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Argentina, la lucha continua....

 

APUNTES PARA PENSAR POLITICAS ANTICAPITALISTAS

Por Colectivo La Fogata
lafogata@lafogata.org

  1. La crisis y las estrategias del capital

    En los últimos tiempos hay un aumento de la violencia del capital en muchas partes del mundo. Este incremento de violencia no está relacionado a gobiernos específicos sino a los intentos por parte del capital de resolver las crisis que se vienen sucediendo cada vez más frecuente y profundamente.

    Para mantener una tasa de ganancia suficiente para impedir que la rueda del sistema se detenga, el capitalismo presiona por aumentar permanentemente la tasa de explotación sobre el trabajo; esta puja no está dando los resultados necesarios y esa es la causa que genera las crisis. Crisis que cada tanto generan cracks, como el del 2008.

    En estas situaciones de explosión de la crisis, el capital tiene dos estrategias posibles para intentar salir de la misma, y se corresponden con las dos caras que tiene el capital frente a nosotros: la disciplina de mercado (aplicada por los neoliberales más concentrados) o la expansión del crédito (aplicada por los "progresismos").

    La disciplina de mercado es conocida con el nombre de "Monetarismo" y además de violentos ajustes, implica (al menos en teoría) no intervenir desde el Estado, y dejar que caigan los capitales "ineficientes" o ficticios, con la esperanza de que la crisis misma los elimine.

    La política de expansión del crédito es conocida como "Keynesianismo" e implica expansión del crédito generando más capital ficticio y conteniendo por un tiempo más o menos largo las tensiones sociales.

    El Keynesianismo es básicamente una herramienta de contención e institucionalización de la lucha de clases, donde el Estado trata de integrar las resistencias para debilitarlas y poder recomponerse y reestructurar el capital, aplazando la explosión a través de la generación de crédito y capital ficticio (el crédito es una apuesta sobre la creación futura de plusvalía, basada en la insuficiencia de la explotación actual) (1).

    Estas dos estrategias son estrategias del capital, son sus dos máscaras. Se podría decir que la estrategia monetarista o "neoliberal" es más a cara descubierta, mientras que la progresista es la verdadera máscara y por eso más difícil de identificar como estrategia del capital. Pero los objetivos de ambas estrategias son los mismos, generar el control social suficiente para asegurar la tasa de explotación necesaria para la reproducción del capital.

    Ambas estrategias, que se alternan como el policía malo y el policía bueno (solo pensemos en las últimas dos décadas en latinoamérica), están fracasando y por eso los picos de crisis son cada vez más grandes y más frecuentes.

  2. Anticapitalismo (nosotros) y crisis

    La crisis, denominada "la tormenta" por el zapatismo, es, por lo tanto, manifestación de la incapacidad del capital de dominarnos suficientemente, de lograr la subordinación necesaria para obtener las tasas de ganancias requeridas para su funcionamiento.

    Pero esta incapacidad del capital, debemos verla, en su reverso, como los diferentes niveles de in-subordinación, o no-subordinación de millones de personas en todo el mundo. Resistencias abiertas y no tan abiertas, lucha de clases. Es decir, nosotros estamos provocando la crisis, nosotros la sufrimos obviamente, pero la estamos provocando con nuestras resistencias. La crisis es, entonces, es producto de lucha de clases, una relación dialéctica entre nuestras insubordinaciones y las presiones del capital por subordinarnos cada vez más.

    Esto que estamos señalando es una fragilidad del capital, que debemos entenderla no como externa a nosotros, sino como interna a nuestras luchas. Hay una creciente resistencia a los condicionamientos del trabajo abstracto, que el capitalismo nos impone como única forma de vida. El trabajo (abstracto) es el ordenador de las subjetividades y reproductor de las relaciones sociales capitalistas.

    Sin embargo, existe una búsqueda que de distintas maneras y a diferentes niveles, empuja para lograr la autodeterminación de nuestra actividad, de nuestras vidas y eso es lo que está agrietando el normal funcionamiento del capitalismo y, por consecuencia, generando la crisis

    Entender esta fuerza de la resistencia y por consiguiente esta debilidad del capitalismo (no existe una sin la otra ya que ambas se entrelazan en una relación dialéctica) nos tiene que servir para elaborar estrategias de resistencias más conscientes, más colectivas y buscar posibilidades de una transformación social real y, sobre todo, sostenibles en el tiempo.

  3. Políticas anticapitalistas desde y sobre la crisis (¿Revoluciones?)

Se está generando un cambio en el pensamiento y en las acciones anticapitalistas: paralelamente a las militancias tradicionales de resistencia, se comienza a pensar en la creación de otra cosa, o tal vez en que la mejor forma de resistir es creando otra cosa como parte de ese movimiento de resistencia. Esa otra cosa tiene que ver con reproducirse cotidianamente, con formas diferentes de vivir como parte de la lucha, con el intento de procurarse la subsistencia por fuera del trabajo asalariado.

Los zapatistas son un ejemplo obvio, en su caso la reproducción se busca a través del trabajo en el campo en los autogobiernos de los caracoles. Y otro tanto está ocurriendo en los cantones de Rojava por parte de los kurdos donde están autogestionando su vida y produciendo alimentos también en la ciudad.

Está claro que en ambos casos se trata de movimientos que han tomado territorios (que además los tienen que defender permanentemente como parte de un proceso de autodefensa), pero existen muchos otros intentos que están pensando y ensayando en la necesidad de otra organización social, como ocupaciones de fábricas, proyectos alternativos al trabajo asalariado etc. Se empieza a pensar no solamente en lo inmediato sino en un largo plazo que nos permita salir de esta situación de encierro, de aparente sin salida, en la que el capitalismo nos tiene sometidos.

Entonces, el anticapitalismo no debe ser solo una rebeldía, debe ser un punto de partida para construir una viabilidad social que permita traspasar energía del trabajo asalariado, abstracto, a un hacer común y autodeterminado. Un proceso que permita que al mismo tiempo que generamos otras relaciones sociales y que empezamos a obtener nuestro sustento material, en ese mismo movimiento, resquebrajamos la producción de valor y plusvalor. Es decir, al mismo tiempo que profundizamos la grieta que corroe al capital (caída de la tasa de ganancia), paralelamente procuramos las condiciones materiales para nuestra vida. Poner en el centro de la cuestión, la ruptura con la esclavitud del trabajo asalariado.

¿Quiénes somos los sujetos de la transformación social?

Como decíamos al principio, hay luchas abiertas y conscientes y hay resistencias no tan conscientes.

Hay un "sujeto de la crisis", que resiste de distintas maneras a la intensificación de la explotación. Y hay un sujeto que podríamos llamar "sujeto revolucionario" que conscientemente busca generar grietas al capitalismo y sobre todo, busca crear otra forma de vida. El sujeto de la crisis representa la lucha del trabajo contra el capital, la lucha por defender el valor de la fuerza del trabajo, lucha dentro del sistema, no lo cuestiona. Este sujeto no es revolucionario, pero es parte de quienes con sus resistencias más o menos conscientes/inconscientes también genera la crisis. El sujeto revolucionario encarna la lucha contra el trabajo asalariado (abstracto), busca la autodeterminación de su vida, por lo tanto, lucha contra las relaciones capitalistas que se reproducen mediante el trabajo asalariado o abstracto.

Algunas propuestas a pensar para nuestras políticas (para hoy y para mañana)

En base a las ideas que tratamos de articular en este escrito, tiramos algunos puntos como propuesta de análisis:

  1.  
  2. En 2008 lo que se hizo en realidad fue una combinación de imposición de disciplinamiento de la fuerza de trabajo y expansión de la deuda, del capital ficticio, postergando una purga a nivel mundial del capital improductivo. En la crisis del 2008 se creó capital ficticio en un nivel nunca visto en la historia del capitalismo.

Fuente: lafogata.org