Argentina, la
lucha continua....
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Tucumán. La masacre de Arancibia: A 35 años de la desaparición del defensor de la escuela pública
Diego Tomas
PRIMERA FUENTE
El 24 de marzo se cumplieron nada menos que 35 años del último golpe militar en
Argentina y de la noche que enmudeció a Tucumán, ya que uniformados de verde
masacraron con cientos de disparos a los hermanos Arancibia defensores de ideas
que no pudieron ser cercenadas. Francisco Isauro, de 49 años, levantaba la
bandera en defensa de la escuela pública acompañado de René Antonio. Sus
compañeros de lucha y familiares más directos recuerdan con dolor y nostalgias
aquellos momentos "indescriptibles".
Durante febrero de 1976 en todo el territorio nacional se hablaba de que en
cualquier momento asumirían al gobierno, por la fuerza los militares, pero se
desconocía cuales iban a ser sus metodologías para obligar a la sociedad a no
resistirla. El 22 y 23 de marzo de ese año varios referentes de la política
nacional y personalidades destacables recibían las últimas advertencias para
marcharse del país. Entre ellos el presidente de la Agremiación Tucumana de
Educadores provinciales (ATEP), Francisco Isauro Arancibia, quien decidió
quedarse y continuar con su lucha en defensa de sus valores ideológicos
trasmitiendo a sus compañeros docentes que se podía cambiar aún más la situación
socioeconómicas por la cual atravesaba la educación.
Durante los dos días previos al golpe militar el sindicalista fue protegido por
sus más allegados, evitando que permanezca en su habitación en la sede gremial
donde residía, ya que temían que lo peor llegara. Pero con un temperamento tan
firme decidió ir a dormir a su humilde espacio. Esa noche del 23 de marzo lo fue
a saludar su hermano René Antonio, también maestro y delegado gremial. Entre
charlas de amigos pasaron las horas y de pronto un operativo impresionante de
soldados llegó e irrumpió violentando todo lo que estaba a su paso, buscando
acallar para siempre al defensor de la escuela pública.
El 24 de marzo del 76, Tucumán sería una de las provincias más castigadas por
los azotes y el autoritarismo de la milicia verde. A la madrugada, entre las 1 y
las 3, varios automóviles rodearon el local de ATEP, que se encontraba ubicada
en la calle Congreso 259. Algunos hombres armados se bajaron de los vehículos y
abrieron fuego contra el sindicato. Las ráfagas de las ametralladoras asesinaron
a los Arancibia. Según testimonios, el cuarto donde dormía el maestro recibió
más de 100 disparos. Francisco fue cofundador de la Ctera y la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos.
Durante su trayectoria sindical, antes de ubicarse en el sindicato, Isauro se
alojaba en hoteles muy humildes para no gastar el dinero del gremio. Cuentan que
cuando se dirigía hacia Córdoba, a una reunión, una úlcera le hizo vomitar
sangre, y que estuvo detenido por averiguación de antecedentes meses en los
cuales ya se preparaba la llegada de un gobierno de facto. Pero los cien balazos
le quitaron la vida, mientras Domingo Bussi comandaba la provincia y el
periodista Joaquín Morales Solá firmaba su apunte de bienvenida al General.
Con mucho dolor y nostalgia una de sus hermanas, también actualmente profesora,
Gladis Arancibia, recordó a sus hermanos contando a primerafuente que dejaron
ejemplos no solamente en su familia sino en el mundo dirigencial ya que esos
valores de no claudicar y de conseguir cosas para otros sin algo a cambio era
característico de la humildad como persona de bien. "Isauro se preocupaba desde
las cosas más singulares de la vida misma. No conformó una familia y se casó con
el gremio, le dedicaba toda sus horas a la docencia", cuenta Gladis frenando sus
emociones.
Isauro nació en Monteros, el 25 de marzo de 1926. Se crió con sus diez hermanos,
todos docentes. Realizó sus estudios en las Escuela Normal de Monteros, donde
culminó sus estudios secundarios recibiendo el título de "Maestro Normal
Nacional". También le restaban varias asignaturas para recibirse de ingeniero
civil, pero su rumbo lo destinó a la docencia gremial. Fue maestro rural por
varios años. Luego se desempeñó como maestro de grado de la escuela primaria
nocturna Ciudadela, en San miguel de Tucumán y accedió a la presidencia de ATEP,
después de una destacada actuación como delegado escolar.
"La escuela no es una isla y, por el contrario se desenvuelve en el corazón
mismo de las realidades sociales y económicas. Los maestros integramos esa
realidad y somos también responsables de su transformación. Tal vez seamos mas
responsables que otros sectores, por cuanto los elementos culturales que
manejamos nos obligan a ser protagonistas conscientes y orientadores honestos
dentro de la vida social", dijo Isauro en una de sus debates cuando integraba la
comisión que luego se consolidaría en la flamante Confederación de Trabajadores
de la Educación de la República Argentina (Ctera).
Por su parte, una de sus compañeras de lucha de esos años estremecedores fue
Aurora Teresa Racedo de Silberstein, quien se desempeñaba como vocal de la
institución docente. "Isauro no solamente era referente de los docentes ya que
desde distintos sectores de otra organizaciones y de los mismos gobiernos le
tenían un respeto único" dijo Aurora recordando que era un defensor de la
educación y que renegaba demasiado por cambiar la manera de pensar de la misma
sociedad que temía a lo desconocido, "en esos tiempos era más difícil trabajar,
pues Isauro lo mismo peleaba contra marea".
El 12 de junio de 1958, Isauro asumía como titular de ATEP y puntualizaba
"mantendremos una norma de conducta para llegar a cristalizar los ideales que
nos sustentan. Estamos cargados de ideales, y que ustedes sean agentes de la
reivindicación del magisterio, cuya misión está abandonada y desconocida por el
pueblo. Pues esta función es grande, nosotros lucharemos por eso", expresó
dirigiéndose a los docentes.
Un luchador de siempre
Durante su carrera gremial, los docentes modificaron la legislación y el Consejo
de Educación y los organismos colegiados como la Junta de Clasificación que se
constituyó con la representación directa del magisterio. Se inició la
publicación del periódico "ATEP en Marcha". La creación del estatuto docente,
mejoras salariales, régimen de licencias, bonificaciones por zonas de ubicación
y antigüedad.
Fue junto a otros educadores de la región y del país forjador de las
organizaciones confedérales como la Confederación General de Educadores de de la
República Argentina (Cgera), que nucleaba a las organizaciones sindicales del
norte. Luego formaron el Acuerdo de Nucleamientos Docentes, en 1970. Después en
1973 se constituye la Confederación General de Trabajadores Educadores de la
República Argentina (Ctera).
Impulsó la Caja de Previsión por Fallecimiento que aún cubre a los asociados. La
construcción de las hosterías ubicadas en Tafí del Valle y San Pedro de Colalao.
Además consolidó la creación de un barrio de 90 viviendas. La biblioteca que
funcionaba en la misma sede gremial consultada por maestros y alumnos.