En el siglo XIX, más precisamente en la década del '70, se originaron los
primeros intentos para formar organizaciones integradas por obreros; podemos
inferir, que comenzaban los procesos organizativos de la clase obrera en la
Argentina.
La huelga iniciada en 1877 por los aguateros en Rosario, logró una gran
repercusión al dejar sin agua a esa ciudad por varios días. El 2 de septiembre
de 1878, la Unión Obrera Tipográfica protagonizó la primera huelga realizada por
una organización sindical en la Argentina. Las Sociedades de Resistencia
comenzaron a reemplazar a las asociaciones de carácter mutualista, propias de
los primeros años formativos de la clase obrera, consolidándose a través del
tiempo, por la influencia de los trabajadores provenientes del proceso
migratorio, anarquistas, socialistas y comuneros.
La huelga general se va instrumentando en poderosa herramienta de lucha. Del
mismo modo y en forma simultanea y a manera de respuesta, comienza la represión.
La Huelga de Estibadores del puerto Ingeniero Guillermo Withe, 1907. Ciudad que
lleva ese nombre en homenaje al Administrador de los Ferrocarriles del Sud. Una
violenta represión se desata en el velatorio de los huelguistas victimas de la
policía.
La Semana Roja de 1909. Fue la más fuerte resistencia obrera a principios del
siglo contra el sistema imperante. Los trabajadores y asistentes al acto
convocado por la FORA (Federación Obrera Regional de Argentina) para conmemorar
el 1º de mayo, son baleados y apaleados por la policía.
Las Huelgas Ferroviarias de principio de Siglo. El 5 de mayo se fundaba en la
ciudad de Rosario, la Sociedad de Ferrocarrileros, en agosto se inició un
conflicto ferroviario en Tolosa, cerca de la ciudad de La Plata, al que se
plegaron otras secciónales.
Protestas chacareras de Macachin (La Pampa) en 1910. La historia de los
conflictos agrarios del espacio pampeano abarca el período 1912/1921.
Protagonizado por los agricultores de la zona de Macachín en 1910. Espacio que
ha sido interpretado como el mito fundante de las reivindicaciones chacareras en
la Argentina moderna. La lucha de los trabajadores rurales junto a los
agricultores marca otro hito En el campo arreció la represión más feroz. Los
terratenientes fueron sanguinarios, tanto con los trabajadores del campo como a
los aborígenes. Organizaban cacerías, donde se abona por orejas, senos de mujer
o los órganos genitales de los varones. David Viñas lo grafica en su libro: Los
dueños de la Tierra.
.Comienza la represión sistematizada. Son tiempos del gobierno de Hipólito
Yrigoyen (1916-1922) que, impotente ante el capital oligárquico, ordena reprimir
las huelgas sin titubear. A pesar de ello, por sus actitudes contradictorias, la
oligarquía y las grandes empresas desconfían de él. Los círculos más
reaccionarios entran en una suerte de pánico, de histeria ganaderil, denunciando
la existencia de soviets en cada sindicato o en cada actitud de rebeldía de los
trabajadores, lo que los lleva a tomar la decisión de crear una fuerza
parapolicial que reprima con mayor eficiencia que la policía. Estas nuevas
formaciones son amparadas y actúan con total impunidad, impunidad que les da el
sistema capitalista que administra el aparato del Estado. Estas fuerzas
parapoliciales se repiten a través del tiempo con distintos nombres: Guardia
Blanca, Liga Patriótica, Asociación del Trabajo, Comité Pro-Argentinidad. Estos
nuevos aliados de la policía y el ejército provienen de familias del Barrio
Norte y otras de buen pasar, son muchachos católicos de derecha, que profesan
como filosofía de vida la defensa de Dios, Familia y Propiedad. La preside
Manuel Carlés, conservador, funcionario de Yrigoyen, después de Alvear y
profesor del Colegio Militar. Creo más de mil Brigadas que se expandieron por
todo el territorio nacional. En la Liga Patriótica también participan Martínez
de Hoz y Joaquín Anchorena, Monseñor Miguel de Andrea, el Almirante Domec
García, el perito Francisco Moreno, el general Eduardo Munilla, los radicales
Carlos M. Noel, Vicente Gallo y Leopoldo Melo.
Se pone en marcha la represión anunciada. El presidente Yrigoyen ordena la
intervención militar al mando del General Dellepiane, el jefe de Policía, el
dirigente radical doctor Elpidio González.
La Semana Trágica en 1919. Los obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena,
cuya fábrica se hallaba en Cochabamba y la Rioja en la Capital Federal, estaban
en huelga desde diciembre de l9l8. Son reprimidos violentamente.
Las Huelgas de l9l9 en Mendoza, durante el gobierno de José Néstor Lencinas.
Participan en ellas trabajadores mendocinos de distintos sectores, liderados por
los maestros. En estas huelgas, la mujer es la vanguardia, se destacan las
figuras de Rosario Vera Peñaloza y Florencia Fossati, presidenta de Maestros
Unidos. Son reprimidas bárbaramente en Tunuyán, Fray Luis Beltrán, Maipú, la
ciudad de Mendoza, y en otros lugares. El gobierno lencinista desencadena la
represión, voceando la consigna ¡abajo el maximalismo! amenazando, además, con
la deportación a Chile de los huelguistas. La Liga Patriótica dice presente aquí
también. La represión se va federalizando, igual que en Tafí Viejo.
Las Huelgas en La Forestal S.A. Ltda. 1920. Empresa inglesa recordada por las
formidables represiones armadas que implementa en la provincia de Santa Fe, en
la década de 1920, para dominar los levantamientos obreros que en luchas épicas
que resisten la explotación más despiadada. Como ahora, las empresas
multinacionales, operan en nuestro territorio como si fueran otro Estado (ajeno
e independiente) del Estado Nacional. Estado (ajeno) que tiene sus propias leyes
y, que al contrario, este Estado (ajeno) le imparte directivas a este otro
Estado Nacional, que es un Estado-bobo, mejor dicho un Estado colonizado,
dependiente, que los conciente y legisla de acuerdo a los intereses del
colonizador. Sintetizando, los factores de poder (el Estado ajeno) dominan al
Estado Nacional, y este, obra en consecuencia.
Esta empresa, La Forestal, libera la violencia más descarnada a ojos del poder
central y provincial, que la consiente y la cubre de protección. Crea con
consentimiento de los estado provinciales y nacionales, el destacamento rural-parapolicial,
Los Cardenales, personajes reclutados en las cárceles, comisarías, asesinos de
la más baja calaña.
El Estado utiliza la violencia contra los trabajadores y el pueblo en forma
directa, o sino la delega como en este caso.
La represión sistemática es ya una constante en todo el territorio nacional.
Las Huelgas de 1920-1921 en la Patagonia. Su violenta represión permanece
durante años como una de las zonas más oscuras de la historia argentina.
Develar la trama de uno de los sucesos peor conocidos de esta historia, es una
ardua tarea de investigación encarada, primero por José María Borrero en l92l,
con su obra La Patagonia Trágica, y una segunda parte, nunca publicada, titulada
Orgía de Sangre. Y luego por Osvaldo Bayer con su obra La Patagonia Rebelde.
La masacre de Jacinto Arauz-La Pampa - 1921. El 9 de diciembre de 1921 al mando
del comisario Basualdo se inicia una represión en una encerrona en el patio de
la comisaría de Jacinto Araoz, donde habían concurrido obreros rurales a
declarar por un conflicto laboral, donde denunciaban la superexplotación en la
cosecha. Venía declarar a requerimiento del mencionado comisario, todos
desarmados. El comisario Basualdo con un Winchester en la mano comienza la
masacre matando de un tiro al delegado Carmen Quinteros y a los gritos de
¡Agentes, métanles balas, no dejen ni un anarquista vivo! A los obreros les
caían balas de todos los costados. Pero los trabajadores no se acobardaron y
como eran de arriar enfrentaron la represión. Sacaron sus cuchillos y revolver,
hicieron retroceder a los policías y luego de 20 minutos tomaron la comisaría.
Pero se les acabaron las balas y tuvieron que dejar la comisaría. Antes habían
llegado desde Bahía Blanca gente de la Liga Patriótica al mando de un tal
Cataldi. Comenzó la cacería de obreros a campo traviesa.
En abril de 1924 la Reducción Aborigen promueve y realizan la primera y única
huelga agrícola indígena. Su líder indiscutible fue el Cacique Toba Pedro. Los
pobladores argentinos originarios de la Reducción Aborigen, llamada luego
Napalpí (cementerio o lugar de los muertos en lengua Toba), fundada en el año
1911, a 120 kilómetros, aproximadamente, de la capital del entonces Territorio
Nacional del Chaco, Resistencia, tenía una población de 850 personas,
aproximadamente.
Cae Yrigoyen, lo reemplaza Uriburu, este diseña una política anti-obrera,
suspende las negociaciones por las reglamentaciones de las condiciones de
trabajo, allana el local de la Federación Obrera Marítima, reprime a
anarquistas, comunistas, fusila y destierra. El caso de los Presos de Bragado -Vuotto,
Di Diago y Mainini-, y su proceso, fue lo iconográfico de la época, con
repercusión internacional.
En 1932 asume el gobierno el general Justo. Se levanta el estado de sitio, pero
el control policial sobre el movimiento obrero continúa. Los tranviarios se
declaran en huelga el l5 de marzo; los agricultores el 18 de abril; el 20 de
mayo se inicia la Huelga de la Carne, dirigida por la Federación Obrera de la
Industria de la Carne, integrada por los obreros de Zárate, Berisso, y de cuatro
frigoríficos de Avellaneda. Se pliegan los desocupados de Puerto Nuevo (Villa
Desocupación), llamados a carnerear, en vez de ello, se solidarizan con los
obreros de los Mataderos Municipales. Los frigoríficos en huelga son ocupados
militarmente, reprimen a los piquetes de huelga, detienen a unos seiscientos
trabajadores y deportan a otros por la Ley de Residencia. En Berisso, se ocupan
los barrios obreros. Se acentúa la represión en toda la zona de Berisso,
Ensenada y La Plata.
La Huelga General de Masas de enero de l936. El 7 y 8 de enero de 1936, en la
ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la clase obrera protagonizó un hecho
que por su envergadura fue comparado en su momento con la Semana Trágica de
enero de 1919.
La Huelga Metalúrgica de 1942. Participaron veintidós mil huelguistas, se
desarrolló entre el 26 de junio y el 13 de julio. Se entraba a una etapa de
grandes divisiones dentro del movimiento obrero.
El 17 de octubre de 1945. No fue una huelga general de masas con las
características de las anteriores, aquí no estaba presente la represión del
Estado, como una constante. Al contrario, se consienten todos los actos, no hay
policías ni siquiera en prevención o de consigna.
Desde el año 1946, Perón obligó a los sindicatos a someter sus reclamos al
Ministerio de Trabajo, antes de iniciar una huelga. La CGT, en consonancia, en
1947 formuló una advertencia acerca de las huelgas no autorizadas, las cuales no
se ajustaban a la reciente tradición laboral argentina. Esta política no logró
anular la lucha de clases. A pesar de esa advertencia, en 1946 se registraron
ciento cuarenta y dos huelgas; en l947, sesenta y cuatro; en 1948 ciento tres.
De 1949 a 1951 el gobierno peronista apretó todas las tuercas para frenar los
movimientos de fuerza.
La Huelga de la Carne 1946. Se extiende desde el 1º al 26 de marzo de 1946 y la
segunda etapa, desde 1º de octubre al 20 de noviembre.
La Huelga Bancaria 1948. Comenzó el 30 de marzo de 1948 y abarcó todo Buenos
Aires.
La Huelga de la FOTIA en 1949 (azucareros) Entre octubre y noviembre de 1949.
La Huelga Gráfica en 1949.
La Huelga Ferroviaria de 1950. La Unión Ferroviaria fue a la huelga. En esta
huelga trata de interferir Eva Perón. Se presenta en talleres de Remedios de
Escalada, insta al levantamiento en un fuerte discurso. Ese requerimiento es
rechazado por los trabajadores ferroviarios, muchos de ellos con la identidad
peronista. Algunos de ellos, después del golpe de estado de 1955, integraron la
Resistencia Peronista El movimiento obrero asumió mayoritariamente la identidad
peronista, pero no dejaron de luchar por sus intereses de clase. Existen otras
huelgas, como la de los metalúrgicos en l947 y la textil de octubre del mismo
año. Las relaciones entre clases, mantiene un equilibrio inestable durante un
período, luego se vuelven antagónicas. La relación Perón-peronismo-obreros, no
es sólo de manipulación, sino de tensión, negociación y fuerza.
Acassuso, Lezica y Torrezuri, Manuel José de Borda y otros."
"Teniendo en cuenta que en 1816, el general José de San Martín tuvo en su poder
un censo de esclavos negros posibles de reclutar militarmente, y que ascendía a
400.000, la pregunta es qué pasó con esos seres humanos en estas tierras. La
esclavitud, como señalé, no fue totalmente abolida hasta la consagración de la
Constitución Nacional de 1853, es decir, cuarenta y tres años después de haberse
iniciado el proceso emancipador. Esta demora se produjo por dos razones, una,
porque los negros esclavos fueron utilizados, en esa calidad, como fuerza de los
ejércitos criollos; en segundo lugar, porque el partido esclavista era muy
poderoso entre los comerciantes porteños."
"De todas maneras, la esclavitud era incompatible con la ideología del
liberalismo burgués (aunque no en la práctica de ese liberalismo). El
liberalismo revolucionario nutría a las corrientes más progresistas de la
Revolución de Mayo de 1810. Por eso, en la Asamblea Constituyente de 1813 se
otorgó la "libertad de vientres", es decir que quedaron libres los niños negros
por nacer, pero los otros, toda la masa humana en poder de los amos, continuaron
bajo el régimen de la esclavitud o en distintas formas de servidumbre".
"Fueron esos negros los que nutrieron con su sangre y sacrificio a los ejércitos
libertadores y San Martín reconocerá el valor de sus tropas negras y también el
ambiente racista de la época ya que no logró unir los batallones negros con los
de los mulatos y blancos. Los negros esclavos morirían en la lucha por la
Independencia, "por separado", es decir, en riguroso "apartheid".
"Sarmiento, en su obra de la vejez, Conflictos y armonía de las razas en
América, recordará la epopeya negra en nuestra tierra. Esos valerosos negros
murieron luchando durante el Cruce de los Andes, en la campaña sanmartiniana, en
los famosos batallones (regimientos) 7º y 8º, en las batallas de Chacabuco,
Maipú, Cancha Rayada y en la Campaña del Alto Perú."
"El comercio de esclavos estaba relacionado principalmente con los comerciantes
porteños, es decir, con el partido unitario. El partido saladeril bonaerense, el
de Rosas, Anchorena, Roxas y Patrón, Ezcurra, Terrero, carecía de ideas
abolicionistas. Los negros también poblaban la campaña bonaerense. Eran
utilizados en el trabajo como siervos, especialmente por hacendados y
representantes eclesiásticos. Pero los saladeriles no estaban vinculados
específicamente con el tráfico de esclavos aunque los utilizaban como mano de
obra servil".
"Cuando Juan Manuel de Rosas asumió el poder, tampoco dio la libertad a los
esclavos, pero mantuvo un mejor trato con los hombres y mujeres de color. Rosas
tenía estrecha relación con las capas populares y en relación a los negros,
solía participar con miembros de su familia, de las fiestas en el barrio del
Tambor, en Monserrat, en San Telmo y en la Recoleta (el viejo Buenos Aires).
Eran los famosos candombes y marimbas".
"Cuando volvieron los antirrosistas al gobierno, después de 1851, no olvidaron a
esos negros que habían motivado sus fantasías de terror. La venganza llegaría
años después, durante la tragedia de la fiebre amarilla y la Guerra del
Paraguay, a fines de los años sesenta". (Síntesis del trabajo El Genocido Negro
en la Argentina de Emilio Corbierie)
No se puede hablar de genocidios en la Argentina si obviamos y ocultamos lo que
les ocurrió a nuestros negros en todo el territorio. De su aporte cultural, de
sus costumbres y maneras de comportamiento.
La limpieza étnica continúa a través de la ocultación y del olvido sobre la
existencia de la raza negra en nuestra Nación. No nos debe extrañar cuando se
niega y se desprecia a nuestros propios aborígenes, a nuestros propios
habitantes de tez morena, a nuestros propios criollos.
Toda una concepción colonial que parte desde la metrópolis hacia el interior del
país. Hay un eje que vuela sobre la mentalidad de la ciudadanía, es un eje
político instalado, es sobre el desprecio a nuestras nacionalidades étnicas y
criollas. Es un desprecio cipayo.
Juan Bautista Alberdi, en su obra póstuma Libro V, decía: La de mayo fue una
doble revolución: contra la autoridad de España y contra la autoridad de la
Nación Argentina. Fue la sustitución de la autoridad metropolitana de España por
la de Buenos Aires sobre las provincias argentinas; el colonialaje porteño
sustituyendo al colonialaje Español. Fue una doble declaración de guerra: la
independencia y la guerra civil.
El genocidio negro debe enmarcarse dentro del genocidio general que ha sufrido y
sufre nuestra Nación. El genocidio y la represión son herramientas de la clase
dominante, que solo muta en el cambió su nombre o investiduras a través del
tiempo, pero son los mismo con otro ropaje.
* Historiador del Movimiento obrero, especialista en el tema ferroviario y del
transporte nacional