Latinoamérica
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Si todavía existiera la caza de brujas, Silvia Rivera Cusicanqui estaría ardiendo en la hoguera, llevada no por la derecha que derrocó a Evo Morales, pero talvez por una parcela de los intelectuales de izquierda de América Latina. Muchos estuvimos esperando por un pronunciamiento suyo después de la renuncia obligada de Morales, al final ha salido a circular un vídeo de 13 minutos con su intervención en el Parlamento de las Mujeres, un espacio del que participaron otras bolivianas en toda su diversidad para pronunciarse a respecto de los hechos del momento, expusieron sus miedos, hicieron sus análisis de coyuntura, relataron los antecedentes, describieron las distintas opresiones de género e hicieron referencia a las paradojas y contradicciones del período Evo y las terribles consecuencias del fascismo de derecha que se tomó el poder en Bolivia. Bolivia y el Gobierno de Evo Morales estaban entre las experiencias más transformadoras de América Latina y ahora que todo parece tierra arraasada Bolivia duele y todos estamos intentando entender lo que pasó.
Las palabras de SRC no me sorprendieron, ella ha sido una gran crítica de las transacciones que Evo efectuó con el neoliberalismo, la profundización de las políticas extractivistas, la ampliación de la frontera agrícola y la expansión de la producción extensiva con la consecuente traición de los pactos con los pueblos indígenas que lo ayudaron a conquistar el poder. Las pugnas por la carretera que atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure TIPNICS está en el medio de las muchas de las cobranzas que desde el medio ambiente y el respeto a la autonomía indígena se le han hecho a Evo Morales y a las cuales Silvia también subscribe. El posicionamiento de SRC desagradó a una parcela de intelectuales de izquierda y eso no sería un problema, pues bienvenido el debate y la discusión de ideas; pero del desacuerdo muchos partieron para los insultos, las descualificaciones e improperios de toda orden.
En grupos de debate de la redes sociales me ha asombrado el tono de los comentarios de muchos intelectuales que opinan, acusan y emiten sentencias sin pudor. Hay unos que son tan dogmáticos que dejan a Stalin en pañales. Las perlas van desde los que lamentan haber perdido el tiempo leyendo los libros de SRC, hasta los que desde lo alto se su soberbia retrucan que sus textos sean quemados. Encontré un estudiante que afirma que todo lo escrito por ella es "bazofia" y en otro comentario se dice que ella es "patética". Después hay alguien más que afirma que ella es una "piltrafa humana" y así el degradé de las acusaciones va aumentando, como es típico de los debates en las redes sociales. De comentarios sueltos llegamos al escrito de Grosfoguel en su timeline de Facebook, donde él no tuvo ningún reparo en descalificar a la autora como una "intelectualista, mestiza y occidentalizada", que habría dicho "tonterías intelectualoides posmodernas".
Segundo Grosfoguel, Silvia haría parte de una "pseudo-izquierda", "pro-imperialista", y su discurso debería ser titulado como "El encubrimiento del imperialismo estadounidense y la complicidad izquierdista frente a un golpe derechista". Otros comentaristas se sintieron entonces legitimados y fueron sumándose, exponiendo que ella era es una "rata", "pseudo-feminista", "aliada de Trump y da CIA", "intelectual inutil" y voy ahorrarme el resto de atrocidades salidas de gente que se dice pensante, pero que en realidad se ahoga en su verborragia balbuceando discursos misóginos y racistas, convencidos de que están haciendo todo lo contrario. Se dicen muy decoloniales, pero en realidad son totalmente incapaces de ver su lugar de enunciación. Será que ellos si leen las teorías que producen, o el pensamiento crítico sólo vale cuando es hacia la derecha? En esa avidez de pronunciarse y salvar a toda costa la izquierda y sus caudillos uno encuentra que para esos ilustres críticos los feminismos son útiles siempre y cuando no maculen la imagen del caudillo. Y preocupa que en este momento para una parcela de esa intelectualidad sea más importante Evo que el pueblo, que es la carne del cañón.
En su breve declaración Silvia propone salir del falso binarismo. No habría habido golpe, pues para ella Morales de alguna forma habría contribuido con su propia caída. Uno puede concordar o no con SRC (Abajo una trasncripción de su discurso) En lo particular no estoy de acuerdo con todo lo que ella dice en esa intervención, pero me parece pertinente escucharla y ahora más nunca leerla es fundamental. Y es que para comprender lo que pasa en Bolivia es esencial oír con atención lo que las personas en Bolivia tienen a decir en este momento, aunque eso signifique que sus testimonios no corroboren las expectativas teóricas de los intelectuales o no se aliñen a una izquierda dogmática. Quien quiera escuchar verdades domésticas que no salga de casa. Pero el espectáculo de apedreamiento que estamos asistiendo es lamentable, pensadores que desde lo alto de la autoridad intelectual que se han auto-atribuido pasan a la autoridad moral anulando y ridiculizamdo las voces contrarias al MAS. No, ellos no quieren escuchar, ellos apenas quieren hechos que comprueben sus certezas.
Le dicen que a SRC que no es momento de críticas, sino el de la defensa de la democracia; y cual es ese momento oportuno se pregunta uno si las críticas no empezaron el 12 de noviembre de 2019. Feministas populares le venían diciendo a Evo de muchas maneras que se estaba equivocando en asuntos cruciales, como el control y la cooptación de las organizaciones indígenas. Las mismas le pidieron mantener una visión más ecológica, no desarrollista, no machista pautándose en el "Vivir bien" y no fueron escuchados. Ustedes me disculpen pero las represiones de Chaparina y Tariquía esta ahí como lamentable ejemplo de comoo pasarse por encima de las organizaciones para favorecer una OAS brasileña. La crítica que SRC es la misma que organizaciones como la Conamaq han estado haciendo y que señalan que Evo con sus políticas extractivistas y de represión le sirvieron el país a la derecha en bandeja de plata. O alguien imagina que la derecha va a deshacer estos pacto por que eran de la izquierda y le va a devolver a los indígenas la tierra que Evo Morales les arrebató y que estas horas se prepara para la consolidación del agro-negocio de la soja, ya empezada con Evo.
No pretendo emprender aquí una defensa de SRC .Qué defensa va a necesitar una mujer que ya fue encarcelada y exiliada, que perteneció del movimiento cocalero, que tuvo un muy breve paso por el gobierno del MAS, que aprendió Aymara y piensa en Amara, y que ha escrito libros e artículos que reflexionan sobre a cosmología andina y justamente sobre el colonialismo interno. Tal vez lo que hay que hacer ahora con SRC es leerla. Es preciso señalar que la primera traducción al castellano de los debates poscoloniales se hizo en Bolivia, en una compilación de la que Silvia participó. Justamente su entendimiento del colonialismo interno y de las cosmologías nativas son una invitación a pensar en términos no lineales, y opuestos, a activar zonas de conflicto y a encontrar nuevos puntos de partida.
Ella, al igual que otras voces que se pueden leer por la internet hacen énfasis en que la derrota de Evo no debe ser leída como la derrota de las estructuras de autogobierno de los campesinos e indígenas y del sujeto colectivo construido al calor de las luchas contra el imperialismo y la desigualdad neoliberal. Por detrás de Evo huvo un amplio conglomerado de movimientos sociales que impulsó los cambios desde abajo. El camino que surge para garantizar la permanencia democrática y pluralista de los campesinos e indígenas en el Estado es una radical reinvención de la izquierda. Eso para nada niega el intervencionismo extranjero de Estados Unidos, Rusia y China, la sevicia del golpe, el racismo fascista de la derecha y mucho menos coloca a todos los detractores de Morales del lado de los golpistas o de los intereses de las multinacionales. Es totalmente sectario y equivocado colocar a Silvia en ese lugar. Hacerlo revela soberbia y arrogancia y es intelectualmente deshonesto, tanto como decir que el imperialismo es sólo norteamericano y no chino y ruso y que el problema del estractivismo es que lo haga la derecha, pero que está bien cuando lo hace la izquierda.