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Esta coyuntura nos ha dejado una gran lección contra el triunfalismo: Silvia Rivera Cusicanqui desde Bolivia
por Silvia Rivera Cusicanqui
Foto: Desinformémonos
Participación de Silvia Rivera Cusicanqui en el Parlamento de las mujeres en la
Paz, celebrado en La Paz, Bolivia, el 12 de noviembre de 2019-
Tengo un problema muy serio en las rodillas, dicen que es orgullo. Tengo
orgullo, efectivamente, de ser mujer, y también de algún modo de haberme quedado
callada todo este tiempo, porque a mí la patria me ha regalado este accidente.
Justo el 23 me he caído sembrando con mi hija en Cochabamba, y eso a mí me ha
dado la pauta de que había necesidad de una cierta política del silencio.
He sentido excesiva saturación discursiva. Admiro el internet de lejitos, pero
amo la comunicación cara a cara, por eso he preferido venir aquí y no hacerlo
desde mi asiento, porque puedo mirar ojos, puedo sentir vibras, puedo sentir
incluso broncas contra mí. Todo eso me ayuda a ser yo misma, a humillarme, a ser
gentil y no soberbia. Esta coyuntura nos ha dejado una gran lección contra el
triunfalismo.
Yo no creo en las dos hipótesis que se han manejado. El triunfalismo de que con
la caída de Evo hemos recuperado la democracia me parece un exceso, un análisis
que se está saliendo de foco. Mucho falta para recuperar la democracia, falta un
trabajo de hormiga, un reconocimiento de cómo están en este momento doña Ena
Taborga en Rositas, las compañeras de Tariquía, las compañeras del TIPNIS
(Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure), doña Marquesa, doña
Cecilia, todas las luchadoras, en qué andan. Algunas de ellas incluso han sido
candidatas, pero nos falta hacernos cargo de esas realidades en las que la
democracia es todavía una meta muy lejana, porque todavía están manejadas por
sindicatos capturados por la misoginia, por intereses de todo tipo que se
acercan con intenciones peligrosas. También hay gente que ha puesto el cuerpo,
que ha luchado, y que sin embargo a la hora de figurar en los espacios públicos
se le ha privado de la palabra, como ha sido el caso de Tariquía.
Por eso creo que este es un foro muy bueno, positivo, para empezar a discutir
qué entendemos por democracia y por ser indio o india o originario. La segunda
hipótesis equivocada, que me parece a mí sumamente peligrosa, es la del golpe de
Estado, que simplemente quiere legitimar, enterito, con paquete y todo, envuelto
en celofanes, a todo el gobierno de Evo Morales en sus momentos de degradación
mayor. Toda esa degradación, legitimarla con la idea del golpe de Estado es
criminal, y por lo tanto debe pensarse cómo es que ha empezado esa degradación.
Al entrar yo aquí hace una hora les he entregado a dos personas una fotocopia
del periódico del día 2 de noviembre. Quiero hacer notar que un fulano llamado
Juan Ramón Quintana el 2 de noviembre estaba anunciando la vietnamización del
país, lo que él ha hecho durante años, que es adoctrinar, que es meter indígenas
en las redes de las mafias militares, como ha pasado con muchas comunidades.
Hugo Moldiz, que ha trabajado con los llamados Ponchos Rojos… Yo conocía a otros
Ponchos Rojos, yo conocía a hermanos y hermanas que iban en familia al cerro a
hacer un ritual antes de entrar en una batalla. Esos son los Ponchos Rojos que
yo conocí. Lo que hizo Hugo Moldiz el 22 de enero de 2006 es traer un ejército
uniformado y absolutamente armado.
Hace creer que estamos ante un gobierno revolucionario al estilo cubano, pero
nos estamos rifando por las nostalgias izquierdosas de un grupo de machos que no
son sólo los machos Camachos, sino también son los machos izquierdosos,
misóginos, que nos tratan como carne de cañón y como carne de anzuelo para crear
sus redes de perversión de los sectores populares.
Me acuerdo muy bien cuando los militares hicieron una gran orgía con la COB
(Central Obrera Boliviana), con mujeres, para poder tener influencia en su orden
de destinos. No hemos podido darnos cuenta de que eso era sistemático, que ha
durado años. Por eso este personaje y toda su red de militares que incluyen al
señor que está controlando los teleféricos. Yo soy testigo del uso político de
los teleféricos, del haber repartido tarjetas para que bajen y masacrar y
destruir los pumakataris.
Todo eso es parte de una red tenebrosa que incluye al señor director de la ANH
(Agencia Nacional de Hidrocarburos), íntimo de Quintana. ¿Qué está haciendo la
ANH en los incendios? Regalando cocinitas de gas. Esa cosa vergonzosa que está
acompañada con una defensa de los incendios está uniendo luchas de mujeres,
luchas ecológicas, de jóvenes, de viejas como yo que están preocupadas por el
destino y por el agua que van a consumir sus nietas y las hijas de sus nietas.
Estoy muy entristecida porque se ha ido el Evo, pero no se ha ido la esperanza
de una Bolivia pluricultural, no se ha ido la esperanza de que la whipala nos
represente en sus diferentes variantes, no se ha ido la esperanza de acabar con
el racismo. Tenemos que seguir en la trinchera antiracista, y tenemos que seguir
juntando fuerzas para poder articular una sensación de recuperar la democracia
en el día a día. Tengo mucha pena de lo que ha ocurrido, no tengo ninguna
sensación de triunfo.
Entiendo que la religión no es sólo el Camacho, es la bronca frente a la
borrachera generalizada que ha sido el trabajo sindical de estos Quintana y
estos milicos que van a los lugares con latas de alcohol. Eso es lo que a mí me
duele, es el mismo mecanismo que han utilizado los colonizadores en el siglo
XVII, desarmar comunidades poniéndoles latas de alcohol. También los hacendados
y empresarios que quisieron librarse de la reforma agraria, como Ponce Sanginés,
pusieron lata de alcohol y tenía toda una hacienda de indios folclóricos para
poder mostrar en museos.
Tenemos que entender por qué la gente está reaccionando de esta manera
reaccionaria. Está harta de un tipo de política sindicalera, misógina, que
maneja a la gente como si fuera rebaño. Las mujeres de Totora, que han sido las
que han luchado por una autonomía indígena, han sido derrotadas por sus propios
maridos y su propia gente que les ha metido la trampa del referéndum.
Es muy triste lo que ha pasado, compañeras, y el triunfalismo de que hemos
recuperado la democracia desde el momento en que Evo ha subido a un avión me ha
parecido una banalidad y de una pobreza impresionante, pero el derrotismo de que
aquí hay un golpe de Estado y de que todo se ha perdido es falso. Es pensar que
el MAS es lo único que tenemos como posibilidad de lo interétnico, de lo plural,
de lo pluricultural. ¿Porque hay un ministro gay y unas señoras que lo defienden
dizque desde el lesbianismo vamos a creer que hay una democracia intercultural y
amplitud y antihomofobia? No, esos son los usos simbólicos.
Yo estoy con la whipala y sé que hay muchas clases de whipala, no hay una sola.
Nosotros conocemos antiguas whipalas, tenían otros colores muy distintos. Esa
pluralidad es la que tenemos que recuperar, hermanas, y también la posibilidad
de hermanarnos entre mujeres e indias e indios. Yo he llorado de ver el maltrato
a mujeres de pollera a nombre de la democracia, he llorado de ver a gente muy
joven maltratada diciendo que ellos son indios. Nos duele mucho el indio y la
india que tenemos adentro. Depende mucho de nosotros liberarla y hacerla feliz,
capaz de hablar varios idiomas, de tener una figura de pensamiento teórico. Eso
es para mí lo indio.
Me siento derrotada a medias, pero también con mucha esperanza. Hemos puesto
mucho el cuerpo por este proceso y nos ha dolido la degradación en manos de esos
milicos entrenados en la Escuela de las Américas. Ellos tienen mucho que perder,
perdieron 30 barcazas chinas, pero tienen todo el litio. Eso es lo que quieren
saquear.
Por favor, que este parlamento genere un espacio en el cual articulemos una
unidad en contra de esas fuerzas tenebrosas que comienzan siendo el IIRSA
(Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana) y
también los capitales chinos, rusos, venezolanos y toda esa mafia que es el
enemigo principal que está todavía vivito y coleando y que está armando gente,
mentalidades. Cuidémonos mucho, pero también seamos conscientes de que no
podemos incurrir en una alegría de que el indio se fue por fin. Eso para mí es
muy doloroso.
Fuente: lafogata.org