Tres jóvenes militantes fueron asesinados a balazos por una banda de sicarios en
el barrio Moreno, Rosario sur. La denuncia de los vecinos y la connivencia de
barras bravas, narcos y la policía. Polémica por la cobertura de los medios.
El barrio Moreno -en el sur de Rosario- comenzó el año de luto. Tres de sus
hijos, jóvenes militantes, fueron acribillados por una banda que los atacó en la
madrugada del domingo pasado, sin que mediara ningún enfrentamiento. Los
sicarios creían estar vengándose del ataque contra uno de los jefes de la barra
brava de Newells, Maximiliano "El Hijo del Quemado" Rodríguez. Los pibes, que no
tenían nada que ver con ese hecho, habían pasado toda la noche en la canchita de
Quintana y Dorrego. Pasadas las 4, de un auto verde se bajaron tres hombres
armados que preguntaban por Ezequiel "El Negro" Villalba, un barra que vive a
una cuadra de donde fue la balacera. Sin dejar otra posibilidad abrieron fuego
contra los que encontraron. Los disparos, según fuentes oficiales, fueron de 9
milímetros y también de pistola ametralladora. Jeremías Jonathan "Jeri" Trasante,
de 17, Claudio Damián "Mono" Suárez, de 19 y Adrián Leonel "Patón" Rodríguez, de
21, fueron acribillados: cada uno tenía entre cinco y ocho balas alojadas en sus
cuerpos. Eran pibes de barrio, militantes del Frente Popular Darío Santillán,
que estaban organizados para tener una opción mejor de vida. Acababan de
participar activamente del campamento nacional de jóvenes de dicha organización,
junto a 500 pibes de todo el país, realizado en Rosario el diciembre pasado.
"Nos dieron un golpe tremendo, mataron a tres de nuestros compañeros, que eran
como hermanos. Queremos que quede claro que ya lo veníamos denunciando, lo
dijimos en el Concejo Deliberante, en la Comisión de Derechos Humanos, donde
hicimos un relevamiento de los casos donde se pone de moda caratular como un
'ajuste cuentas' y queda paralizada la investigación, cuando lo que están
haciendo es matar pibes inocentes. Este año, de todos los asesinatos que hubo,
140 fueron de este tipo. Ahora se sabe porque los pibes eran de una organización
y salimos a denunciarlo, sino hubieran dicho que fue un enfrentamiento y listo,
no investigan más", dijo a Marcha Pedro "Pitu" Salinas, referente del Movimiento
26 de Junio, Frente Popular Darío Santillán, en donde militaban los asesinados.
Según cifras oficiales, en Rosario se registraron este año 170 homicidios.
Al principio, la policía de la Comisaría 15ª que acudió al lugar informó que se
trataba de un "ajuste de cuentas" informando errónea e intencionadamente que los
jóvenes "tenían antecedentes penales", lo cual fue levantado por algunos medios,
como La Capital y Clarín, pese a ser negado por quienes los conocían. Con el
correr de las horas fue saliendo a luz la verdad. Un cable de DyN confirmó lo
que ya se sabía: en ninguno de los tres muertos, de acuerdo al estudio de
dermotest realizado por personal de Criminalística, había rastros de pólvora, es
decir que no hubo intercambio de disparos.
La masacre comenzó a gestarse a las 3.30 de la primer madrugada del año:
Rodríguez iba con su novia en un BMW cuando fueron baleados desde una moto en la
que viajaban dos personas. Aparentemente, junto a sus cómplices, aún herido,
dejaron el automóvil y en otro coche, un Corsa verde, fueron hasta la esquina
del domicilio de Villalba. Abrieron balazos contra los cuatro jóvenes que se
encontraron, que nada tenían que ver con la agresión previa ni con ninguna
barrabrava. Decenas de testigos los vieron pasar toda la noche en el mismo lugar
donde luego encontrarían la muerte.
Además de Rodríguez, que permanece internado en el Hospital de Emergencia
Clemente Álvarez (HECA) en estado crítico, los imputados son Ariel Sebastián "Teletubi"
Acosta y Damián "Damiancito" Martínez. Estos dos permanecen prófugos. Acosta
estuvo involucrado por el ataque contra un micro de Ñewell's donde murió Walter
Cáceres. A Martínez le encontraron un chaleco antibalas en su domicilio de la
calle Argelia 2100 que fue allanado. En horas de la noche del lunes 2, se
producían nuevos allanamientos, según pudo averiguar este medio.
Un efectivo policial de apellido Marín ocultó a sus superiores que Rodríguez
estaba en el HECA, a donde llegó herido. "Fue pasado a disponibilidad, imputado
porque no avisó a su jefatura que había un herido en el HECA que tenía algo que
ver con los muertos. Por eso se tardo varias horas en saber qué pasaba", dijo a
Marcha el secretario de Seguridad Comunitaria, Ángel Ruani que detallló la
información que manejan en el Ministerio de Seguridad provincial sobre el caso.
"Primero se produjo la agresión contra Rodríguez, que acusó a Villalba y por eso
habrían ido a buscarlo. Podría haber habido más muertos, uno se salvó corriendo.
Después siguieron tirando, hay tres mujeres heridas, una de ellas embarazada.
Fueron a buscar a un tipo para matar y le dispararon a cualquiera, tiraron a
mansalva", detalló el funcionario.
Ruani relató que esa noche estuvo cumpliendo su labor como funcionario en las
calles rosarinas. "Estuve hasta las 12 recorriendo la ciudad, tratando de ver el
accionar policial, verificar el patrullaje, pase dos veces por esa esquina, la
última una hora y media antes de los asesinatos. A las 5 hicimos base. Recién al
mediodía supimos que Maximiliano Rodríguez estaba en el mismo hospital donde
entraron los chicos asesinados. Nos vamos enterando ahora la ligazón de los
muertos con el Frente Popular Darío Santillán, a quienes hemos invitado a que
vengan a hablar con el ministro de Seguridad Leandro Corti", señaló el
funcionario, quien estuvo detenido desaparecido durante la Dictadura y viene de
ser subsecretario de Derechos Humanos provincial.
La feroz violencia barrabrava cuenta en Rosario con innegables vínculos
policiales. Este triple crimen sucede en territorio de la Seccional 15ª, una
comisaría que tiene un largo historial de corrupción y violencia, con casos de
gatillo fácil y presos hacinados que terminan muertos en calabozos en su haber.
En agosto del año pasado, el comisario de la 15ª, Gustavo Bella, fue reemplazado
por el comisario Abel Santana, al ser acusado de recomendar a los vecinos que
ante los robos contraten a una empresa de seguridad privada vinculada a personal
de la fuerza.
Hay más datos que ligan a los asesinos con el poder. El dueño del BMW en el que
viajaba "El Hijo del Quemado" pertenece al abogado penalista Carlos Varela, un
conocido defensor de barras con vínculos con la policía. El que manejaba su auto
importado, Walter Rodríguez, se hizo famoso por tirar de un para avalanchas al
jefe de la barra de Ñewell's, Roberto "Panadero" Ochoa, para después molerlo a
palos en el suelo junto a otros barras. Y estuvo preso por robo a una
distribuidora de bebidas La Vendimia, en barrio Las Delicias, donde se llevaron
entre 30 mil y 40 mil pesos.
Según confiaron a este medio vecinos de La Tablada, un barrio más conocido por
su peligrosidad y próximo a Moreno, el padre de Maximiliano -Sergio "Quemado"
Rodríguez, conocido barra de Ñewell's- vende cocaína desde hace 30 años, siendo
quien la introdujo originalmente en el barrio. Sin embargo, aseguran, su
paradero es un misterio. "Todos lo conocen pero nadie sabe donde vive",
mencionan las fuentes. Por su parte, de acuerdo a fuentes oficiales, la
connivencia policial con estos grupos delictivos genera preocupación en las más
altas esferas de la gobernación santafesina. En el barrio, la situación es
tensa, ya que hay un sobreviviente de la masacre de Moreno, y varios testigos,
que lógicamente temen por sus vidas. Mientras tantos, los muertos, eran velados
anoche por sus compañeros, familiares, amigos y vecinos.