Argentina, la
lucha continua....
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Argentina: El imperio de la codicia
Juan Carlos Giuliani
ACTA
La megaminer�a contaminante a cielo abierto; el monocultivo de soja transg�nica; la producci�n de bioetanol para destinar el ma�z a la fabricaci�n de combustible antes que utilizarlo como alimento para saciar a los hambrientos, y la captura del ahorro nacional por parte de la banca internacional, son algunas de las manifestaciones que caracterizan a una democracia colonial.
La renta petrolera, financiera, ict�cola, minera y agraria en manos de los grandes grupos concentrados. La soberan�a ausente. El Estado bobo. Los peces grandes devorando a los m�s chicos. La irracionalidad del capitalismo rigiendo la l�gica de la pol�tica dominante.
De las 500 empresas m�s grandes del pa�s, 324 son extranjeras y s�lo 176 son argentinas. Desde diciembre de 1983 los distintos gobiernos democr�ticos han emparchado la estructura pol�tica, econ�mica y social cuid�ndose muy bien de mantener inalterable la matriz de acumulaci�n econ�mica que genera los actuales est�ndares de desigualdad social.
Las disputas al interior del bloque dominante se dirimen ora a favor de un sector, ora a favor de otro, pero conservando siempre las palancas del poder real o, lo que es lo mismo, la sart�n por el mango.
El �ltimo d�a de enero de 1813 se reuni� La Asamblea Constituyente. Si bien no va a poder declarar la Independencia de Espa�a, por vez primera va a asumir la soberan�a nacional en nombre del pueblo, y no del rey Fernando VII. La Asamblea del a�o XIII, tuvo car�cter nacional porque sus diputados representaban a todas las provincias. Y la denominaci�n de Constituyente se justific� porque, a pesar de no haber dictado una Constituci�n, su labor social, pol�tica, econ�mica y jur�dica, equivalen a la promulgaci�n de un texto constitucional.
Entre las medidas adoptadas en lo pol�tico-social figuran la "libertad de vientres", por la cual los hijos de esclavos nacidos despu�s del 31 de enero de 1813 eran considerados libres; aboli� la esclavitud declar�ndose libres a todos los esclavos por el solo hecho de pisar nuestro territorio; aboli� la mita, la encomienda, el yanaconazgo y todo servicio personal de explotaci�n de los indios; aboli� los t�tulos de nobleza y los mayorazgos, etc�tera. Respecto a nuestros s�mbolos nacionales, cre� el Escudo Nacional, aprob� el Himno, declar� fiesta c�vica al 25 de Mayo y cre� un sello para la Asamblea y para el Poder Ejecutivo entre otras resoluciones.
La Asamblea del a�o XIII ser� el antecedente inmediato del Congreso que deliberar� tres a�os m�s tarde en Tucum�n para declarar nuestra Independencia de Espa�a y de cualquier otra potencia extranjera. Vale la pena traer del arc�n de la memoria hist�rica estos episodios que aluden a las primeras nociones de soberan�a ejercidas por nuestros pioneros ahora que asistimos a diversas expresiones de la larga resistencia que nuestra sociedad viene sosteniendo contra el modelo de miner�a transnacional a gran escala.
El nombre de cipayo proviene del persa sipahi. Posteriormente, en el Imperio Brit�nico, se conoc�a como cipayo a un nativo de la India reclutado como soldado al servicio del poder europeo, normalmente del Reino Unido, pero tambi�n extendido su uso a los ej�rcitos coloniales de Francia y Portugal. En la Argentina, el inolvidable Arturo Jauretche lo impuso en la terminolog�a pol�tica para referirse a elites dominantes o ciudadanos funcionales a potencias colonialistas.
Uno de los m�s grandes cipayos de la era contempor�nea es el ex presidente y actual senador nacional Carlos Menem, autor material del desguace del Estado de Bienestar y de travestir al movimiento nacional para ponerlo al servicio de la oligarqu�a y el imperialismo.
La democracia colonial tambi�n se caracteriza por la crisis de representaci�n pol�tica que se expresa con el pueblo en la calle y las rutas para hacer o�r su voz, mientras los gobernantes, la Justicia y las fuerzas de seguridad act�an como gerentes de las corporaciones transnacionales que devastan nuestras riquezas naturales, violan los derechos de ciudadan�a y criminalizan la protesta social.
Las pol�ticas neocoloniales generan el rechazo generalizado del pueblo y encienden la mecha del conflicto. Por ello, el poder activa las se�ales de alarma frente a la reacci�n popular y busca por todos los medios perforar cualquier intento de articulaci�n del campo popular. Cuando no lo consigue a trav�s de la cooptaci�n o la fractura, reprime sin eufemismos. M�s a�n, ha dado licencia para matar. El asesinato de 18 luchadores populares en poco m�s de un a�o y medio as� lo testimonia.
El poder es consciente que, a diferencia de una d�cada atr�s, el movimiento popular tiene mucha m�s organizaci�n, referencia, pertenencia y representaci�n a nivel territorial a lo largo y ancho de nuestro pa�s.
La clase trabajadora no est� dispuesta a ceder ninguna conquista obtenida en los �ltimos a�os en nombre de la "prudencia" y la "racionalidad" que claman a coro las patronales y el Gobierno, mientras no se altera ni un �pice un modelo injusto y violento que no ha sido capaz de resolver los problemas b�sicos de la mayor�a de la poblaci�n.
Es tiempo de pensar y construir colectivamente otro paradigma, que en lugar de asentarse en la codicia y la explotaci�n del hombre por el hombre, represente el emergente de un nuevo Proyecto de Emancipaci�n.
Juan Carlos Giuliani es Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA.