El repentino traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires terminó confirmando
el objetivo de fondo: el tarifazo. El tiroteo mediático entre el Gobierno
nacional y el de la Ciudad -previo a la firma del acuerdo- quedó zanjado con la
reducción del subsidio a la mitad por parte de la Secretaria de Transporte K, de
720 a 360 millones y con la aplicación de la suba tarifaria de 125, que lleva el
pasaje a $2,50.
Denunciamos este ataque de doble filo -de ambos gobiernos- que pretende
enfrentar la defensa del salario y las conquistas de los trabajadores del Subte
con los pasajeros, ya que cualquier mejora reclamada sufrirá el chantaje de un
"nuevo" aumento del pasaje. Trabajadores contra usuarios en defensa de la
explotación privada parasitaria de Metrovías, cuya continuidad y cuyas cuentas
no formaron parte de la discusión.
Recién hoy, el gobierno macrista se acuerda de que "la falta de planificación y
de inversiones, principalmente en los últimos 10 años, generaron como resultado
un servicio deficiente, con una red demasiado pequeña, coches de casi 100 años,
líneas saturadas y ciudadanos que sufren a diario la precariedad del sistema" (Piccardo,
Pte. de SBASE). ¿Y que hicieron ellos en los últimos 4, aparte de gastarse los
millones destinados a inversión en subtes? ¿Adonde fueron los 700 millones
anuales de subsidios del presupuesto público?¡Seguro que a la mejora del
servicio no!
Nos oponemos al aumento del pasaje, reclamamos la apertura pública de las
cuentas para ver dónde fue la plata y cuanto se llevó Metrovías. Reclamamos que
los trabajadores participen en la negociación del traspaso que los afecta como
usuarios y como obreros del subte. Reafirmamos el reclamo del aumento del 30%
reclamado por los trabajadores para simplemente actualizar sus salarios respecto
de la inflación. La situación planteada adelanta objetivamente la paritaria,
porque ya debe presupuestarse la actualización salarial -de lo contrario, en
marzo, nos enfrentarán a los trabajadores con los usuarios echándonos la culpa
de un nuevo tarifazo.