
quemados es una constante en el relato de los nativos, "pero lo cierto es que
hasta ahora no hemos podido probar un solo caso", dijo a SEMlac. Y la Defensoría
trabaja solo sobre hechos concretos.
Diez días después de la masacre de Bagua, los pronósticos no son buenos. La
semana comienza con un paro de las etnias de la selva central (yaneshas y
asháninkas, principalmente) que ya han bloqueado algunas carreteras y cortado el
suministro de alimentos y combustibles a y desde los Andes centrales.
Nuevamente las protagonistas son mujeres: desde las propias nativas -que esta
vez están decididas a acompañar a sus esposos y familiares-, hasta alcaldesas,
como la de Yurimaguas, Juanita Tuesta, que ha llegado a un acuerdo con los
nativos para abrir la carretera en horarios respetados por ambas partes; o la
vice presidenta de AIDESEP, Daysi Zapata, de la etnia Yine, madre de 3 hijos y
con la difícil misión de mantener la vigencia de la mayor organización de los
nativos amazónicos frente a los intentos gubernamentales de desacreditarla.