Argentina, la
lucha continua....
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Del vendaval de la recesión en camino a la decepción política
por Lido Iacomini
Desde un 24 de Marzo ni desdeñable ni casual
Creo que el proceso de reconstrucción y reorganización del movimiento
popular argentino es un eje central de nuestras preocupaciones políticas. Es por
eso que la masividad y contundencia de la marcha del 24 a Plaza de Mayo
constituye un dato central desde el cual extraer conclusiones.
No cabían muchas dudas previas de que sería una fecha y un escenario favorable
para nosotros y desfavorable para la derecha de este país. Los hechos no sólo lo
corroboraron sino que excedieron largamente las previsiones de cualquier
parámetro con que se pretenda auscultarlo: la primera parte (más nac & pop) tuvo
una amplitud innegable y congregó a algunos cientos de miles de personas
(difícil saber cuántos) que son base de nuestro Frente. Pero más claramente que
en años anteriores es ineludible contabilizar a la izquierda que aportó
formidables columnas, principalmente juveniles, que encontraron dificultades
para ingresar a la zona de movilización ya desbordada desde hora temprana.
Quienes se atrevieron a tirar números oscilan en contar alrededor de las 600.000
personas sólo en la ciudad de Buenos Aires y hay que agregar que en todo el país
se replicaron las movilizaciones. Podría decirse que con escasas excepciones,
más allá de sus diversas tradiciones políticas, todas estas multitudes son
antagónicas con el gobierno de derecha que encabeza Mauricio Macri. Es un
potencial movilizado que debiera preocupar al Presidente ya que explícitamente
manifiestan su decisión de no rendirse y enfrentar las polìticas antipopulares
que éste ha instalado.
Sabemos que todo ese torrente, ubicado de este lado de la grieta y unido en la
calle aún con "diferencias horarias", es improbable que se pueda unir
políticamente en un frente común a la hora de las elecciones, pero es
articulable para enfrentar las políticas claudicantes del macrismo que arrojan
miseria y desocupación, que si no son frenadas a tiempo desembocarán en otra
crisis estilo 2001 magnificada. En ese marco impreciso la bandera de la libertad
de Milagro Sala aglutina a amplios sectores y es demostrativa del horizonte de
convergencias posibles.
Cabe una reflexión sobre la derrota electoral de Noviembre del 2015: las
consecuencias nefastas expresadas en la velocidad de las regresiones que
sobrevinieron ante las políticas extremadamente reaccionarias que implementó el
Gobierno de los CEOS de los grandes monopolios provocaron un shock de estupor,
dolor y decepción sobre las filas del movimiento popular. Políticamente
dispersión y aliento al trasvasamiento de débiles y traidores hacia la derecha.
Pero si el acto del 9 de Diciembre constituyó una despedida, al menos
momentánea, de la líder kirchnerista Cristina que marcó la diferencia entre
quienes tienen destino de salida en helicóptero y quienes atesoran
reconocimiento popular, el acto del 24 de Marzo expandió las voluntades y
alimentó un estado de ánimo combativo y unitario expresado en los gestos
sindicales. Si Mauricio Macri gobierna con la arrogancia y decisión como si
hubiera ganado con 20 puntos de diferencia y no sólo con dos, el movimiento
popular en las calles le recuerda que no saldrá indemne de su aventurerismo
entreguista y que más allá de la complacencia que encuentra entre muchos
dirigentes, no todos son lo mismo y nuestro movimiento nacional logrará
reorganizarse y reconstruir una conducción.
El viraje en la política internacional
Macri pretendía usar la visita de Obama como un ariete que partiera a los
organismos de DDHH y a las organizaciones populares y no lo logró. Si Obama
debió huir hacia el sur para sustraerse a un repudio directo es que erró el
cálculo o fue mal asesorado por "su" ministra en el gabinete argentino, la
Susana Malcorra. La fe-cha del 24 no era oportuna para desplegar semejante
tibieza en el "relato" autojustificatorio de la responsabili-dad norteamericana
en las aberraciones cometidas en Argentina y en Sudamérica en el período de los
golpes militares y el Plan Cóndor. Había demasiados argentinos memoriosos en las
calles de nuestro país para dejarle colocarse impunemente las cucardas de
"defensor de los Derechos Humanos". Pero quedó en vigencia el aspec-to esencial
cual es consagrar el triunfo electoral de Macri como cuerda clave en su
embestida para recolonizar Sudamèrica. Ahora Macri es su caballo de Troya en el
Mercosur, como puso de relieve Malcorra al remitir la firma del Tratado de Libre
Comercio a su debate en ese ámbito. Obvio que con Dilma de rodillas o sin Dilma,
como parecen preferir. Allí la batalla está en pleno desarrollo y no hace falta
preguntarle a Macri que resultado prefiere. Pero los gestos amistosos de Obama
frente a las genuflexiones vergonzosas de Mauricio no abundan en compromisos
destacables.
La experiencia indica que no habrá un correlato razonable entre la magnitud
lesiva del nuevo megacanje concedido y los mendrugos crediticios que se destinen
a la inversión genuina y/o la reactivación productiva: Nada más allá de la
reprimarización de la economía.
El arribo de Mauricio Macri al gobierno de la Argentina entrañó un brusco golpe
de timón que hizo girar en redondo el rumbo en la política exterior de nuestro
país. De marchar codo a codo con el resto de Latinoamérica hacia un horizonte de
autonomía, Macri nos inserta nuevamente en el lupanar de las relaciones carnales
con los EEUU. Con una diferencia marcada por un cambio de época: Menem era
pionero del neoliberalismo triunfante en un mundo unipolar. En cambio Macri no
nos conduce hacia un capitalismo internacional en fase expansiva. Hoy Mauri nos
lleva de cabeza al centro del conflicto mundial donde los EEUU pujan -con alta
dosis de violencia- por resolver a su favor la crisis que estalló en el 2008,
retomando el control de la hegemonía internacional que tambalea desde principios
de siglo.
China y Rusia, nuestros nuevos e importantes aliados económicos y políticos,
firmantes de sendos acuerdos de alianza estratégica con Argentina y responsables
de los prácticamente únicos arribos de fondos de envergadura en la Argentina
reciente, son precisamente los principales enemigos de la gran potencia del
Norte en esta incipiente confrontación bipolar. Estas alianzas no son una
extraña peculiaridad argentina sino que abarcan a Brasil (BRICS) y al resto de
nuestros hermanos países latinoamericanos. La instalación de un gobierno de la
derecha en Argentina constituye la ocasión más propicia para los estrategas
norteamericanos de quebrar la creciente influencia en Sudamérica tanto de Rusia
como de China. Justamente por eso se aplicaron con denuedo a demoler al
Kirchnerismo y a Cristina.
No es entonces discordante que este gobierno de los CEOS multinacionales
proyecte alquilar las islas Malvinas, causa que no casualmente hicieron propia
los países de la CELAC, ya que legitimada, leasing mediante, en un bastión
militar de la OTAN, se proyecta amenazante sobre un continente que proclama
autonomía y también sobre la Antártida, en vísperas de fechas decisivas de los
Tratados Antárticos. Si Macri se atrevió a embestir contra Venezuela sin
retirarse de la CELAC ni la UNASUR es porque el establishment norteamericano aún
sueña con que las manipulaciones desestabilizantes que promueve en Brasil y
Venezuela le permitan a Macri liderar el alargamiento de la mesa de los
firmantes de los tratados del Pacífico y los acuerdos transatlánticos.
Casi naturalmente el giro contempla la obediencia al Juez Griesa en beneficio de
los buitres y a favor del retome del ciclo de reendeudamiento que anteriormente
culminó en la crisis del 2001, porque en éstas políticas de reinserción
geopolítica está la viga maestra que ordena el resto de las piezas de las
políticas nacionales, desde la lucha contra las drogas según el libreto de la
DEA, la apertura indiscriminada al mercado mundial hasta el regreso al FMI y la
subordinación al capital financiero internacional.
La ecuación del cambio: depresión económica y decepción política
Ya puestas en marcha las vigas centrales de los cambios económicos tales
como apertura a full de las importaciones, desgravaciones de las exportaciones
primarias, piedra libre a la fuga de capitales e impiadoso tarifazo general al
tiempo que se extienden los despidos, la suave declinación ya observada en el
2015 se transforma en un vendaval recesivo. No hay endeudamiento capaz de
morigerar el efecto de los verdaderos "cambios".
Ni el nuevo "relato" estructurado bajo premisas de palabras mágicas como
Herencia recibida, Normalización del ciclo económico, y ni siquiera la
maldita Corrupción pueden sostenerse frente al simple paso del tiempo que
se encarga de evidenciar una realidad que, lejos de conducirnos a la Pobreza
cero, ha producido un vertiginoso aumento de la pobreza, la miseria y la
desocupación. Es cierto que es una incógnita saber cuanto demorará en instalarse
la decepción política de los damnificados que votaron el cambio y que largamente
se restriegan los ojos resistiéndose a creer lo que están viendo.
Pero entre ese hipotético pero inexorable futuro y la actualidad media un
período complejo expresado en una violenta contradicción política: importantes
sectores populares ganan las plazas y las calles, expresan la necesidad de una
conducción política, tuvieron una expresión nítida y multitudinaria este 24 de
Marzo mientras una cantidad nada desdeñable de dirigentes políticos,
gobernadores, diputados y senadores se arrodillan vergonzosamente frente a los
ocasionales vencedores electorales y poseedores de la "caja".
¿Gobierno de los CEOS o una asociación ilícita?
Quizás algunos sucesos de verdad inesperados sirvan para despabilar a
algunos y además apresurar las disputas intestinas que asoman en las filas del
frente conservador que sustenta al actual gobierno.
Que Ian, el papá del premier británico Cameron sea titular de una off shore en
un paraíso fiscal descubierto ante el estallido del megaescándalo llamado Panamá
Papers nos muestra que los delitos del macrismo no son privativos de una
republiqueta lejana llamada Argentina. Pero no hay datos que la off shore del
papá de David Camerón lo tenga a éste de vicepresidente. Y aunque hay
presidentes, reyes y jeques de potencias económicas del mundo actual
involucrados en diversos saqueos que se ocultan en esos paraísos fiscales y para
lo cual exclusivamente fueron diseñados, el análisis de la probable asociación
ilícita que conduce el actual presidente argentino merece una mirada particular.
Todo indica que el paso de Macri por la administración de la CABA fue lo
suficientemente largo como para poder hacer un ensayo de métodos y criterios, no
solamente políticos, para reacaudar ilícitamente como se puso en evidencia
durante la campaña electoral del 2015. Ya en ese período Macri fue un gran
endeudador del Estado bajo excusas nunca cumplidas, como la extensión del subte.
Eludió los sistemas licitatorios subiendo las cifras y prerrogativas para las
compras directas de manera escandalosa. Hizo de la obra del Metrobus un
negociado sólo posible por la tibieza de una oposición -nuestra- vergonzosa. No
sabemos como fue la ruta de las comisiones –desgraciadamente habituales- del
pasado endeudamiento pero Panamá era un hábito familiar y de grupo. La
investigación sobre los "panameños" Grindetti, Avruj y Niembro son ineludibles.
El turbio papel en las licitaciones de sus empresarios amigos, como Nicolás
Caputo, viene de esa época en la CABA.
El salto a la administración del Estado nacional no constituye solo un viraje
hacia el neoliberalsimo y de reanudación del ciclo del endeudamiento externo
sino la preparación de un asalto en vasta escala: intervención de la UIF
colocando expertos en lavar dinero, desarticulación de controles de todo tipo,
ubicando en la Oficina Anticorrupción a una torpe defensora del Gobierno como
Laura Alonso, pretensión de sujetar a su arbitrio los nombramientos en la
Suprema Corte y arremetida para borrar a Gils Carbó o reducir sus atribuciones.
En ese marco Panamá ó (quemada Kagemusha) otro paraíso fiscal están en el
horizonte para encaminar comisiones de los grandes Bancos de siempre –vía el
lavador de la Fortabat, Prat Gay JPMorgan- y resultados non sanctos de
emprendimientos con los amigos del poder. No es una novedad la táctica de
aquellos que gritan ¡al ladrón! ¡al ladrón! Pero Panamá Papers complicó todo.
Es posible que la burguesía diversificada, esa que teoriza muy bien Eduardo
Basualdo, sea sustento básico del poder, pero ésta camarilla macrista tiene el
tufo y la prosapia de ese sector de la burguesía parasitaria y saprofita del
Estado que al ser plenamente conciente de su transgresiones institucionales,
constitucionales e incluso legales se va conformando en su decadencia clasista
en una verdadera asociación ilícita. O parecido.
Si la tocan a Cristina ¡Qué quilombo se va a armar!
Este es el contexto en que va preso –seguramente justificadamente- Ricardo
Jaime y ahora Lázaro Báez que merece una investigación precisa y un juicio
justo. Pero se viene la indagatoria sobre Cristina con una torpe medida de
Bonadío. ¿Qué hará el macrismo en un panorama tan complicado?
Siguiendo el libreto "anticorrupción", que en la etapa actual de la
globalización se aplica sobre todos los movimientos populares, y azuzado por la
urgencia de deskirchnerizar al peronismo, Macri, sus funcionarios y sus
subordinados judiciales y mediáticos apuran la campaña. Acosados por el
Panamagate apuraron la detención de Lázaro Báez para encubrir el reguero
imparable de noticias y análisis nacionales e internacionales que azotan la
figura presidencial. La inminencia de la indagatoria a Cristina los obligará a
improvisar una táctica de resultado incierto. Si van a a fondo en la ofensiva
saben que corren el riesgo de que la victimización potencie su liderazgo y
rebalse las manchas que las salpicaduras de las acusaciones de corrupción, aún
sin comprobar, producen en el imaginario de un gran sector de nuestra sociedad.
Sobre todo cuando el vacío de conducción que agudizan los peronistas de la
oposición responsable que votan Macri en la nación y en la capital, estrechan el
tubo que la llevan ( a la señora) al centro del escenario de la resistencia y la
oposición. Así parece indicarlo el texto de Carlos Zanini (el "chino" bueno)
recién publicado, casi una continuidad del encuentro que en Avellaneda
protagonizaron los más resistentes encabezados por Ferraresi y Capitanich.
Intentando eludir una marcha a contrapelo, la lista de unidad de Scioli, Gioja y
el "chino" Navarro preanuncia un PJ desvaído aún como mera herramienta
electoral.
La lucha contra el reendeudamiento, la desocupación y la recesión, por la
reconquista del poder político y la profundización del modelo aplicado doce años
y que debe escalar, indispensablemente, nuevas metas superadoras de los límites
que mostró, requiere buscar el camino de reconstrucción del movimiento nacional
y popular, ancho, no sectario pero inseparable de esta lucha y alejado de la
componenda y la vacilación.