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Compa�eras

Soy lo que soy (y lo quiero ser)

Sonia Tessa
La Haine

Con "Notas lesbianas, reflexiones desde la disidencia sexual", el libro de Valeria Flores, qued� inaugurada la Hip�lita Ediciones, un emprendimiento nuevo de la Red Informativa de Mujeres Argentinas que distribuye desde hace cinco a�os noticias sobre temas de g�nero

A Valeria Flores, algunos de los alumnos de una escuela primaria de Neuqu�n [sur de Argentina] le dicen "la maestra tortillera". Es que lejos de ocultarse, esta activista feminista y lesbiana asume su sexualidad como un gesto de ruptura, de ampliaci�n de los l�mites de lo posible, que adquiere otras dimensiones en el aula. Cada una de sus acciones de visibilizaci�n implica un riesgo, y se entrelaza con una reflexi�n que le da sentido. Valeria las escribe en forma de ensayos, que fueron publicados en distintos soportes, de manera dispersa.
Para Gabriela De Cicco e Irene Ocampo, coordinadoras de la Red Informativa de Mujeres de la Argentina (RIMA) y de la lista de correo electr�nico de lesbianas feministas Safo Piensa, esos art�culos deb�an ser recuperados en un libro. Y encararon la tarea, lanzadas en una nueva aventura, la de fundar la editorial Hip�lita, que se propone recuperar la producci�n de las pensadoras feministas y lesbianas, armar una arqueolog�a y poner a circular las producciones nuevas. El puntapi� inicial de este nuevo emprendimiento es el libro de Valeria Flores, Notas lesbianas, reflexiones desde la disidencia sexual, que recoge ensayos publicados en distintos soportes entre 2001 y 2003.
En un viaje rel�mpago que signific� 34 horas de viaje en apenas dos d�as, la autora estuvo en Rosario para presentar la publicaci�n. Para Valeria, tanto esfuerzo vale la pena. "Estoy orgullosa de pertenecer al proyecto Hip�lita, porque creo que la idea de juntar feminismo, lesbianismo y periferia en la Argentina es algo inusual, y empezar a abrir el abanico de voces hacia esos lugares menos escuchados o reconocidos me parece un gesto pol�tico fundamental. En este contexto de avance de la derecha y los fundamentalismos religiosos, me parece sumamente importante y oportuno desde el punto de vista pol�tico, tanto para el feminismo como para el lesbianismo", afirma.
El libro est� dividido en dos partes. En la primera, La insurrecci�n de la palabra, la reflexi�n se centra en la importancia de la visibilidad l�sbica. "Si la conspiraci�n del silencio es norma y el discurso crea lo que nombra, estos escritos est�n impulsados por una conspiraci�n del habla, tratando de irrumpir sin cortes�a en el rumoroso oc�ano de voces l�sbicas postergadas", dice uno de los art�culos. En la segunda parte, Inflexiones en una pedagog�a heteronormativa, el eje pasa por la novedosa experiencia de visibilizaci�n en el aula.
�Por qu� tomar la palabra es un gesto que para Valeria tiene enormes repercusiones pol�ticas? "Es la cancelaci�n de la existencia de las lesbianas la estrategia que durante siglos ha seguido consistentemente el orden patriarcal para controlar esta forma de deseo femenino; ya que al parecer amenaza seriamente la estabilidad del modelo de sexualidad reproductiva que ordena los sistemas de parentesco", dice uno de los art�culos del libro. Valeria sabe que en ese contexto de ocultamiento, cualquier palabra que las nombre es "una desmesura". "En el caso de las lesbianas, hemos sido tan silenciadas que cuando una se dice lesbiana, enseguida te preguntan por qu� lo ten�s que decir, no ser� muy exagerado, por qu� en este �mbito, siempre hay como un cuestionamiento a por qu� una se nombra como lesbiana", relata sobre su experiencia. "Siempre te dicen 'pero yo soy heterosexual y no lo ando diciendo por ah�'. Bueno, no es necesario decirlo porque as� est� construido, est� supuesto, que todo el mundo es heterosexual, y esa es la fuerza de la norma. Desde el momento del silenciamiento y de la presunci�n heterosexual, es ah� donde comienza la discriminaci�n", agrega. Y cuenta su experiencia para los actos del D�a del Orgullo que se realizaron el �ltimo 28 de junio en Neuqu�n por primera vez. "Algunos periodistas nos dec�an que la discriminaci�n empieza cuando decimos que somos lesbianas. Les contest� que no, que empieza cuando no podemos decir que somos lesbianas", insiste sobre el tema que atraviesa su libro.
Si el activismo de Valeria hace eje en visibilizar (hacer visible lo que permanece oculto), ese gesto es a�n m�s revulsivo en el aula, donde la sexualidad de la "se�orita maestra" est� supuesta desde lugares tan normativos como "la segunda madre". La maestra supuesta es heterosexual, casada y con hijos, su sexualidad est� atrapada. Cuando Valeria decidi� que su activismo deb�a tener eco tambi�n en el lugar donde desarrollaba su trabajo, sab�a que corr�a nuevos riesgos. Que se expon�a a una discriminaci�n contundente, pero no se amedrent�. "En ese momento fue como una necesidad que ten�a de compartir lo que me estaba pasando, las decisiones que estaba tomando. En un momento me pregunt� qu� pasaba si lo empezaba a decir en el aula, si la maestra que los alumnos tienen enfrente empieza a decir que es lesbiana, que no es esa maestra heterosexual que se imaginan con hijos y casada", relat� su recorrido. "Para generar cambios una corre riesgos, entonces cuando lo empiezo a decir me permite ir ampliando los l�mites de lo que imaginamos como posible. Porque esto se imagina como imposible. Por un lado porque es real que hay casos de discriminaci�n, entonces se genera un temor real, pero a su vez tambi�n es necesario visibilizar experiencias donde no se gener� una discriminaci�n efectiva, para que surjan otras y las podamos ir articulando", cuenta sobre lo que imagina como consecuencias m�s amplias de su acci�n.
Lo dice tambi�n en el art�culo El silencio: un programa pol�tico para desarmar nuestras vidas: "Uno de los lugares que genera m�s temor a visibilizarse es el trabajo, y m�s si es una escuela primaria y sos maestra. La escuela no puede escapar de la l�gica moralizante y disciplinadora con la que fue fundada. Y ah� estamos las maestras, desexualizadas, o en todo caso heterosexualmente sexualizadas, deserotizadas y guardianas de la (doble) moral hegem�nica. Hace dos a�os que trabajo con el mismo grupo de alumnas y alumnos con una propuesta pedag�gica pol�tica orientada por la intenci�n de crear las condiciones de escucha".
Y pese a que reconocer que las condiciones del contexto eran regularmente favorables para una salida del closet escolar, tambi�n cuenta que hab�a algo del orden interno que la tensionaba y desestimaba su avance. "�Qu� me deten�a? Creo que mi propia verg�enza. Esa voz secreta e �ntima que te dice: 'ac� no es necesario', 'les puedo decir que me gustan las mujeres en vez de decir que soy lesbiana que suena tan fuerte', 'me pondr�a colorada', 'van a venir las mam�s y los pap�s a decirme que les arruin� la vida a sus hijos e hijas', 'la relaci�n con mis alumnos y alumnas va a cambiar, tal vez les d� un poco de asco'." El relato de ese temor mezclado con verg�enza incluido en el art�culo es adem�s un lugar de identificaci�n potente para muchas lesbianas que viven la misma situaci�n, y que pueden encontrar en Notas lesbianas una puerta de salida del aislamiento.
El libro abre un espacio de producci�n te�rica feminista y l�sbica que se construye fuera de la metr�polis, pero tambi�n que apuesta a "otra manera" de editar libros, como adelanta Irene Ocampo. "En el hacer de la editorial hay otra impronta. Compartimos la edici�n con la autora, el trabajo de hacer el libro como objeto, y vamos a compartir el resto. Porque no vamos a ir en contra de un mercado pero s� lo vamos a hacer de otra manera, apelando a nuestra experiencia en la red y con todo ese potencial que tenemos de colisteras que est�n en otras provincias y se van a ofreciendo para colaborar con la distribuci�n", dice Irene sobre la consecuci�n de este proyecto que se hizo posible por un aporte de la fundaci�n l�sbica Astraea, pero tiene como premisa la autogesti�n. El libro se consigue en la Librer�a de las Mujeres (Rivadavia 1479, 2� C), y pr�ximamente estar� en otros comercios. Es que Hip�lita est� pensada para llegar a todo el pa�s, y lo har� por el aporte de las colisteras de Rima. La intenci�n de la editorial es recuperar los trabajos olvidados, o perdidos. "Damos este paso convencidas e inspiradas por otros pasos que fueron anteriores, hablando de la genealog�a y recuper�ndola. Como la primera editorial feminista que fue Feminaria, porque todos esos libros en un momento nos inspiraron y nos convencieron de la frase 'otro mundo es posible'", afirma Gabriela de Cicco. En esa tarea, recupera una apuesta de Adrianne Rich -otra te�rica feminista lesbiana- a las revoluciones con r min�scula, particulares, de trabajo de hormiga, que van creando cambios. Y traza una l�nea que va desde la tarea de RIMA y Safo Piensa al salto que implica editar libros, esos objetos que Caetano Veloso describe como "objetos trascendentes que podemos amar con amor t�ctil".
"Viene de la experiencia recolectada a trav�s de RIMA. Hip�lita es esa conjunci�n. Y no es casual que los dos primeros libros que salen son de colisteras." El segundo t�tulo es Educaci�n sexual y prevenci�n de la violencia, de la psic�loga Liliana Pauluzzi, que se publicar� este mes. "Formaliza 15 a�os de experiencias en talleres y seminarios sobre el tema. Es un libro con mucho conocimiento y una gran herramienta de trabajo para educadores", afirma De Cicco, quien asegura que esta edici�n tambi�n implica visibilizar esta vez el trabajo de una profesional feminista que se est� realizando desde hace a�os, sin el suficiente reconocimiento. Y de eso se trata desde el nombre: Hip�lita fue una reina Amazona, el t�tulo de la editorial reivindica a estas guerreras mitol�gicas que fueron tratadas como monstruos, como lo han sido durante siglos las lesbianas.
Elijo disidencia
Disidencia sexual es el lugar donde se ubica Valeria Flores para escribir sus reflexiones. "Para m�, los t�rminos son pol�ticos y est�n cargados de significaciones. No me identifico con minor�a sexual ni con diversidad sexual, porque creo que ocultan la fuerza de una norma que est� operando, de una fuerza normativa. Lesbianas, gays, travestis, somos poblaciones minorizadas, como nos pasa a las mujeres, tratadas como una minor�a. En todo caso preferir�a el t�rmino poblaciones minorizadas, pero ubicarnos como minor�as sexuales ya es decir... que hay una norma, ustedes se desviaron, pertenecen como a una minor�a", explica la autora de Notas lesbianas su rechazo al t�rmino tan usual. "En el caso de diversidad sexual, me parece como una concepci�n liberal de que en el juego de los deseos cada cual elige su deseo sin consecuencias. Y se omite decir que si vos opt�s por vivir una vida como lesbiana, como gay, como travesti, sos sancionado socialmente, no llega a representar la fuerza de sanci�n y de castigo que tiene la norma heterosexual", afirma la activista lesbiana y feminista que prefiere hablar de disidencia, de la fuerza de ruptura de la norma como gesto pol�tico.
Tantas como nosotras
Si "la feminista lesbiana vive en un mundo complejo que reclama nuevas formas tanto para el lenguaje como para las relaciones humanas"(1) es necesario desmantelar la autoridad del modelo de silencio y encontrar el valor en las micropol�ticas de la vida cotidiana, sospechando de cada acto o acci�n nuestra, las que van hilando el tiempo con nuestros cuerpos, �qu� estamos haciendo? �qu� es lo que queremos hacer? �por qu�? �podemos hacer/ pensar otra cosa? �nos animamos a hacerlo? �qu� nos detiene?
Podemos, por ejemplo, ensayar una repetici�n innovadora de la lesbiana, una y otra vez, con distintos tonos y expresiones, tantas veces como sea necesario, tantas como quiera, tantas como podamos, tantas para que viva en las memorias, tantas para corroer el incisivo doblez del silencio, tantas para azotar la puerta de la casa que no nos acoge, no para entrar en ella, sino para que quienes est�n dentro salgan a ver, tantas como nosotras, tantas como cada miedo que nos detiene, tantas como la verg�enza que nos concedieron, tantas para que digan que exageramos, porque para quien silencia el m�s m�nimo sonido de una palabra le parece un exceso.
"Es mucho m�s f�cil graduar las opresiones y crear una jerarqu�a antes que asumir la responsabilidad de cambiar nuestras propias vidas" (2).
No es tarea f�cil cambiar la propia vida, pero es insustituible esa renovada libertad que va impregnando el aire de cada d�a cuando nos sacamos el pesado ropaje del silencio.
Notas
(1) Adrienne Rich, Sobre mentiras, secretos y silencios, Editorial Icaria, Barcelona, 1983, p�g. 238.
(2) Cherr�e Moraga, "La g�era", en Debate Feminista, A�o 12, Vol. 24, M�xico, octubre de 2001. 

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