Juan Carlos Cena
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La falsaria estatización del F.C. Belgrano Cargas
Parte III
Juan Carlos Cena
El gobierno de Carlos Menem: La ofensiva final contra La Ciudadela
Ferroviaria
Para
facilitar, para posibilitar mejor dicho la venta del Ferrocarril Oeste, la
operación fue precedida por una inmensa campaña de descrédito. Se comenzó por
endeudarlo. Se irritó a los usuarios con malos servicios y encarecimientos,
consecuencia de la desorganización planificada, empezaron a producirse déficit
cuya resonancia la propaganda periodística extendió y multiplicó sin explicar
causas". Historia de los Ferrocarriles Argentinos. Raúl Scalabrini Ortiz.
Primero Alfonsín y después Menem asumen como administradores del Estado en un
mundo vulgar, después de la dictadura militar. La sociedad estaba blanda,
anodina, producto de la represión y el terror instalado por las últimas
dictaduras militares y gobiernos civiles lacayos. Fukuyama anunciaba el fin de
las ideologías. Se aproximaba un mundo mejor, privado y abundante de placeres.
El Sistema Imperial, sabedor del estado de situación de la comunidad, les
encomienda que pasen a la ofensiva final y que se valgan del arma de la
mediocridad. Estos se valen y actúan.
Creo que debemos detener nuestra marcha, apearnos en este andén, y enterarnos de
cuestiones que pasaron desapercibidas. Para entender mejor la naturaleza del
proceso descuartizador. Quien lo inicia instalando la mentira del déficit es el
doctor Verrier en 1956, apoyado por Raúl Prebisch. El gobierno de Arturo
Frondizi toma la posta. Quiere implementar el Plan Larkin. A partir de 1958 son
las primeras escaramuzas. Luego es rechazado por los ferroviarios que lucharon
durante 42 días en el año 1961. Luego vienen las diferentes dictaduras. Pero
este proyecto toma un revival con el gobierno de Alfonsín, como lo hemos
descrito más arriba, con Rodolfo Terragno como timonel. Crea, en principio, la
Dirección de Empresa Pública a la que concurren convocados por el Estado
personajes de la Industria, Proveedores del Estado, Bancos Internacionales y un
veedor del Banco Mundial, Lou Thompson.
Desde 1955 todos los intentos tienden a implementar el destrozo de los
ferrocarriles. Estos mismos factores de poder regresan con ímpetu durante el
gobierno de Carlos Menem. Han cambiado sus rostros, pero son los mismos
intereses.
Juan Ovidio Zavala un estudioso del tema transporte, desarrollista, miembro del
gobierno de A. Frondizi, descuartizador de raza del sistema ferroviario le
presenta su viejo proyecto al Gobierno de Menem. Antes de exponer al presidente
pasa un examen por una mesa integrada por los ministros Rapanelli, Triaca y
Dromí, invitados por ellos para ver si es compatible con los planes menemistas.
Diálogo largo y polémico, sólo en las formas, coincidían en el descuartizamiento
del sistema ferroviario.
Luego, una segunda exposición. Tuvo lugar en Olivos ante el presidente Menem, el
senador Eduardo Menem, los ministros Néstor Rapanelli y José Dromí, el entonces
secretario Orlando Ferrerés, el presidente del Banco Central, Javier González
Fraga, el negociador de la deuda externa, Carlos María Carballo, y John Reed,
Robert Bailey, David Vanplet, Richard Handley, Gilberto Zavala y Juan Navarro
del Citibank. Después de la exposición el presidente del Citicorp Capital
Inversora S.A. le comunica al presidente de la nación que ellos habían resuelto
intervenir en el proyecto de reestructuración ferroviaria.
Lou Thompson vuelve a aparecer representando al Banco Mundial, como en tiempos
del gobierno de Alfonsin y está a cargo de la implementación del proyecto.
Estado de situación igual, pero en distintos tiempos. Los factores de poder
estuvieron presentes siempre, en este caso, en el proyecto de destrucción del
sistema ferroviario: que se inicia desde el golpe de Estado de 1955, lo
continúan los gobierno "democráticos" de Arturo Frondizi, Raúl Alsonsin y Carlos
Menem. Quería mostrar en forma sintética como el proyecto del descuartizamiento
del sistema ferroviario nunca tuvo pausas hasta la fecha
Rápidamente, vino la aprobación de ese proyecto que se ha intentado implementar
desde tiempos lejanos. Obediencia debida, dijo Menem y pasó a implementar este
desastre. A partir de esa aprobación se da inicio a una penetrante campaña de
descrédito, a esto se le suma una represión sistemática sobre los trabajadores
ferroviarios. El ferroviario era un obstáculo formidable, su sola presencia y
acción cotidiana impedía que se implemente, definitivamente, este siniestro plan
que era la de destruir primero al sistema ferroviario para instalar luego, y en
forma definitiva, la industria del transporte automotor en el país. El objetivo
primario de este plan era la de doblegar a los trabajadores del riel, había que
terminar con esa relación social diaria, cotidiana y permanente que se repetía
luego en el barrio, la parroquia, el club o el mercado, es decir, en la
sociedad. Se eliminó esta relación con la expulsión de 85.000 ferroviarios, esto
ocasionó la diáspora ferroviaria, detrás, el desmembramiento y el opacamiento
del lugar, barrio, pueblo...
Se pone en marcha el siniestro Plan de destrucción de la empresa Ferrocarriles
Argentinos. Todo este proceso toma fuerza y se concreta durante el gobierno de
Carlos Menem. El Sistema de Transporte Ferroviario es desestructurado a través
de la metodología del vaciamiento, primero, a través del boicot interior
implementado por funcionarios corruptos y venales, más tarde, el quiebre
operativo de la empresa implementando una obsolescencia inducida, y así, vía
libre al descuartizamiento y el saqueo, luego la venta de sus restos a precio
vil, en medio del aplauso ciudadano.
Se necesitaba una sociedad fláccida y complaciente, un movimiento obrero
reprimido y desarmado hasta la desolación. Sólo eso, todo lo demás vendría solo,
aderezado por la corrupción. El capitalismo generaba esos cambios con ferocidad
sin igual en los países dependientes, colonizados.
La historia de la resistencia de la clase obrera argentina demostraba que, a
pesar de la represión, era y es indoblegable. Los brutales escarmientos dados
sobre el cuerpo social del trabajador le produjeron derrotas, pero nunca fueron
vencidos. Es que dentro del movimiento obrero, por su propia esencia, todo
germina de nuevo, y que la clase obrera, en forma particular, por su dimensión
dialéctica siempre renace de sus cenizas, a través de los vientos de las luchas,
demostrando que no hay un fin, sino un recomienzo más dinámico.
Las huelgas de 1991/1992, lo demuestran, fueron las últimas grandes huelgas
ferroviarias, otra vez, en defensa de los ferrocarriles. Se cerraba todo un
círculo encadenado de resistencias, pugnas y rebeldías. La anterior, la de 1961,
duró 42 días, también en salvaguarda del ferrocarril: fue contra la aplicación
del Plan Larkin; el primer intento de tupacamarización del sistema de transporte
ferroviario, por mandato del Banco Mundial. Y en ésta, treinta años después,
resistieron a ese mismo mandamiento en 45 largas jornadas los jóvenes
ferroviarios de los 90; todo un círculo anudado por eslabones de tercas
obstinaciones ferroviarias.
Treinta años, con períodos signados por las botas, los más. Del ‘61 al ‘91, y
del ‘61 para atrás otro círculo se anilla. Resistencia y resistencias.
Retrocediendo desde Frondizi, la Libertadora, Perón, sí, también a él; antes del
‘40, y así hasta la de 52 días en 1912, y más atrás, la primera huelga general
en 1896 protagonizada por los ferroviarios de todo el país que se inicia en
Tolosa. Más de 100 años, un siglo y un tantito resistiendo.
Los ferroviarios defendieron como nadie la ciudadela ferroviaria y sus bienes,
que graficamos en el cuadro.
Consecuencias negativas de las concesiones
1 - El aporte del Estado se cuadriplicó.
2 - Las tarifas aumentaron entre 25 y 95 por ciento.
3 - La red fue entregada en condiciones de desarrollar una velocidad promedio de
55 kilómetros por hora (pasajeros – carga), en la actualidad no llegan al 20 por
ciento de esa velocidad promedio. Las causas son: el deterioro y el abandono en
la conservación y mantenimiento de vías.
4 - Las cánones comprometidos por los concesionarios de cargas jamás fueron
abonados, al contrario, se prorrogó y se les refinanció por 16 años, el valor
estimado más de 270.000.000 de pesos.
5 - El material rodante sufrió igual deterioro que la red.
6 - Desaparecieron 85.000 empleos directos y 30.000 indirectos-proveedores del
Estado.
7 - Virtual desaparición de la Industria Ferroviaria.
8 - Desaparición de trenes de pasajeros de larga distancia con sus
consecuencias.
9 - Endeudamiento externo de U$S 700.000.000.
10 - La red operable se redujo a menos del 25 por ciento.
11 - Escandalosa enajenación del patrimonio ferroviario.
12 - La desaparición total o parcial de pueblos, denominados pueblos fantasmas
en todo el territorio nacional son aproximadamente 870 pueblos. Fuente:
Mo.Na.Re.FA
A precio vil se remataron los bienes ferroviarios, este cuadro es una síntesis
de los elementos vendidos. Hay que preguntarse ¿Dónde están los inventarios de
los elementos dados en concesión a las empresas?
De los 1.240 galpones con repuestos y material, ¿a qué valor y cómo se
remataron?
¿Dónde están las máquinas y herramientas de los 74 talleres de mecánica y de
vías?
¿Dónde está la planta potabilizadora de agua de la estación Simbolar, en
Santiago del Estero?
¿De los 4.350 galpones de carga, que quedó de ellos, y los silos?
De las 1.806 estaciones que había en 1988, ¿qué quedó?
De las 1.127 locomotoras y locotractores, más las locomotoras que el Estado
adquirió (10 locomotoras usadas Alco a España) para suplantar las no reparadas
por los concesionarios, para que cumplan con los servicios, ¿cuántas quedan?
Después de echar un vistazo a lo que quedó. ¿Cómo y cuánto costará recuperar los
ferrocarriles? ¿Cómo podríamos utilizar esos enormes recursos que llegan a casi
10.000 millones de dólares que se pago al FMI, para saldar parte de la Deuda
Interna? el ferrocarril es parte de ese adeudo. Nosotros lo intentaremos desde
el ferrocarril.
Los responsables directos de estos destrozos fueron estos grupos cartelizados,
que apoyaron todos los golpes de Estado. Como pago les fueron cediendo en
alquiler (consignación) a modo de gracia, por el apoyo concedido, bienes del
Estado. Saquearon y destrozaron los bienes concedidos. No invirtiendo en ese
apoderamiento un solo centavo como capital de riesgo. La naturaleza parasitaria,
de estas catervas, entraba en acción.
Juan Carlos Cena es autor de:
* El Guardapalabras, memoria de un ferroviario (agotado)
* El Cordobazo, una rebelión popular (agotado)
* El Ferrocidio 1º edición (agotado) 2 º edición (ampliada y corregida)
* Crónicas del Terraplén (cuentos)
* Secretario General del Organismo Central Capital Federal del Personal Técnico
de los Ferrocarriles Argentinos (APDFA) (1984-1989)
* Miembro Fundador del Mo.Na.Re.FA - Movimiento Nacional por la Recuperación de
los Ferrocarriles Argentinas.