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Medio Oriente - Asia - Africa

 

Entrevista a Juan Obarrio, una mirada comparativa de los colonialismos en Am�rica Latina y �frica

"�frica ha sido y es un gran laboratorio"

Walter Isa�a y Natalia Aruguete

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Es argentino y se doctor� en Antropolog�a en la Universidad de Columbia. Desarroll� su trabajo de campo en Mozambique. Con esa experiencia, fij� su atenci�n en el impacto del neoliberalismo en los pa�ses africanos. Aqu�, traza un paralelo entre los procesos de aquel continente y Am�rica latina. Y advierte sobre los efectos del poscolonialismo en ambas regiones.

–�Por qu� propone comparar los colonialismos en Am�rica latina y en Africa?

–La discusi�n viene desde los ’80 con las teor�as poscoloniales, con intelectuales de India y Africa. Despu�s de consagrarse en el Norte, llega a Latinoam�rica. Propongo traer esa discusi�n al capitalismo global. Cuando lo planteamos para Latinoam�rica no debemos retrotraernos s�lo al colonialismo espa�ol. Me parece mucho m�s importante estudiar a Latinoam�rica como colonia de nuevos imperios, pens�ndola como regi�n y, luego, como Estados-naci�n. Cuando India se estaba independizando en el a�o ’48 –al mismo tiempo que Israel, Palestina– y en Africa empez� la descolonizaci�n, ac� �ramos, en teor�a, Estado-naci�n independiente desde 1800, pero bajo una �rbita colonial informal. As� tratamos de ver y estudiar los mecanismos pol�ticos y diplom�ticos de dominaci�n econ�mica en paralelo.

–�Cu�les son las similitudes entre ambas regiones que dan cuenta de un colonialismo que subsiste?

–Lo que es poscolonial en India o Africa, en nuestra regi�n habr�a que estudiarlo en la posdictadura, y analizar las dictaduras latinoamericanas como un proceso semicolonial formal.

–�Por qu�?

–El giro es que no se trat� de una colonia formal con un ej�rcito de ocupaci�n extranjero. Pero hay que estudiar c�mo los mecanismos de golpe de Estado, de dictaduras extranjeras, diplom�ticas, militares y pol�ticas dieron pie a mecanismos econ�micos de extracci�n, explotaci�n y articulaci�n econ�mica. Eso est� muy documentado en Argentina y en Latinoam�rica. Lo interesante es abrir el panorama y ver cosas similares en la descolonizaci�n. Desde el Sur debemos estudiar a Latinoam�rica como laboratorio de neoliberalismo fuerte bajo gobiernos dictatoriales, que son semicoloniales. Africa, en los ’70, fue un campo de batalla de la Guerra Fr�a, dividida entre gobiernos afines al bloque del Este y dictaduras que duraron 20 o 30 a�os, financiadas por los Estados Unidos. Yo realic� mi trabajo de campo en Mozambique, que durante 15 a�os fue un r�gimen socialista aliado a la Uni�n Sovi�tica. Angola es otro caso, Etiop�a otro. Si bien las historias son diferentes, esta perspectiva propone ver paralelismos.

–�Como cu�les?

–Por ejemplo, el capitalismo de extracci�n que se est� dando como modo de acumulaci�n global en India, en Asia, en Africa y Latinoam�rica tiene rasgos similares en el tipo de proceso econ�mico de inversi�n, de extracci�n, de acumulaci�n. Las empresas son las mismas. Podemos hablar de empresas mineras en Africa que tambi�n est�n en Per�, Ecuador y Colombia, donde se han generado revueltas pol�ticas de resistencia.

–�El monocultivo es muy importante tambi�n en Africa?

–S�, todos los pa�ses est�n centrados en un �nico cultivo, de lo cual est�n intentando salir pero es muy dif�cil.

–�Qui�n y por qu� est�n dando esa discusi�n?

–Porque son econom�as que ya han sido estructuradas de esa manera desde el per�odo colonial. Estamos hablando de 1880, de estados que son sat�lite de una colonia y productores de caf� (Ghana), petr�leo (Nigeria), diamantes y oro (Sud�frica). Ahora se est� planteando el tema desde los gobiernos. Paralelamente, China est� teniendo una gran influencia econ�mica y pol�tica y generando cambios en la demanda de un continente como Africa, que empieza a aumentar su producci�n.

–�Cu�les son los principales perjuicios que genera el monocultivo en los pa�ses africanos, en t�rminos econ�micos y sociales?

–Todos los procesos que vemos en Latinoam�rica, de violencia, extracci�n econ�mica, en Africa se ven en dimensiones mayores. Hay una debilidad concreta en lo institucional, una herencia clara del colonialismo. El colonialismo brit�nico y el franc�s dejaron estados muy d�biles, muy marcados, sometidos. Hablamos de ciento cincuenta a�os de un alt�simo nivel de violencia, de capitalismo extractivo y opresi�n colonial, que es lo que define al colonialismo. Cuando digo que hay que hablar de poscolonialismo en Latinoam�rica me refiero a la violencia pol�tica.

–�En qu� se diferencian el colonialismo y el poscolonialismo?

–Lo que se denomina poscolonial es aquello que tiene una impronta colonial. Con el prefijo se est� se�alando que la experiencia colonial, corta o mediana, ha sido fundamental y que sus efectos pol�ticos, econ�micos y culturales permanecen con un alt�simo grado de violencia, con un aparato estatal que es una mala copia degradada del Estado occidental y con d�ficit absolutos en t�rminos de ciudadan�a, porque la ciudadan�a estaba basada en la segregaci�n racial. Ese es un tema muy importante para plantear en Latinoam�rica, sobre todo en Argentina, donde supuestamente no tenemos las categor�as raciales.

–�C�mo se explican determinados conflictos armados entre pueblos dentro de un mismo pa�s en Africa, que generalmente son presentados como "guerras tribales"?

–El estereotipo colonial incorporado indica que son guerras tribales de grupos arcaicos, que hace miles de a�os se vienen peleando y odiando. No hay nada de eso. Es una historia de violencia pol�tica muy corta en el tiempo. Lo que se denomina "grupos �tnicos" es una configuraci�n que tampoco responde a una realidad concreta social.

–�Por qu�?

–Porque esos grupos �tnicos se han venido mezclando, casando, juntando, peleando y volviendo a articular durante cien o doscientos a�os. Dentro de cada pa�s hay muchos grupos �tnicos y eso es una cuesti�n para desentra�ar. El colonialismo de los antrop�logos aqu� (en Am�rica latina) lleva a hablar de tribus, de grupos �tnicos, de raza. S� hay grupos sociales, pero �en base a qu� se los define?, �qu� diferencia a un wich� de un toba?

–Desde esa visi�n cr�tica, �c�mo explica el genocidio de Ruanda en 1994, por ejemplo?

–En Ruanda, una minor�a del "grupo �tnico utu" masacr� a cientos de miles de tutsis en el lapso de tres meses. La CNN dice que esa masacre est� basada en odios ancestrales, cuando en realidad responde a una l�gica colonial manejada por el colonialismo belga que trajo grupos que no estaban en el territorio de Ruanda.

–�Qu� hizo el gobierno belga, concretamente?

–Los trajo de lugares extranjeros, los instal� y les dio m�s derechos que a los que all� viv�an. La pol�tica colonial es dividir para reinar. A lo largo de 80 a�os, utus y tutsis se han ido mezclando. Entonces �c�mo saber qui�n es cada cu�l? Cuando se produjo el genocidio, bandas de utus fueron por las calles y las casas buscando tutsis, y la �nica manera de identificarlos era por el documento de identidad que dec�a "Fulano de tal, tutsi". Porque ya no hay manera de identificar un tutsi de otro grupo �tnico por la apariencia. Pero que el documento estatal diga tu pertenencia �tnica es una herencia colonial de segregaci�n racial. En un momento de la historia de Ruanda, utus y tutsis eran casi grupos pol�ticos, no grupos �tnicos.

–Y en 1994, �qu� desat� tama�a violencia?

–En el ’94 hubo una gran crisis pol�tica interna, un proceso de ajuste estructural de achique de la econom�a brutal y, adem�s, una campa�a desde los medios de comunicaci�n llamando a la violencia contra los tutsis. Se prepar� mucho desde sectores aliados al gobierno. Los medios fueron un factor important�simo. El eslogan pol�tico era: "Vamos a matar a los cucarachas". Esto est� pasando en muchos conflictos de �frica.

–Se referenci� a esos episodios siempre por cantidades llamativamente altas de muertos.

–�Y c�mo llegamos en Argentina a matar a 30 mil personas, y a torturarlas? En Africa, a veces, todo aparece como m�s exagerado, pero aquello que se llama violencia �tnica es importante de entenderla como violencia pol�tica. No es ning�n odio �tnico, biol�gico ni ancestral, son procesos hist�rico-pol�ticos con fuerte impronta poscolonial. Y para no echarles toda la culpa a los belgas o a los ingleses, digamos que despu�s hay din�micas internas que son propias. En Ruanda hubo 200 mil muertos en tres meses, con machete. Esos niveles exagerados, excesivos en todos los frentes –la econom�a, la pol�tica, la violencia– es donde creo que interviene la violencia colonial fuertemente, violencia extrema de cien a�os de colonialismo deja esa herencia.

Adem�s, no han creado instituciones que la canalicen. Pero no debemos estereotipar. Africa no es el caso perdido de la historia universal, es un producto local e internacional.

–�El nivel armament�stico que hay en pa�ses africanos es muy alto?

–Tengo entendido que Mozambique fue el primer lugar donde se aplicaron t�cnicas de terrorismo contra poblaciones civiles. All� hubo una guerra civil de 15 a�os, desde el ’77 al ’92. Entonces hab�a un gobierno socialista y el gobierno del apartheid, junto con la CIA, formaron una guerrilla que fue muy famosa en su �poca. Y hoy en d�a son los dos partidos pol�ticos de la democracia que comparten muchas cosas. Africa funciona mucho como campo de experimentaci�n. Los campos de concentraci�n se inventaron en una guerra en Sud�frica en 1890, no contra brit�nicos sino contra holandeses y otros europeos. El Africa subsahariana es una cosa y el norte, otra. El norte tiene un desarrollo cultural muy importante, como Egipto, pero dicen que no es Africa. Porque desde Hegel Africa "no puede ser nada, est� fuera de la historia". Tanto geopol�tica como poscolonialmente es muy importante decir que lo que se llaman "revoluciones �rabes" son revoluciones africanas.

–�Por qu� empezaron a producirse estas resistencias?

–Hay din�micas de dominaci�n muy enquistadas, lo poscolonial hered� mucho de dominaci�n. La culpa no es s�lo de las colonias, porque incluso durante los gobiernos democr�ticos se ven din�micas de control y coerci�n de elites pol�ticas. Hay procesos de resistencia fragmentarios, donde un actor fundamental es la juventud. Y en los pa�ses isl�micos, donde las mujeres est�n oprimidas, son un actor pol�tico y cultural fundamental. Juventud y mujeres son un foco de resistencia que se articula y lidera el movimiento.

–�Cu�l es la problem�tica que mayor inter�s est� generando en Africa?

–Un tema muy importante es la tierra, principal recurso econ�mico y pol�tico. Est�n ingresando inversores extranjeros individuales y corporaciones, que arman negocios con el Estado o alg�n aparato de la elite. La mayor parte del continente es poblaci�n rural y va hacia un mundo que se urbaniza. Pero todo lo que pasa en la capital a nivel de la elite pol�tica tiene conexi�n con la poblaci�n rural.

–�Y por qu� sigue siendo tan importante el sector rural cuando el mundo va hacia lo urbano?

–Es un mundo subdesarrollado econ�mica e institucionalmente, adem�s las din�micas pol�ticas y culturales est�n muy fuertemente atadas a lo rural, donde hay una importante red clientelar. Una din�mica que el neoliberalismo y el ajuste han exacerbado. El neoliberalismo reforz� muy profundamente toda la cuesti�n de los derechos consuetudinarios, lo tradicional; reforz� much�simo el poder de los jefes tribales. Hay una articulaci�n Banco Mundial-agencia-jefes tribales que supone un desguace del Estado.

–�Cu�l es el inter�s de China en Africa?

–Repito que Africa es y ha sido un gran laboratorio. Y tambi�n el reflejo de un mundo m�s multipolar porque la influencia (norte)americana es muy fuerte, pero no es lo �nico ni lo m�s poderoso. Porque es una globalizaci�n dirigida por Estados Unidos en retirada, pero los ex poderes coloniales europeos son los principales clientes econ�micos y pol�ticos, con un control diplom�tico y pol�tico y una influencia muy grande en el sost�n de reg�menes autoritarios, aunque sean democr�ticos.

–�Y c�mo entra China en este escenario?

–China se ha vuelto el principal socio econ�mico de todo el continente. Se dan dos din�micas. Por un lado, un fuerte endeudamiento –China da cr�ditos blandos a miles de a�os– y, por otro, un fuerte capitalismo extractivo en recursos naturales y energ�a. China compra o financia proyectos gigantescos en cualquier lugar del mundo, pero en el caso de Africa m�s a�n, por su importancia geopol�tica. En alg�n momento, China puede ser el principal gobernador de la regi�n. Est� acumulando y "comprando" Africa, empuj�ndola a salir del monocultivo y diversificarse para la demanda china, otorgando cr�ditos blandos para desarrollo e infraestructuras a elites pol�ticas a las que va cooptando clientelarmente. Mirar hacia d�nde va China ahora y qu� din�mica est� desplegando en Africa es un espejo para pensar Latinoam�rica. Un investigador dec�a que China tiene la deuda impagable de Estados Unidos pero con eso se est� comprando Africa y medio mundo. Y la elite china dice tener plazos muy largos.

–�Usa el t�rmino "comprando" en forma simb�lica o literal?

–Mitad y mitad. Por un lado, est�n invirtiendo. Por otro, est�n generando margen de maniobra con las elites pol�ticas africanas. (Con su iniciativa) pueden reemplazar los planes de ajuste estructural. China presta a una tasa muy baja a 50 o 100 a�os. Un dato etnogr�fico es la influencia que ten�a China desde la �poca de la Guerra Fr�a, con pa�ses afines como Tanzania y Mozambique.

–Y en cuanto a su trabajo de campo en Africa, �en qu� consisti�?

–Realic� trabajo de campo en Mozambique dos a�os y medio. La mitad del tiempo en la capital, y el resto en localidades rurales. Vi los cambios que produjeron las reformas neoliberales desde el punto de vista del derecho.

–�Y qu� efectos encontr�?

–El neoliberalismo ha sido –y todav�a lo es– un gran andamiaje jur�dico, legal. Ha regulado desde el discurso de la desregulaci�n. Al estudiar los mecanismos jur�dicos y la proliferaci�n de leyes bajo la l�gica del mercado pude ver que el Estado es un actor privado m�s, un sujeto de derecho. El concepto "Estado del ajuste estructural" es muy claro en Mozambique y quiz�s en otros pa�ses.

–�En qu� se traduce ese concepto, concretamente?

–Quiere decir que no hay un aparato de Estado nacional y agencias extranjeras e inversiones extranjeras. Sino que son din�micas muy fluidas donde no se puede distinguir, en general, entre lo nacional y lo transnacional, ni entre lo privado y lo p�blico. Son corporaciones extranjeras que deben asociarse a un personaje de la elite local que todav�a digita los controles de las privatizaciones. No se trata s�lo de que agencias extranjeras digan qu� legislar como parte de los programas de ajuste, sino que los consultores externos hacen las leyes que aprobar� el Congreso. Incluso, hay miembros de la Corte que son consultores.

–�Miembros de la Corte y a la vez consultores?

–En el Estado postestructural, s�. Sucede a menudo..., es que el Estado no tiene fondos. En este caso (Mozambique), la mitad del presupuesto nacional proviene de ayuda externa de distinto tipo. Es un Estado muy precario. Algunas personas dejan su puesto en el Estado para desempe�ar el mismo puesto pero en una agencia de cooperaci�n que financia esa �rea del Estado. Por ejemplo, alguien dirige tal subsecretar�a pero no cobra dinero del Estado porque esa subsecretar�a es parte de un proyecto de desarrollo de una agencia sueca y cobra el triple como consultor desarrollando el mismo trabajo.

–Ese mecanismo se daba en algunos pa�ses andinos tambi�n.

–Entonces, vi�ndolo desde la experiencia del ajuste en Argentina, all� vi todo m�s exagerado, exacerbado y profundizado. Al mismo tiempo, yo fui con la idea de que el Banco Mundial y las agencias digitaban todo.

Pero en el Estado del ajuste debe haber una negociaci�n constante entre elites locales –con altas cuotas de poder en control militar, control de inteligencia y seguridad– y agencias privadas y extranjeras. Por ejemplo, la agencia escandinava financia y regula un �rea importante de desarrollo, pero cuando hay una licitaci�n de puerto y aduanas la gana una empresa de ese pa�s. Eso no se anota en ning�n lado, pero se puede estudiar en el marco del Estado de ajuste estructural. En Latinoam�rica, las din�micas y los l�mites que marca el capitalismo extractivo son muy fuertes, claros y violentos, por eso est� generando resistencias.

–�C�mo se articula el neoliberalismo con la cultura y la religi�n en Africa?

–Africa se globaliza y genera la exclusi�n de todo lo local. Ahora hay celulares en Kenia pero desaparece el Estado-naci�n. La exacerbaci�n de las identidades locales es una reinvenci�n de los or�genes de los grupos locales que luchan por el acceso a la tierra, reinventadas como el primer ocupante del lugar y con una fuerte dosis de exclusi�n del otro, del extranjero. El neoliberalismo liber� el mercado de la tierra y hay cada vez menos acceso a ella por parte de las comunidades locales. Eso gener� que en todos lados hubiera conflictos candentes de lo que se llama "autocton�a": reforzar la identidad local apegada a la tierra y el rechazo al otro.

–�Qu� lineamientos propone en t�rminos de l�nea pol�tica Sur-Sur?

–Lo que nos une es la l�gica de los enclaves: el neoliberalismo genera fragmentaci�n de los Estados nacionales, porque la producci�n econ�mica est� en un enclave que se desconecta del resto de los Estados-naci�n y de la econom�a. Adquiere una din�mica propia conectada a los centros financieros internacionales. Esto en Africa es muy descarnado, pero empieza a verse en Latinoam�rica. En el interior del Estado, los enclaves son estados de excepci�n, zonas econ�micamente autosuficientes que se transforman en mini-Estados privados. En el Congo hay enclaves de extracci�n de diamantes y oro, en Nigeria de petr�leo. Lo m�s interesante es ver la fragmentaci�n social y cultural.

–En ese contexto, �por qu� el inter�s en estudiar lo poscolonial?

–Esa era la l�gica colonial: dividir, segregar comunidades y pueblos en territorios que no se pod�an articular, una absoluta divisi�n territorial y pol�tico-cultural. El ajuste estructural tiene una historia colonial de fragmentaci�n y l�gicas de enclave. Es importante estudiar esto comparativamente entre Africa, Asia y Latinoam�rica. El eje de trabajo es para los acad�micos que se instalen en la red Sur-Sur, en articulaci�n con sectores intelectuales y pol�ticos en el Sur.

–�Hay intenciones reales de concretar ese trabajo en red?

–Por ahora hay intenciones. Vine a la Universidad de General San Mart�n a desarrollar esta iniciativa. Aunque la l�gica colonial es lo que est� marcando el campo, el objetivo �ltimo es pensar esto desde el Sur. Los intelectuales y pol�ticos est�n dando los primeros pasos. Brasil, India y Sud�frica tienen iniciativas en com�n, discuten pol�ticas p�blicas, est�n a nivel del gobierno en el BRICS, en el G-20. Est�n en la Agencia de Naciones Unidas de cooperaci�n Sur-Sur pero tambi�n tienen iniciativas en el marco de Naciones Unidas y el Banco Mundial. Quiz� sea demasiado purista, pero la apuesta es poder saltearnos eso y ponernos en red con gente en Mumbai, en Nairobi, Johannesburgo, Buenos Aires, M�xico.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-216524-2013-03-25.html


Fuente: lafogata.org

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