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29 de julio del 2002

Intervención de Néstor Kohan

Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

6 de Abril de 2002, en el Auditorio de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

Bueno, le agradecemos mucho a Hebe y a las Madres que están presentes en la inauguración de esta Cátedra. Porque no es casual que esta Cátedra la iniciamos en el 25 aniversario de las Madres. Para nosotros es un hecho fundamental, no la empezamos en cualquier momento del año, en cualquier época, sino justamente en los 25 años de las Madres y en los 35 años del asesinato del Che.
Después, seguramente al final, podemos intercambiar preguntas sobre el funcionamiento de la Cátedra, el funcionamiento cotidiano, la bibliografía, cómo vamos a trabajar de ahora en adelante. Pero yo quería empezar hablando de las Madres, antes que del Che.
De la importancia pedagógica - porque esto es una Universidad Popular - pero no sólo lo que se da acá adentro, sino también de la pedagogía que se da en la calle, la importancia pedagógica que han tenido siempre las Madres, sobre todo para la gente más joven, pero también para los más viejos, cuando han puesto siempre el énfasis en los valores y en la ética.
Yo no sé si todos ustedes tienen el programa de la Cátedra, pero una de las unidades del programa, justamente, tiene que ver con la ética del Che y la ética de las Madres. Para nosotros es muy importante empezar por ahí, porque las Madres, con este énfasis que siempre han puesto en la ética, en la defensa de los valores, han planteado la unidad entre dos ámbitos que hoy lamentablemente están muy divorciados entre sí, que son el ámbito de la ética y el ámbito de la política. Habitualmente la ética y la política caminan cada uno por su lado. Y las Madres nos han enseñado, desde hace mucho tiempo, a poner en discusión esa separación, ese divorcio.
No fue lo único que nos enseñaron las Madres. Las Madres también nos enseñaron a no divorciar - como decía Hebe - el decir del hacer y el sentir. Y eso les ha dado muchos dolores de cabeza al "progresismo bienpensante" de este país, que digamos que "tolera" a las Madres, siempre y cuando las Madres no molesten. Pero en cuanto las Madres empiezan a hablar, empiezan a meter el dedo en la llaga, empiezan a llamar al asesino "asesino" y no "general democrático", etc. etc, ahí empiezan los dolores de cabeza, los conflictos.
¿Y de dónde viene eso? De que las Madres justamente nos han enseñado con su práctica, no tal vez con los libros, sino con la vida, que es más importante que los libros, a no divorciar el decir del hacer y del sentir.
En el plano de la filosofía, que va a ser otra de las unidades de esta Cátedra, el pensamiento filosófico del Che - que tiene mucho escrito, y era un gran conocedor y un gran estudioso - esa unidad entre el decir y el hacer, se llama "la unidad entre el sujeto y el objeto", entre nosotros y el mundo. Y las Madres nos han enseñado - por ahí sin citar a los grande filósofos, pero en la vida cotidiana - a plantear esta unidad entre el sujeto y el objeto que es la base, para Marx y para muchos otros pensadores, de una actividad creadora, de una filosofía como la llamaba Marx: una filosofía de la praxis.
Y eso tiene consecuencias políticas, porque justamente al poner en la unidad el eje, el núcleo, esa unidad entre el sujeto y el objeto, de lo que uno dice y lo que uno hace, que no se pueden separar - no se puede tener, por ejemplo la lengua a la izquierda y el cuerpo después a la derecha - sino que uno tiene que hablar y hacer y decir, todo al mismo tiempo y para el mismo lado, las Madres pusieron en crisis - y se notó mucho el año pasado - una figura: la figura del investigador, del teórico, el intelectual o como lo queramos llamar, que dice adherir al pensamiento de izquierda, e incluso cita de memoria un montón de frases de Marx y de todos los pensadores de izquierda, Lenin, Trotsky, etc; pero que siempre observa las luchas populares desde afuera.
Por un lado las observa, digamos, en la mano izquierda con un largavista (porque las mira siempre de lejos, allá lejos están los que pelean). Y el investigador de izquierda, desde lejos observa. Y con la otra mano, con la derecha, puede tener un cronómetro o un centímetro, para ir midiendo, de acuerdo a los textos que eligió como literatura sagrada, cuándo el pueblo tiene conciencia de clase, cuándo no la tiene, cuándo los piqueteros son revolucionarios y cuándo no lo son... Siempre mira desde lejos y va midiendo, tomando con el centímetro medidas, y por lo tanto se observa siempre "desde afuera" las luchas populares.
Las Madres pusieron en crisis esa figura, y se notó el año pasado con los debates que tuvimos. Debates que no sólo tuvimos dentro de la Universidad, ¿no? aparecieron en los medios de comunicación todo el tiempo.
Y las Madres nos enseñaron también que el marxismo no sólo hay que estudiarlo, hay que estudiarlo - para eso justamente se creó la Universidad Popular, para estudiar - pero además hay que vivirlo todos los días. El marxismo no es simplemente un recetario doctrinal que uno lee a la tarde, cuando está bajando el sol, lee tres o cuatro páginas de algún teórico marxista y después sigue su vida como si nada con la conciencia tranquila. No, al marxismo hay que vivirlo todos los días, no es solamente una cuestión de letra escrita. Se puede saber mucha letra escrita, pero después en la vida cotidiana no comportarse de esa manera. Las Madres nos enseñaron que al marxismo hay que estudiarlo, pero hay que vivirlo.
Y esto se vió, esta crisis del intelectual que mira la lucha de clases desde afuera con un largavista y con un cronómetro, se vió el año pasado, sobre todo a partir del gran quilombo - disculpen que use esa palabra, pero fue eso: un gran quilombo - de septiembre, cuando arremetieron todos los medios de comunicación contra esta Universidad. Todos, todos: Clarín, La Nación, hasta en los medios "progresistas", y cuando salía Haddad desde la extrema derecha, hasta otros "compañeros" que se supone son discípulos de Rodolfo Walsh a "darnos con un caño", a la Universidad Popular y a las Madres. No se animaron a cuestionar al Che, hasta ahí no llegaron, pero les faltaba poco.
Y se vió la importancia, en esos momentos cruciales, cuando mucha gente vaciló, cuando muchos compañeros no sabían para donde ir - en ese momento no daba "prestigio" estar acá, a diferencia de otros momentos- muchos compañeros se sentían incómodos, y ahí se vió la importancia de esta unidad entre lo que uno dice, lo que uno siente y lo que uno hace. Ahí se vió la importancia de la unidad en el plano de la teoría - que tanto le importaba al Che - la unidad del sujeto y el objeto, sin el cual el marxismo se convierte en letra muerta.
Y también se vió más tarde, el 20 de Diciembre, cuando muchos de estos observadores con el largavista y el cronómetro no estaban en la Plaza de Mayo (la miraban por la "tele"), vimos a las Madres y a muchos compañeros de la Universidad en el medio de la Plaza, en el medio de la pelea, frente a estos "cosacos" argentinos que parecen sacados de una película del túnel del tiempo: con el látigo, los bastones y el caballo, como si estuviéramos en 1890. Vimos de nuevo que las Madres insisten con esto de lo que uno dice, tiene que defenderlo con el cuerpo, y lo volvimos a ver. Y muchos de los compañeros que habían vacilado, que no sabían cómo situarse en el debate de los medios, ahí se dieron cuenta realmente por dónde pasaba la cosa...
Por lo tanto, las Madres han puesto en crisis toda esta visión tradicional, de mirar los conflictos, las luchas del pueblo desde afuera. Las luchas hay que mirarlas, hay que observarlas, hay que estudiarlas, pero desde adentro, formando parte de la pelea. Y si el pueblo está movilizado, peleándose con la policía, o tirando piedras a los bancos, hay que estar ahí adentro; pero no con el largavistas.
Eso, esto que venimos comentando es el guevarismo. Porque si ustedes van a leer después el programa de la Cátedra, muchos se pueden preguntar: ¿pero qué vamos a estudiar? Además de la vida del Che ¿qué es el guevarismo? ¡ Esto! Esto es el guevarismo.
Por eso es tan importante esta Cátedra en la Universidad de las Madres. Claudia Korol y yo venimos de otras experiencias de Cátedra - Hebe comentó, porque ella también participó - en el año '97, yo en la UBA, Claudia en Rosario, y otras en el interior, como Salta, Córdoba, Mar del Plata, Chaco, etc. Esta no es la primera Cátedra Che Guevara, pero sí tiene el carácter novedoso que sea la primera cátedra con las Madres, donde las Madres no sólo están invitadas, son las Madres parte de la cátedra. Es más, tenemos pensada una unidad donde las Madres mismas vengan a exponer y a enseñarnos sobre algunos de los temas en discusión.
Pasemos ahora al Che.
Para nosotros, en primer lugar el Che no es un ícono mercantil que se consume - por derecha o por izquierda, nos da lo mismo - , no es un objeto a consumir.
Por eso nosotros queremos que esta Cátedra no sea un ámbito de consumo, ni siquiera de consumo "por izquierda". No tiene sentido para nosotros, estar fascinados, un día, 1997, cuando fueron 30 años del asesinato del Che, estar fascinados un día con el Che, y al día siguiente estar fascinados con Toni Negri, y al día siguiente estar fascinados con el nuevo ícono de moda. Para nosotros esto no es coherente, no nos interesa construir un "Che a la moda". No nos interesa. No nos interesa que los suplementos culturales de los diarios le den bolilla o no. Para nosotros es una línea política.
No queremos tampoco, entonces, que esta Cátedra se convierta en un espectáculo, donde uno viene a escuchar gente famosa, o grandes luchadores, como los compañeros que hoy con tanto gusto nos acompañan, como los compañeros de Brasil, - y vamos a tener muchos invitados en esta Cátedra - pero no nos interesa hacer de esta Cátedra una escena de espectáculo, donde la gente venga, observe, "¡ah, qué bien que habló el brasileño!" o "¡qué famoso que es Petras!" o "¡qué importante que es aquel otro, cubano!", y se va a la casa tranquila. No nos interesa que sea un espectáculo, y a veces se corre el riesgo de hacer eso.
Por eso queremos que la Cátedra sea un ámbito de reflexión, un ámbito de lectura. Va a haber bibliografía, va a ser un ámbito de estudio - no venir a escuchar gente, nomás - sino también de estudiar, de participar, de debatir también entre nosotros. Habrá clases por ahí más teóricas, habrá clases más de debate, vamos a ir variando. Y tiene que ser un ámbito donde haya constancia, porque la euforia siempre está al comienzo, y después va decayendo. Nosotros queremos en esto también ser guevaristas. El Che era un tipo muy constante ¡muy constante!.
Hay un ejemplo: el Che, siendo Ministro de Industrias en la Revolución Cubana, tenía dos círculos de lectura y de estudio. Él era el Ministro, era un "capo" de la Revolución Cubana, unos de los jefes, de los dirigentes históricos, y se reunía todos los lunes y todos los miércoles a la noche a estudiar matemáticas y a leer El Capital. Y no lo hizo un fin de semana, se juntaron ¡años! a estudiar El Capital, lunes y miércoles a la noche. Algunos compañeros que participaron de esas experiencias están vivos y la han contado.
Bueno, nosotros pensamos que esa es la línea de trabajo, no fascinarse un día, y después, cuando ya pasó la novedad, no leo más, no estudio más, no voy más, sino un trabajo a largo plazo. Nosotros queremos que quede algo de todo esto, porque muchas veces tenemos la sensación que fueron grandes experiencias esas Cátedras en las que participamos, pero muchas veces se diluyó al final, no se logró sedimentar algo. Se terminaba yendo a escuchar a un gran personaje famoso, y no quedó nada...nosotros queremos que quede algo.
Por otra parte, para nosotros el Che Guevara no es Dios. Lo queremos dejar bien claro, es un tipo como cualquiera de nosotros, es un tipo de carne y hueso. Por lo tanto, cualquiera de nosotros podemos ser el Che Guevara.
El Che no es un personaje extraordinario, distinto a todos los demás, por lo tanto inalcanzable, inimitable. Eso nos quiere hacer creer el sistema ¿no? , que el Che era tan fabuloso, que ninguno de nosotros podemos hacer nada. Era un santo, por lo tanto un santo jamás lo podremos imitar...
El Che era un tipo común y silvestre, que cometió errores también, vamos a discutirlos, no todo lo que hizo le salió perfecto, porque era un ser humano. Lo que pasa es que era un ser humano revolucionario, y en esa dirección aspiramos a construir este espacio.
Por último, para nosotros - ya lo dijo Hebe, me arrancó el final que tenía pensado - el Che no está muerto. ¡No venimos a estudiar un cadáver! Aunque sea un cadáver con mucho prestigio.
Para nosotros es Che está vivo. No importa el cuerpo, lo que importa es lo que quedó de todo eso. No queremos un monumento al Che. Nosotros no queremos un monumento a los revolucionarios, nos importan los revolucionarios en lo que han dejado con su práctica de enseñanza en las nuevas circunstancias. Por eso en el programa van a ver que las últimas unidades son el guevarismo y la actualidad, el guevarismo y el 20 de diciembre, el guevarismo y las Asambleas Barriales, el guevarismo y los piqueteros, el guevarismo y los compañeros latinoamericanos que hoy están peleando. No solamente como hace el progresismo bienpensante, recordar con lágrimas en los ojos a Rodolfo Walsh y a continuación decir: "vamos con Lilita Carrió". No, no es la idea.
Para nosotros el Che está vivo, no queremos monumentos, y por eso los invitamos con Claudia a compartir esta iniciativa colectiva, a trabajar, a estudiar, y a poner el cuerpo con las Madres y con el Che. Muchas gracias.