Argentina, la
lucha continua....
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La izquierda y el debate sobre "la inseguridad"
El crimen de Candela, qué decir, qué hacer
Por Pablo Solana
Prensa De Frente
El crimen de Candela deja en evidencia a una policía ineficaz para garantizar
la seguridad ciudadana, cómplice de los criminales, "entrenada para desaparecer
gente, no para encontrarla". Pero la indignación por el asesinato de la pequeña
habilitará otras lecturas que, paradójicamente, pedirán más "mano dura" y más
poder a los aparatos represivos del Estado. Quienes proponemos un cambio social
aún no logramos dar respuesta a estas inquietudes sociales que reclaman "más
seguridad". Habrá que afinar esa agenda evitando las ambigüedades del
progresismo y los errores que transitó cierta izquierda que, sin evaluar
contextos ni ponderar aliados, llegó a participar de movilizaciones
reaccionarias que dieron por resultado el endurecimiento del código penal.
Nunca estará de más insistir con el señalamiento, y amplificarlo por todos los
medios a nuestro alcance: si vamos a hablar de "seguridad", empecemos diciendo
que en la provincia de Buenos Aires nuestra "seguridad" está en manos de la
"maldita Bonaerense" de los Campos de Concentración de Camps en la dictadura;
del comisario Klodzick, el Caso Cabezas y el Narcotráfico; de Fanchiotti y
Duhalde; de las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga; del gatillo
fácil y la tortura en comisarías, y los crímenes en las cárceles a ciudadanos
sin condena. Esa policía, nunca modificada, está conducida ahora por el ex -
agente penitenciario Ricardo Casal y el gobernador "católico" Scioli manteniendo
los mismos parámetros históricos de criminalidad e impunidad.
Bien. Dicho esto, Scioli hace publicidad con patrulleros y obtiene más de 4
millones de votos en las urnas. Se ve que los análisis y las propuestas
realizadas desde las miradas "progresistas", populares, de izquierda,
revolucionarias o simplemente honestas, están (estamos) teniendo algunos
problemas de entendimiento con el común de nuestro pueblo.
¿Cabe señalar acaso el barniz derechohumanista que construye el gobierno
nacional, y que usa para amparar a reaccionarios y represores como Scioli o
Insfrán adoptándolos como pilares de su proyecto "nacional y popular"? Allí, de
hecho, hay una gran responsabilidad. Se trata de la bonaerense de Scioli, pero
después de 8 años de gobiernos nacional y provincial en sintonía, es claramente
la bonaerense kirchnerista. El gobierno nacional no tiene forma de despegar de
tamaña responsabilidad. Las denuncias del CELS y de ciertos escribas
oficialistas a Scioli se diluyen en épocas de elecciones, resultando funcionales
al reforzamiento de la estrategia conservadora en la provincia, al igual que en
tantas otras provincias del país con los gobernadores del caso.
Por otro lado, la izquierda más visible participó, en alguna de sus expresiones
partidarias, del debate sobre la "inseguridad" de la forma más lamentable
cuando, aún en la sana intención de ser parte de un tema sensible para nuestro
pueblo, en su afán capitalizar agenda pública y "golpear" al gobierno terminó
sumándose a las convocatorias "por más seguridad" del falso Ingeniero Blumberg,
que instalaron una agenda regresiva en materia de derechos sociales en la que,
la presencia de dicha izquierda, no fue más que una extravagancia cuando no una
legitimación. El recuerdo hoy no es capcioso si se tiene en cuenta que, mientras
por las redes sociales anoche se fogoneaba una convocatoria a "cacerolear a
Plaza de Mayo contra la inseguridad", militantes de aquellos mismos grupos
adherían a la movilización en Hurlingham bajo la despolitizada forma "como
vecinos y como personas" y se montaban vía Twitter a la ola de reacción popular
difusa pidiendo "una comisión investigadora independiente porque el crimen de
Candela tiene encubridores en el aparato del Estado" y comparando,
desproporcionadamente, éste caso (aún confuso en sus motivaciones) con otros
crímenes claramente políticos: "Con Mariano Ferreyra y Kosteki y Santillán hubo
complicidad policial. Conclusión: comisión investigadora independiente por
Candela".
Las organizaciones populares, la izquierda y la necesidad de abordar la
cuestión de la inseguridad
¿Es un "discurso" lo que necesita la izquierda para contraponer a la prédica
constante de parte de los sectores del poder económico y político que busca
correr a la derecha el ideario social sobre la "seguridad"? Seguro que sí, por
supuesto que hay que recuperar terreno discursivo, ideológico, respecto a este
tema, de cara al conjunto popular. Las ideas de derecha han logrado grandes
avances culturales, legitimando por ejemplo la baja de edad de imputabilidad a
los menores, ante el acuerdo de parte de nuestro pueblo, la indiferencia de otra
parte, y la protesta de sólo unos pocos organizados. Pero además del esfuerzo
discursivo, además de poner a punto un cuerpo de ideas contrahegemónico, desde
los sectores populares y la izquierda deberíamos también poner en juego
prácticas contrahegemónicas respecto a los problemas delincuenciales que se
engloban bajo la denominación de "inseguridad".
También en este plano desde la derecha y el poder político-policial se dieron
avances más sólidos que desde las organizaciones del pueblo. Los Foros
ciudadanos o vecinales contra la inseguridad, por caso, suelen reunir, en
barrios de clase media o media alta, a vecinos legítimamente preocupados con
miembros de Asociaciones de amigos de la Comisaría o Cooperadoras policiales,
cuando no directamente comisarios y fiscales amigos de la policía, para orientar
el "combate a la inseguridad" contra el mismo sujeto estigmatizado por décadas
de proceder policial en la materia: pobre, joven, negro, "trapito", provinciano,
travesti, piquetero… Ese "trabajo de base" que muchas veces la propia policía
promueve, se activa después no ya ante el delito, del que la policía es cómplice
y maneja, sino ante la posible ocupación de algun inmueble abandonado por
familias sin techo, o el desalojo de vendedores ambulantes o cartoneros donde
resulten "indeseables"…
En los barrios humildes, en cambio, la situación es doblemente distinta. La
policía efectivamente es un cuerpo hostil. Sin embargo, allí donde existen
centros sociales, talleres de trabajo, radios comunitarias, bachilleratos
populares, centros culturales, fábricas recuperadas, rara vez convocamos
asambleas vecinales para atender a las inquietudes vecinales ante "la
inseguridad". Porque la preocupación está. Aún en los barrios más humildes, es
una realidad que a la vecina que no tiene casi nada, aún así alguna vez le
afanaron la garrafa del patio de la casa; o al laburante que sale a las 5 de la
mañana a hacer una changa de albañilería, no hace tanto en la parada del
colectivo le arrebataron el bolso de herramientas… El problema es más grave aún
que estos ejemplos mínimos, lo sabemos. Ante estos problemas concretos, reales,
que padece nuestro pueblo, que lo afectan y que no son un invento mediático,
será difícil pensar como respuesta sólo un "discurso" sobre la inseguridad que,
en algunos casos, de tan "progresistamente correcto" resulta distante de lo que
esa vecina o ese laburante puede vincular con su propia realidad.
El discurso de izquierda necesario para dar batalla cultural a la utilización
política reaccionaria de "la inseguridad" debe ser constuido también desde
abajo, en diálogo con ese pueblo y esos laburantes que efectivamente padecen
arbitrariedades policiales, abusos e injusticias de parte de las fuerzas de
seguridad y la "justicia" que la izquierda sabe denunciar y que debemos ser
capaces de transformar, pero también padecen robos comunes o, como en algunos de
estos casos trágicos, pérdida de seres queridos por hechos delictivos o
criminales. Los ámbitos naturales de participación de nuestro pueblo en
asambleas en lugares de laburo, barrios, centros sociales, facultades o
colegios, los conocemos. Tal vez sea hora de ser más audaces en abordar en esos
ámbitos debates que no resultan tan habituales a nuestra tradición militante,
saber escuchar y elaborar síntesis que después puedan ser asumidas por porciones
mayores de nuestro pueblo que, por caso, decidan involucrarse más en
movilizaciones contra la impunidad y problematicen más su voto a quienes
gobiernan estas realidades de injusticia cotidiana.