Compañeras
|
Esas mujeres del norte que le mojaron la oreja al patriarcado
Sonia Tessa
Rosario 12
Haciendo frente a prejuicios más acendrados que en las grandes urbes y
desafiando la presión de la iglesia, un núcleo de mujeres trabaja en Reconquista
para defender sus derechos. María Cristina Díaz y María del Pilar Lencina
recibieron el premio "Memoria y compromiso". El Taller de la Mujer, fundado en
1989, sigue levantando las banderas de género.
María Cristina Díaz y María del Pilar Lencina fueron pioneras en su zona, el
polo de Avellaneda y Reconquista, en la defensa de los derechos de las mujeres.
Desde que fundaron el Taller de la Mujer en 1989 debieron enfrentar malas caras,
gente que les retiró el saludo, y alguna que otra afrenta por atreverse a
"mojarle la oreja al patriarcado", como expresó María Cristina en la lista de
distribución de correos feminista Rima. "Hemos sembrado la semilla y esperemos
que el árbol crezca y ver los frutos. Nos hubiera gustado que ocurra
rápidamente. Lamentablemente cambiar las pautas culturales y educativas cuesta
mucho, sobre todo en comunidades chicas en las que la impronta de la iglesia es
muy importante", afirmó María Cristina cuando todavía se repone de la emoción de
haber recibido la distinción "Memoria y compromiso" de la Asociación Norte
Amplio por los Derechos Humanos. Con el tiempo, se les unió también Alba Zanón y
hoy las tres ponen la cara en un tema difícil de abordar en la zona: la campaña
por el derecho al aborto.
María Cristina es médica anestesióloga y María del Pilar, poeta y escritora.
Juntas participaron en 1989 del 4º Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó
en Rosario. Volvieron tan entusiasmadas que decidieron formar el Taller de la
Mujer en el polo urbano más importante del norte santafesino. "Fue un encuentro
importante, masivo, emblemático en cuanto a la iniciación de grupos de mujeres.
Después de esos días, en los que hablamos sobre violencia, sexualidad,
sindicalismo, volvimos con la iniciativa de formar un grupo", rememoró Díaz,
quien contó que en su ciudad se sumaron mujeres. "Nos acompañaron sobre todo en
el trabajo sobre violencia. Nuestra tarea se fundamentó en la concientización y
difusión de los derechos de las mujeres", afirmó. La activista feminista recordó
que "en 1989 hablar de esos temas era muy innovador, y aparte no todos fueron
aplausos".
La distinción les resultó un aliciente, pero también una expresión de lo que
fueron gestando a través de los años. "Recién ahora la mujer del norte
santafesino empieza a tener voz propia. Pero hay muchas trabas, hay miedo
todavía", indicó, al tiempo que consideró: "Acá tiene mucho peso la cuestión
cultural relacionada a lo biológico, a la maternidad. El mandato cultural dice
que la maternidad es la principal función en la vida de una mujer. En ese
sentido, las mujeres deberían evolucionar un poco más, no digo que la maternidad
no sea importante, pero hay otros compromisos en la vida".
Ellas comenzaron a trabajar sobre la violencia contra las mujeres, y con el
tiempo, se sumaron otros grupos. "Hubo una evolución, hay otros grupos de
mujeres que trabajan sobre violencia, también de abuso sexual infantil, se
conformó una red de violencia. Creo que se han producido avances sobre el tema
de violencia familiar, mujer maltratada. Aunque el 25 de noviembre no falta el
que nos retruca que también hay hombres golpeados", consideró la activista.
Sin embargo, para María Cristina la campaña por la despenalización del aborto
fue una bisagra. "En el tema de derechos sexuales y reproductivos se complica
más", opinó. Desde septiembre de 2005, las dos fundadoras de Taller de la Mujer,
junto a la docente Alba Zanón, son la cara visible de esta iniciativa en
Reconquista. "Hay muchas mujeres que acompañaron, pero el silencio también se
hizo notar. Las que dimos la cara fuimos nosotras tres", expresó. Y ese dar la
cara se tradujo también en haber perdido el saludo de muchos vecinos.
María Cristina evalúa que los procesos son más lentos en el norte santafesino.
"Recién ahora se está empezando a hablar con adolescentes sobre sexualidad. Era
tabú mencionar los profilácticos, recién este año se comenzó a hablar de estos
temas. Y eso es igual en todo el tema educativo", abundó.
Pese a las dificultades, la activista considera imprescindible avanzar en la
concientización. "Soy médica anestesióloga y a lo largo de mi carrera
profesional he visto morir a muchas mujeres producto de abortos clandestinos,
muchas con niños pequeños. Entonces este tema me movilizó mucho. Yo misma me
comprometí a pelear hasta el cansancio para conseguir la despenalización y
legalización. He visto muchas injusticias, mujeres que hasta fueron esposadas en
las camas de ginecología", reflexionó María Cristina.
Estatuilla con el puño en alto
Recibir una distinción es siempre importante. Para María Cristina Díaz y María
del Pilar Lencina, del Taller de la Mujer de Reconquista y Avellaneda, tiene un
doble significado, como reconocimiento a años de lucha que en muchas ocasiones
fue solitaria. "A mí me sorprendió", reconoce María Cristina, quien describió:
"Es una estatuilla de bronce, una figura humana, con el puño en alto, signo de
rebeldía y la boca bien abierta como si estuviera gritando". La inscripción dice
"Memoria y compromiso, Asociación Norte Amplio por los Derechos Humanos". "Hacen
un evento todos los años, traen alguna personalidad y entregan estatuillas a
personas comprometidas con la lucha por los derechos humanos", relató. Este año,
el invitado fue el periodista Eduardo Anguita, coautor de La Voluntad. No fueron
las únicas que recibieron su premio, también se lo entregaron a "las mujeres de
Villa Ocampo que se oponen a los remates de los campos de pequeños productores
agropecuarios" y otras personalidades de la zona.
Fuente: lafogata.org