Latinoam�rica
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El ejemplo a seguir
Punto Final
Los estudiantes universitarios han resuelto rechazar las propuestas en materia presupuestaria tanto del gobierno como de la oposici�n. Responden as�, tajantemente, al intento urdido en complicidad por la derecha y la oposici�n de convertir el presupuesto de la naci�n en la guillotina de las movilizaciones de los estudiantes universitarios y secundarios y dar por resuelta, administrativamente, la crisis de la educaci�n chilena. La asamblea de la Confech realizada en Chill�n insisti� en las demandas iniciales de los estudiantes y acord� nuevas movilizaciones, elevando el nivel de la protesta social. Lo mismo han hecho la Aces y la Cones, organizaciones de los alumnos de educaci�n media. La decisi�n estudiantil no es caprichosa ni mucho menos irresponsable, como han intentado presentarla los medios de comunicaci�n enemigos de esta ejemplar lucha de la juventud chilena.
La t�ctica del gobierno ha consistido en prolongar artificialmente el conflicto sin aceptar ninguna de las peticiones de los estudiantes, aplicando, a la vez, una dura represi�n policial a las manifestaciones convocadas por los estudiantes y que han reunido a cientos de miles de personas. En la �ltima fase, a medida que se acerca el fin del a�o, el gobierno ha utilizado el m�todo del "goteo" de recursos para terminar de vencer por desgaste la movilizaci�n estudiantil. Derecha y oposici�n -esta �ltima en todo su arco- han coincidido en situar el eje del debate y las decisiones en el Congreso Nacional. Esto permite recuperar terreno a los partidos seriamente deslegitimados y marginar, en la pr�ctica, a los estudiantes de la soluci�n del conflicto. Es un intento odioso de estrangular la protesta y la movilizaci�n social, desvi�ndola al laberinto de los concili�bulos parlamentarios. La repugnancia que provocan en la ciudadan�a -y en especial en los j�venes- los arreglines que se cocinan en el Congreso, han llevado a los estudiantes a reforzar su independencia y a insistir en los planteamientos originales del movimiento. Hay que recordar que las demandas de la protesta social -encabezada por los estudiantes pero incluyente de variados sectores ciudadanos descontentos con el modelo- implican no s�lo un cambio del sistema educacional en todos sus niveles, sino tambi�n un cuestionamiento a la Constituci�n y al modelo econ�mico-social. La demanda de fondo en materia educacional es el fin del lucro, poniendo fin a las subvenciones con que el Estado fomenta el negocio de la educaci�n privada. Los estudiantes impulsan, al mismo tiempo, fortalecer la educaci�n p�blica en todos los �mbitos, para que esta vuelva a ser la columna vertebral del sistema y garantice el acceso igualitario -sin discriminaciones sociales o de otra especie- a una educaci�n laica y de calidad, desde la etapa preescolar hasta la universitaria.
El proyecto global que impulsan los estudiantes, por lo tanto, tiene consecuencias trascendentales para la sociedad. Es un cuestionamiento a fondo de un aspecto determinante del modelo de dominaci�n imperante en Chile. Lo mismo podr�a extenderse a la salud, vivienda, salarios, previsi�n social y sistema tributario, sin exceptuar al propio sistema de generaci�n de las autoridades p�blicas. No puede, por lo tanto, reducirse la demanda estudiantil a los regateos y tironeos de la negociaci�n presupuestaria en el Parlamento. Lo suyo no son pesos m�s o pesos menos. Son decisiones pol�ticas profundas que conducen inevitablemente a grandes cambios sociales. Existe la s�lida convicci�n de que si no se cambia el modelo neoliberal, incluso si se aprobaran los incrementos de recursos para educaci�n en la medida planteada por la oposici�n, en pocos a�os la situaci�n actual se replicar�a en forma agravada. En la decisi�n de los estudiantes es clave el apoyo ciudadano, que si bien ha disminuido un tanto, contin�a siendo impresionantemente elevado. Han resultado in�tiles los esfuerzos porque los estudiantes pongan fin a la lucha y porque circunscriban sus demandas al tira y afloja de los �tems presupuestarios. La protesta social ha echado ra�ces profundas generando m�ltiples liderazgos en la base social. Esto indica que la protesta social se prolongar� y radicalizar� en el futuro pr�ximo. Nunca antes un conflicto de estas proporciones y contenidos, orientado en forma aut�noma por asambleas democr�ticas como las de la Confech, Aces y Cones, y las asambleas territoriales que han comenzado a surgir en varias regiones del pa�s, se hab�a desarrollado en forma tan exitosa a pesar de su pluralismo y diversidad.
La creatividad, ingenio y coherencia de los estudiantes han provocado impacto, as� como la madurez de sus dirigentes, muy bien capacitados para exponer sus demandas con argumentos convincentes. Pero no todo ha sido exitoso. Se ha contado con poco apoyo efectivo -es necesario reconocerlo- de la clase trabajadora. La base social, sobre todo trabajadores y pobladores, han expresado un apoyo pasivo, sin hacer suyas las demandas y la movilizaci�n, que han abierto una oportunidad de cambio real en el pa�s. Por otra parte, la acci�n irresponsable de algunos grupos -y no exclusivamente de encapuchados- ha restado apoyo al movimiento por una violencia ciega que nada tiene que ver con la autodefensa leg�tima para neutralizar la represi�n policial. Es un deber hist�rico rodear a los estudiantes universitarios y secundarios de una solidaridad y movilizaci�n ciudadana efectiva. El movimiento tiene potencialidades in�ditas si se mantiene firme y unido. Lo que ha logrado hasta ahora en la toma de conciencia ciudadana sobre la vergonzosa realidad del modelo que el pa�s hered� del terrorismo de Estado, deber�a convertirse en un elemento ideol�gico fundamental en el futuro inmediato. La ejemplar lucha estudiantil est� haciendo brotar la alternativa ausente en la escena pol�tica de Chile, que permitir� disputar ma�ana el poder levantando un proyecto de sociedad democr�tica e igualitaria. La gran causa de Chile y su pueblo se confunde hoy con la causa de los estudiantes. De todos nosotros depende que alcance la victoria.
Fuente: lafogata.org