Wilson García Mérida
Datos & Análisis
Según Humberto Vásquez Viaña, no debe ser el 8 sino el 9 de octubre la fecha
en que se deba conmemorar la muerte de Ernesto Che Guevara en Bolivia. La
recordación oficial impuesta por los vencedores de Ñancahuazú apoyados por la
CIA, toma la fecha de la derrota guerrillera en un combate desigual, y no así la
del asesinato del Che al día siguiente.
"Hago
formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de
Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano…". Con aquellas
palabras que fueron transmitidas mediante una carta de despedida —leída por
Fidel Castro el 3 de octubre de 1965 ante el primer Comité Central del flamante
Partido Comunista de Cuba (PCC)— Ernesto Che Guevara se despojaba de su uniforme
oficial y por tanto de aquella legendaria boina que adornaba su frondosa melena
con la estrella de Comandante, y que ya lo había convertido en un ídolo viviente
desde su memorable comparecencia ante la ONU en Nueva York, en diciembre de
1964.
Un año después de conocerse aquella despedida, cuando llegó a Bolivia en
noviembre del 66 tras su periplo en el Congo belga, el Che se transformó y se "bolivianizó"
luciendo durante toda la campaña guerrillera una "cachucha" al estilo de los
obreros de nuestro país. Este dato es fundamental para evitar la confusión en
que aún suele incurrirse cuando se muestra al Che supuestamente en Bolivia con
una boina más parecida a un bonete, que usó en el Congo. Había nacido así un Che
Boliviano, al que identificamos gracias a la rigurosa y magistral labor
historiográfica de nuestro colega el periodista Carlos Soria Galvarro,
indiscutible autoridad en la materia.
El hombre de la cachucha
Al conmemorarse los 37 años de la inmolación guevarista en Ñancahuazú, el
matutino Los Tiempos de Cochabamba y el periódico electrónico Pacificar.com (hoy
NuestraAmerica.info) en México, publicaron nuestro ensayo al respecto, en el
cual habíamos aclarado que hasta antes del reciente aporte de Soria Galvarro la
imagen boliviana del Che, la conocida y admitida oficialmente en el mundo
entero, se reducía a la del guerrillero muerto y reencarnado en su mito, ahí,
tendido en una morgue improvisada del hospital de Vallegrande, como botín de
guerra de sus asesinos. Esa imagen de muerte hizo revivir otra: esa famosa foto
de Korda, la del Comandante victorioso y vital, hermoso y pop, que se convirtió
en el ícono activador durante las revueltas del Mayo Francés del 68, en símbolo
de lucha del "Black Power" norteamericano o de los disturbios universitarios de
Berkeley.
Aquella foto de Korda, dijimos, fue tomada el 4 de marzo de 1960 durante un acto
de homenaje póstumo a las víctimas francesas de un atentado norteamericano en
las costas cubanas, cuando el Che hizo una fugaz aparición por la baranda del
balcón desde donde Fidel pronunciaba un discurso. Guevara fue captado a unos
diez metros por la cámara del célebre retratista luciendo su boina militar con
la insignia estrellada de Comandante, sobre su cabellera ondeante, y con mirada
pensativa y seductora. Cuando murió el Che en Bolivia, siete años después de
haber tomado Korda esa foto, un comerciante francés la retocó y la convirtió en
un afiche que se vendió por millones en el mundo entero. Desde entonces la
imagen del Che, esa imagen, quedó asociada a la de los propios íconos de la
industria cultural de occidente como Marilyn Monroe, Groucho Marx, Chaplin o
Lennon.
Pero ese no es el Che que estuvo combatiendo en Bolivia, ni siquiera ese cadáver
que parece Cristo resucitando. El Che Boliviano es otro, quizá definitivamente
más anarquista y más inmortal todavía.
Aclara Vásquez Viaña
El 27 de octubre del 2004, poco después de publicarse nuestro ensayo, el
historiador Humberto Vásquez Viaña dirigió a mis lectores de México la siguiente
carta aclaratoria que transcribo íntegra por su indudable importancia:
"Les escribo desde Suecia donde estoy de paso luego de una gira por Italia a
donde fui invitado para la presentación de la traducción italiana de mi libro
‘Una Guerrilla para el Che’. Luego de una gira por siete ciudades estoy en
Suecia desde donde seguiré viaje de vuelta a Bolivia.
Desde Italia me han enviado el artículo de Wilson García Mérida sobre la
cachucha del Che. Con gran satisfacción veo que, por fin, los bolivianos
queremos pensar con cabeza propia. Sin duda esto se debe a la constancia de
Carlos Soria Galvarro que desde hace mucho tiempo viene machacando sobre este
tema. Falta uno más, la fecha: Cambiar el 9 por el 8. No debemos conmemorar la
derrota del Che el 8 de octubre sino su muerte el día 9. Es cuestión de
principios y de evitar el colonialismo intelectual de quienes equivocadamente
piensan que el Che murió el 8, por lo tanto en combate, y no asesinado el 9 de
octubre.
Volviendo al artículo de la cachucha, hay dos errores que es bueno aclarar:
1.- La foto la tomó Korda cuando el atentado al barco Couvre, pero las víctimas
eran cubanas, no francesas. Los que murieron fueron los soldados y estibadores
cubanos que estaban sacando las armas que llegaron de Bélgica.
2.- No fue un comerciante francés el que retocó y vendió el afiche. Ni mucho
menos. Fue el editor italiano Feltrinelli, millonario y que no necesitaba ganar
ni un centavo más por este afiche; Korda se lo regaló en la Habana en 1967, poco
antes de la muerte del Che, y al llegar a Italia hizo millones de afiches en su
editorial. Ni Korda ni Feltrinelli tienen los derechos de autor.
Nuevamente felicidades por el artículo y espero que se continúe por el camino de
la verdad histórica. Como el mismo Che decía: La verdad revolucionaria frente a
la mentira reaccionaria. La verdad siempre es revolucionaria. La mentira siempre
es reaccionaria.
Atentamente: Humberto Vásquez Viaña"
Nuestra respuesta
No podemos menos que agradecer aquellas aclaraciones tan pertinentes, pues quien
las suscribe, Humberto Vásquez Viaña, es hijo de uno de los historiadores más
destacados de Bolivia, además fundador de YPFB (don Humberto Vásquez Machicado,
ya fallecido); y hermano de uno de los guerrilleros bolivianos que combatió
junto al Che en Ñancahuazú, Jorge Vásquez Viaña, "El Loro", quien indefenso
murió asesinado en manos del ejército barrientista. Tomamos las observaciones
del señor Vásquez Viaña con verdadera humildad y autocrítica, tal como
corresponde.