Compañeras
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Derecho al aborto
Portuguesas ven luz al final del túnel
Mario de Queiroz
IPS
Con la aprobación este jueves de la moción del Partido Socialita para convocar
un referéndum sobre la despenalización del aborto, el parlamento de Portugal dio
luz verde al inicio de "la madre de todas las batallas" para sacar a este país
de la lista de estados con leyes más rígidas en la materia.
El resultado de la votación era el esperado, ya que el Partido Socialista (PS)
del primer ministro José Sócrates cuenta con mayoría absoluta.
Sin embargo, recibió también el apoyo de los ex trotskistas del Bloque de
Izquierda (BI) y con el beneplácito del Partido Socialdemócrata (PSD,
conservador pese su nombre), y con la abstención del ultra nacionalista Centro
Democrático Social (CDS), pero sólo sobre la celebración del plebiscito, sin
anticipar su intención de voto.
El Partido Comunista Portugués (PCP), no apoyó la moción del PS, explicando que
la consulta cívica es fútil, dado que con la correlación de fuerzas favorable a
la izquierda existente en el hemiciclo unicameral de São Bento, bastaría
legislar a favor de la despenalización.
Para la activista de los derechos de la mujer portuguesa, Manuela Tavares, se
trata ahora de luchar por vencer en el plebiscito, porque "no podemos continuar
siendo juzgadas por algo que es una decisión nuestra, que afecta a nuestras
vidas y a un cuerpo que es sólo nuestro".
Por su parte, Helena Pinto, diputada del BI, pese a que el CDS "hace todo lo que
puede para mantener las penas de prisión", en el referéndum a realizarse a
comienzos del año próximo, "es seguro que triunfará la dignidad de la mujer" y
Portugal dejará de ser "el reducto más retrógrado de Europa".
Contrariamente a lo esperado, la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica
portuguesa, reunida en la víspera en el Santuario de Fátima, 120 kilómetros al
norte de Lisboa, declinó hacer declaraciones públicas sobre la decisión
parlamentaria, pero como en la anterior consulta popular, se presume que se
empeñará en contra de una ley más permisiva.
El desenlace de este jueves, fue la culminación de una campaña iniciada el lunes
de esta semana, que contó con el empeño personal de Sócrates, con la celebración
de una conferencia internacional sobre el aborto, promovida por el Partido
Socialista Europeo (PSE).
A la conferencia "Salud Sexual y Reproductiva de la Mujer", asistieron las
principales dirigentes de dirigente socialistas europeas, tales como la húngara
Zita Gurmai, presidenta de las Mujeres del PSE y la danesa Britta Thomsen,
miembro de la Comisión de Derechos e Igualdad de Géneros del Parlamento Europeo,
cuya vicepresidente es la eurodiputada portuguesa Edite Estrela, anfitriona del
seminario.
El jefe del gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, el gobernante
extranjero de mayor popularidad en Portugal junto al presidente de Brasil, Luiz
Inácio Lula da Silva, envió un mensaje de apoyo a las mujeres portuguesas, leído
a las participantes por Maribel Montaño Requena, secretaria nacional para la
Igualdad del Partido Socialista Obrero Español.
En un claro intento por ganar la confianza de sectores conservadores, pero que
se oponen a que las mujeres sean objeto de humillantes juicios abiertos al
público, Sócrates garantizó que la propuesta de su partido para despenalizar el
aborto hasta las 10 semanas de gestación, es "razonable, sensata y equilibrada"
y que corresponde a "un consenso" en la sociedad portuguesa.
"¿Concuerda con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo,
si esta se realiza por opción de la mujer, en las 10 primera semanas, en un
establecimiento de salud legalmente autorizado?", es la pregunta propuesta por
el PS para el referendo.
"Las mujeres que practican un aborto hasta las 10 semanas ¿deben o no ir a la
prisión? Esto es lo que está en causa en el referéndum", afirmó Sócrates al
clausurar la conferencia el lunes, subrayando que la solución preconizada por PS
"representa un equilibrio entre las convicciones individuales y la libertad".
El plebiscito, que el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco e Silva, deberá
convocar entre enero y febrero, en la óptica de Sócrates "se destina a terminar
con la persecución de las mujeres" y con las "penas de prisión" por someterse a
un aborto hasta las 10 semanas de gestación y "a poner punto final al flagelo
del aborto clandestino".
Los juicios a las mujeres que deciden interrumpir el embarazo han llegado al
extremo de mostrar imágenes televisadas de portuguesas pobres, avergonzadas y
humilladas ante el juez y frente a las cámaras fotográficas y filmadoras, sin
ningún respeto por su privacidad. Irlanda y Portugal, son los países de la Unión
Europea (UE) que mantienen las legislaciones más rígidas sobre el aborto, que es
autorizado sólo ante una emergencia para salvar la vida de la mujer.
En Portugal, se suma el caso de eventual malformación del feto o cuando el
embarazo es producto de una violación, pero siempre sólo antes de que pasen las
12 semanas de gestación.
Sin embargo, Portugal es el único país del bloque europeo en el que las mujeres
que deciden abortar son condenadas a penas de hasta de tres años de prisión, con
la consecuente humillación pública cuando la sentencia es leída en los
tribunales.
En 1998 se celebró un referéndum que pretendía flexibilizar la legislación,
donde triunfó el NO, un contratiempo que se ha traducido en que los sectores más
liberales hasta hoy se están lamiendo las heridas de la derrota.
Lo socialistas evitan recordar en estos días, como reconoció a IPS Ana Gomes, ex
responsable de relaciones internacionales del PS, que "de esa derrota en gran
parte fue responsable (Antonio) Guterres", en la época primer ministro
(1995-2002) y hoy Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados,
apoyado por una parte del partido.
En la próxima consulta popular, la inmensa mayoría de las mujeres, incluso las
que sustentan posiciones conservadoras, vislumbran la posibilidad de moderar la
ley, defendida a ultranza sólo por el CDS, que durante la última revisión
constitucional de 2002 incluso intentó sin éxito introducir el concepto de
"personalidad jurídica del feto".
Ese año, Portugal reafirmó su lugar junto a Irlanda, como los dos campeones de
la intolerancia respecto de la interrupción voluntaria de la gravidez en la UE
de 15 países hasta finalizar abril de 2004, según los datos del bloque
disponibles hasta el primer trimestre de ese año.
Irlanda es aun más radical. El aborto es autorizado tan sólo en caso de una
emergencia para salvar la vida de la mujer. En Portugal, además de este caso, se
contempla la malformación de feto o cuando el embarazo es producto de una
violación, aunque en este caso sólo si no han pasado más de 12 semanas de
gestación.
Hasta antes del ingreso de los 10 nuevos miembros el 1 de mayo de 2004, los
países mas liberales de la UE eran Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca,
Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Italia y Suecia, que permiten el aborto
a pedido de la interesada en la etapa llamada de "embarazo precoz", que varía
entre las 12 y las 24 semanas.
En Finlandia y Luxemburgo, los plazos son los mismos, pero es necesario invocar
razones de violación, socio-económicas o socio-médicas.
El caso particular es España, donde la ley permite un "escape" al que recurren
muchas mujeres, que contempla la interrupción de la gravidez en caso que exista
"un grave riesgo mental o físico para la salud, hasta las 22 semanas" de
gestación.
Una portuguesa que desee hacer un aborto, puede viajar unos pocos kilómetros,
hasta la primera ciudad española de la frontera, para solucionar su problema
ante la ley nacional.
En España se realizan unos 80.000 abortos legales, "la mayoría en clínicas
privadas", afirmó a IPS Yolanda Hernández, directora de la clínica Los Arcos, de
Badajoz, la ciudad colindante más cercana a la frontera del centro de Portugal,
donde acuden miles de mujeres de este país para interrumpir el embarazo no
deseado.
En 2005, "recibimos 4.000 mujeres de Portugal continental e islas (archipiélagos
luso-atlánticos de Azores y Madeira). Se trata en su mayoría, de personas de
entre 19 y 31 años, de nivel socioeconómico alto, 58 por ciento de ellas son
solteras, 68 por ciento de ingresos económicos medios y 62 por ciento no usa
métodos anticonceptivos", añadió.
El obstetra y ginecólogo portugués Miguel de Oliveira e Silva, autor de varios
libros sobre el aborto, explicó a IPS que el problema central reside en la
mentalidad de los médicos de su país.
"Ni el referendo ni la legislación cambiará la cabeza de los médicos
portugueses", que en los hospitales públicos, alegando objeción de conciencia,
se niegan a realizar abortos inclusive en los pocos casos permitidos por la ley.
"Es por eso que el ministerio de Salud estableció negociaciones para la
'privatización del aborto'".
Muchas veces, los médicos, "durante la mañana, en el Servicio Nacional de Salud,
son objetores de conciencia, pero ya no en la tarde, cuando practican la
medicina privada", sentenció Oliveira e Silva.
A esto se suman otros dos aspectos: "el código, muy conservador, de los médicos
portugueses" y "el fracaso de la educación sexual en Portugal, donde existe una
ignorancia generalizada de muchas mujeres sobre su propio cuerpo".
Por su parte, Hernández, licenciada en administración de empresas y de 48 años,
quien abrió su primera clínica en 1992 en Mérida, región de Extremadura, ha ido
adquiriendo una vasta experiencia en el conservador Portugal, donde a su decir,
"sólo en 1996, el aborto salió del armario, ya que antes de eso era imposible
hablar del tema".
"Durante muchos años, era un tema tabú incluso para los profesionales de salud,
pero hoy es un asunto tratado por los medios de comunicación social", apuntó la
empresaria, que espera abrir su primera clínica en Lisboa a inicios del año
próximo.
En Portugal, existe esta doble moralidad, porque mientras en España, excepto en
Navarra (región dominada por el Opus Dei, la prelatura católica ultra
conservadora), "un aborto cuesta entre 335 y 500 euros (428 a 640 dólares), por
una intervención clandestina realizada por un médico portugués se cobra entre
750 y 1.000 euros (960 a 1.280 dólares), sin impuestos", apuntó Hernández.
El diputado Francisco Louçã, líder del BI, apuntó que todo esto "demuestra que
las mujeres con medios económicos solucionan su problema sin mayor dificultad y
les da lo mismo las leyes medievales que imperan en Portugal".
"Las mujeres humildes, esas que no tienen la posibilidad de financiar una
interrupción del embarazo en España, se ven obligadas a soportar humillaciones
terribles, ser tratadas como criminales y ver sus imágenes transmitidas a todo
el país y hasta el resto del mundo por los canales de televisión", expresó.
Al concluir, Louçã sentenció que los sectores más conservadores de la sociedad,
"ya están nerviosos, porque se está agotando el tiempo para continuar con las
persecuciones a las mujeres".