COMPA�ERAS
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El peor enemigo de la mujer soldado, su camarada
Un libro publicado en EEUU revela violaciones y acosos en Irak y Afganist�n
Yolanda Monge, desde Washington
http://www.elpais.com/
La soldado estadounidense Mickiela Montoya no llevaba un pu�al amarrado a su
pierna para defenderse del enemigo, al menos no del enemigo iraqu�. Lo llevaba
para protegerse de sus compa�eros. "�Sabes qu�? Podr�a violarte ahora mismo y
nadie te oir�a gritar, nadie sabr�a lo que ha pasado", le dijo un soldado una
noche tras acabar su turno de guardia. "�Qu� har�as?", le pregunt� desafiante el
soldado a Montoya. "Apu�alarte", respondi� ella sin dudarlo. "No tienes un
cuchillo", prosigui� la conversaci�n el compa�ero. "S� que lo tengo", dijo
tajante la soldado.
Mickiela Montoya no ten�a un pu�al aquella noche. Pero lo tuvo y lo llev� pegado
a su cuerpo todas y cada una de las siguientes jornadas de los 11 meses que
vivi� en Irak. "Llevaba el cuchillo para protegerme de los m�os".
"Para los soldados una mujer es s�lo una de estas tres cosas: un bicho, una puta
o una lesbiana", explica Montoya. "Los hombres no nos quieren aqu�". Uno de los
militares que sirvi� con Montoya le explic� la raz�n por la que hab�a mujeres en
el Ej�rcito: "Env�an chicas s�lo para alegrarnos la vista", le dijo. La teor�a
es que en Vietnam hab�a prostitutas, pero no las hay en Irak, as� que esa
funci�n la suplen las soldados. "�sa es la raz�n por la que hay mujeres en el
Ej�rcito", le dijo.
En Irak han luchado y han muerto m�s mujeres estadounidenses que en ning�n otro
conflicto desde la II Guerra Mundial. M�s de 206.000 mujeres han servido en
Oriente Pr�ximo desde el inicio de la guerra en 2003. Este n�mero representa
cinco veces m�s mujeres que en la guerra del Golfo y 26 m�s que en Vietnam. M�s
de 600 han sido heridas y 104 han muerto en Irak.
Pero a pesar de crecer en presencia, las mujeres en Irak siguen muy solas: son
una de cada 10 dentro de las tropas. En ocasiones, est�n solas en un batall�n.
Cuarenta mujeres han relatado sus experiencias a la profesora de periodismo de
la Universidad de Columbia Helen Benedict en el libro El soldado solitario: La
guerra privada de las mujeres sirviendo en Irak. De esas 40, 28 fueron violadas,
agredidas sexualmente o acosadas. No fueron una excepci�n. Diferentes estudios
basados en cifras del Departamento de Veteranos de Guerra dicen que el 30% de
las mujeres han sido violadas mientras serv�an en el Ej�rcito por sus propios
compa�eros, el 71% han sido agredidas sexualmente y el 90% acosadas.
El Departamento de Defensa sabe del problema y en su informe anual de 2009 sobre
agresiones sexuales reconoce que el 90% de los ataques nunca son denunciados. Y
cuando lo son, las denuncias no suelen llegar a buen puerto. Bien lo sabe Marti
Ribeiro, tercera generaci�n en la familia que pertenece (o pertenec�a) a la
Fuerza A�rea. La historia que Ribeiro relata en el libro incluye una violaci�n y
varios ataques en Afganist�n. Fue violada por un soldado mientras guardaba una
posici�n, lugar que no abandon� hasta que acab� su turno para ir, sin ducharse
(para no borrar las pruebas de la agresi�n) a presentar una denuncia. Entonces
le dijeron que si la presentaba le pod�an acusar de haber dejado su arma
abandonada (�durante la violaci�n!). "Dej� el Ej�rcito. So�aba con convertirme
alg�n d�a en oficial, como mi padre y mi abuelo, pero debido a que soy mujer ese
sue�o nunca se har� realidad".
Terrible debe ser el acoso cuando una mujer declara lo siguiente: "Me daban
menos miedo los morteros que ca�an a diario que los hombres con los que
compart�a mi comida". �sa es la experiencia de Chantelle Henneberry, quien
sufri� un intento de violaci�n por parte de un compa�ero en Irak. Cuenta
Henneberry en un cap�tulo del libro que a partir de media tarde nunca beb�a
nada, a pesar de que hubiera 40 grados de temperatura y se desmayara por
deshidrataci�n. "Ten�a p�nico de ir a las letrinas sola". Sab�a lo que le
esperaba.