Latinoam�rica
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"El presidente m�s habilidoso para hacer da�o a los pa�ses chicos de Am�rica Latina fue Lula, te met�a el pu�al mientras te sonre�a"
Mart�n C�neo
Revista Pueblos
Andr�s Soliz Rada, escritor y exministro de hidrocarburos de Bolivia en el gobierno de Evo Morales
Para entender por qu� las transnacionales siguen controlando el sector de los hidrocarburos en Bolivia hay que remontarse a los primeros meses del Gobierno de Evo Morales, cuando se decret� la nacionalizaci�n. Y a unos meses despu�s, cuando se firmaron los contratos de explotaci�n de las empresas trasnacionales. Para ello, nada mejor que hablar con Andr�s Soliz Rada, el ministro de Hidrocarburos que firm� el derecho de nacionalizaci�n. Y que renunci� tiempo despu�s, cuando certific� que la nacionalizaci�n hab�a perdido su sentido original por las presiones de las multinacionales.
"El presidente m�s habiloso para hacer da�o a los pa�ses chicos de Am�rica Latina fue Lula, porque te met�a el pu�al mientras sonre�a y te dec�a: ‘�Sabes? A m� me interesa no tener vecinos pobres’. Y mientras tanto te estaba sacando hasta la �ltima gota de todo", dice Soilz de Rada. El apoyo que dio Brasil al Gobierno boliviano frente a la amenaza separatista de la zona m�s rica de Bolivia, el Oriente del pa�s, fue el arma que utiliz� Lula en la negociaci�n, seg�n el exministro. "En eso hay que ponerle una palabrita de comprensi�n al Evo", dice.
En el decreto de nacionalizaci�n, preparado por el equipo de Soliz Rada, los contratos que se establec�an eran de servicio. "Para que me entienda la gente, uso el ejemplo del pan. Yo elaboro pan y lo llevo al horno. El horno me cuece el pan y �qu� pasa luego? Me entrega el pan, y yo le pago por el servicio". Cuando se elaboraron los contratos con cada una de las multinacionales, los contratos ya no eran de servicio, sino que se hab�an convertido en contratos de producci�n compartida. Es decir, se pagaba al horno por cocer el pan y luego se daba al hornero un porcentaje de la venta del pan. En concreto un 50 por ciento de los beneficios. Y un contrato de servicio no es nada revolucionario. A menos que se considere al r�gimen de Arabia Saud� como filocomunista.
Pero el decreto de nacionalizaci�n no preve�a una tributaci�n del 50 por ciento, sino de un 82 por ciento para el Estado en el caso de los megacampos, todos en poder de Petrobras, recuerda Soliz Rada. En 2005, el decreto 3058 aprobado por el Gobierno de Carlos Mesa tras las movilizaciones de la Guerra del Gas y el refer�ndum de julio de 2004, sub�a los impuestos y regal�as de un 18 por ciento a un 50 por ciento. Esta legislaci�n, que obedec�a al masivo reclamo de recobrar la soberan�a sobre los hidrocarburos, sigue a�n vigente a la hora de repartir los ingresos entre las empresas y el Estado, seg�n el exministro.
"Cuando hicimos el decreto de nacionalizaci�n establecimos un porcentaje del 82 por ciento para el Estado porque a Petrobras se le hab�an entregado campos descubiertos por Yacimientos, desarrollados por Yacimientos, con el mercado brasile�o ya conquistado por Yacimientos. En esas condiciones era una retribuci�n m�s que justa". Pero ese aumento en la tributaci�n era "un c�lculo preliminar" que estaba atado al resultado de unas auditor�as que revelaran cu�les fueron las inversiones realizadas, el desgaste del equipo o las ilegalidades cometidas. Para ellos se realiz� "una licitaci�n para contratar empresas auditoras de renombre mundial" y se form� un equipo de ingenieros, economistas y abogados para que fiscalicen el trabajo de los auditores.
Desde el principio, a la compa��a brasile�a la idea de las auditor�as no le gust� mucho. "Un delegado de Brasil me dijo: "Es que la auditoria no refleja el momento psicol�gico en el que se firmaron los convenios". Yo le dije: ‘�ste es un aporte maravilloso a la teor�a econ�mica’", cuenta Soliz Rada.
Cuando se empezaron a firmar los contratos, "a las auditor�as se las ignora, se las oculta, y como las empresas hab�an empezado a pagar el 82 por ciento, el Estado les devuelve el dinero, porque no se logr� comprobar con las auditor�as los excesos cometidos". Igual que en Argentina, precisa el exministro, se acepta la informaci�n que dan las compa��as bajo la modalidad de declaraci�n jurada. "Juro que se ha invertido tanto", dice la British. "Y esas auditor�as no se van a publicar, el Gobierno ya ha dicho que no sirven, que son obsoletas", se lamenta.
De esta forma, "ahora las compa��as siguen pagando el cincuenta por ciento", como con el Gobierno de Carlos Mesa. "El aumento de los ingresos se debe a la escalada de los precios internacionales y a la exportaci�n de mayores vol�menes de gas. Ni un centavo te dio la nacionalizaci�n", matiza Soliz Rada.
Todo el proceso estuvo rodeado de presiones de las empresas multinacionales, representadas en Bolivia por la C�mara de Hidrocarburos. "Quer�an que YPFB entrara a formar parte de la C�mara de Hidrocarburos. Y yo declar� que no reconoc�a un sindicato de trasnacionales y que voy a hablar con las trasnacionales una por una. No con su sindicato de mafiosos", cuenta Soliz. "Fue una experiencia maravillosa, porque cada representante que me ven�a criticaba a la otra. Repsol por ejemplo, me hablaba pestes de la Total. Y la Total me hablaba pestes de la British. Denunci� que la Repsol se estaba anotando las reservas de petr�leo del Campo Margarita como suyas. Entonces vienen los de Repsol y me dicen: ‘No puede ser, ministro’. ‘�Es mentira?’, les pregunto. ‘No, pero tambi�n lo hace la British, tambi�n lo hace la Total, tambi�n lo hace la Shell’".
Pero la principal presi�n vino de Petrobr�s y el Gobierno brasile�o. "Consegu� y publiqu� el informe de Petrobr�s al Congreso brasile�o. Y Petrobr�s dice: ‘Hemos logrado cambiar los contratos de servicio por contratos de producci�n compartida’. Y luego Petrobr�s dice: ‘Los contratos de producci�n compartida nos permiten nuevamente anotar en bolsa las reservas de Bolivia’", recuerda quien fuera diputado con el partido Condepa.
Y �sa fue la raz�n de su marcha del Gobierno. "Saqu� una resoluci�n ministerial sobre la refiner�a manejada por Petrobras. De acuerdo con el decreto de nacionalizaci�n a Petrobr�s le pago por el servicio. Entonces vino la llamada de Marco Aurelio Garc�a, asesor de Lula, para que me fuera", dice. Un mes despu�s de su renuncia se firmaron los contratos.
"�Se sabe que los modelos de contratos fueron redactados por Repsol? Y cuando se leyeron los contratos, Petrobr�s protest� porque hab�a puesto cosas para Repsol y tuvieron que modificarlos", se r�e Soliz Rada.
San Pablo Sin Gas Boliviano
Adem�s de presionar para convertir los contratos de servicios en contratos de producci�n compartida, la ‘diplomacia’ brasile�a se centr� en impedir por todos los medios la industrializaci�n del gas que importa de Bolivia. Seg�n Marco Gandarillas, del Cedib, "el gas boliviano es muy rico, con una planta de separaci�n de l�quidos tienes la posibilidad de sacar el propano y el butano de exportaci�n". Sin embargo, a cinco a�os de la nacionalizaci�n Bolivia sigue sin haber construido esa planta y sigue vendiendo "un gas rico que tiene propano, butano, etc., como si fuera un gas pobre", dice Gandarillas, dejando de ingresar unos 700 millones de d�lares al a�o.
�Pero por qu� no se ha construido esa planta? Para Soliz Rada la respuesta es muy simple: "Porque el operador principal de los campos es Petrobras y Repsol trabaja con Petrobras. A ellos les interesa que el gas boliviano sea industrializado en San Pablo en primer lugar, y en segundo lugar en el Matto Grosso. 4.700 millones de d�lares invertir� Brasil para industrializar el gas boliviano en el Brasil".
El exministro cree que Bolivia perdi� una gran oportunidad para negociar con Brasil cuando todav�a toda la industria de San Pablo depend�a del gas boliviano. Actualmente Brasil dispone de fuentes de abastecimiento alternativas. "Yo negoci� dur�simo con Brasil", dice y relata su encuentro con su "colega", el ministro de Hidrocarburos de Brasil:
"Acabo de leer una novela que se llama El Mundo sin Petr�leo.
�Y qu� pasa? -dice el ministro brasile�o.
Hay un petrolero estadounidense que choca en la costa de California y se arma un desparrame, llaman al gabinete y uno de los ministros del gabinete dice que conoce a un cient�fico en Montana que tiene un descubrimiento que les podr�a salvar. Le dicen que lo traigan. El cient�fico no quiere largar el invento, pero igual se lo arrebatan. Era un l�quido con una bacteria que se echaba sobre el agua contaminada y la bacteria se com�a el petr�leo. �xito absoluto, ocho o diez horas despu�s el agua empieza a verse clara y todos con una cara de felicidad. Lo que el cient�fico hab�a tratado de explicar es que la bacteria se transmit�a por el aire. Y empieza a comerse las estaciones de gasolina, luego los tanques de los coches, y los productos hechos con pl�sticos... Los estadounidenses tienen que sacar sus caballos y reponer un ferrocarril de 1890... Yo estoy escribiendo la segunda parte de esta novela.
Pero �qu� importante! -dice el brasile�o-. Va a ser un �xito. �Y le puedo preguntar c�mo se va a llamar?
Pero claro, se va a llamar San Pablo sin el gas boliviano".
Mart�n C�neo es miembro del colectivo editorial del peri�dico Diagonal.
Este art�culo ha sido publicado en el n� 48 de Pueblos - Revista de Informaci�n y Debate, tercer trimestre de 2011
Fuente: lafogata.org