COMPAÑERAS
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"Ser mujer, negra, y meterse en política, desafía al conservadurismo colombiano"
Katy García
Prensared
Mujeres organizadas reclaman una solución política al conflicto colombiano.
Rocío Claros, militante de la organización Mujeres por la Paz, denuncia la
violencia que sufren las mujeres en su país. Acusó al gobierno de tolerar
violaciones en zonas donde se instalan bases militares y de asesinar a los bebés
de mujeres embarazadas para crear una "cultura del horror".
Rocío Claros, militante de Mujeres por la Paz, participó en la Constituyente
Social realizada en Jujuy. Su tarea principal fue difundir una campaña
internacional en pos de una solución pacífica en su país. En el Encuentro
Nacional de Mujeres, realizado en Neuquén, en agosto del corriente año, lanzaron
junto a otras estructuras la plataforma continental por la paz. "La idea es
reunir organizaciones de mujeres y mixtas para exigir el fin del conflicto
colombiano de manera política y no solamente con el silenciamiento de los
fusiles", destaca Claros.
El llamado está dirigido a sensibilizar a la comunidad internacional para lograr
acuerdos humanitarios que permitan la liberación de rehenes de la guerrilla y de
presos políticos en manos del gobierno. "La preocupación la hemos extendido a
todo el continente teniendo en cuenta que no es un conflicto solo de Colombia,
sino que es algo que atañe a toda Latinoamérica", detalla. Se refiere a los
hechos ocurridos en Bolivia, donde Santa Cruz fue apoyada por la derecha
colombiana y a la invasión operada en Ecuador.
Claros, advierte que las fronteras están en riesgo porque "la dictadura civil
colombiana no tiene escrúpulos y cuenta con el apoyo del imperio para manipular
a los gobiernos y a las organizaciones". Asimismo opina que la soberanía de los
países está amenazada y cita como ejemplo lo ocurrido con los campesinos
paraguayos.
La militante colombiana cree que las mujeres pueden ayudar a resolver
conflictos. Sin embargo se aleja de Ingrid Betancourt y reivindica lo actuado
por Pilar Córdoba. "En la Argentina, las Madres de Plaza de Mayo son un símbolo
de resistencia al igual que los encuentros de mujeres, también son un ejemplo
para el resto de Latinoamérica", recalca.
¿Las mujeres en Colombia, están organizadas?
Hay bastantes organizaciones, como la Asamblea de las Mujeres por la Paz que
nuclea a otras organizaciones sociales a nivel nacional y tiene fuerza en todo
el país. Está la Ruta Pacífica que reúne a mujeres donde la violencia se
manifiesta de manera álgida. Se hace un acompañamiento, con marchas anuales en
esos lugares y también está la Organización Femenina Popular que es clave en la
denuncia de los procesos que se han dado en la zona petrolera y cómo las
multinacionales han venido a arrasar con el territorio y los recursos. Muchas
mujeres han sido asesinadas, perseguidas, violadas y usadas como trofeo de
guerra.
¿Cuál es su opinión sobre Ingrid Betancourt?
Pienso que fue un trofeo de guerra, pero ella negoció y eso no se puede ocultar.
Pero esta mujer es tomada como un símbolo en el conflicto y sus organizaciones
son bastante visibles. Pero hay un montón de organizaciones de base que seguimos
luchando, seguimos resistiendo, a este terrorismo de Estado que se viene
gestando y que confunde al pueblo a través de los medios de comunicación. Hay
una mujer muy emblemática en el periodo de resistencia colombiano y es la
senadora Pilar Córdoba. Ella estuvo en el Encuentro Nacional de Mujeres en
Argentina promoviendo la plataforma. Apoyamos ese proceso porque el hecho de ser
mujer, negra y meterse en política desafía al conservadurismo colombiano. Pero
más que los gobiernos, nos interesan las organizaciones de base y sus
reivindicaciones.
¿Cuáles son esas reivindicaciones?
No son muy distintas que las de acá. Que haya igualdad de género, una política
de salud sexual y reproductiva coherente con las necesidades de las mujeres. El
tema del aborto ha tenido más desventajas que acá porque la Iglesia tiene mucha
influencia. Se logró hace unos años que se despenalicen algunos artículos, pero
más allá de esto el valor del cuerpo de la mujer no existe y es considerada
desde la visión del hombre, con múltiples papeles. Por otra parte, en zonas
donde la guerrilla tiene poder, instalan una base militar y al poco tiempo las
chicas quedan embarazadas. En su mayoría son indígenas, ni siquiera hablan
español y no califican los hechos como violaciones, sugiriendo que son
relaciones consentidas. Pero en realidad no tienen conciencia clara de lo que
les pasa.
¿Además de igualdad de derechos, qué están exigiendo?
Reclamamos que se visibilice la situación planteada porque son víctimas de este
conflicto. Además, los paramilitares han tomado una modalidad horrorosa, que
espanta. Consiste en utilizar mujeres embarazadas para romperles su vientre y
asesinar a su bebe frente al pueblo. Como es tan sangriento, no se dice. Es
parte de la cultura del horror. Queremos que haya un reconocimiento a la
subjetividad de las mujeres, y los derechos que tenemos. Porque hemos visto que
en Nicaragua salieron del conflicto, pero las mujeres siguieron igual, incluso
penalizaron el aborto. Si hay una revolución, queremos que nos incluya
realmente.