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Romina Tejerina: Presa de la injusticia
Colectivo Indymedia Géneros
La justicia argentina ya ha dado muestras de su machismo y misoginia.
Cotidianamente, a lo largo y a lo ancho del país, podríamos encontrar miles de
fallos que sirven como ejemplo de que el patriarcado es el fundamento último,
sobre la que se apoya la justicia cuando de mujeres se trata: intromisión en
claros casos de abortos no punibles, los mal llamados "crímenes pasionales", la
revictimización y la sospecha sobre las víctimas de violación, etc. Pero es,
quizás, con Romina Tejerina donde el aparato judicial ha mostrado el
ensañamiento del que es capaz, en todas las instancias. El pasado martes 8 de
abril, la Corte Suprema rechazó un planteo judicial contra el fallo que condenó
a Romina a 14 a años de prisión, por el delito de homicidio agravado por el
vínculo. Este rechazo confirma la pena establecida por el Tribunal jujeño, por
lo que deberá superar los 9 años (hace 5 que esta presa), o sea las dos terceras
partes de la condena para acceder al derecho de la libertad condicional. Claro
está que esto no será automático. Una vez que cumpla con los 9 años, el juez
determinará si puede o no otorgársele la libertad condicional. Esto quiere decir
que puede suceder que Romina no salga hasta que haya cumplido con la totalidad
de la pena.
El fallo de la Corte fue dividido: mientras los jueces Maqueda, Fayt y Zaffaroni
argumentaban la inimputabilidad; las juezas Argibay y Highton votaron por
sostener la condena y argumentaron que Romina no había sido presa de ningún
brote psicótico. A este pronunciamiento se sumó el juez Lorenzetti. El fallo de
Romina ocupó un segundo plano en las noticias porque se conoció junto con la
habilitación del represor Patti para ocupar el cargo de diputado nacional, y por
lo tanto la recuperación de los fueros parlamentarios (y eventualmente la
imposibilidad de juzgar los delitos de lesa humanidad de que se le acusa). No es
casualidad que se hayan resuelto estos dos casos el mismo día. Cualquier
cuestión, ya sea de género o de otra índole, queda en segundo plano frente a la
posibilidad de que se le permita a un ex torturador formar parte de quienes
sancionan las leyes.
Pero el caso de Romina muestra otro aspecto de la realidad. Cuando se supo que
Romina Tejerina, una joven jujeña, había matado al bebé que acababa de dar a
luz, fruto de una violación, se volvió a hablar del caso de la depresión post
parto. Hasta 1995, existía en el Código Penal un atenuante al homicidio si la
mujer lo realizaba con el objetivo de "ocultar su verguenza". Este artículo
establecía la figura del infanticidio pospuerperal que se sancionaba con pena de
hasta tres años (es decir excarcelable, lo que quiere decir que la mujer podía
no ir a la cárcel). Este artículo del Código Penal fue derogado por ser
totalmente anacrónico y violatorio de los derechos de las mujeres. Pero, al
derogárselo se eliminó el tope de tres años a la hora de sancionar a una mujer
que matara a su hijo en las primeras semanas.
Al no existir esta figura jurídica, los jueces pueden condenar a cadena perpetua
a una mujer que realiza un infanticidio. O, en el caso de Romina, condenarla a
14 años de prisión.
Fue entonces que se produjo la discusión sobre la creación nuevamente de la
figura del infanticidio. La nueva figura debía tomar en cuenta que al dar a luz,
muchas mujeres sufren una depresión intensa que puede durar un par de semanas o
varios meses. En ese período están mucho más sensibles, y, en casos extremos
como el de Romina, en el que el embarazo es fruto de una violación y se
desarrolla bajo una terrible presión, esto puede llevar al homicidio.
Esta cuestión, de la que se empezó a hablar en ese momento, iba en contra de la
imagen de la madre que sostiene el patriarcado, que considera que la mujer ama a
su hijo desde el momento mismo de la concepción y que la madre que no es
sufriente y abnegada, simplemente es una mala madre. De hecho, hubo varios
proyectos presentados en el Congreso, aunque, por ahora, ninguno llegó a buen
puerto.
Varios años después y agotados todos los recursos judiciales internos, la
situación es la siguiente: Romina Tejerina sigue presa y del tema del
infanticidio no se habla más. El tiempo que duró el proceso sirvió al
patriarcado para acallar las voces que irrumpieron en la escena pública para
pedir que se considere el estado puerperal, y que llamaban la atención además
hacia todas las circunstancias que rodearon la situación de Romina (penalización
del aborto, violencia de género, falta de contención a mujeres que han sido
violadas, etc.).
Cuando Romina mató a su bebé y se empezó a hablar del tema del estado puerperal,
muchas mujeres se dieron cuenta de que, a pesar de que no se atrevían a decirlo
públicamente, habían pasado por esa depresión y lo ocultaban con culpa. El tema
se instaló, y las instituciones de la sociedad no pudieron seguir ocultando que
esa situación existía. Pero que se hable de esto es siempre "peligroso", porque
pone en duda el amor "natural" de la madre para su hijx. Abrir esa puerta
significa empezar a pensar de otra forma la maternidad y el lugar de las mujeres
en la sociedad. Frente a esa situación y frente al intenso reclamos del
movimiento de mujeres y feminista por la libertad de Romina, la mejor estrategia
es enfriar el tema con los recursos judiciales, y aplicar fallos
"aleccionadores". Y de hecho fue muy exitosa. En la actualidad, de la necesidad
de la figura jurídica del infanticidio no se habla más. El Congreso no tiene un
proyecto, y la Corte Suprema, que hubiese podido obligar al Congreso a reflotar
el tema, se alineó con los sectores conservadores.
Otra cuestión que se impuso fuertemente al tomar estado público la situación de
Romina, y cuya mención no puede obviarse por su importancia, fue la de la
despenalización/legalización del aborto, debate que viene imponiéndose
fuertemente en la sociedad.
Desde el punto de vista de las leyes, poco se puede esperar en los próximos
tiempos. Luchar por Romina hoy, significa dos cosas: exigir la libertad de
Romina por medio de un indulto , al mismo tiempo y con una visión más amplia,
imponer el reconocimiento del estado puerperal y la despenalización del aborto.
Como siempre, sólo la conciencia y la movilización podrán garantizar algún
éxito.
Romina presa. Patti diputado. Dos motivos más para seguir luchando.