Argentina, la
lucha continua....
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Una multitud colmó la Plaza en el Día de la Memoria
Ya no bailan solas
Alejandra Dandan
Página 12
Dos marchas se sucedieron para repudiar el último golpe militar y reclamar
Verdad y Justicia. Cientos de miles de jóvenes nutrieron las columnas de
manifestantes encabezadas por Madres y Abuelas.
Un poeta callejero se paró a leer uno de los afiches que amanecieron estampados
a lo largo de la Avenida de Mayo. Las caras de los cómplices de la dictadura,
las imágenes del poder subterráneo aparecieron descaradamente expuestas ante
quienes avanzaron desde temprano hacia la Plaza de Mayo. Estela Carlotto
apareció en la esquina de Avenida de Mayo y la 9 de Julio, punto de encuentro
del movimiento de derechos humanos, las organizaciones sociales y partidos
políticos. Mientras la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo era arrebatada
por los abrazos, las Madres se atenazaban metros atrás para abrirse paso entre
la ahogante presencia de esa masa indimensionable que apareció convertida otra
vez en un pueblo. "Le pedimos a la Presidenta que desclasifique los archivos que
todavía quedan por desclasificar", pidió Estela en el escenario después de
enumerar uno a uno, como lo hacían aquellos afiches, los nombres de quienes
dieron aliento a la dictadura: Los grupos económicos, los grandes medios, los
jueces nombrados por la dictadura que archivaron los miles de hábeas corpus de
los familiares de los desaparecidos. "Hoy estamos acá a 35 años del golpe de
Estado –dijo Estela–, con 169 genocidas condenados y 856 procesados en juicios
que se llevan a cabo a lo largo y ancho del país, con las garantías de la ley
que les negaron a nuestros compañeros."
A las cinco y media de la tarde estaba prevista la partida de la marcha de los
organismos de derechos humanos hacia el centro de la Plaza de Mayo, pero a esa
hora todavía seguían pasando las columnas de la marcha previa, organizada por
agrupaciones de izquierda. En esa esquina de encuentro, varios pibes montaban
fungiendo de bastoneros de la salida de las Madres.
Mauro Salerno era uno de los más jóvenes, de la Mesa de Salud de La Cámpora, un
grupo de estudiantes y egresados de Medicina, pertrechados con camisas de
seguridad sanitaria. Mauro, de 18 años, emigrado de Bahía Blanca, pasó por la
Plaza el 24 del año pasado, desembarcó en la facultad, se encontró con un lugar
"bastante gorila" y buscando buscando se topó con un trabajo social en los
barrios. "Para mí el peronismo era lo que había estudiado en la escuela –dice–,
no era algo popular." Adelante, entre apretones, remeras con la cara de
Cristina, niños, cochecitos, rastas y mates, sus compañeros saludaban con las
manos en V a los últimos integrantes del Partido Obrero. En un picadito de
cantos, el coro se tensó entre el "Ohh yo soy argentino/ohhhhh/ooohhhh/ Soy
soldado del pingüino" y los otros que recordaban el número de los últimos
muertos.
La bandera de los 30 mil desaparecidos no llegaba. El cielo se tapó de banderas
de las organizaciones cercanas y aliadas al kirchnerismo. La CTA, la Tupac Amaru,
cuyos integrantes se preparaban para escoltar el paso de las Madres; la FNPL,
las banderas de la VIA Campesina enfundadas en una caña; la Juventud Peronista,
el Movimiento Evita. Hijos, Kolina, Carta Abierta, el Encuentro Nacional y
Popular, Frente Transversal, Nuevo Encuentro, la Corriente Nacional y Popular,
Socialistas, Comunistas, Peronismo Militante, Cabildo Abierto, la Unión de
Estudiantes Secundarios y variedad de centros de estudiantes secundarios y
universitarios. Las gigantografías de Rodolfo Walsh. Un grupo de la Juventud
Armenia repartiendo volantes a quienes pasaban, explicando que ellos, que eran
jóvenes, habían llegado al país porque sus abuelos fueron desterrados en otro
genocidio. Entre las banderas, también estuvo la Juventud Sindical, los jóvenes
de Facundo Moyano que el año pasado marcaron un corte simbólico con buena parte
de la historia del movimiento sindical.
Olé/Olé/Olé, se oía ya. El "A donde vayan los iremos a buscar/ Olé Olé Olé/
Olaaá Olée Olée Olée Olaá".
La cancha
La Tupac Amaru se convirtió en el cordón de escolta de la bandera que avanzaba
ya por la Avenida de Mayo. Alrededor, hacia adentro, otro grupo rodeaba todavía
más cerca la columna de las Madres. Entre ellos, agarrados de los brazos,
andaban Judhit Said, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, pero
también Adriana Taboada, de la Comisión Zona Norte de Campo de Mayo, y las caras
de los que suelen sentarse todos los días en las salas de audiencia sosteniendo
la escucha y el devenir de los juicios orales. Estela sostenía la bandera en una
punta. Taty Almeida en la otra. Nora Cortiñas iba detrás con un nieto. Haydeé
García Buela, Carmen Lapacó y detrás de los anteojos Aída Sarti contaba con su
cabeza de archivista la presencia de las que este año no están: "¿Viste qué
pocas vamos quedando?", dijo compartiendo la evidencia.
Sara estaba parada detrás de Fátima Cabrera, la viuda de Patricio Rice,
sobreviviente del Garage Azopardo, sorprendida también por tanta familia. "La
gente empieza a perder el miedo", decía. "Costó tanto la participación y es en
la medida que se avance con la Justicia que crece la democracia."
Un grupo de catequistas de Berazategui levantaban las banderas de los curas y de
los obispos que pelearon contra "la Iglesia que estaba aferrada al Poder y no al
Evangelio". Un pibe se deshacía los brazos sosteniendo con fuerza un globo
naranja gigante del Segundo Bicentenario desde donde armaron una bandera de
Memoria, Verdad y Justicia pero "Económica". Una piba se sacó fotos con un
muñeco rojo con una K. Una enorme cara de Néstor Kirchner inflable marcaba un
puente entre los días del funeral, la imagen enorme del Eternauta y las
concelebraciones del último estadio de Huracán donde ese mismo Néstor se mantuvo
erguido y bien inflado hasta el final.
Estela Carlotto se puso a hablar en el escenario. "Cuando decimos que fue un
golpe cívico-militar lo decimos porque sin el apoyo y participación de algunos
sectores de la sociedad civil no hubiese sido posible: el plan económico
instaurado, los detenidos-desaparecidos, los asesinados, los exiliados, los
bebés apropiados y los cientos de centros clandestinos de detención tortura y
extermino en todo el país." Habló de medios, de la Sociedad Rural. "Las
entidades patronales como la Sociedad Rural, que históricamente han impulsado
golpes de Estado para defender sus privilegios de clase, y aún hoy se siguen
oponiendo a una redistribución justa de la riqueza." Del Poder Judicial que
rechazó hábeas corpus. Mencionó a Luis Francisco Miret y a Alfredo Bisordi. "Son
los mismos jueces que criminalizan las pobreza y las protestas sociales de hoy y
mandan reprimir la movilización popular." La Justicia no depurada, los juicios a
las empresas, el poder económico: lo que queda.