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Portugal
La batalla del aborto
Mario de Queiroz
IPS
Más que un debate de ideas, la campaña sobre la despenalización de la
interrupción voluntaria del embarazo en Portugal promete convertirse en ardua
batalla entre dos visiones de un problema que afecta y divide a la sociedad
portuguesa.
En octubre de este año, por mayoría absoluta y con votos de la izquierda y de
sectores de la centro-derecha, el parlamento unicameral de Lisboa decidió
proponer al presidente conservador Aníbal Cavaco Silva la convocatoria a un
referéndum sobre el aborto, exhorto aceptado por el jefe de Estado un mes más
tarde, que fijó su votación para el 11 de febrero de 2007.
La pregunta única que será formulada a los portugueses es "¿Concuerda con la
despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si ésta se realiza
por opción de la mujer, en las 10 primeras semanas, en un establecimiento de
salud legalmente autorizado?".
En 1998 se celebró otro referéndum para cambiar la vigente e inflexible
legislación, que además de prohibir la interrupción del embarazo, prevé penas de
hasta de tres años de prisión para las mujeres acusadas, que deben cumplir tras
humillantes juicios públicos. Entonces triunfó el "No", con la consecuente
proliferación de abortos clandestinos peligrosos para la salud.
El primer ministro y líder socialista José Sócrates impulsó esta nueva consulta
popular aseverando que despenalizar el aborto hasta las 10 semanas de gestación
es razonable, sensato y equilibrado y que existe consenso en la sociedad
portuguesa para acabar con la persecución y las penas de prisión a las mujeres
que se lo practiquen.
El tono de la polémica subió este mes durante el largo fin de semana de Navidad,
cuando el cardenal-patriarca de Lisboa, José da Cruz Policarpo, y el obispo de
la septentrional ciudad de Oporto, João Miranda, abrieron las hostilidades en lo
que hasta ahora había sido un debate moderado, con un lenguaje inusual entre los
dignatarios eclesiásticos.
Da Cruz Policarpo afirmó que abortar es "negar un lugar a un ser humano que ya
fue generado", mientras Miranda comparó el aborto con una violación al quinto
mandamiento católico de "no matarás" y llegó al extremo de exhortar a los
creyentes a salir a las calles a manifestarse contra él.
En un pasaje de sus declaraciones, el obispo Miranda comparó la interrupción
voluntaria del embarazo con "la rueda", una práctica medieval en la cual se
echaba a la suerte qué niños serían víctimas de infanticidio y quiénes
sobrevivirían entregados a los monjes en los monasterios.
"Esta comparación de una alta autoridad de la Iglesia es especialmente chocante
para las conciencias, no solo las más liberales, sino de las de cualquier
persona", comentó a IPS Ana Filgueiras, secretaria general de la organización no
gubernamental Ciudadanos del Mundo. Otras reacciones de los defensores del "Sí"
no se hicieron esperar. En declaraciones difundidas el miércoles 27 por la
agencia de noticias portuguesa Lusa, dos movimientos cívicos, Ciudadanía y
Responsabilidad y Mujeres en Acción, salieron al paso de las declaraciones de
los obispos.
Miranda "comparó lo incomparable", sostuvo Madalena Simas, de Ciudadanía y
Responsabilidad, mientras Mujeres en Acción rechazó el tono del patriarca porque
"el feto no es vida humana".
Los movimientos por el No cuentan con el apoyo decidido del derechista Centro
Democrático Social, que en 2002 intentó legislar sobre la "personalidad jurídica
del feto" y de la mayoría del Partido Socialdemócrata (PSD, conservador pese a
su nombre), que rechazaron la propuesta de Sócrates e iniciaron una campaña
publicitaria que se juega el todo por el todo en las emociones.
"¿Usted negaría la vida a un corazón que ya está latiendo?", se lee en el más
emblemático de los inmensos carteles estratégicamente colocados en las
principales arterias de las ciudades y en autopistas suburbanas.
Al mismo tiempo, la Iglesia anunció que desde enero, en las 4.400 parroquias de
Portugal continental y en los archipiélagos de Azores y Madeira, serán
distribuidos folletos con las razones para votar No en el referéndum.
Carlos Azevedo, portavoz de la CEP, declaró el martes 26 al semanario Expresso
On-line que, al distribuir los folletos, la Iglesia no participará en una
"campaña electoral", sino solo se limitará a un "esclarecimiento de las
conciencias", sobre todo las de los más jóvenes, que van a votar por primera
vez.
La CEP había afirmado este mes en una nota pastoral que el aborto no es un
derecho de la mujer ni una cuestión política, sino un asunto de la esfera ética,
de conciencia individual y de "derechos humanos fundamentales", como lo es "el
derecho a la vida".
Una ciudadana defensora del No, Ana Paula Gonçalves, vendedora en una tienda de
ropa de alta moda de Estoril, elegante suburbio del distrito de Lisboa, dijo a
IPS que la Iglesia estaba "en su perfecto derecho" de hacer campaña contra el
aborto.
"Los políticos pueden defender o atacar el aborto en el parlamento, en la
televisión, en las sedes de sus partidos y los obispos son criticados por
hacerlo en los púlpitos. Me gustaría saber por qué la Iglesia no puede decir lo
que piensa", añadió.
En cambio, la estudiante universitaria Luisa Pinto de Almeida se dijo defensora
del Sí, porque "el problema es la inmensa desigualdad social que existe en
Portugal, que crea grande fosos entre mujeres ricas y mujeres pobres".
Pinto de Almeida dice conocer algunos casos de "señoras que andan vociferando
por el No, pero ya se hicieron un aborto en España o en Inglaterra, porque
tienen dinero y no necesitan recurrir a parteras clandestinas".
Luego en Portugal, "el primer domingo después que regresan de una clínica
extranjera, van a misa, se confiesan, el párroco les da una penitencia para
perdonarlas y asunto cerrado ante sus conciencias", apuntó la estudiante de
sociología de 23 años.
Mientras, en Estrasburgo, Luxemburgo y Bruselas, las tres sedes del Parlamento
Europeo, 17 de los 24 diputados portugueses ante el legislativo que representa a
los 457 millones de habitantes de la Unión Europea (UE), comenzaron el 26 de
diciembre una acción a favor del Sí.
En un documento divulgado el día 27 en Lisboa, el grupo de los 17, del que hacen
parte legisladores socialistas, del PSD, comunistas y del Bloque de Izquierda
(ex trotskistas), afirman que desean "un país donde una mujer no pueda ser
criminalizada, juzgada en tribunal o condenada por haber tomado una de las
decisiones más difíciles de su vida".
Portugal debe convertirse en un país "donde la mujer no deba recurrir a la
clandestinidad, ni acabe en los servicios de urgencia de un hospital a
consecuencia de las condiciones precarias y peligrosas en que interrumpió su
embarazo", añade el documento común, que fue posible pese a "nuestras diferentes
posturas políticas sobre los más variados asuntos".
Los legisladores afirman que intentarán "involucrar a otros eurodiputados en
esta campaña, porque el resultado de este referéndum no interesa sólo a
Portugal", sino a toda la UE, donde también Irlanda, Malta y Polonia mantienen
legislaciones rígidas sobre el aborto, autorizado sólo ante la emergencia de
salvar la vida de una mujer.
En el caso portugués, otras causales que permiten el aborto son la malformación
del feto o un embarazo producto de una violación, pero sólo antes de las 12
semanas de gestación. En cambio, Portugal es el único de estos cuatro países en
el que las mujeres que abortan sufren condenas de hasta de tres años de prisión.
Datos de 2005, divulgados en diciembre de este año por el Servicio Nacional de
Salud (SNS), indican que 906 abortos fueron realizados en hospitales conforme a
la ley, mientras 73 interrupciones del embarazo fueron clasificadas oficialmente
como "ilegales" al ser provocadas por las propias gestantes que debieron
recurrir a una intervención médica para evitar consecuencias graves.
El SNS registró en el mismo período 4.454 abortos espontáneos y 1.861
clasificados como "no especificados" que, según los especialistas, se deben en
general a complicaciones de abortos clandestinos.
Sobre la llamada "interrupción ilegal" del embarazo no existen estadísticas
oficiales, sino cálculos basados en extrapolaciones internacionales, que
sugieren unos 20.000 abortos anuales.
En un artículo de opinión del matutino Publico de Lisboa, la profesora
universitaria Carla Machado adopta una posición equidistante de los términos en
que está lanzada la polémica y pide "que me disculpen algunas feministas", pero
el aborto "no es un asunto exclusivamente de mujeres".
"En este error caen tanto los defensores del Sí como del No", sostiene la
académica en una columna publicada el jueves 28, para ironizar a renglón seguido
afirmando que "a no ser que estemos ante nuevos misterios trascendentales, cada
embrión tiene dos seres humanos en su génesis".
Machado acepta que "hay cuestiones de género en el aborto, desde la desigual
repartición de los cuidados de los hijos, a los desequilibrios salariales y al
simple hecho de que es en el cuerpo de la mujer que la decisión de tener o no
tener hijos asume una violencia descarnada", pero considera imposible que la
decisión de abortar sea tomada "solo por ella, sin la participación o
conocimiento de su pareja".
En la misma página de opinión, la diputada y abogada comunista Odete Santos,
sostuvo que se esté en contra o a favor del aborto, la actual ley penal hace que
Portugal enfrente un serio problema de salud pública, y hay que decidir "si
acabamos con él o nos mantenemos en la barbarie".
Fuente: lafogata.org