Latinoam�rica
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A 200 d�as de las elecciones generales
Bloques y desplazamientos pol�ticos
Alfredo Rada
Rebeli�n
Uno de los hechos pol�ticos m�s relevantes del a�o 2013 fue el reencuentro entre la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno de Evo Morales. La hist�rica decisi�n de la COB, adoptada en Ampliado Nacional efectuado en Santa Cruz en noviembre pasado, de forma resumida plantea: "La necesidad de construir la unidad revolucionaria contra el imperialismo y la derecha para forjar una Bolivia socialista, para lo que se debe fortalecer y profundizar el actual proceso incorporando a los trabajadores del pa�s desde la Central Obrera Boliviana bajo una agenda program�tica".
La consecuencia inmediata de esta decisi�n es que ha permitido al Gobierno recuperar el respaldo de la gran mayor�a de las organizaciones sindicales de mineros, petroleros, fabriles, constructores, gr�ficos, salubristas, maestros, es decir de los trabajadores asalariados. Al mismo tiempo, la reinserci�n cobista ha revitalizado a la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM) en la que est�n las organizaciones de trabajadores campesinos, mujeres campesinas, comunidades interculturales, pueblos ind�genas y originarios de tierras bajas y altas, transportistas, mineros cooperativistas, gremialistas, juntas vecinales y artesanos. Se dir�, no sin raz�n, que una cosa son las dirigencias y otra cosa las bases, que no siempre hay sinton�a entre las decisiones de aqu�llas y las preferencias de �stas. Sin embargo en nuestro pa�s, los sindicatos y otras organizaciones de car�cter corporativo son fundamentales para lograr respaldo popular a proyectos pol�ticos de izquierda como el que impulsa el Movimiento al Socialismo (MAS), que tradicionalmente se ha identificado con la COB y todo lo que representa.
Si la dirigencia de los movimientos sociales no comete el error de limitar este reencuentro s�lo a fines inmediatistas, entonces es posible la r�pida recomposici�n del Bloque Social Revolucionario, destinado a convertirse en un factor pol�tico de importancia estrat�gica, tanto en las elecciones de este 2014 como para la estabilidad del siguiente per�odo de gobierno 2015-2020. Si en la construcci�n program�tica los movimientos sociales prevalecen ante las tendencias pragmatistas presentes en algunos espacios de poder, hay posibilidades de que el actual proceso se profundice aplicando nuevas medidas de transformaci�n revolucionaria.
Precisamente la unidad ind�gena-obrero-popular est� fortaleciendo las posiciones revolucionarias y antimperialistas; prueba de ello es la defensa movilizada de la revoluci�n bolivariana de Venezuela que est�n realizando los movimientos sociales. Al respecto no es un dato menor que la plana mayor de la dirigencia de la COB y CONALCAM haya visitado Caracas hace unos d�as, como una muestra de que el internacionalismo revolucionario va recobrando plena vigencia.
Los efectos pol�ticos del reencuentro se han sentido tambi�n en la oposici�n, en forma de desplazamientos y realineamientos. El primer efecto, tal vez el m�s notorio, es que le quit� piso al Movimiento sin Miedo (MSM), cuyo intenso trabajo para lograr presencia en los sindicatos qued� anulado luego de la decisi�n de la COB. El candidato presidencial de esa tienda pol�tica, Juan del Granado, ante la imposibilidad de crecer hacia la izquierda, vi�ndose estancado pol�ticamente y cayendo en las encuestas, tuvo que virar hacia la derecha, efectuando varias concesiones (como dejar de defender al Estado Plurinacional o dejar de condenar el terrorismo separatista de las logias cruce�as) y lanzando elogios a Rub�n Costas del Movimiento Dem�crata Social (MDS). �Qu� lejos quedaron esos tiempos en que Del Granado defend�a a ultranza la sede de gobierno para La Paz y Costas apoyaba fervientemente el pedido sucrense de capital�a plena!
El oportunismo alejado de los principios revolucionarios no puede disimularse ni siquiera con la sugerencia de que Luis Revilla podr�a ser la carta de renovaci�n para una derecha carente de propuestas, de liderazgo y de base social organizada. El alcalde pace�o, que cuenta con un perfil tecnocr�tico de escasa formaci�n ideol�gica, aparece como el mimado de los analistas conservadores, siempre dados a buscar f�rmulas in�ditas, aunque en este caso sean precipitadas.
Por su parte el Movimiento Dem�crata Social, que sigue siendo un partido cruce�o y beniano con pocas posibilidades de asentarse en el occidente del pa�s, acept� el acercamiento a los "sin miedo" solo para meter presi�n a Samuel Doria Medina, para obligarle a negociar como partido (Unidad Nacional) y no como Frente Amplio.
El denominado Frente Amplio tambi�n se vio perjudicado por el fortalecimiento del eje COB-CONALCAM-MAS. El objetivo de Doria Medina era firmar alianzas con sectores sociales organizados, mucho mejor si eran desprendimientos del masismo. Hoy se encuentra con muy pocas oportunidades para hacerlo y tiene que limitarse a suscribir acuerdos con individuos, como por ejemplo con el se�or Rafael Quispe que no pudo arrastrar tras de s� al Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) que censur� sus tratos. Un apunte: el abrazo entre Doria Medina y Quispe, con sus connotaciones de traici�n maquillada del indigenismo al que frecuentemente acude el pacaje�o, ha favorecido al consejo de autoridades originarias encabezado por Hilari�n Mamani, que se va consolidando como la verdadera conducci�n del Conamaq.
La pantomima de presentar al Frente Amplio como una "izquierda democr�tica" no tiene mucho asidero en la realidad, �vaya "izquierdistas" que cohabitan sin apenas ruborizarse con el ultraconservador Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)!
Es cierto que Doria Medina es el que m�s se est� favoreciendo con el desgaste de Juan del Granado, pero todav�a est� muy lejos de convertirse en la mejor alternativa de la oposici�n. Le perjudica su trayectoria, tan anclada en los tiempos del neoliberalismo y las privatizaciones de empresas p�blicas. Pero tampoco hay mejores rostros entre los que elegir en las filas opositoras.
Tal como est�n planteadas hoy las cosas, Evo Morales tiene grandes posibilidades de ganar las elecciones pr�ximas. Dada la escasez de propuestas novedosas que tiene la oposici�n, su imposibilidad de generar positivos debates program�ticos, no le quedar� otra opci�n que acudir a la guerra sucia, a la guerra de desgaste que s�lo da para debilitar al oponente pero nunca para ganar una contienda democr�tica.
Fuente: lafogata.org